Porcelana Fría
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Porcelana Fría. Es una masa muy flexible y maleable que permite hacer prácticamente cualquier tipo de pieza. Su composición es a base de cola vinílica y fécula de maíz, además de otros componentes.
Características
Una de las características principales es que no necesita horneado y seca a temperatura ambiente, y al fraguar se reduce alrededor de un 20 o 30%, dependiendo de la humedad que contenga la masa.
Otro de los detalles a tener en cuenta es que los colores oscurecen uno o dos tonos cuando se seca. Antes de colorearla, hay que reconocer qué tipo de masa vamos a utilizar, pues hay masas que naturalmente tienen un color muy blanco y otras que tienen un color amarillento. En el primer caso es necesario teñir la masa con oleo, colorante vegetal o acrílico blancos, porque de no hacerlo, al secarse la masa, queda transparente. En el segundo caso, se puede teñir con los mismos elementos, o utilizar blanqueador de porcelana (mi preferencia es la marca Fleibor). La proporción adecuada para blanquear con blanqueador es 1 gota en un volumen de masa equivalente a una esfera nº4.
Ingredientes para elaboración
- 1 k. de fécula de maíz
- 500 grs. de cola vinílica
- 1 cda. de parafina
- 1 cda. de ácido cítrico
- 3 cdas. de vaselina líquida
- 1 cda. de benzoato de sodio
- 2 cdas. de glicerina
Historia
La porcelana es un producto cerámico tradicionalmente blanco, compacto, duro y translúcido. Desarrollado por los chinos en el siglo VII o VIII e históricamente muy apreciado en occidente, pasando un largo tiempo antes de que su modo de elaboración fuera reinventado en Europa.
La porcelana se obtiene a partir de una pasta muy elaborada compuesta por caolín, feldespato y cuarzo. El proceso de cocción se realiza en dos etapas. La primera corresponde a la obtención del bizcocho (850-900 °C) y la segunda corresponde al vidriado (a temperaturas que varían según el producto entre 1175 y 1450 °C). La porcelana se suele decorar en una tercera cocción tercer fuego con pigmentos que se obtienen a partir de óxidos metálicos calcinados.
El nombre de porcelana se debe a una confusión. La palabra porcelana viene del italiano porcella, nombre italiano del cauri, molusco, cuya concha es blanca y muy estimada y que en algunos lugares de Oriente se utilizaba como moneda. Cuando Marco Polo regresó de su viaje y escribió sus memorias, comentó sobre la belleza de la cerámica china y al mismo tiempo contó que sacaban muchas de estas conchas o porcelanas del mar. Como hasta el momento la fórmula seguía siendo un misterio, pensaron que tal vez esa cerámica estaba hecha con la concha nacarada del molusco llamado porcelana. Y con ese nombre se quedó.

