Cármina burana
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Cármina burana. Es una colección de poemas anónimos de los siglos XII y XIII, que se han conservado en un único códice encontrado en 1803 por Johann Christoph von Aretin en la abadía de Benediktbeuern, en Baviera; y que actualmente se conservan en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich.
El códice recoge un total de 300 poemas, escritos en su mayoría en latín, alemán y francés. En estos poemas se ensalza el placer por vivir y el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, siempre con una mirada crítica y satírica hacia los estamentos sociales y eclesiásticos de la época.
De esta colección, los humanistas J. A. Schmeller y M. Hoffmann formaron cinco grupos contrastantes de poesías: el triunfo de la fortuna, una escena de la primavera, unas danzas en el prado, una escena en la taberna y una conclusiva corte de amor. Carl Orff compuso con ellos una partitura que ha tenido por medio siglo un enorme éxito, tanto en forma de ballet como de coral sinfónico. Se traducen aquí rítmicamente todos los coros, que pueden también cantarse con precisión en español.
El origen de los Carmina Burana
Los Carmina Burana son un caso excepcional en la historia de la música. Se trata de 22 poesías líricas en latín familiar, salvo dos y media en alto alemán, y otra en latín entreverado de provenzal. Muchas de ellas son anónimas, y fueron encontradas durante el siglo XIX en el monasterio de Benediktbeuern por el investigador J. A. Schmeller. Contaban ya incluso con algunas melodías gregorianizantes que casi a nadie interesaban, cuando se apoderó de ellas el ingenio de Carl Orff en 1937.
Orff decidió seleccionar, con ayuda del musicólogo Michael Hoffmann, las 22 poesías mencionadas, y ponerles una música que cantaran masas de estudiantes y obreros y centenares de grupos infantiles. Para ello creó la partitura profana más rítmica y pegajosa que pueda imaginarse, pues llega a lo primitivo y salvaje, basada más en el ritmo y en la recitación que en la melodía, y construida a base de cuartas y quintas robustamente medievales. Usó también los modos eclesiales, pero sólo a causa de la distensión lírica inherente a las modalidades gregorianas; y las situó después de cada uno de los doce grandes coros que han inmortalizado a su cantata Carmina Burana.
El ciclo poético que dio origen a este monumento musical pertenece a la baja Edad Media, hacia el siglo XIII, cuando la lengua imperial había adquirido una enorme fluidez rítmica y fonética.
El éxito de esta colección fue fulminante. El terrible Führer adoptó algunos de esos coros como himnos del nazismo, si bien otros opinan que los propios coros de la "Fortuna" (Fortunae rota volvitur, "la rueda de la Fortuna da vueltas") ya pronosticaban la derrota del líder. Al caer Hitler, la gloria musical de Carl Orff quedó en entredicho. Pero un cuarto de siglo después de aquel 1945 en que Europa fue liberada, ya el olvido social reaccionaba ante el genocidio, y la memoria histórica comenzó a rescatar la belleza pura de los soberbios coros de Orff.
Hoy día, los Carmina Burana se representan en todas las formas posibles: en conciertos sinfónicos, en temporadas de ópera, en programas de ballet, en recitales de coros.2 Incluso fueron usados hasta en arreglos de rock por los Doors. En 2003, el grupo Diez pianos en concierto incluyó el coro "O Fortuna" en su repertorio instrumental.

