Prolapso genital

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Prolapso genital.
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Prolapso genital Existen varios tipos de prolapsos de ellos: el prolapso uterino es el descenso de la matriz por debajo de su situación anatómica. Se llama colpocele anterior o cistocele al descenso de la pared vaginal anterior y de la pared posterior de la vejiga. El rectocele o colpocele posterior es el descenso de la pared posterior de la vejiga y el prolapso de la pared anterior del recto. Se asocia el prolapso uterino con el cistocele y el rectocele. Enterocele o douglascele es el prolapso o descenso del fondo de saco de Douglas, constituye un saco herniario que contiene habitualmente intestino delgado y menos frecuente epiplón. Uretrocele o prolapso de la uretra, es el descenso de la uretra, acompañado de cistocele. Todos estos tipos de prolapso pueden asociarse al prolapso uterino.


Clasificación

Se pueden distinguir tres tipos de prolapsos uterinos: Grado I: El útero está descendido o prolapsado, pero el cuello no llega al introito. Grado II: El útero está prolapsado el cuello uterino llega al introito y puede asomar a través del mismo. Grado III: El útero está totalmente prolapsado, el fondo sobre pasa el introito vulvar. La elongación del cuello uterino asociada a un prolapso uterino es una entidad frecuente que se interpreta como un prolapso uterino grado III, cuando en realidad es un grado II con una elongación cervical.


Aparición de esta enfermedad

Esta enfermedad está casi siempre asociada con el parto traumático a pacientes con antecedentes de estreñimientos. El prolapso en la nulípara es poco frecuente; algunos trabajos en los cuales la mujer está obligada a realizar esfuerzos físicos, pueden ser señalados en la anamnesis, asociados casi siempre con la multiparidad.

Esta entidad aparece después de la menopausia. Después de los 70 años esta enfermedad constituye el 50 % de las indicaciones quirúrgicas ginecológicas. La fisiopatología del prolapso uterino está muy asociada con los ligamentos que sirven de sostén al útero. Los ligamentos uterosacros y los cardinales son los que realmente sostienen al útero. Los ligamentos redondos sólo sirven como elementos de orientación y mantienen al útero en condiciones fisiológicas, en anteversión, que el eje uterino nunca va a coincidir con el eje vaginal al producirse la relajación de los ligamentos uterosacros y cardinales, además de la elongación de los ligamentos redondos; todo estop hace que coincidan el eje uterino y el vaginal, de manera que la prensa abdominal, al actuar sobre el fondo del útero, hace que este descienda, pues coincidirán ambos ejes: el uterino con el vaginal, mecanismo de pistón que facilitaría el descenso uterino.

La fascia anterior o bupiocervical, al dañarse con la multiparidad o los partos traumáticos e instrumentados, explicarían la fisiopatología del cístocele y del uretrocele, esta fascia se extiende entre la pared anterior del recto y la pared posterior de la vagina; al relajarse la misma se produciría el rectocele. La relajación de los músculos elevadores del ano serían el denominador común en la génesis de estos prolapsos. El hipoestrinismo propio de la edad es un factor importante que se debe considerar como factor coadyuvante.

Cuadro clínico

La incontinencia urinaria al esfuerzo es el síntoma más frecuente, el dolor bajo vientre y una sensación de cuerpo extraño en los genitales externos, así como polaquiuria y disuria, son los síntomas que acompañan al prolapso uterino grados II y III, asociado con cístocele y uretrocele o ambos.


Constipación y tenesmo es el cuadro clínico del rectocele con frecuencia la paciente refiere que para defecar tiene que empujar o apretar con sus dedos la pared posterior del recto. Coitalgia y manchas sanguinolentas suelen acompañar al prolapso uterino grados II y III.

Diagnostico

La incompetencia perineal es fácil de ver, además del acortamiento de la distancia entre el ano y la horquilla y secuelas de desgarros antiguos. El esfuerzo, como toser o fugar, hace evidente el prolapso uterino así como el rectocistocele y el uretrocele; el enterocele o prolapso del Douglas a veces es difícil de diferenciar del rectocele.

Cuando la paciente ha estado mucho tiempo de reposo en cama o ha utilizado pesarios, es recomendable reconocerla de pie o tirar del cerviz con una pinza de garfio.

Diagnostico diferencial

Prácticamente, esta entidad no tiene diagnóstico diferencial, se cita en la literatura sólo con el quiste de Gardner en la pared anterior de la vagina.


Fuente