Justus von Liebig
Justus von Liebig. El químico alemán más famoso del siglo XIX, inventor de la levadura química, del cloroformo, del fósforo de seguridad y del fertilizante mineral, era un mal alumno. En la escuela secundaria, que abandonó sin título de bachiller, su profesor lo insultaba diciéndole que era un tonto que no serviría ni para aprendiz de farmacia. En efecto, a los dieciséis años Liebig fracasó en su formación farmacéutica al ser despedido de inmediato tras provocar una fuerte explosión mientras experimentaba el entramado del tejado de la casa de su maestro. Pese a todo, a los diecisiete años empezó a estudiar Química en la Universidad de Bonn. Más tarde, continuó sus estudios con una beca alemana en París y se doctoró a los veinte años "in absentia". Llamó la atención de Alexander von Humboldt, que recomendó al joven de solo veintiún años para una cátedra en la Universidad de Gießen: Liebig consiguió el puesto.
Inicios
Hijo de un comerciante de pinturas y productos de droguería, desde niño se manifestó su curiosidad por aquel abigarrado mundo de la tienda de su padre. Sin interés por los estudios, los abandonó para dedicarse al negocio familiar, aprovechando su tiempo de ocio para experimentar con las sustancias a la venta: llevó a cabo sus primeras experiencias en la trastienda de la droguería, donde preparaba colores, lacas y barnices. Posteriormente, en 1820, estudió en la Universidad de Bonn; la química era entonces una materia fundamentalmente especulativa, sin apenas experimentación. Decepcionado, siguió formándose de modo autodidacta y creó y presidió la Sociedad de Ciencia Natural.
Priemeros experimentos
Sus clases eran apreciadas y muy concurridas. Liebig realizaba experimentos con cereales, pan, grasas vegetales y animales, y también con carne. Finalmente desarrolló un "alimento reconstituyente" para enfermos que no podían tomar alimentos sólidos: mediante un lento proceso de cocción y remojo en agua fría y caliente y reducción de la carne de vacuno se producía un "extracto de carne" de textura parecida a la del sirope. Más adelante, Liebig produjo incluso un polvo que podía mezclarse con agua y cocerse. Poco después, el extracto de carne se empezó a preparar en la farmacia real del rey bávaro según las instrucciones de Liebig y a venderse como "reconstituyente". En 1852 el rey bávaro consiguió convencer a Liebig de mudarse a Múnich y le construyó un instituto propio en la Universidad con un laboratorio organizado según sus deseos.El "extracto de carne" fue el único invento con el cual Liebig ganó dinero. Como se convirtió en "la madre de todas las sopas instantáneas y pastillas de caldo" le dió fama mundial y una cierta riqueza. En 1864 salió al mercado y se convirtió de inmediato en un éxito de ventas. Convertido a la moneda actual, Liebig ganó con el extracto de carne entre dos y tres millones de euros.
Descubrimientos y aportaciones de Liebig
Inicialmente se dedicó a la química orgánica, y, con Gay-Lussac, estudió los fulminatos, cuya analogía química con los cianatos reconoció; fue uno de los primeros casos de isomería (fenómeno por el cual dos o más compuestos tienen fórmulas químicas idénticas pero estructuras moleculares diferentes), que observó también Wöhler. Descubrió el ácido hipúrico, el cloroformo y el cloral, y estudió los compuestos del ácido úrico, los alcaloides, los aminoácidos y las amidas. Cabe mencionar aquí asimismo la larga colaboración de Liebig con Friedrich Wöhler, iniciada con las investigaciones sobre el radical benzoilo. Defendió la exactitud de la teoría de los radicales en la interpretación de las reacciones orgánicas, y admitió la presencia del radical etilo, que dedujo de las fórmulas del éter, el alcohol, el cloruro de etilo y el éter benzoico. En una segunda fase de su trayectoria profesional, Justus von Liebig se centró en la química fisiológica o bioquímica (es decir, la química de los procesos vitales). Clasificó los alimentos en tres grandes grupos (grasas, proteínas e hidratos de carbono), y, tras haber construido los primeros aparatos que permitían absorber el anhídrido carbónico expulsado en el proceso de la respiración, se halló en condiciones de demostrar que el calor del cuerpo (y, en general, la energía vital) es el resultado de la combustión de grasas e hidratos de carbono (o sea, de los alimentos digeridos en el interior del organismo). Al hilo de estas investigaciones sobre el cuerpo humano y los alimentos, Liebig ideó un método para obtener extractos de carne que se utilizó en todo el mundo hasta mediados del siglo XX. Se le debe, además, la aplicación de la química al estudio de la agricultura: entre otros progresos, experimentó con éxito en el campo de los fertilizantes artificiales e introdujo el empleo de los abonos minerales. Sugirió que las plantas transforman la materia inorgánica de la tierra y de la atmósfera en materia orgánica. Su obra Química orgánica y su aplicación a la agricultura y a la fisiología (1840) revolucionó la ciencia agraria y enunció la teoría química de la fermentación.