Comunicación positiva en Educación
La Comunicación Positiva en la Educación
La comunicación positiva tiene para la actividad humana y la relevancia que adquiere en algunas profesiones, especialmente las que se relacionan con la educación y formación del ser humano.
¿A qué llamamos comunicación positiva?
Una comunicación positiva es aquella mediante la cual cada persona expresa lo que piensa, siente y desea de modo claro y directo, sin afectar o dañar a los demás.
Implica la expresión libre y la defensa de los derechos personales, pero, teniendo en cuenta los sentimientos, necesidades, deseos y derechos de los demás.
Cuando se establece una comunicación positiva la persona se siente bien consigo misma, ya que ha podido hacer o decir lo que piensa y desea, sin ofender o molestar a los otros, y estos a su vez sienten que ha sido justa y honesta y que le ha tenido consideración, lo que les permite comprenderla y aceptar su expresión y su conducta.
Lograr una comunicación positiva no resulta nada fácil. Requiere honestidad, sinceridad, valentía, firmeza y autocontrol. Exige tener en cuenta a los otros, explicarles lo que pensamos, queremos, sentimos o el por qué hemos tomado una decisión en la que están implicados, pero que no les dañe o lastime.
Al comportamiento que se produce durante una comunicación positiva se le denomina comportamiento asertivo. Con frecuencia agredimos a los demás, a veces conscientemente, y otras, sin darnos cuenta. Pensamos sólo en nosotros mismos y nos olvidamos de lo que el otro piensa y siente y de cómo le puede afectar lo que le estamos diciendo o lo que hemos decidido hacer.
Hay diferentes maneras de ser agresivo:
• Agresión directa: Cuando decimos o hacemos algo que directamente ataca al otro.
En estos casos le ofendemos y la persona se siente enojada y resentida, pues generalmente no comprende el por qué le atacamos tan directamente. Puede contraatacar, tratando de defenderse y ofendernos, o puede molestarse o alejarse de nosotros. Puede sentirse herido y deprimido también.
• Agresión indirecta: Cuando no expresamos lo que sentimos, pero mostramos por canales no verbales nuestro disgusto. Los demás notan nuestro enojo y se sienten culpables y molestos por nuestro trato. Uno también se siente mal y la situación se vuelve tensa y difícil de soportar.
• Agresión pasiva: No expresamos lo que pensamos y sentimos y mostramos que no nos afecta lo que está ocurriendo, cuando en realidad debe molestarnos y nos molesta. Los demás parecen contentos, pero están incómodos pues hacemos el papel de víctimas y ellos se sienten un poco culpables. Uno se siente incómodo también y disgustado con uno mismo por no defender los derechos que le corresponden.
En todos los casos nos sentimos mal nosotros y hacemos sentir mal a los demás. Los humillamos, los culpamos, los criticamos, los acusamos de no tenernos en cuenta y estamos haciendo exactamente lo mismo que le criticamos a los otros: olvidar los derechos de los demás y no tomar en cuenta sus vivencias afectivas.
Para sentirnos bien y lograr una comunicación positiva con los otros debemos:
Expresar abiertamente lo que pensamos, sentimos y deseamos.
Expresarlo de modo tal que los demás comprendan que los tenemos en cuenta y no se sientan agredidos ni ofendidos por lo que decimos.
Ser congruentes en los canales verbales y no verbales de la comunicación.
Pensar no sólo en nosotros mismos, sino en cómo el otro (o los otros) se pueden sentir en relación con nosotros o con la situación ocurrida.
Si no expresamos lo que pensamos sentimos o deseamos, no somos capaces de defender nuestros derechos, nos sentimos mal por esto, sabemos que no estamos haciendo lo que debemos y soportamos situaciones desagradables, humillantes o agresivas que no tenemos por qué soportar. Los demás puede que ni siquiera se den cuenta del daño que nos hacen y siguen tratándonos igual, o puede que se den cuenta, y en este caso, saben que algo nos pasa, pero no saben exactamente qué, ni por qué, y pueden seguir actuando del mismo modo, sentirse culpables por algo que realmente hemos permitido que nos hagan.
El guardarse para sí las vivencias negativas o los criterios acerca de algo que nos afecta en nuestra relación con los demás sólo empeoran la comunicación que se vuelve cada vez menor y más inadecuada.
Expresar lo que sentimos de un modo agresivo, ya sea directa o indirectamente también nos hace sentir mal, pues hemos tratado con violencia a los demás y éstos están ofendidos y disgustados con nosotros. En el mejor de los casos se genera una discusión que puede terminar con la ruptura de las relaciones o con una agresión manual; la persona se aleja de nosotros, perdemos su amistad y por tanto la relación.
Si sólo pensamos en nosotros y no somos capaces de pensar en el otro, de ponernos en su lugar y tratar de comprenderlo, resulta imposible establecer una comunicación positiva sobre la base del respeto a la individualidad y a los derechos de cada uno.
Para poder lograr una comunicación positiva y un comportamiento asertivo, se necesita además poseer algunas condiciones personales que constituyen requisitos indispensables de una buena comunicación.
Requerimientos de la comunicación positiva:
Hay tres condiciones indispensables para lograr establecer una adecuada comunicación. Ellas son:
• Comprensión empática.
• Estimación, calor y respeto.
• Autenticidad y congruencia.
El educador tiene que realizar una labor formativa. Debe conversar con las personas a quienes pretende ayudar, para conocerlas y para influir en ellas.
En una conversación de este tipo estas condiciones son imprescindibles.
Analicemos cada una de ellas, mediante el ejemplo de la relación profesor alumno.
Fuente
Dra. Raquel Bermúdez Morris. Lic. L. Pérez Martín. COMUNICACIÓN POSITIVA EN EDUCACIÓN. Facultad de Psicología
Universidad de La Habana.

