Simón Rodríguez Rodríguez
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Sumario
Síntesis biográfica
Nació en Camagüey el 28 de octubre de 1925 en el seno de una familia humilde, hijo de Juan Rodríguez e Irene Rodríguez. Su padre era obrero agrícola, la familia estaba formada por sus padres y 23 hermanos, de ellos 8 hembras y 15 varones. Simón era el segundo de los hijos, por lo que de pequeño tuvo que trabajar para ayudar a su padre en el sustento de la familia.
En 1930 la familia se trasladó a vivir a la provincia de La Habana, cuando Simón contaba con 5 años de edad; vivían en la finca La Alegría, en una casa de madera y guano.
A pesar de ser un niño inteligente, que le gustaba el estudio, no pudo aprender a leer y escribir hasta la Campaña de Alfabetización, cuando ya contaba con 36 años de edad y posteriormente continúa superándose en clases nocturnas en la escuela Los Pinos.
Contrajo matrimonio con Aurora García, con la que tuvo tres hijos: Jesús, Miguel, Carmen y otro que nace poco tiempo después de su muerte y a quien su esposa le puso Simón como su padre. En ese entonces residía en la finca San Galletano cerca de la laguna de Ojo de Agua.
Fue un buen hijo, buen padre y un esposo ejemplar. Era un hombre de carácter fuerte, valiente y no le tenía miedo a nada.
Trayectoria revolucionaria
Durante la lucha clandestina se destacó como vendedor de bonos del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) para recaudar fondos para la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista.
Después del Triunfo de la Revolución, al fundarse las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), se incorporó a las mismas. Fue el jefe de las MNR en el Zapote y Ojo de Agua, actividad que desplegó con gran perseverancia, dedicación y esfuerzo.
Simón se enfrentaba con valentía ante cualquier manifestación o expresión en contra de la Revolución, razón por la cual sus enemigos provocaban a sus amigos y esposa, tal fue así que según testimonios de Severino López Pérez, en una ocasión, debido a provocaciones con su familia y a la Revolución tuvo problemas fuertes con Joseito Chandía, un vecino de él; y en medio de esa discusión le lanzó un machetazo que le arrancó la oreja.
Por la labor desplegada por Simón se pudieron contrarrestar en la localidad varias acciones contrarrevolucionarias tales como: Quema de cañaverales. Planes de atentado. Distribución de propaganda enemiga; Localización de bandas contrarrevolucionarias y lugares en que operaban, entre otras.
Se caracterizó por ser un hombre que se arriesgaba ante cualquier tarea asignada, por ejemplo: Escuchaba de noche a escondidas conversaciones de contrarrevolucionarios en la zona y de esta forma previa cualquier acción terrorista que pretendieran ejecutar.
El día antes de su muerte estuvo conversando con Severino López, jefe del Departamento de Información del Ejército Rebelde (DIER) en su municipio de residencia, ocasión en que Simón ofreció información secreta. Severino lo aconsejó mucho, principalmente que se cuidara de sus adversarios, pues ese carácter tan fuerte y la valentía que poseía podía ser que el enemigo atentara contra su vida; además Severino le advirtió sobre la proximidad de la banda del Pipero en la zona, la cual sembraba el terror entre las familias campesinas que apoyaban a la Revolución.
La banda del Pipero surgió en Juan Borrel y estaba integrada por: Orlando, el zambo, Berto el Pipero entre otros. Cometió varios asesinatos, entre ellos el de Narciso Sánchez y Porfilio Acosta, oriundos de Güines y el de Humberto Hernández e hirieron a varias personas.
Su Muerte
El 12 de abril de 1962 Simón fue a ver a Julián Alonso Vasallo (el Goyo) para informarle que era posible que al trabajo voluntario que se iba a realizar al día siguiente, no pudiera llegar temprano, porque ya tenía conocimiento sobre la proximidad de la banda del Pipero en las cercanías de la localidad.
El 13 de abril de 1962, el contrarrevolucionario Sergio Alfonso, colaborador de la banda del Pipero, visitó la zona para comprobar la presencia de Simón en la localidad e informó al Pipero sobre el mismo.
Ese día en horas de la tarde se produjo un incendio en un cañaveral cerca del Zapote en el que Simón estuvo presente para apagarlo. Como responsable de las milicias junto con otros obreros, llegaron a la conclusión de que era necesario reforzar la guardia en los campos de caña, tarea que debía organizar ese mismo día.
Posteriormente Simón fue a la escuela los Pinos para informar al maestro que esa noche no podría asistir a clases por tener que formar una guardia especial para cuidar los campos de caña. Había dejado su escopeta en la casa y solo portaba herramienta de trabajo, su machete.
Después de haber avisado a su maestro se dirigió hacia San Galletano para cumplir su misión, lo que no logró pues fue interceptado por la banda del Pipero y asesinado. Después de la muerte de Simón esta banda huye hacia la Ciénaga de Zapata. Tres meses después fueron capturados y condenados por los Tribunales revolucionarios.
Homenaje póstumo
En el lugar de su asesinato se levantó un obelisco que recuerda el hecho y honra la memoria de Simón Rodríguez Rodríguez. Le fue otorgada la militancia del Partido Comunista de Cuba (PCC), atendiendo a sus méritos como obrero ejemplar y ante la defensa de la Patria.
Fuente
- Museo de Melena del Sur


