La Jiribilla
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Sumario
El Palacio del Segundo Cabo
La revista de cultura cubana La Jiribilla surge el 5 de mayo del año 2001. Su nombre lleva la herencia del ángel de ese escritor cubano y universal que fue José Lezama Lima: “fabulosa resistencia de la familia cubana. Arca de nuestra resistencia en el tiempo…”, en su opinión, el único ángel posible para los cubanos, porque contiene el dinamismo y la picardía que caracteriza al criollo —sobre todo a los niños— y es inquieto, intranquilo y vivaracho. Fiel a ese espíritu, la revista nace como un sitio web, orientado a satisfacer la necesidad de hacer valer, en Internet, la presencia de la cultura y política cubanas. Por ello, se dirige tanto a un público extranjero y nacional al que pretende sensibilizar y hacer partícipe de la realidad en la Isla, intentando un discurso comunicativo de acercamiento, polémico pero constructivo. Su accionar abre un camino en la manera de hacer y decir del periodismo digital cubano, tanto ilustrativa como informativamente, y le permite insertarse en el universo de sitios web de información alternativa y constituye un vínculo de contrainformación para intelectuales del mundo, que a través de la revista se nutren y publican sus opiniones, en contraste con los grandes medios globales de información. El primer número, dedicado al escritor Reinaldo Arenas, se materializó en la redacción del diario Juventud Rebelde, a manera de suplemento cultural, de la mano de un entusiasta grupo de periodistas y jóvenes intelectuales. Desde ese primer dossier se estableció como un rasgo esencial el estudiar y difundir la obra y los aportes de los creadores cubanos, dondequiera que residan y creen. Luego de este inicio en la redacción de Juventud Rebelde, La Jiribilla pasó a una pequeña oficina en el Instituto Cubano del Libro, sito en el Palacio del Segundo Cabo, en La Habana Vieja. Allí se define su estructura básica, que se mantiene hasta la actualidad: una publicación semanal, con un dossier temático cuya extensión varía de un número a otro y abarca los temas más variados de la cultura cubana, y un conjunto de secciones fijas. Las secciones fijas originales eran: artes plásticas (La Mirada, Galería), artes escénicas (En Proscenio), actualidad política (Notas al FascismoCorriente, Gran Zoo, Pueblo Mocho), tradición cultural e histórica (Memoria, Fuente Viva, Rebeldes.cu), al cuento, la poesía, el cine (La Butaca), la música (Aprende), costumbrismo (Crónica), literatura (El Libro, Letra y Solfa), deporte (Pío Tai), caricaturas y cocina. Desde un primer momento, en la mente de su equipo estuvo hacerla accesible al público cubano residente en la Isla, que, debido a las limitaciones en el acceso a internet propiciado por el bloqueo estadounidense, no podía acceder a la misma. Por ello, desde el mismo 2001, se concibió hacer una versión en papel de La Jiribilla digital, que circulase en el territorio nacional a través de la red de estanquillos. Sin embargo, por diversos motivos no fue posible lograrlo en ese momento, pero en cambio, se logró materializar lo que se dio en llamar: Cuadernos de La Jiribilla.
Objetivo
El objetivo de “La Jiribilla” es responder a las campañas que, teniendo por centro a la cultura, se hacen contra Cuba. Con el propósito de posicionar el punto de vista de los cubanos, la voz de los intelectuales y artistas en esa confrontación ideológica.
El estilo del sitio se insertó en la extensa tradición de revistas culturales de la Isla, y también, en el quehacer de sátira política que distinguió al periodismo. “La Jiribilla” abrió una ventana a esta Cuba otra para el lector de Internet. Invitaba a dudar, y por supuesto a pensar; no olvidemos que la Red suele estar invadida de mensajes de todo tipo.
El reto de la Jiribilla
“La Jiribilla” fue un reto, desde su creación, que permitió navegar por un mundo nuevo, apenas conocido para quienes venían de los soportes tradicionales. Desde entonces, ese ángel de la jiribilla, ‘’arca de nuestra resistencia en el tiempo’’, ha batallado por aportar luz allí donde se intenta opacar o silenciar la realidad de la cultura cubana.
Hoy, el colectivo de la revista está integrado por jóvenes periodistas, ingenieros, diseñadores, que por lo general empezaron a vincularse desde su etapa de estudiantes universitarios. Tras cada link, uno sigue encontrando las voces y los análisis de los más prestigiosos y comprometidos intelectuales de Cuba y el mundo.
Hacer “La Jiribilla” fue saltar de página en página, de capítulo en capítulo, de hipervínculo en hipervínculo a la manera en que fue creada originalmente por el autor o del modo que pueda parecerle al lector, pero intentando siempre develar esa mística que envolvió a quienes la concibieron y a quienes continúan en el día a día proponiendo temas o artículos, o fotos, o músicas, o videos que cuentan cómo se somos y cómo vivimos los cubanos.
10 años de La Jiribilla
Diez años después, continúa teniendo sentido la existencia de este sitio cultural que, además de difundir la obra de los creadores, se coloque en el centro de los debates sobre los asuntos cruciales del arte y la sociedad. Esos análisis no se reducen solo a Cuba, sino que abarcan a la izquierda y las posiciones progresistas del ser humano, y la posibilidad de construir alternativas contrahegemónicas.
En el presente año 2011 es el aniversario 10 de “La Jiribilla” para lo cual se convocó junto con La Ventana, portal informático de Casa de las Américas, a la segunda edición del Taller Internacional sobre el rol de los Medios digitales, a propósito de los cambios sociales que tienen lugar en América Latina.
Con el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau se convocó a un concurso de carteles sobre diversidad, y las obras premiadas se expondrán a propósito de la próxima edición del Salón de Arte Digital.
Además del sitio web, la publicación cuenta con una versión impresa: “La Jiribilla de papel”; desarrolla la línea de CD y DVD multimedia; ha publicado una serie de cuadernos junto con la Editorial Letras Cubanas; promueve encuentros con intelectuales y realiza acciones de extensión cultural que abarcan conciertos y exposiciones.