Relativismo
| ||||||
Relativismo. La postura que dice que la verdad de todo conocimiento o principio moral depende de las opiniones o circunstancias de las personas. Como las opiniones y las circunstancias son cambiantes, ningún conocimiento o principio moral, según esta postura, es objetivo o universal. Es decir, el relativismo postula que ningún conocimiento o principio moral es verdadero independientemente de las opiniones de las personas o de sus circunstancias, ni tampoco, por esa misma razón, es válido para todos en todo tiempo y lugar. En realidad, el relativismo, en cuanto al conocimiento de la realidad en general, deviene en agnosticismo (la negación, o la puesta en duda, de la capacidad del ser humano de conocer la verdad objetiva); y, en cuanto al conocimiento de lo moral, en individualismo o subjetivismo.
Sumario
Relativismo moral
El relativismo moral se plantea en el supuesto en el cual el sistema de las normas morales de un grupo o de un pueblo sea distinto del sistema de las normas morales de otro grupo o de otro pueblo. Sin embargo, el concepto mismo de relativismo moral es ambiguo, por cuanto en él se encierran dos situaciones factuales totalmente distintas, desde el punto de vista de su formato lógico, por un lado, y dos perspectivas también diferentes en lo que concierne a la cuestión de la fundamentación de esos sistemas.
Características
- Una de ellas es el fallido intento de considerar que todas las opiniones morales gozan del mismo nivel de validez, sin importar que algunas de ellas sean contrarias entre sí. El relativismo moral le tiene un odio visceral a las jerarquías de las ideas. El relativista no puede aceptar que unas ideas sean superiores a otras, en el sentido de tener más probabilidad de ser ciertas que otras, o el que unas ideas sean definitivamente verdaderas y otras no. Si el relativista llegara a aceptar, por ejemplo, que la idea de que el aborto es malo para todo el mundo es la verdadera y que la idea contraria es falsa, dejaría de ser relativista.
- Ello nos lleva a otra característica del discurso relativista.El relativista confunde el deber de respetar a la persona que opina y su derecho a opinar con el deber de respetar toda opinión. Todos tenemos el deber de respetar a los demás y también su derecho a opinar. Pero no tenemos por qué respetar todas las opiniones o, dicho de un modo más adecuado y respetuoso (para no faltar a la caridad), no tenemos por qué aceptar todas las opiniones, por el simple hecho de que no todas las opiniones son válidas. Incluso, hasta tenemos el deber, si las circunstancias lo permiten, de refutar las opiniones falsas y dañinas. Por ejemplo, si un hombre dice que él opina que los maridos pueden abusar de sus esposas, yo tengo el deber de respetar a ese individuo, pero al mismo tiempo tengo el deber de decirle que su opinión es absolutamente falsa y dañina.
- Una tercera característica del relativismo es el individualismo o subjetivismo. La razón por la cual el relativista tiene la confusión que acabamos de señalar es porque en el fondo, como ya también indicamos, el relativismo es individualista o subjetivista por naturaleza. El individualismo o subjetivismo consiste en creer que lo que es verdad para mí no necesariamente lo es para ti y viceversa. Es decir, el subjetivismo pone el énfasis en el sujeto que opina y no en la realidad objetiva acerca de la cual se está opinando. Por ello es que el relativista insiste con frecuencia en que "todo el mundo tiene el derecho a opinar", que "hay que respetar la opinión de todo el mundo", que "¿quién es usted para decir tal cosa", etc., etc. Si analizamos bien cada una de estas expresiones, sobre todo la última, nos daremos cuenta de que todas ponen el énfasis en el sujeto que opina y no en el objeto o la realidad que se está analizando. Por ejemplo, en un debate sobre el aborto, lo más importante no es quién es el que dice tal o más cual cosa, sino qué es lo que dice, es decir, cuáles son las razones por las cuales lo que dice es cierto o falso. Al centrar su discurso en el sujeto o individuo que opina, el relativista desvía la atención del asunto en sí a las personas que opinan y trata de crear un ambiente emocional favorable a su postura.
- Una cuarta carácterística del relativismo es su énfasis unilateral en una presunta "sinceridad" u "honestidad". Es decir, lo que importa es la sinceridad subjetiva de la persona y no tanto su conducta. Si la persona cree sinceramente que hacer tal cosa está bien, entonces el hacerlo también lo está. Por ejemplo, para un relativista, si un joven cree que tener relaciones sexuales con su novia sin casarse con ella está bien porque la "ama mucho", entonces está bien que fornique con ella. Ante este tipo de cosas el relativista no dice ni una palabra sobre el deber de buscar la verdad (que en definitiva es lo que significa ser sincero). Tampoco hace la distinción entre una presunta sinceridad subjetiva y la maldad intrínseca del acto que se está llevando a cabo, en este caso el acto de fornicación (recordemos que al relativista no le gustan las distinciones, para él todo es igual o todo está al mismo nivel).
Relativismo cultural
El Relativismo Cultural es la idea que los sistemas morales o éticos, los cuales varían de cultura a cultura, son todos igualmente válidos, y ningún sistema es en realidad "mejor" que otro. Esto está basado en la idea de que no existe ningún estándar definitivo del bien y del mal, así que cualquier juicio acerca del bien y del mal es un producto de la sociedad. Por lo tanto, cualquier opinión sobre la moralidad o ética está sujeta a la perspectiva cultural de cada persona. Finalmente, esto significa que ningún sistema moral o ético puede ser considerado como el "mejor" o el "peor," y ninguna posición particular moral o ética puede realmente ser considerada "buena" o "mala".
Absolutamente imposible
La contradicción del relativismo cultural se hace inmediatamente aparente. Una sociedad que abrace la idea de que no existe ningún "bien" o "mal" definitivo, pierde la habilidad para juzgar de un todo. La manera en la cual el relativismo, incluyendo el relativismo cultural, ha permeado la sociedad moderna, se demuestra en las maneras extrañas en que tratamos de lidiar con esta contradicción. La "tolerancia" ha pasado a implicar el apoyo incondicional y consentimiento con todas las opiniones o estilos de vida. Sin embargo, aquellos que eligen ser "intolerantes" no son apoyados ni admitidos. La tolerancia, por lo tanto, se convierte en un "bien absoluto" por sí mismo, lo cual contradice la idea entera del relativismo. De la misma manera, crímenes atroces como violaciones y asesinatos demandan un juicio moral -- pero el relativismo cultural no puede decir que tales cosas son siempre malas.
El relativismo en general fracasa cuando es examinado desde una perspectiva puramente lógica. La premisa básica es que "la verdad es relativa." Si cada afirmación de la verdad es válida, entonces la afirmación "algunas verdades son absolutas" tiene que ser válida. La afirmación "no existen verdades absolutas" es acertada, de acuerdo al relativismo -- pero es una verdad absoluta por sí misma. Estas contradicen el concepto mismo de relativismo, lo que significa que el relativismo cultural es auto-contradictorio e imposible.
Desmoronamiento
En la práctica, el relativismo cultural no puede sobrepasar los límites de la lógica, tampoco puede invalidar el sentido de la moralidad inherente a la humanidad. Instintivamente sabemos que algunas cosas son malas, así que los relativistas culturales intentan torcer sus filosofías para acomodarlas a esa necesidad. Declarar ciertas acciones como "mayormente" malas, o "mayormente" buenas, no es más que inventar las reglas sobre el camino. Decir que algunos valores son "mejores," aunque no sean "los mejores," aún implica que algunos estándares absolutos están siendo utilizados para hacer ese juicio. ¿Cómo sabe usted qué nube está más alta a menos que sepa cual dirección es "arriba"? El decir firmemente que algo está siempre equivocado es rechazar el relativismo mismo. Al final, aquellos que insisten en aferrarse al relativismo cultural deben deshacerse de la lógica, porque no hay espacio para ambos. Es literalmente imposible para una persona el creer racionalmente que no hay absolutos morales, o al menos vivir esa creencia de una manera significativa.
Ya que esta filosofía carece de sentido, deben existir algunos absolutos fundamentales del bien y del mal, a pesar de las opiniones de una sociedad dada. Ya que existen desacuerdos entre las diferentes culturas, no podemos asumir que estas verdades son desarrolladas por un grupo particular de gente. De hecho, el único lugar lógico de origen de estos conceptos es algo más universal, o al menos más fundamental, que una cultura.

