Movimiento 26 de Julio (Central José Martí)
Plantilla:HechosMovimiento 26 – 7 en el central José Martí. El artículo Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el central José Martí, aborda el papel del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en este poblado en la última etapa de lucha por la liberación nacional. Hace referencia a la historia del central; Un revés convertido en bandera, presenta los testimonios, vivencias, de combatientes participantes y lo ocurrido después del Asalto al Moncada; Actividades desplegadas por las células del central durante 1956, el frente obrero en el central y las principales acciones de sabotaje de este período; La Huelga del 9 de abril, acciones concebidas en el plan general para apoyar la huelga; tareas más importantes emprendidas por el movimiento a finales de 1958 y la interrelación e influencia recíproca entre la lucha clandestina y la guerrillera. Introducción Ante el Golpe de estado del 10 de marzo de 1952, lo más aguerrido de la juventud y el Partido Ortodoxo dio un paso al frente y participó activamente en el Movimiento Revolucionario liderado por Fidel, retomando las mejores tradiciones patrióticas y radicalizando con un nuevo programa de lucha las más altas aspiraciones de los revolucionarios que le antecedieron.
En San Cristóbal el Movimiento llegó a contar, antes del 26 de julio de 1953, con 7 células y más de 40 combatientes, los que se mantuvieron en estrecho contacto con Fidel y se entrenaron militarmente. De las 17 células que a través de las fuentes orales y escritas pudieron reconstruirse; 2 existían en el Central San Cristóbal (hoy José Martí). Razones geográficas y carencias de armamento fueron factores que motivaron la no participación de los revolucionarios sancristobalenses en los hechos del 26 de julio de 1953 pero después del Moncada el grupo se mantuvo cohesionado y desarrollaron actividades con la cobertura de la ortodoxia, contribuyeron con su esfuerzo a encaminar la lucha popular por la amnistía de los presos políticos, restablecieron el contacto con la Dirección Nacional del movimiento revolucionario a través de José Suárez Blanco y Melba Hernández; fundaron en Julio de 1956 el Movimiento 26 – 7, crecieron numéricamente y se articularon, en cada período a la materialización de las acciones que se encomendaban, las que incluían la propaganda, cotización y recaudación de fondos. UN POCO DE HISTORIA DEL CENTRAL “JOSÉ MARTÍ”. Muy ligado a la penetración imperialista de las primeras décadas de la República Neocolonial está la historia del central San Cristóbal, (hoy José Martí) así como a los “altibajos” de la economía capitalista norteamericana y mundial. La fiebre azucarera desatada con el fin de la Primera Guerra Mundial, llevó a un grupo de capitalistas norteamericanos a fundar, en la ciudad de Nueva Cork la “San Cristóbal Sugar Company” en 1917, la cual adquirió más de mil caballerías de tierras a través del corredor de bienes, Arturo Matos, para el fomento de un central azucarero con ese nombre al sur del poblado de San Cristóbal en tierras del antiguo Hato Mayarí, abarcando posteriormente otros territorios aledaños como Puercas Gordas, El Salado, Santa Isabel, entre otros; en 1920 estaba listo para realizar sus primeras pruebas. Desalojos campesinos, accionar de su primer gremio, en 1920, desastre económico entre 1929 y 1933 que provocó un ejército de vagabundos en los campos, creación del primer sindicato, organizado, luchas por el diferencial azucarero, bajo el liderazgo de Jesús Menéndez, son todos hechos muy ligados a la historia del central desde su fundación, hasta el año 1952 en que el gobierno de facto implantado en Cuba por el dictador Fulgencio Batista, con el apoyo del imperialismo agravó la ya difícil situación económica – política y social del país sin excepción de lugar alguno. En el aspecto económico su falso plan de desarrollo no tuvo influencias en la estimulación de la economía de San Cristóbal, se mantuvo el abandono y el atraso, se amplió el latifundio del central, el cual sufrió la política azucarera aplicada por el régimen. Su producción disminuyó paulatinamente entre 1953 y 1955 comportándose:
Año Producción en sacos de 325 libras.
1953 185 000 1954 161 478 1955 147 424 En el aspecto social, la política del dictador agravó los males existentes. Al restringirse la producción azucarera, disminuyeron los días de zafra, con ello creció el “tiempo muerto”, flagelo que golpeaba a los obreros agrícolas e industriales del central San Cristóbal; el desempleo se agudiza y con el la miseria de las masas. El sindicato del central, el más combativo del territorio, había sido desarticulado por la ofensiva mujalista. Como parte de la represión existente el local del sindicato de los trabajadores del central fue allanado y en el registro efectuado encontraron propaganda contra el régimen. Fue acusado el secretario del sindicato Ángel González Pérez al que se le abrió la Causa Judicial número 164 de 1953, por tener propaganda “subversiva” contra los poderes del estado. En la proclama firmada por el Partido Comunista se incitaba a las masas obreras a combatir el gobierno por medio de actos subversivos. Otro ejemplo del desamparo de los obreros y la supresión de los derechos conquistados, fue el de la finca cañera “La Inesita”, donde el dueño Evaristo Rodríguez Collazo se negó a pagarle a los obreros de la colonia según lo dispuesto en decreto número 1212/47 que establecía el pago del jornal mínimo. Los obreros denunciaron los desmanes del propietario al sindicato del central del cual eran afiliados. A pesar de las gestiones del sindicato, los obreros como pago solo tuvieron el desempleo, al ser sustituidos por otros.
NACIMIENTO DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO A fines de Diciembre de 1952 después de la entrevista con Fidel en Prado 109 Ciudad de la Habana de los dirigentes de la Juventud Ortodoxa, Pedro Manuel Rodríguez de la Vega y Sergio González Valdés (de San Cristóbal), se fundó en el local de la Juventud Ortodoxa del pueblo (Maceo número 87, hoy Oficoda) con la presencia de 10 compañeros, la primera célula revolucionaria; con Felipe González Soler. Entre aquellos valerosos compañeros, había un obrero que asumió el Frente Obrero: Custodio Hernández Entre Enero y Julio de 1953, sobresalen la preparación militar y física para la lucha; el emotivo encuentro con Fidel en una fría noche de febrero de 1953 en la escogida envasadero de la calle Céspedes, de la familia González Soler (hoy Taller de los Taxis) y la fundación de 6 nuevas células en las que se denota, la fundada en el central San Cristóbal integradas por: Justino Pérez Rodríguez (Jefe) Dámaso Díaz Perdomo Luís Valdivia López Roberto de la Torre Custodio Hernández Manuel Rodríguez Fernández Humberto Núñez Crespo (Fallecido) Luís M. López Dama Gilberto Rodríguez (conocido por el grillo)
Esta célula fundada en enero de 1953 con los obreros del central, nucleada alrededor del movimiento que en toda [Cuba`]] se desencadenaba contra la dictadura, es prueba fehaciente de la toma de conciencia de la clase obrera y de su papel activo en la revolución que se gestaba. UN REVÉS CONVERTIDO EN BANDERA Después del revés táctico del Moncada el movimiento en San Cristóbal no se desarticuló, continuó unido alrededor de su coordinador Felipe González Soler; quien logró restablecer los contactos con la dirección nacional y desplegar diferentes actividades de propaganda y preparación política entre el 1953 y el 15 de mayo de 1955 En julio de 1955 ya el Movimiento Revolucionario 26 de julio se había reorganizado en San Cristóbal. La dirección se había mantenido intacta y activa. Como se produjo este hecho en el central ha dado su testimonio el combatiente de la lucha clandestina Dámaso Díaz Perdomo: …”Recibimos en el central la visita de Felipe González y Pedro M. Rodríguez, nos reunimos en una guardarraya cercana. Los compañeros de la dirección del movimiento nos explicaron la continuidad de la lucha, la reorganización de las células y los objetivos inmediatos. En esa reunión estuvieron presentes todos los de la anterior célula menos Valdivia que se había mudado para Pinar del Río. Fue en el año 1955, al frente quedó Justino Pérez* y ya teníamos nombre: 26 – 7". Traicionó después de la Revolución. Actividades desplegadas por las células del central en esta etapa hasta Diciembre de 1956: La propaganda en contra del régimen, a través de proclamas letreros en lugares públicos, venta de bonos para la recaudación de fondos; a fines de 1956 junto a otras acciones desplegadas por los combatientes del M – 26 – 7 en la zona urbana de San Cristóbal, en Mango Jobo y Santa Cruz de los Pinos; los compañeros del central orientados por Justino Pérez, dimos candela a cortes de caña desde el batey hasta Borrego; el objetivo de esta acción era sabotear la zafra azucarera. La realizaron Dámaso Díaz y Roberto de la Torre, utilizando fósforo vivo. Desde que se reestructuró el movimiento 26 – 7 en julio de 1955 el Frente Obrero de la Dirección Municipal fue ocupado por Justino Pérez Rodríguez, por representar el centro laboral con mayor cantidad de obreros. Es de destacar la fundación de otra célula dirigido por Lino García Fanticielles integrada por Cirilo Pérez, Santos García Fontiella y Miguel Ferro. En el periodo 1957 hasta los preparativos de la Huelga de abril de 1958, el Frente Obrero del 26 -7 con Justino al frente, logró captar en el central y en las colonias cañeras aledañas un grupo de colaboradores y simpatizantes, además unos 20 miembros activos; todos ayudaban a la venta de bonos y distribución de propaganda tanto en el batey como dentro del central. Producto de la recaudación obtenida cuenta el jefe de célula Lino García: “Los miembros de mi célula y yo vendimos muchos bonos, incluso de $5.00. El dinero recaudado lo traía a San Cristóbal y lo entregaba al financiero del movimiento: Cirilo González Soler (conocido por Piti)”.
El frente obrero en el central La defensa de los derechos de los trabajadores frente a la administración: Para el cumplimiento de esta misión, fue asignado un miembro del M 26 de julio, quien había sido un viejo luchador sindical, desplazado de esta en el movimiento obrero por las maniobras de la CTK mujalista: César Gerardo Áreas quien trabajaba en el almacén de azúcar y cumplió en el movimiento esta importante tarea: debía velar por estos derechos y convocar a la huelga, si las exigencias no eran oídas, velar porque los patronos no violaran el escalafón establecido, además defenderlos para impedir maltratos y humillaciones. Esta defensa continuada a los trabajadores e incitación a huelga le costó a César Gerardo prisión en 1956 y 1957 durante varios días. En Mayo de 1957, después del contacto de Orlando Nadarse con la dirección del 26 - 7 de San Cristóbal, Justino Pérez recibió la orientación de fortalecer las células del movimiento en el central y prepararse para una huelga general, para ello designó al dirigente obrero y miembro activo del 26 – 7 José Martínez Blanco, conocido por Jiménez, quien junto a Juan García y el propio Justino se dieron a la tarea de fundar subcélulas con los obreros agrícolas de las colonias cañeras de Piedras, Loma Colorada, El Completo y Santa Isabel. Estas subcélulas integradas por dos o tres compañeros, tenían como jefe a José Martínez, fortalecieron el accionar revolucionario en el proletariado agrícola, a la vez que se intensificó la quema de cañaverales y el apoyo en general a la lucha clandestina. Actuaron de enlaces, entre la dirección del movimiento y las células del central los compañeros Gerson García Valdés y José Martínez Blanco. Gerson llevó en reiteradas ocasiones, velas, fósforo vivo para sabotajes, paquetes de bonos y propaganda clandestina, las que entregaba a Lino García, Sabino Cordero y a Justino Pérez. Acciones de sabotaje de este período se destacan: • Sabotaje al tendido eléctrico que iba de San Cristóbal hacia el batey del central, en los primeros meses de 1957, por Lino García y Gerson García, lanzaron una cadena, se produjo una explosión y lograron el propósito. En los días siguientes hicieron prisioneros a varios sospechosos pero no a los autores del hecho. • Otros cañaverales que ardieron en el primer semestre de 1957 en la zona del central San Cristóbal y Río Hondo, fueron provocados por la célula de Justino Pérez, destacándose la participación de Miguel Ferro y Sabino Cordero. • Otros cañaverales que ardieron en este semestre; en Mayarí provocado por Roberto Milián y Elpidio Caraza, y en la carretera de La Muralla, realizado el sabotaje por Ezequiel Rodríguez, miembros del Frente Campesino. Puede afirmarse, que durante el año 1957, como resultado del trabajo político con los obreros y la unidad ideológica y de acción de los dirigentes del Movimiento obrero y del [[26 de Julio; se logró en el central San Cristóbal, principal enclave proletario del municipio, una imbricación de ambos movimientos con el mismo fin: la derrota de la tiranía. La Huelga del 9 de abril La huelga general revolucionaria fue concebida por el Movimiento Revolucionario 26 – 7 en la clandestinidad como método de lucha de las masas para poner fin a la tiranía y acelerar el triunfo revolucionario. La Dirección Nacional del 26 – 7 y el Frente Obrero Nacional (FON) prepararon esta acción, para el mes de abril de 1958 sobrevalorando la situación real existente dado el empuje del Ejército Rebelde en La Sierra Maestra, la apertura de nuevos frentes de combate a partir del 1° de marzo de 1958, entendieron que ya existían condiciones para el triunfo. Siguiendo las instrucciones de Rogelio Pairet y después de una nutrida reunión en los altos de la mueblería “Santos Y Hermanos” a fines de marzo de 1958 donde se trazó el plan para el desarrollo de una huelga general, apoyada en acciones armadas; para ello se creó un estado mayor de la huelga compuesta por Guillermo Castillo (coordinador municipal del 26 de Julio), Francisco Santos Vigoa (Frente de Acción), Cirilo González Manso (finanzas), Evelio de Armas (jefe de la resistencia cívica) y Justino Pérez (Frente Obrero). En el plan general se concibieron las siguientes acciones: • Toma de la Estación de Policía, situada a la salida oeste del pueblo. • Toma de azoteas de edificios públicos y algunos comercios, tales como: Hotel Soberón, tienda “Casa Pepe”, garaje “El Águila”, etc. Allí serían ubicados francotiradores para mantener la calle despejada de la guardia rural. • Quema de cañaverales. • Sabotaje al tendido eléctrico. • Sabotaje y paralización del central San Cristóbal. • Cierre de comercios. Como tareas de aseguramiento al plan general se adaptaron los siguientes: • Confección de cócteles molotov. • Recopilación de armas. • Intensificación en la recaudación de fondos. • Confección de banderas y brazaletes del 26. • Compra de fusiles calibre 22. • La Resistencia Cívica debía ir preparando a los comerciantes y sus trabajadores para la huelga con una labor de concientización, además previó dar lugares de primeros auxilios para posibles heridos, uno dirigido por el doctor José Labarta y otro por el doctor. Pedro Sánchez (ambos en sus respectivas consultas privadas).
Acciones previstas por Justino Pérez, Cesar Gerardo Jiménez y otros de su célula en el Central:
• Realizar un sabotaje al molino para paralizar el central, ello fue recomendado a Sabino Cordero. • En el laboratorio se previó romper tres instrumentos. • En el almacén de azúcar, Cesar Gerardo, debía picar los cables y desconectar la corriente para parar las esteras, también debía cerrar las tuberías a vapor. • Se le dio la orden a José Soca de desviar el camión tanque de gasolina hacia los campos de caña y quemarlos. En sentido general el plan de acción de apoyo a la huelga general revolucionaria de abril de 1958 fue bien concebido y seguida su marcha en reuniones sistemáticas del estado mayor de la huelga, en las casas de Guillermo Castillo y Félix Santos, con el asesoramiento del compañero Humberto Piedra, dirigente provincial del 26 de Julio. El 8 de abril de 1958 fue detenido e interrogado en el cuartel de la guardia rural de San Cristóbal Isidro Moscú encontrándosele en el solar 99 cócteles molotov, 3 armas, brazaletes y una propaganda en tela; este individuo delato a otros compañeros; lo que provocó que se llegara a la cifra de 20 detenidos, entre ellos estaba el estado mayor de la huelga, jefe de la Resistencia Cívica una mujer (Delia Redondo) y el menor Elda Santos Soler; la mayoría fueron golpeados y torturados salvajemente y conducidos al siguiente día al vivac de Pinar del Río instruyéndose la causa judicial 487/58. En los registros efectuados en las viviendas de los revolucionarios presos se ocuparon armas, propagandas revolucionarias, brazaletes del 26 y banderas. En el recuento de las escasas acciones realizadas, dos miembros de las células de obreros azucareros regaron grampas en la carretera central en el tramo entre Candelaria y San Cristóbal; fueron los compañeros Gerson García, Sabino Cordero y Lino García. En la zona del central, el miembro del movimiento Dámaso Díaz, prendió fuego a un corte de caña, a pesar de que sabía que el resto de lo previsto por su célula en el interior del central no se había llevado a cabo. A pesar de estas y otras acciones de las células urbanas, puede valorarse como un gran revés para el movimiento revolucionario en San Cristóbal la huelga del 9 de abril; las detenciones del día 8, paralizaron todo el plan previsto y lo pusieron al descubierto, la mayoría de las armas y el material incendiario fueron recogidos por la guaria rural, las acciones previstas en el central no se ejecutaron lo que provocó la no incorporación de la clase obrera a la huelga lo que condujo al repliegue temporal del M-26-7 pero a su vez llevó a la tiranía a fortalecer sus cuerpos represivos, pues la jefatura fue entregada al sanguinario José Jacinto Menocal. En octubre de 1958 cuado se reestructura la dirección del M– 26–7, el jefe del Frente Obrero de la Dirección Municipal, fue ocupado por José Martínez Blanco, obrero del central, conocido por Jiménez. Tareas más importantes emprendidas por las células del M–26–7 del central a finales de 1958. • Incorporación de nuevos miembros (Manuel Castañet, Gilberto Rodríguez, entre otros).(ver anexo 1) • La incorporación de dos compañeros de esta célula a la guerrilla: Humberto Núñez Crespo y José M. López Dama • Recopilación de armas para los compañeros que iban a alzarse de sus células, las cuales fueron donadas por Manuel Castanet. • Al central San Cristóbal continuaron llevando la propaganda Isabel Mesa Y Gerson García; se encargaban de repartirla Lino García, Miguel Ferro, Juan García, Dámaso Díaz entre otros. • Rafael Martínez Blanco participó activamente en el traslado de compañeros hacia la guerrilla dirigida por el teniente Luís Valdivia y junto a este y a Lázaro Vega Ramos Coordinaron el plan para el ajusticiamiento de Menocal. • Justino Pérez pidió al dueño del central la cantidad de 1 000 pesos para el movimiento con el compromiso de pagarlo; el dinero fue entregado a la dirección del 26 - 7 por medio de Manuel Castañet. El último trimestre de 1958 no tuvo acciones significativas de las células de ninguno de los frentes; la represión era muy fuerte, las células obreras se dedicaron fundamentalmente a la venta de bonos, distribución de propaganda, apoyo a la guerrilla en alimentos, así como a las familias de los combatientes presos en Isla de Pinos. Muchos de sus integrantes constantemente caían presos, otros no podían dormir en sus casas por miedo a detenciones. Como hechos significativos se destaca, que después del Congreso Obrero celebrado en las Villas, se orientó constituir una sección sindical clandestina; ello fue cumplido, la misma tenía cinco miembros en su dirección, uno de ellos era César Gerardo Arias. La represión fue constante en los últimos meses de 1958. Rafael Martines Blanco sufrió registro de su casa durante 4 ocasiones; Dámaso Díaz Perdomo, Custodio Hernández y Justino Pérez fueron hechos prisioneros y conducidos al cuartel, acusados de complicidad con Humberto Núñez y José Maria López, miembros de esta célula que se habían incorporado a principios de noviembre a la guerrilla dirigida por Valdivia la cual era parte del Frente Guerrillero de Pinar del Rió. En la toma del cuartel de San Cristóbal el 2 de enero de 1959 junto a la guerrilla, los combatientes del 26 de Julio de las células urbanas se encontraban los de las células del central; ellos condujeron al resto de la clase obrera a la huelga general revolucionaria emprendida en apoyo a la consolidación del triunfo de la Revolución. Anexo 1 Relación de combatientes que integraban las células del 26 de Julio: Jefe de célula Lugar. Integrantes. Justino Pérez Rodríguez Central San Cristóbal César Gerardo Arias Dámaso Días Perdomo Custodio Hernández Humberto Núñez Crespo Gilberto Rodríguez Puro Díaz Ramos Roberto de la Torre José María López Dama Manuel Castañet Juan García Sabino Cordero Santiago Rodríguez José Díaz Sosa Miguel Martínez Lino García Fonticiella Central San Cristóbal Cirilo Pérez Alfredo Ledesma Miguel Ferro Santos García Fonticiella
Traicionaron posteriormente de la revolución. Bibliografía. • Santos Castillo, Miriam. Investigación sobre la lucha revolucionaria del Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina en San Cristóbal. Archivo de Historia de PCC Municipal de San Cristóbal. • Testimonios de los combatientes del 26-7 de San Cristóbal:
Gerardo Arias Cesar
Manuel Castañet Rodríguez
Dámaso Díaz Perdomo
Lino García Fonticiella
Gerson García Valdez
Rafael Martínez Blanco