Mazazos
| ||||||||
Mazazos. Cuento sobre un mazo que supuestamente las personas tienen encima de la cabeza y está relacionado sobre todo con la verdades piadosas, que la mayoría de las personas dice una que otra vez en la vida.
Datos del autor
Pedro Pablo Sacristán nació en Madrid, España en 1973, y es el segundo de seis hermanos. Realizó estudios en el colegio privado en el que su padre trabajaba como profesor de educación física. Proviene de una familia muy modesta, con muchas dificultades económicas, por lo que a sus padres les costó sacar adelante a sus 6 hijos y darles una buena educación, con un sueldo mínimo.
Comenzó a leerles los cuentos que escribía a sus hijos cada noche, nunca pensó que podría dar lugar a algo tan apasionante, ni que creciera tan rápido y con tanto éxito su producción literaria que le permitió conocer gente estupenda, conocerse a sí mismo y profundizar en sus propios valores, y disfrutó plenamente de cada hora que dedicó a esta aventura. Dedicó la mayor parte de su tiempo a escribir libros, a hacer talleres de cuentos, charlas, etc.
Sus cuentos trasmiten valores tradicionales, generosidad, esfuerzo, honestidad, principalmente dirigidos a padres, madres y maestros. Su idea original fue centrarse en las familias con niños de entre cero y once años.
Valores
Sinceridad en todo
Personajes
Un joven
Cuento
Daniel tenía un don especial: era el único capaz de ver el "mazo de la verdad" de todo el mundo. Al principio no sabía qué era aquel gran bloque de hierro que sólo él veía sobre las cabezas de toda la gente, pero con el tiempo, se dio cuenta de que estaba relacionado con las mentirijillas, esas que la gente dice para evitar herir a alguien, molestarle o contrariarle. Daniel había comprobado que cada vez que a una persona le contaban una de esas pequeñas mentiras piadosas, el mazo se separaba un poco más de la cabeza, subiendo hacia arriba.
Así que cuanto más engañado estaba alguien, más lejos de la cabeza tenía el mazo. Al principio, a Daniel le hacía mucha gracia ver mazos verdaderamente altos, hasta que un día descubrió que los mazos también caían: cuando la persona descubría la verdad, era como si ya nada sostuviera el mazo en lo alto, y éste bajaba de golpe, machacando a quien estaba debajo. "Es curioso", pensó al ver en directo uno de aquellos porrazos, "toda esa gente trataba de evitar que este pobre señor sufriera, pero lo único que hacían era.. ¡coger carrerilla para darle más fuerte!"
Aquel descubrimiento le pareció tan importante a Daniel, que escribió un estupendo libro sobre el tema. Todos le contaron lo mucho que les había gustado y lo buen escritor que era; le hicieron entrevistas y empezó a dar a conferencias y a sentirse genial por estar ayudando a tanta gente. Hasta que un día alguien le pidió que le firmara un ejemplar de su libro. Lo abrió, y vio que estaba vacío... y sólo tuvo tiempo de mirar arriba antes de recibir su gran mazazo.
Nadie lo había leído. Un error de imprenta hizo que saliera vacío.
Con tantas ilusiones destrozadas de golpe, Daniel tuvo fuerzas para sonreír. Verdaderamente, hacía falta un libro como el suyo...


