Benito Oliveros Abella
Benito Oliveros Abella
Pupo, como lo llamaban cariñosamente sus padres y amistades, nació en Nibujón, Baracoa, el día 12 de mayo de 1940. Hijo de Guillermo Oliveros Suárez y Josefa Abella Selva, naturales de Nibujón, Baracoa, Oriente, de origen campesino, su padre pequeño agricultor y la madre ama de casa, tenía éste matrimonio cinco hijos: Virtudes, Rigoberto, Martha, Benito y Eramis. Benito era el cuarto de los hijos.
Benito cursó hasta el quinto grado, en la Escuela del barrio de Nibujón, posteriormente fue internado en los Colegios Internacionales del Cristo, donde hizo el octavo grado y primer año de comercio, estando en esta escuela, se produce el golpe del 10 de Marzo por el tirano Batista, es repudiado por él y otros compañeros estudiantes.
En el 1957 se incorpora al Movimiento 26 de Julio y se traslada a Mayarí a realizar ventas de bonos para ayudar al Mov. 26-7. Al regreso deja la escuela y al llegar a Baracoa empieza a estudiar en casa de su tío Nicolás Bulté, el mismo le impartía clases de Inglés y Radiotelegrafía.
Benito era soltero, de carácter tranquilo y poco expresivo. Nicolás su tío al conocer de sus actividades dentro del Mov. 26-7 le dio a conocer a sus padres las actividades que realizaba “Pupo”, sus padres lo llevaron para su casa y le propusieron mandarlo al extranjero, a lo cuál Benito contestó: “No lo acepto bajo ninguna condición, porque jamás traicionaré a mi patria”.
Benito al encontrarse aislado del Mov. 26 -7 en Nibujón , se incorpora al Ejercito Rebelde bajo el mando del capitán Argeo Hernández, del Segundo Frente “Frank País”, comandada por Félix Pena Díaz.
Cayó “Pupo” heroicamente combatiendo a los esbirros de la tiranía batistiana, el 12 de Junio de 1958, en el Guamá a 5 kilómetros de la ciudad de Baracoa.
El día que cayó se encontraba muy agotado, enfermo, con fiebre, cuando lo sorprendieron los soldadps enemigos que iban a relevar la guardia del Aeropuerto de Sabanilla, estos pidiéron de inmediato refuerzos, retirándose los demás compañeros Pupo no púdo por estar tan agotado, cuando el sargento Tapia fue a capturarle, sacó el revólver, pero este no se disparó, quedando balaceado en ese momento.
Benito supo mantenerse hasta la hora de la muerte firme y decidido en su convicción de revolucionario.

