Noirmoutier
Noirmoutier | |
|---|---|
| (Noirmoutier) | |
| País(es) | Francia |
| Subdivisión(es) | Vandea |
Noirmoutier. Es una isla francesa, denominada frecuentemente isla de Las Mimosas, por la suavidad de su microclima que favorece el crecimiento de dichas flores e incluso florezcan en invierno.
Sumario
Ubicación
Está ubicada en el Océano Atlántico y pertenece al departamento de la Vandea. Desde 1971 se encuentra unida por carretera al continente por medio de un puente. Está compuesta por diez localidades y por cuatro comunas distintas. Tiene una longitud aproximada de 25 km y su anchura fluctúa entre un mínimo de 500 m y un máximo de 15 km, con una superficie total de 4877 hectáreas.
Historia
En estudios realizados por los yacimientos encontrados se estima que la isla, estuvo poblada desde tiempos muy antiguos, habiéndose localizado restos correspondientes al Paleolítico Inferior y restos del Neolítico. También en la época del Imperio romano la isla siguió siendo habitada, como lo atestigua el hallazgo de restos de una villa galorromana. San Filiberto conocido como Filiberto de Jumièges, Filiberto de Noirmoutier o Filiberto de Tournus, por los dos monasterios que fundó y por el tercero en el que se depositaron sus reliquias. llegó en el año 674 a la isla de Noirmoutier, la antigua isla de Her o de Hero, que ya había sido habitada desde la Prehistoria. San Filiberto fundó en la isla un monasterio, que es el origen del posteriormente trasladado a Saint-Philbert-de-Grand-Lieu. Desde el monasterio, San Filiberto organizó las labores de recogida de la sal, al tiempo que fomentaba la construcción de diques para protegerse de los embates del mar, además de emprender la cristianización de sus habitantes. Ludovico Pío desterró a la isla a su hermano Adelardo, abad de Corbie, a su ascensión al trono del Reino franco en el 814. Para hacer frente a las invasiones de vikingos y normandos, los señores de la Garnache, propietarios feudales de la isla, al unísono con los monjes del monasterio, iniciaron la construcción de una serie sucesiva de fortificaciones a partir del año 830. Sin embargo, habida cuenta de la inseguridad de la época, los monjes construyeron una residencia en Déas (hoy en día conocida como Saint-Philbert-de-Grand-Lieu), en el continente, para residir en la misma durante el verano, la estación del año que resultaba más peligrosa respecto de una posible incursión vikinga, trasladando allí las reliquias de san Filiberto. Los vikingos efectuaron un ataque a la isla en agosto de 834, que fue rechazado, y un nuevo ataque en agosto del año siguiente, 835, rechazado igualmente con la ayuda del conde Renaldo de Herbauges, conde de Herbauges. No obstante, los vikingos repitieron el ataque en septiembre del 835, y esa vez sí lograron tomar y saquear el monasterio. El dialecto hablado actualmente en la isla ha quedado marcado por esta doble influencia procedente tanto del norte como del sur. El habla local, el noirmoutrin, marcado por numerosas particularidades, se acerca especialmente a las hablas del poitevin de la Vandea en el sur de la isla, mientras que en su extremo norte la lengua hablada tiene similitudes con el galó hablado en la Alta Bretaña meridional. Por otra parte, la lengua hablada en la isla ha sido objeto de diversos estudios y trabajos.
Clima
El clima de que goza la isla es especialmente suave debido a la influencia que aporta el océano Atlántico, a través de la corriente del Golfo. Los inviernos son suaves y los veranos son templados. El número de horas de sol es elevado, siendo comparable al de localidades del sur de Francia como Carcasona, con 2100 horas al año, de las cuales 550 lo son en los meses de julio y agosto. La suma de estas condiciones climatológicas permite a la isla desarrollar cultivos agrícolas como el de la patata, en la variedad bonotte, una variedad de desarrollo en primor para la primavera, pero a la vez favorecen la evaporación de las salinas en verano. Por lo demás, permite el desarrollo de especies vegetales poco habituales en las mismas latitudes en el continente, como es el caso de la mimosa o el madroño, que se encuentran presentes en el bosque de la Chaize.
Salinas en Noirmoutier
La isla de Noirmoutier es famosa por su sal. Las salinas recubren la mayor parte de la isla. Desde el siglo V, los primeros monjes de la Orden benedictina dieron inicio a una importante transformación en la misma, mediante la conversión de las marismas y zonas húmedas salobres en balsas para recibir el agua de mar a fin de recoger la sal por la evaporación del agua de mar que la contiene en disolución, obteniendo de ese modo lo que se ha dado en llamar el oro blanco. La sal y la Flor de Sal siguen siendo hoy en día recolectadas de modo artesanal en la isla, aunque la producción alcanza en los mejores años las 1500 toneladas de sal. No obstante, durante los años 1980, la producción de sal inició un declive, debido al abandono de numerosas salinas, aunque desde los años 1990 se asistió a una nueva alza en la producción, debido a la incorporación al mercado productivo de numerosos jóvenes.
Cultivos de patatas
En los campos de Noirmoutier la tierra se alía con las algas, que se utilizan como abono y que da ese sabor tan especial a una patata autóctona conocida como bonnote. Si reservas en el restaurante l'Étier podrás saborear una de las especialidades de la casa: pastel de patata bonnote con crema helada al azafrán de la isla.
Turismo
A finales del siglo XIX ligado con la moda de los baños de mar entre la burguesía, ha conocido un desarrollo espectacular durante el siglo XX, convirtiendo a la isla en un importante destino turístico. Así, por ejemplo, la localidad de Noirmoutier-en-l'île decuplica su población en verano, pasando de 5500 habitantes a 50 000 residentes en verano. Desde las últimas décadas del siglo XX, se han producido fuertes aumentos en los precios inmobiliarios, especialmente debido a la masiva llegada del turismo a la isla, lo que ha acabado por provocar la fuga de los jóvenes de la isla hacia el continente, debido a la imposibilidad de encontrar una vivienda a precios asequibles. Hay que tener en cuenta que desde 1971 un moderno puente permite el acceso constante a la isla por carretera, algo que hasta dicha fecha únicamente era posible por marea baja, a través del paso del Gois. Ello ha supuesto no sólo un incremento en el número de turistas que llegan a la isla, sino también mayores facilidades para la instalación de los naturales de la misma en los municipios en suelo continental.

