Artritis psoriásica

{{Nombre= Artritis psoriásica= Artristises.jpg |concepto= La psoriasis es una enfermedad de la piel que causa picazón o parches dolorosos de piel que se ha engrosado y enrojecido con escamas plateadas.}}

Característica

La artritis psoriásica (AP) es una artritis asociada con la psoriasis. Inicialmente se consideró una variante de la artritis reumatoide (AR), pero después se observó que la mayoría de los pacientes con AP eran seronegativos para el factor reumatoide (FR). Si bien la AP presenta en la mayoría de los pacientes un curso benigno, en algunos casos la artritis es grave, progresiva y da lugar a deformaciones importantes La AP es una enfermedad inflamatoria sistémica que presenta características clínicas tanto articulares como extraarticulares. El inicio de la artritis suele ser insidioso, pero también puede ser agudo. La AP presenta cinco patrones clínicos

1. Artritis de las articulaciones interfalángicas dístales (DIP)

2. Artritis destructiva (mutilante).

3. Poliartritis simétrica indistinguible de la AR.

4. Oligoartritis asimétrica.

5. Espondiloartritis

Factores genéticos

Tanto la psoriasis como la AP aparecen en agrupamientos familiares. La investigación en familias específicas ha de mostrado que los familiares de primer grado de los pacientes afectados por la AP tienen un riesgo mucho más elevado de contraer la enfermedad que la población general y los cónyuges. Los estudios realizados en gemelos con psoriasis también han demostrado que existe predisposición genética a la AP, con una tasa de concordancia más elevada en gemelos monocigóticos9 . El análisis del genoma ha demostrado la existencia de una asociación de la psoriasis con determinados locus en los cromosomas 17q, 4q y 6p. La prueba más convincente para la asociación está en el cromosoma 6p. Sin embargo, ninguno de los estudios de asociación en la psoriasis ha intentado identificar qué genes confieren susceptibilidad a la AP. No obstante, un estudio reciente ha conseguido identificar un locus para la AP en el cromosoma 16q. Desde un punto de vista clínico, la AP es una enfermedad heterogénea, por lo que es probable que exista una serie de genes diferentes con una penetrancia de baja a moderada que desempeñen un papel en la susceptibilidad. Uno de los aspectos de esta heterogeneidad es el denominado «efectoprogenitor», que consiste en la existencia de heterogeneidad en la asociación de la meiosis del padre y de la madre. Estudios recientes sobre la psoriasis y la AP han demostrado una expresión diferente de la enfermedad dependiendo del sexo del progenitor que la ha transmitido al paciente. Tanto para la psoriasis como para la AP, se ha detectado un exceso de transmisión por parte del padre

Diagnóstico

No existen criterios de clasificación o diagnósticos para la AP2. El diagnóstico de AP se hace cuando un paciente con psoriasis presenta características clínicas de artritis inflamatoria. Es más fácil cuando el paciente es negativo para el FR. Si el FR es positivo, el reumatólogo debe intentar descartarla posibilidad de que el paciente sufra una AR coexistente con psoriasis. Los pacientes con psoriasis que presentan sólo afectación de las articulaciones DIP plantean un dilema diagnóstico, ya que la psoriasis y la artrosis pueden coexistir. La presencia de signos inflamatorios y la apariencia radiológica pueden ayudar a establecer el diagnóstico correcto. Es más difícil hacer el diagnóstico de AP cuando no se sabe que el paciente tiene psoriasis. En estos casos, las características clínicas y radiológicas, incluyendo el patrón de la artritis, las articulaciones afectadas y su distribución, y la presencia de espóndilo artropatía, pueden facilitar el diagnóstico. Por todas estas razones, es muy importante realizar una anamnesis y exploración física detalladas, buscan-do lesiones psoriásicas ocultas, especialmente en las orejas, líneas del pelo, zona umbilical, surco anal y uñas.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento de la AP es controlar el proceso inflamatorio. Aunque no se ha demostrado que exista una correlación clara entre la afectación cutánea y la inflamación articular en todos los pacientes, deben tratarse simultáneamente tanto la piel como las articulaciones. El tratamiento inicial consiste en la administración de antinflamatorios no esteroideos (AINE) para la afectación articular y de medicamentos de uso tópico para la piel.

En los pacientes con artritis persistente, deben administrarse fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD). Si la afectación cutánea ha sido bien controlada con medicamentos de uso tópico, la afectación articular puede tratarse con una serie de fármacos de segunda línea o citotóxicos. Entre éstos se encuentran sales de oro, antimaláricos, penicilamina D y azatioprina.

En el caso de los pacientes con inflamación cutánea grave, debe considerarse la posibilidad de utilizar metotrexato (MTX) 87,88, derivados del ácido retinoico 89 o psoralenos más luz ultravioleta (PUVA)90,91. Se ha demostrado que estos tratamientos son eficaces para las manifestaciones clínicas, tanto cutáneas como articulares

Fuente

  • Colectivo de autores. Manual MERK. Pág 87