Invaginación Intestinal

Invaginación ntestinal
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Concepto:enfermedad intestinal

La invaginación intestinal. Se produce cuando una porción del intestino se introduce o se cuela en el interior de la porción adyacente, como si se tratara del segmento de un telescopio. Cuando ocurre esto, se produce una obstrucción intestinal y las paredes intestinales que están en contacto presionan una contra otra. Esto, a su vez, cursa con hinchazón, inflamación y disminución de la irrigación sanguínea en los segmentos intestinales afectados.

Tiempo en que se produce

Esta oclusión intestinal se da en la primera infancia y en los pequeños de 3 meses a 2 años. Es muy rara antes y después de este período.

En general se da en niños sanos sin que se pueda demostrar causa alguna. Se han especulado muchos diagnósticos etimológicos (cuadros virales, enfermedades intestinales, o generales con repercusión intestinal) pero ninguno que pueda hacer que se prevenga esta enfermedad.

La mayor parte de las invaginaciones no estrangulan el intestino (cortar la circulación sanguínea) en las primeras 24 hs. A continuación pueden infartar el intestino llevándolo a la gangrena y por consiguiente al shock del niño. Por este motivo la gravedad del cuadro clínico.


Síntomas

Los niños con invaginación intestinal tienen fuertes dolores abdominales, que suelen empezar tan súbitamente que provocan llantos intensos y angustiosos y llevan al niño a encoger las rodillas sobre el pecho. El dolor suele ser intermitente, pero es recurrente y va en aumento. Cuando disminuye el dolor, un niño con invaginación intestinal puede dejar de llorar y parecer que está bien.

Otros síntomas frecuentes de invaginación intestinal incluyen

  • abdomen hinchado o distendido
  • heces mezcladas con sangre y mucosidades, a veces descritas como “jalea de grosella” (el 60% de los lactantes con invaginación intestinal tienen este tipo de deposiciones)
  • vómitos
  • vómitos de bilis, un líquido amargo segregado por el hígado que suele ser de color entre dorado-amarronado y verdoso
  • somnolencia o amodorramiento
  • respiración superficial
  • ruidos roncos al respirar (similares a los gruñidos)

Conforme vaya progresando la enfermedad, el niño se debilitará progresivamente y es posible que tenga fiebre e incluso un choque hipovolémico, cuyos síntomas incluyen: aletargamiento, taquicardia (aceleración de la frecuencia cardíaca), pulso débil, hipotensión y respiración rápida.

Diagnóstico

El diagnóstico se hace a través del relato clínico: un bebé por lo general de seis meses que comienza en forma brusca con dolor abdominal tan intenso que lo pone pálido y se confirma con una radiología simple y por el colon por enema. Este debe ser realizado por radiólogos expertos porque se podría romper el intestino. En muchos casos el colon por enema desinvagina al intestino siendo este el tratamiento. Siempre el procedimiento de desinvaginación se realiza con el cirujano al lado del paciente y con todos los medios dispuestos para una cirugía. Ya sea porque no se desinvagina o porque se puede producir una rotura del intestino.

En algunos pacientes suele repetirse, generando zonas de gangrena intestinal que luego se transforman en la causa de nuevas invaginaciones. Por este motivo cuando se presenta esta situación se opera extirpando la zona dañada

Tratamiento

El objetivo del tratamiento debe ser la reducción del segmento invaginado con la menor agresividad posible. Hasta hace unos años el tratamiento de elección era el enema con contraste de bario (servía también para el diagnóstico) pero actualmente se ha abandonado al ser sustituido por nuevas técnicas. De primera elección es el enema con suero salino y control de la reducción mediante ecografía que consigue la solución del problema entre el 85 y el 90% de los niños. Si la reducción no ha sido completa o esta técnica no está disponible se debe recurrir al enema de aire y control radioscópico del progreso del aire; de este modo el porcentaje de éxito se sitúa por encima del 95%.

Tratamiento Quirúrgico

Se reserva únicamente para aquellos niños en que fracasan las técnicas previas, aquellos otros en que su mal estado general no aconseje realizar las técnicas radiológicas comentadas (generalmente se asocia a cuadros prolongados e importante deterioro del estado general) y finalmente cuando se trata del 2º-3º episodio de invaginación. Generalmente estos niños se corresponden con aquellos que presentan alguna alteración anatómica que desencadena y predispone a las invaginaciones, y pueden requerir una resección intestinal como parte del tratamiento definitivo. Tras el tratamiento quirúrgico la recurrencia del proceso es inferior al 2%.

Complicaciones

Si no se trata, la invaginación intestinal puede provocar complicaciones graves. Estas complicaciones están directamente relacionadas con la cantidad de tiempo transcurrido entre el momento en que ocurre la invaginación y el momento en que se trata. La mayoría de los lactantes que se tratan durante las primeras 24 horas se recuperan completamente sin problemas. Si se pospone el tratamiento, aumenta el riesgo de complicaciones, que incluyen lesiones tisulares irreversibles, perforación intestinal, infección e, incluso, muerte.


Fuente

Portal sld


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Invaginación intestinal en pediatría

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