Portal:Panorama Mundial/RESUMEN SEMANAL/2020-01-19
Sumario
- 1 POLÍTICA
- 1.1 Asamblea Nacional de Venezuela renueva su directiva sin Juan Guaidó (Misión Verdad)
- 1.2 El 2019, el año de la movilización social en Latinoamérica (Crónicas para la paz)
- 1.3 ¿Quién es Arturo Murillo? (Página 12)
- 1.4 ¿Tres años más de Bolsonaro? (Rebelión)
- 1.5 Gran año para Trump: 70 mil niños migrantes detenidos, 5,748 citas falsas, 394 tiroteos masivos… (Por Esto!)
- 1.6 Trump: una guerra para la reelección (Insurgente)
- 1.7 Asesinato de Soleimani y la cultura del miedo de Trump (Rebelión)
- 1.8 El asesinato de Soleimani impulsa una guerra preventiva (Página 12)
- 1.9 Conflicto entre EEUU e Irán: ¿por qué ahora y cuál es el futuro escenario? (Russia Today)
- 1.10 Las relaciones China-UE se encuentran en nuevo punto de partida histórico, dice canciller chino (El País)
- 1.11 El antisemitismo como estrategia de ataque (Público)
- 2 ECONOMÍA
- 3 Revista Semanal
- 3.1 La porfía cubana“Estamos a las puertas del crecimiento económico / Entrevista con Nicolás Maduro” (I)
- 3.2 Honor y gloria al pueblo chileno
- 3.3 Empiezan los 20, ¿los “terribles 20”?
- 3.4 Cinco claves geopolíticas para pensar América Latina en 2020
- 3.5 ¿Qué se entiende por “financiarización de la naturaleza”?
- 3.6 Del Código Excalibur a las fuerzas antialienígenas de Trump
POLÍTICA
Asamblea Nacional de Venezuela renueva su directiva sin Juan Guaidó (Misión Verdad)
Venezuela inicia el año parlamentario correspondiente a este 2020 con la elección de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional (AN), la cual, aún permanece en desacato y desconocimiento frente a los demás poderes del Estado venezolano.
Sin embargo y pese a su status jurídico de nulidad de sus actos, los eventos alrededor de dicho parlamento no dejan de ser relevantes para la política venezolana. Este domingo 5 de enero se ha consolidado un quiebre significativo en su estructura mediante la elección de Luis Parra, quien formara parte del partido opositor Primero Justicia, como Presidente de esta instancia.
Franklin Duarte del partido socialcristiano Copei fue también juramentado como primer vicepresidente, seguido de José Gregorio Noriega, de Voluntad Popular, en la segunda vicepresidencia. Como Secretario del parlamento quedó Negal Morales del partido Acción Democrática.
Mediante esta elección, al menos en términos administrativos, concurre el fin de la gestión del Diputado Juan Guaidó, quien esperaba ser ratificado en el cargo y que a expensas de este, se autoproclamó “Presidente interino” de Venezuela en enero de 2019, convirtiéndose así en un factor clave para la consolidación de un gobierno paralelo, abiertamente apoyado por Estados Unidos y otros países alineados a Washington.
La elección de Luis Parra tampoco ha estado exenta de polémicas. Señalada su legitimidad desde varias direcciones, su elección es resultado de eventos que tuvieron lugar este 5 de enero, pero también por otros que tenían meses consumándose y que eran ampliamente conocidos en la vida política venezolana, uno de ellos, es la inocultable fractura entre partidos y figuras de la oposición venezolana, proceso que se aceleraría desde el ascenso de Guaidó.
El quórum parlamentario, las puertas del hemiciclo y la elección de Parra
Desde la madrugada de este domingo las puertas de la sede parlamentaria venezolana se encontraban custodiada por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), instancia encargada de brindar seguridad a dicha sede ante la probable eventualidad de hechos de conmoción.
Sin embargo, el acceso al hemiciclo fue restringido, mediante la aplicación de la GNB de los criterios de inhabilitación política dirigida contra varios funcionarios diputados opositores que en los últimos años han sido señalados por la Contraloría General de la República de estar incursos en actos de presunta corrupción y, también por instigar la injerencia externa en Venezuela, delito plenamente tipificado en la Constitución venezolana.
Para un evento tan significativo, como sería la elección de la directiva parlamentaria, se dispuso la aplicación de la inhabilitación contra algunos de estos diputados y la solicitud de credenciales a los parlamentarios asistentes.
Sin embargo, trascendieron palabras del diputado antichavista Williams Dávila, quien si entró al hemiciclo. El parlamentario apareció en un video afirmando que “solamente al diputado Calzadilla y al Diputado de Amazonas (Romel Guzamana) no los dejaron entrar, del resto todos hemos entrado. Están los respectivos suplentes de los Diputados… Tenemos todo bien precisado” indicó.
Entretanto, el diputado Juan Guaidó fue grabado en las afueras, pero dentro del área del hemiciclo, del otro lado del piquete de seguridad, sin entrar a la sesión parlamentaria. Según el Diputado Francisco Torrealba del Partido Socialista Unido de Venezuela, Guaidó se resistió a entrar a la sede para no instalar la sesión, “dada la falta de votos” para ser reelecto.
Según el diputado Luis Parra, 140 diputados estaban en la sede parlamentaria al producirse su elección y además declaró que 81 diputados aprobaron su nombramiento.
La composición política que dio forma a esta nueva directiva, tiene a diputados antichavistas, gran parte de ellos diputados suplentes, integrantes de los principales partidos de la oposición, así como a otros diputados opositores independientes y de pequeños partidos, los cuales se sublevaron contra Juan Guaidó y las cúpulas de sus organizaciones en los últimos meses.
Para hacer efectiva la elección de Parra, este también contó con los votos de los diputados chavistas. El señalamiento de los diputados chavistas para dar su voto a una directiva opositora, se basó en que este grupo de diputados “aunque son opositores, no están bajo el mando de Estados Unidos”, dijo Francisco Torrealba.
Durante la juramentación, Juan Guaidó protagonizó una escena que inmediatamente dio la vuelta al mundo. Se le vio vestido con un traje azul intentando trepar sobre un enrejado, luego de que saliera nuevamente a las afueras del área del hemiciclo para entrar, pero pasando sobre el piquete.
El ministro de Comunicación de Venezuela Jorge Rodríguez, ridiculizó el fallido salto de Guaidó y refirió como opositores como Stalin González primer vicepresidente saliente del parlamento y como otros conocidos diputados, entre ellos el expresidente de la AN Henry Ramos Allup, si entraron por la puerta.
Según Luis Parra “A Guaidó nadie le impidió entrar al hemiciclo de sesiones” y aseguró que la supuesta mayoría que apoyaría la reelección de Guaidó, gran parte de ellos “no hicieron acto de presencia en el hemiciclo” sino que permanecieron en sus afueras, lo cual deja claro de que el argumento del ingreso "no permitido", se trató de una farsa del saliente presidente del parlamento y algunos de sus diputados acólitos.
Sobre el mecanismo de elección ante la ausencia de Juan Guaidó, el Diputado Francisco Torrealba explicó: “hoy fuimos testigos de un hecho inusual, pero que era previsible. Guaidó no tenía los votos necesarios y por eso se negaba a instalar la sesión. Nosotros aplicamos en forma analógica lo que dice el Reglamento de Interior y Debates… Se votó por separado y resultó electo Luis Parra… Es la primera vez que en la oposición venezolana se evidencia la fractura que existe, y con esa fractura nosotros creemos que podemos hablar…” indicó.
La fractura profunda de la oposición venezolana como causa
La elección de Luis Parra profundiza y da un matiz exacto a la división entre los antichavistas, la cual puede considerarse profunda y transversal. Ya no se trata solo de las diferencias entre partidos, ahora les asaltan las disputas entre integrantes de los mismos partidos políticos, tal como puede definirse mediante los eventos que desembocaron en la elección de Luis Parra y a los diputados que le acompañan en la directiva. Fueron electos por integrantes de las principales toldas antichavistas, las cuales, en teoría, apoyaban a Guaidó.
El punto de inflexión que signó el surgimiento de esta fractura, es el propio ascenso de Guaidó, mediante auspicios estadounidenses y en pleno favor al partido Voluntad Popular en detrimento de las demás facciones. Dicho evento significó en 2019 el apresuramiento de presiones económicas contra Venezuela, el desgaste de la legitimidad opositora y al mismo tiempo, el flujo de ingentes cantidades de dinero estadounidense con destino a dichos dirigentes, dinero que desató una euforia corrupta que fue señalada por varios grupos dentro de la propia oposición venezolana.
Los sonados casos de corrupción de Guaidó y sus acólitos, sobre la “Ayuda Humanitaria”, sobre los bienes confiscados a la República en el extranjero con CITGO en primer orden y el conocido evento de destitución de Humberto Calderón Berti de su cargo de “Embajador” en Colombia, dieron pie a que se hicieran evidentes las rupturas profundas.
En simultáneo al desplazamiento de la oposición venezolana al extranjero, a la pérdida de legitimidad de Guaidó, al desgaste de otros cabecillas dirigentes, fue tomando cuerpo cada vez una disidencia opositora que ahora, conjuntamente con votos chavistas, han tomado la directiva del parlamento.
El Diputado José Brito, integrante de “la rebelión de los suplentes”, quien denunciara a Guaidó de corrupción y fuera proscrito de su partido por ello, declaró en la mañana del domingo 5 que "este año (2019) ha sido un fracaso para la AN como poder legislativo autónomo. Guaidó abandonó por completo la autoridad parlamentaria para consolidar una estructura de poder personal".
El chavismo, por su parte, aprovechó la diatriba votando por opositores, para también intentar políticamente desbloquear la falta de interlocución política y el encallo institucional en Venezuela, que se profundizó mediante la directiva de Guaidó, la cual se caracterizó por su gestión envalentonada y perturbadora, a causa de su posición subordinada a Washington.
Las reacciones y el callejón sin salida
El ascenso de esta nueva directiva parlamentaria pone en un callejón sin salida a la agenda de la Administración Trump para Venezuela, o al menos reviste una bifurcación de la política interna que será complicada de gestionar para los halcones de Washington.
Michael Kozak, Subsecretario Interino para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, condenó este domingo el nombramiento de Luis Parra como el nuevo presidente de la AN. A juicio del burócrata estadounidense “Juan Guaidó permanece como presidente interino de Venezuela bajo su constitución”, calificando la elección de Parra como una “farsa” que además “carece de quórum y no cumple con los estándares constitucionales mínimos”.
Entretanto el Senador estadounidense Marco Rubio, uno de los principales articuladores de la estrategia “Guaidó” para Venezuela indicó que “en Venezuela, el régimen de Maduro ha asaltado el edificio de la AN, impidiendo la entrada de Juan Guaidó y legisladores de la oposición para evitar que el voto de hoy reelegía a Guaidó como presidente”, publicó en Twitter.
El unísono de estos pronunciamientos, el Grupo de Lima emitió una declaración desestimando la elección de Parra y señalando el desconocimiento a la presencia parlamentaria en el hemiciclo este domingo, en una clara alineación con la burocracia estadounidense. Se espera también una posición similar desde la Unión Europea.
En efecto, para sectores específicos de la conjura contra Venezuela, el cese de la “era Guaidó” significaría un revés importante para el entramado de relaciones que se han tejido alrededor del Diputado como figura clave para el flujo de recursos e imposición de lobbys.
A finales de 2019 Namita Biggins vocera del Departamento de Estado estadounidense, ratificó la postura de la Administración Trump. “Lideramos el esfuerzo para la comunidad internacional y ahora hay más de 60 países que reconocen a Juan Guaidó como el presidente interino de Venezuela” indicó, agregando que durante 2019 “el gobierno de Estados Unidos ha dado más de 650 millones de dólares hacia la asistencia humanitaria, no solo dentro de Venezuela sino también para apoyar a 16 países vecinos”, dijo.
De allí que lo que se encuentra en discusión en Venezuela, no es exclusivamente la directiva del parlamento, sino el punto medular de una estrategia política de desplazamiento del chavismo y cúmulo de intereses sobre los cuestionados recursos que Estados Unidos ha destinado para Venezuela.
Guaidó se autojuramenta, nuevamente
La jornada del 5 de enero no terminó en el hemiciclo venezolano, de hecho se trasladó a la sede del diario antichavista venezolano El Nacional, adonde Juan Guaidó convocó una sesión donde terminó, nuevamente, autoproclamado Presidente del parlamento y por la investidura de ese cargo, en consecuencia, “Presidente interino de Venezuela”.
Fuera de la sede del parlamento, sin quórum y con la “presencia” de Diputados vía online, es decir, en plena contradicción con el Reglamento de interior y debates de la AN, Guaidó relanzó su nombre al cargo y se autoproclamó presidente del parlamento unicameral y de la presidencia venezolana, dejando nuevamente en incertidumbre los destinos institucionales del país, ahora, siendo también presidente paralelo del parlamento, un hecho que, tal como su “presidencia interina” írrita, no tiene precedentes en la vida política venezolana.
Este último evento parece indicar que la continuidad de la agenda de Trump para Venezuela mediante la presidencia artificial de Guaidó, se consolida como única estrategia pese a sus fallidos resultados durante el 2019.
El 2019, el año de la movilización social en Latinoamérica (Crónicas para la paz)
Fernando Alexis Jiménez*
El 2019 se constituyó en uno de los años más relevantes para la movilización social en Latinoamérica. Se extendió como una llama incontenible, despertando el león dormido de la inconformidad que por muchos años estuvo reprimida. Fue así como afloraron diferentes expresiones populares como los indígenas, dirigentes comunales, agrarios, estudiantes e, incluso, indiferentes, aquellos que por mucho tiempo se mostraron ajenos a la realidad social. Un año para recordar y el anticipo de lo que será el 2020 en las calles de diferentes países.
Un aspecto relativamente novedoso fue la utilización de las redes sociales que, sin ninguna barrera para tener un alcance ilimitado, convocó a los manifestantes en todas las naciones. Y digo que relativamente novedoso, porque su fuerza incontenible se hizo sentir en la primavera árabe.
Quienes vivimos la época de los ochenta, recordamos lo dispendioso que eran jornadas enteras pegando carteles, al amparo de la noche, para convocar marchas, y el riesgo que representaba salir a distribuir hojas volantes.
Aunque expresarse es un derecho inalienable de los pueblos, aquella fue una época de semi clandestinidad en la que más de un promotor de las protestas terminó en una estación de policía. Ahora las cosas son distintas. Basta una cuenta en WhatsApp, Facebook, Twitter o Instagram, utilizadas por muchos para subir mensajes triviales, para enviar desde allí un mensaje que convoca. Gratis, fácil, sencillo pero eficaz.
ECUADOR LOGRÓ REVERSAR CARGAS IMPOSITIVAS
Los brotes de inconformidad por las cargas impositivas anunciadas por el presidente Lenin Moreno, iniciaron en marzo del 2019, pero maduraron en octubre con protestas que aglutinaron millares de personas en Quito, Guayaquil y otras ciudades ecuatorianas. Obreros, estudiantes e indígenas se tomaron las calles y bloquearon carreteras esenciales en la geografía nacional. Ríos humanos pusieron a temblar al gobierno.
Y como había que encontrar un “chivo expiatorio”, el presidente culpó a Rafael Correa y a sus seguidores, desconociendo que la rabia contenida por la injusticia terminó convirtiéndose en el principal combustible de las marchas.
Pese a la presión del Fondo Monetario Internacional, el presidente Moreno debió reversar sus medidas. Dialogó cuando medió la muerte de un centenar de personas y más de 1 500 heridos, entre ellos, miembros de la fuerza pública. Personalmente creo que no fue una negociación exitosa, pero sirvió de precedente para frenar futuros desmanes en materia fiscal que pretenda liderar el gobierno.
EN CHILE NO CESA EL DESCONTENTO SOCIAL
Con el 2019 cerraron dos meses de protestas que amenazan con proseguir en Chile, porque la convulsión social no cesa pese a la aparente calma de la que hace gala el presidente, Sebastián Piñera, tras reversar medidas que alimentaron la inconformidad. Pese a ello, persiste el descontento social por la desigualdad que plantea el modelo económico del país.
La nación austral batió el récord con una participación de 1.5 millón de personas que se concentraron en Santiago, el 25 de octubre. Las protestas se han ido espaciando, pero persisten y se retomarán en enero, tal como lo anunciaron los organizadores, que no consideran una respuesta a sus necesidades el anuncio del presidente Piñera sobre el aumento salarial en hasta 350 mil pesos chilenos—cerca de 435 dólares–. Lo consideran un paliativo que no resuelve nada.
Latinoamérica ha retomado la protesta social como la vía para evitar medidas impositivas planteadas por los gobiernos de varios países a instancias del FMI.
UN GOLPE DE ESTADO LEGITIMADO POR LA DERECHA BOLIVIANA
La derecha boliviana aprovechó cierto grado de inconformidad por la reelección del presidente Evo Morales, que suele ocurrir en todo proceso electoral, y construyó un gigante en el imaginario de los latinoamericanos para orquestar una fuerte presión, de cara a la renuncia del mandatario. No fue una renuncia voluntaria sino la conclusión de una cadena de hechos que sentaron las bases de un golpe de Estado.
Lo que siguieron fueron movilizaciones populares que no compartieron la jugada de los sectores que se hicieron con el poder. Las protestas fueron reprimidas por la fuerza pública a instancia de la presidenta interina, Jeanine Añez, quien asumió el 12 de noviembre haciendo acopio de subterfugios constitucionales.
Pese a la aparente calma, lo más seguro es que sectores afectos a Evo Morales retomarán las movilizaciones, soporte para que vía electoral, se retome el poder por parte del Movimiento al Socialismo. También en Bolivia la protesta social ha sido protagónica.
UN PARO QUE NO TERMINA EN COLOMBIA
El Paro Nacional del 21 de noviembre, en Colombia, marcó una de las más grandes movilizaciones sociales en la historia nacional. Un hito sin precedentes que estuvo signado por la participación de todos los sectores. Obreros, estudiantes, campesinos, indígenas, dirigentes populares y—lo más importante—los indiferentes, se sumaron a la toma de las calles.
Diciembre con todo su esplendor de trivialidad, no logró apagar las protestas que se han multiplicado de múltiples formas: conciertos como el del 8 de diciembre en Bogotá y otras ciudades y el de Medellín. También la protesta se ha alimentado de plantones, cacerolazos, jornadas de antorchas y múltiples formas de decir que la inconformidad sigue latente.
De la mano con esta movilización sin precedentes, aumentó entre noviembre y diciembre, el asesinato de líderes sociales, así como las amenazas de muerte contra quienes se consideran baluartes en la organización de las protestas. La cantante folclórica Adriana Lucía, es una muestra de la intolerancia de las fuerzas oscuras que siguen haciendo presencia en la geografía colombiana. Los defensores de derechos humanos no han sido ajenos a este drama. En los últimos 30 días murieron 23 de ellos, a manos de sicarios.
Los organizadores de las movilizaciones a nivel nacional y en los territorios, anuncian que las jornadas proseguirán a mediados de enero.
Califican de demagógico el Diálogo Nacional emprendido por el presidente Iván Duque, el cual desconoce sistemáticamente el petitorio recogido por las diferentes expresiones sociales, que se consigna en 104 puntos específicos. El gobierno colombiano considera inviable negociar, prefiere la continuidad del descontento social que se traduce en protestas callejeras.
UN 2020 DE MOVILIZACIONES
Si el presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, retoma sus medidas impositivas; el presidente chileno, Sebastián Piñera no propone soluciones de fondo; la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez pretende hacer de las suyas en las elecciones y el presidente colombiano, Iván Duque, persiste en su renuencia a escuchar el clamor popular, lo más seguro es que el 2020 arrancará con movilizaciones que marquen la historia latinoamericana.
Un hecho para resaltar lo representa la participación de quienes, por años, se han mantenido al margen de las protestas. Ahora y de forma progresiva, han ido tomando conciencia de que la única forma de poner freno a las injusticias, es saliendo a las calles a decir ¡Basta ya!
- Periodista colombiano.
¿Quién es Arturo Murillo? (Página 12)
Cuando asumió como ministro de Gobierno anunció que iba a salir de “cacería” contra prominentes figuras del MAS como Juan Ramón Quintana, hoy asilado en la Embajada de México
Gustavo Veiga*
Le dicen el Trompo Murillo por su pasado como corredor de autos. Supo representar a su país en el exterior donde también le gusta hacer excursiones en moto.
Hoy ya no da vueltas por las pistas, pero sí, como ministro de Gobierno del régimen golpista de Jeanine Áñez, acaba de hacer un tour por Estados Unidos buscando la legitimidad política que le falta a su presidenta para conseguir adhesiones de funcionarios de segundo orden.
Es el hombre duro del Gabinete o, al menos, presume de serlo. Alineado por completo con EEUU, cuando asumió su cargo anunció que iba a salir de “cacería” contra prominentes figuras del MAS como Juan Ramón Quintana, hoy asilado en la Embajada de México.
Nacido en Cochabamba, lo guía una aversión especial hacia el exmandatario. El 27 de diciembre festejó su cumpleaños 56 en el puesto desde el cual, por momentos, parece transformarse en canciller o en el encargado de Defensa.
Algún día deberá rendir cuentas por las masacres de Senkata y Sacaba. Su dialéctica beligerante contra la ahora oposición solo es comparable con la de su colega de Comunicación, Roxana Lizárraga.
Empresario hotelero, casado dos veces y con una hija, Arturo Murillo supera en protagonismo hasta a la presidenta Áñez. Incluso por su propia función –donde tiene a cargo la política interna, seguridad, migraciones y hasta el servicio penitenciario– ha desplazado del centro de la escena a Luis Fernando Camacho, el líder cívico que profesa ideas semejantes a las suyas de mano dura.
Murillo llegó a la política cuando lo convocó el excandidato a presidente y millonario Samuel Doria Medina, referente de Unidad Nacional (UN), la fuerza por la que podría postularse nuevamente.
Fue diputado y senador, cargo este último desde el cual mostró una postura misógina y contra los derechos de las mujeres.
Cuando se discutía en el Congreso un artículo del Sistema Penal que incluía el tema del aborto declaró: “mátense ustedes, mátense las mujeres que dicen que quieren hacer lo que les da la gana con su cuerpo, háganlo, suicídense, pero no maten una vida ajena, no es su vida”.
El ministro de facto, una especie de Torquemada de estos tiempos, es el mismo que se mostró exultante cuando el 18 de diciembre difundió la “orden de aprehensión” contra el expresidente por sedición, terrorismo y financiamiento del terrorismo, delitos que le imputa el régimen de Áñez para cercarlo judicialmente y mantenerlo fuera de Bolivia.
Murillo ha subido tanto el perfil que, incluso, se superpuso con algunas atribuciones a la canciller Karen Longaric, de ascendencia croata como él. El segundo apellido del ministro de Gobierno es Prijic.
Este mes hizo una gira por Estados Unidos en la cual se reunió con representantes de cada uno de los organismos que Evo Morales había expulsado de Bolivia o cuestionaba por su papel injerencista.
Se mostró en fotografías con Mauricio Claver-Carone, director para Latinoamérica del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca. También se encontró con el Consejo de las Américas, al que le explicó el proceso electoral en curso y pidió que intercediera por inversiones.
Como no podía ser de otra manera, dialogó con John Barsa, funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid por sus siglas en inglés), una organización fachada de la CIA que llevaba seis años fuera de Bolivia.
Su visita a EEUU se completó con dos reuniones: en la Cidh y en la OEA con su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, a quien le arrancó una declaración de compromiso con el proceso electoral boliviano.
Los favores que pidió los pagó con otros favores.
Además del automático alineamiento que pregona con el Gobierno de Donald Trump, Murillo –quien tiene a su cargo la Dirección General de Migración– anunció el pasado 20 de diciembre que los ciudadanos de Estados Unidos e Israel “ya no deben presentar visa o autorización por turismo o visita para su ingreso a territorio boliviano y que podrán hacerlo portando su documento de identidad vigente”.
Áñez refrendó por entonces que el anuncio se hacía porque los viajeros de esos dos países “siempre han contribuido grandemente al desarrollo del turismo y de las inversiones en todas las regiones de Bolivia”.
El carácter beneficioso de esta norma para esas nacionalidades no se compara con las declaraciones que Murillo realizó contra los organismos de derechos humanos que visitaron Bolivia.
Cuando fueron a recoger testimonios de las víctimas de las masacres cometidas por el gobierno, dijo de los abogados, sindicalistas y militantes argentinos: “que anden con cuidado, los estamos mirando, los estamos siguiendo”. No fue un buen anfitrión en esa oportunidad.
El celoso Ministro del régimen golpista, quien gozaría con ver detenido a Morales, tampoco es un político de trayectoria muy prolija.
En mayo del 2016, cuando fungía como senador, un tribunal lo condenó a dos años de prisión por falsificar su libreta militar para habilitarse como legislador y aspirar al cargo de alcalde de Cochabamba en el período 2006–2011. Nunca fue preso. Ahora él pide penas de cárcel para decenas de funcionarios del depuesto Gobierno de Evo.
Cuando habló de salir de cacería se justificó porque dijo que los consideraba “animales”, como a los venezolanos y cubanos que vivían en Bolivia hasta que se produjo el golpe de Estado.
- Periodista y escritor argentino
¿Tres años más de Bolsonaro? (Rebelión)
Emir Sader*
Los golpes de la guerra híbrida tienen, entre sus rasgos específicos, el mantenimiento de la apariencia de cierto grado de normalidad institucional. De ahí su reiteración de que no hubo golpes ni en Brasil, ni en Bolivia. Y de ahí el intento de mantener el calendario electoral, como se hace, en principio, en Brasil, en Ecuador y como se promete hacer en Bolivia.
Las elecciones en Argentina apuntan en esa dirección. A pesar de la puesta en práctica de la persecución contra Cristina Kirchner, se celebraron elecciones y la restauración neoliberal de Mauricio Macri fue derrotada, en gran medida por los efectos nefastos de esa política económica.
Esa persecución sigue en Ecuador contra Rafael Correa, pero en principio habrá elecciones presidenciales en el país y las fuerzas vinculadas al expresidente son favoritas. En Bolivia la autodenominada presidenta del país tiene dificultades para mantener el calendario electoral, siendo el MAS la fuerza favorita. En Brasil tiene que haber elecciones presidenciales en el 2022, en las cuales, al igual que hace un año, Lula es favorito para ser elegido de nuevo presidente del país.
En el caso de Brasil, a pesar de los intentos de la Rede Globo de propagar supuestos índices de algún tipo de recuperación económica, los balances del primer año del actual Gobierno son absolutamente negativos, empezando por la recesión económica.
El síntoma más claro es el unánime rechazo a Bolsonaro como presidente que se aprecia en los medios de comunicación. Su forma de actuar, de reaccionar a las críticas que recibe, empezando por las que les hacen los propios medios de comunicación, sus comportamientos groseros y torpes para dirigirse a quienes considera sus adversarios, la multiplicación de conflictos, la arbitrariedad con que actúa, los intentos de encubrir denuncias graves contra sus hijos –de corrupción, por un lado, de implicación en la muerte de Marielle por otro.
En definitiva, siguiendo los pasos de Trump, Bolsonaro, desde el comienzo de la campaña electoral, le ha declarado la guerra a los medios de comunicación, con la diferencia de que el de Trump es un Gobierno que para lo que se propone es eficiente y tiene el apoyo firme de su partido.
Sin embargo, en el caso de Brasil, los conflictos han llegado hasta el partido creado para la campaña del actual presidente, hasta el punto de que él mismo junto con sus hijos y sus seguidores más fieles han abandonado ese partido, pero hasta ahora no ha logrado fundar uno nuevo, no pudiendo concurrir a las elecciones municipales de octubre del 2020. Ni siquiera está en condiciones de mantener la mayoría en el Congreso.
El país se pregunta si tiene condiciones para seguir en la presidencia de Brasil por más tiempo. Más difícil todavía: ¿está en situación de poder permanecer en la presidencia durante tres años más, hasta las elecciones presidenciales del 2022? ¿Qué pasará con el país?
Algún tipo de recuperación económica podrá apreciarse a lo largo del 2020, después de un año de recesión sería normal. ¿Pero será suficiente para que el Presidente recupere prestigio, legitimidad?
El gran empresariado ya ha demostrado que lo apoya independientemente de lo que haga, siempre que mantenga una política económica ultraneoliberal que es lo único que les interesa.
No importa que el prestigio de Brasil en el mundo esté en su nivel más bajo, peor incluso que como lo dejó Temer. No importa el avasallamiento de los derechos de la gran mayoría de la población. No importa el desmantelamiento del Estado.
Tampoco le importa a gran parte de los evangélicos, sus fieles seguidores en las posiciones más extremistas y sectarias del Gobierno. Conforman con el gran empresariado la minoría en el país que sigue firme con el Presidente actual. Los pobres –la gran mayoría de los brasileños-, las mujeres, los nordestinos, son quienes más lo rechazan, sumando a la mayoría de los brasileños.
Columnistas de los medios de comunicación, incluso de la Rede Globo, empiezan a opinar que la falta de decoro de Bolsonaro es un motivo para someterlo a un impeachment.
Pero es una operación delicada para la derecha, porque Bolsonaro mira hacia Temer, quien fue detenido cuando dejó la presidencia, y se da cuenta de su fragilidad y la de sus hijos sin el amparo de la presidencia. Resistirá todo lo que pueda.
Como todavía hay quien lo apoya en el Congreso, al día de hoy no existe una mayoría de 2/3 para echarlo del gobierno, lo que incluso sería mejor para la propia derecha –gran empresariado y medios de comunicación-, ya que el actual Vicepresidente no alteraría la actual política económica.
Bolsonaro habla de las elecciones del 2022 como si él fuera candidato a la reelección, designando a Sergio Moro como su vice ideal. Las encuestas demuestran que el enfrentamiento se daría entre él y Lula.
Tres años son muchos años para que el país siga así. Además, Lula libre y circulando por todo el país, catalizando el desgaste del Gobierno, especialmente por las consecuencias nefastas para la gran mayoría de la población, generará una situación explosiva.
El favoritismo de Lula para ganar en primera vuelta en el 2018 confirma el potencial que la propuesta de lo que él representa para el país tiende a consolidar un consenso mayoritario alrededor suyo.
Brasil es una gran interrogante para los brasileños y para los latinoamericanos. Tres años es mucho más que nada, es un tiempo excesivo para un país que ya arrastra la crisis más prolongada y profunda de su historia desde hace cinco años. ¿Brasil retomará el camino de la construcción de un país más justo y solidario o seguirá una vía que nadie sabe hacia dónde lo puede conducir?
- Sociólogo y politólogo brasileño; coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro