Con catorce años, Karl fue aceptado en la escuela católica de enseñanza secundaria de Paderborn. Ganó algunos premios antes de graduarse, y en 1834, siguiendo los deseos de su padre, ingresó en la Universidad de Bonn para estudiar comercio y finanzas. Sin embargo, estas materias no le interesaban y pasó la mayor parte del tiempo bebiendo, practicando esgrima y leyendo libros de matemáticas.
En
1839 fue aceptado en la
Academia de Teología y
Filosofía de Münster, donde encontró la inspiración matemática de manos de
Christof Guderman. Éste le introdujo en la teoría de las series de potencias, que más tarde serían la base de todo su trabajo. Su primer escrito importante, publicado en
1841, fue un ensayo sobre funciones elípticas.
E
n Durante los quince años siguientes se dedicó a dar clase en una escuela de enseñanza secundaria. En
1854 envió un trabajo sobre funciones abelianas a una publicación matemática de prestigio, y sorprendió a la comunidad matemática con su genio. Por este trabajo recibió el doctorado honorífico de la Universidad de Königsberg y en
1856 fue aceptado como profesor asociado en la Universidad de Berlín.
En
1842 Weierstrass fue maestro ayudante de matemática y física en el Pro-Gymnasium de Deutsch-Krone, Prusia Occidental. Por entonces fue ascendido al cargo de maestro ordinario. Además de las materias mencionadas, este extraordinario analista enseñaba alemán, geografía, y escritura a los niños que estaban a su cargo.
En
1848, teniendo 33 años, Weierstrass fue trasladado como maestro ordinario al Instituto de Braunsberg. Se trataba de un ascenso, pero no era mucho. La dirección del Instituto era desempeñada por un hombre excelente, que hizo cuanto pudo en favor de
Weierstrass aunque sólo tenía una remota idea de la capacidad intelectual en su colega. El Instituto se jactaba de poseer una pequeña biblioteca de libros cuidadosamente elegidos sobre Matemática y otras ciencias.
El oscuro rincón de
Deutsch-Krone tiene el honor de ser el lugar donde Weierstrass (en
1842 -
1843) dio por primera vez sus trabajos a la imprenta. Las escuelas alemanas publicaban algunas veces "programas" que contenían trabajos debidos a los miembros del cuerpo. Weierstrass contribuyó con un trabajo: "Observaciones sobre factoriales analíticas". No es necesario explicar lo que son; pero conviene señalar aquí que el tema de las factoriales era uno de los que causaban muchos inútiles dolores de cabeza a los más viejos analistas. Hasta que Weierstrass abordó los problemas relacionados con las factoriales, el nudo de la cuestión había pasado inadvertido.
Poco después, Weierstrass aplicó su método a los
sistemas de ecuaciones diferenciales que se presentan en el problema de los tres cuerpos, problema que, desde
Euler, se considera uno de los más difíciles. Matemáticamente, se reduce a resolver un sistema de nueve ecuaciones diferenciales simultáneas lineales o de segundo grado. Si existe una solución, ésta vendrá dada bajo forma de series infinitas, y la solución existe si estas series satisfacen las ecuaciones, y, además, son convergentes para ciertos valores de las variables. Weierstrass atacó el problema con todo rigor, haciéndolo progresar de manera notable. Posteriormente lo estudiaron: el francés Henri Poincaré en
1905, el finlandés Carlos Frithiof Sudmann en
1906, el español José María Plans en
1916, el colombiano Julio Garavito en
1918 y el peruano
Godofredo García en
1950.]]
Abrumado por las enormes responsabilidades de su nuevo cargo, sufrió una crisis nerviosa en
1861, que le apartó de las aulas dos años. A pesar de ello, en
1864 fue ascendido a profesor, cargo que ostentó el resto de su vida.
Al cumplir los setenta, Weierstrass recibió el homenaje de todo el mundo científico y a los ochenta y dos, pocos antes de morir, el 19 de febrero de 1897, la Universidad de Berlín celebró su jubileo con solemnidad excepcional.
Muerte
Murió en Berlín, Alemania el 19 de febrero de 1897.
Curiosidades
Aunque Weierstrass nunca se casó, no era un empedernido solterón que ponía pies en polvorosa cuando veía acercarse a una bella mujer.
Un matemático que no es también algo de poeta, nunca será un matemático completo.