Diferencia entre revisiones de «Mambises»

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== La guardia del campamento==  
 
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Los centinelas eran situados en lugares estratégicos, escondidos entre el follaje y entre los [[árboles]]. Las postas detenían a cualquiera que se acercase con el grito de ¡Alto, quién va? y,  al contestársele pedían que se acercaran para reconocerlo. Entre los mambises la respuesta a la voz de alto era ¡[[Cuba]]! o ¡Cuba libre! Los guardias se relevaban cada una, dos o cuatro horas, según el orden interior de la tropa. Los centinelas relevados iban a descansar cerca de los oficiales y junto a los retenes, que estaban listos para reforzar las postas o para prestar servicios imprevistos. Después del toque de silencio, algunos oficiales y clases permanecían despiertos, turnándose durante toda la madrugada para asegurar que no se hiciera ruido y cuidar los pertrechos y el equipo de sus unidades. Esta guardia era la llamada -imaginaria-. El campamento mambí dormía con un [[ojo]] cerrado  y otro abierto.  
 
Los centinelas eran situados en lugares estratégicos, escondidos entre el follaje y entre los [[árboles]]. Las postas detenían a cualquiera que se acercase con el grito de ¡Alto, quién va? y,  al contestársele pedían que se acercaran para reconocerlo. Entre los mambises la respuesta a la voz de alto era ¡[[Cuba]]! o ¡Cuba libre! Los guardias se relevaban cada una, dos o cuatro horas, según el orden interior de la tropa. Los centinelas relevados iban a descansar cerca de los oficiales y junto a los retenes, que estaban listos para reforzar las postas o para prestar servicios imprevistos. Después del toque de silencio, algunos oficiales y clases permanecían despiertos, turnándose durante toda la madrugada para asegurar que no se hiciera ruido y cuidar los pertrechos y el equipo de sus unidades. Esta guardia era la llamada -imaginaria-. El campamento mambí dormía con un [[ojo]] cerrado  y otro abierto.  
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Cada uno de los oficiales, pasado cierto tiempo, era designado, durante 24 horas, como oficial del [[día]], o jefe del día. El oficial del día recibía la guardia al amanecer y era responsable de las postas y del orden interior del campamento hasta el día siguiente. Él aseguraba que se enterraran los desperdicios, se pasara la lista, se hiciera silencio después del toque de corneta, etc. También tenía a su cargo el orden y la disciplina en las marchas. En su trabajo era auxiliado por clases que recorrían las postas y lo informaban de todo lo que ocurría. Donde y como podía, anotaba con cuidado los sucesos del campamento y los informes de la guardia.
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==El clarín de órdenes==
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Para transmitir las órdenes a la tropa, los jefes contaban con un [[corneta]] de órdenes o [[clarín]]. El corneta estaba junto a ellos en todo momento, indicando con sus toques todos los movimientos a realizar. El corneta anunciaba: diana, retreta, las formaciones y llamadas en los campamentos, doblar a la izquierda o a la derecha en las marchas, fuego… Un buen corneta de órdenes se aprendía los toques del enemigo y podía facilitar  a sus jefes una pequeña ventaja de tiempo en el combate, al avisarlos de los movimientos que la tropa enemiga se proponía realizar, etc. Al encontrarse muy cerca del enemigo, el corneta, si era necesario, tacaba su instrumento a la  sordina, esto es, atenuando el sonido con una especie de tapón o simplemente un trozo de tela o su [[sombrero]]. De esta forma la orden era escuchada sólo por sus compañeros.
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==El uniforme==
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El [[Ejército Libertador]] no tenía trajes uniformes. Cada soldado u oficial vestía como le era posible. El mambí estaba complacido si tenía un [[fusil]], un [[machete]] y un sombrero. La gran mayoría de los combatientes andaban con la ropa desbaratada por el uso diario. Los oficiales vestían mucho mejor, entendiéndose el –mejor-, por ejemplo, un muda de tela de [[Rusia]], que era una especie de [[mezclilla]], o [[dril]]. En una pequeña escuadra podían mezclarse  camisetas de distintos colores, diferentes pantalones, camisas, filipinas, guayaberas, chalecos, mantas, capotes, jergones, capas de hule, [[yaguas]], etc. Los mejor equipados podían llevar polainas de [[cuero]] o de [[lona]]. El calzado bajaba de calidad desde la [[bota]] hasta la alpargata y las llamadas cutaras de yagua.
  
  

Revisión del 14:22 12 ago 2011

Mambises cubanos
Información sobre la plantilla
Mambises cubanos.jpg

Mambises. Así se les llamó a los cubanos que lucharon por la libertad de Cuba y sí fue así como pelearon. Dicen que el enemigo temblaba cuando oía Al Ataque. Cuando Antonio Maceo optaba por medidas más drásticas y a su trompeta se le escuchaba tocar Al Degüello, las lágrimas brotaban.

El campamento mambí

Los exploradores seleccionaban el lugar donde iba a ser levantado el campamento, a conveniencia de los planes de la Jefatura. El lugar ideal para acampar estaba cerca de alguna fuente de agua, en un área intrincada y fácil de defender en caso de ataque. El campamento se hacía los más desplegado posible, para dar la impresión al enemigo que observara las fogatas de que se trataba de una fuerza mayor de la que en realidad era.

La guardia del campamento

Los centinelas eran situados en lugares estratégicos, escondidos entre el follaje y entre los árboles. Las postas detenían a cualquiera que se acercase con el grito de ¡Alto, quién va? y, al contestársele pedían que se acercaran para reconocerlo. Entre los mambises la respuesta a la voz de alto era ¡Cuba! o ¡Cuba libre! Los guardias se relevaban cada una, dos o cuatro horas, según el orden interior de la tropa. Los centinelas relevados iban a descansar cerca de los oficiales y junto a los retenes, que estaban listos para reforzar las postas o para prestar servicios imprevistos. Después del toque de silencio, algunos oficiales y clases permanecían despiertos, turnándose durante toda la madrugada para asegurar que no se hiciera ruido y cuidar los pertrechos y el equipo de sus unidades. Esta guardia era la llamada -imaginaria-. El campamento mambí dormía con un ojo cerrado y otro abierto.


El oficial del día

Cada uno de los oficiales, pasado cierto tiempo, era designado, durante 24 horas, como oficial del día, o jefe del día. El oficial del día recibía la guardia al amanecer y era responsable de las postas y del orden interior del campamento hasta el día siguiente. Él aseguraba que se enterraran los desperdicios, se pasara la lista, se hiciera silencio después del toque de corneta, etc. También tenía a su cargo el orden y la disciplina en las marchas. En su trabajo era auxiliado por clases que recorrían las postas y lo informaban de todo lo que ocurría. Donde y como podía, anotaba con cuidado los sucesos del campamento y los informes de la guardia.

El clarín de órdenes

Para transmitir las órdenes a la tropa, los jefes contaban con un corneta de órdenes o clarín. El corneta estaba junto a ellos en todo momento, indicando con sus toques todos los movimientos a realizar. El corneta anunciaba: diana, retreta, las formaciones y llamadas en los campamentos, doblar a la izquierda o a la derecha en las marchas, fuego… Un buen corneta de órdenes se aprendía los toques del enemigo y podía facilitar a sus jefes una pequeña ventaja de tiempo en el combate, al avisarlos de los movimientos que la tropa enemiga se proponía realizar, etc. Al encontrarse muy cerca del enemigo, el corneta, si era necesario, tacaba su instrumento a la sordina, esto es, atenuando el sonido con una especie de tapón o simplemente un trozo de tela o su sombrero. De esta forma la orden era escuchada sólo por sus compañeros.

El uniforme

El Ejército Libertador no tenía trajes uniformes. Cada soldado u oficial vestía como le era posible. El mambí estaba complacido si tenía un fusil, un machete y un sombrero. La gran mayoría de los combatientes andaban con la ropa desbaratada por el uso diario. Los oficiales vestían mucho mejor, entendiéndose el –mejor-, por ejemplo, un muda de tela de Rusia, que era una especie de mezclilla, o dril. En una pequeña escuadra podían mezclarse camisetas de distintos colores, diferentes pantalones, camisas, filipinas, guayaberas, chalecos, mantas, capotes, jergones, capas de hule, yaguas, etc. Los mejor equipados podían llevar polainas de cuero o de lona. El calzado bajaba de calidad desde la bota hasta la alpargata y las llamadas cutaras de yagua.


Fuentes

Padrón, Juan. El libro del mambí