Asalto al Carro Celular

Asalto al Carro Celular
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Fecha:16 de septiembre de 1958
Lugar:Ciudad de Camaguey, Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
El 16 de septiembre de 1958 un grupo de jóvenes miembros del Movimiento 26 de julio, llevan a cabo el asalto al carro celular, acción en  que se libera a un grupo de compañeros que se encontraban en prisión en la ciudad de Camaguey producto de sus actividades en contra del régimen de Fulgencio Batista
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Noel Fernández
Ejecutores o responsables del hecho:
Movimiento 26 de julio en Camaguey
Organizaciones involucradas:
Movimiento 26 de julio


Asalto al Carro Celular. El 16 de septiembre de 1958 un grupo de jóvenes miembros del Movimiento 26 de julio, llevan a cabo el asalto al carro celular, acción en que se libera a un grupo de compañeros que se encontraban en prisión en la ciudad de Camaguey producto de sus actividades en contra del régimen de Fulgencio Batista, este hecho fue dirigidos por Noel Fernández.

Antecedentes del Asalto al Carro Celular

El fatídico Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, encabezado por Fulgencio Batista, recibió un rotundo repudio por parte del pueblo cubano, al tiempo que se escribían gloriosas páginas como el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953, y las luchas en la Sierra Maestra y el llano que le continuaron al desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956.
Entre los sucesos de mayor relieve en el marco de la lucha contra la dictadura imperante, se encuentra el Asalto al Palacio Presidencial y a la emisora Radio Reloj, protagonizado por valerosos jóvenes del Directorio Revolucionario, el 13 de marzo de 1957, en correspondencia con el compromiso asumido por esa organización ante el Movimiento 26 de julio en el documento conocido como la Carta de México.
Sin lugar a dudas, la heroicidad de los jóvenes del Directorio, liderados por José Antonio Echeverría, impactó en la conciencia de las generaciones que combatían en Cuba al régimen imperante.
En ese contexto de luchas, la ciudad de Camagüey se convirtió en escenario de significativos hechos contra la dictadura, como es el caso del que tuvo lugar el 2 de marzo de 1958, día en que un comando revolucionario, encabezado por uno de los dirigentes del  M-26-7, Noel Fernández, quemó unas 4 000 causas en la Audiencia de Camagüey.
El Asalto al Carro Celular  fue organizado  por Noel Fernández, en interés de arrebatar de las garras de la tiranía a los revolucionarios Pedro Léster Delgado –Jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7 en la provincia-- y el militante  Alfredo Sarduy, prisioneros desde el 31 de diciembre de 1957 en la cárcel de Francisquito.

La Acción

El 31 de diciembre de 1957, un grupo de revolucionarios de la lucha clandestina sostiene un combate, en la Ciudad Camagüey, con fuerzas de la dictadura del general Fulgencio Batista. En la acción mueren Rodolfo Ramírez Esquivel y Domingo López Loyola, mientras que Pedro Lester y Alfredo Sarduy caen prisioneros.

El 21 de mayo de 1958, los presos políticos, encabezados por Léster, promueven una demanda reclamando mejores condiciones de vida en la prisión.
Para el 8 de julio el mismo Léster y Alfredo Sarduy elevan a la sala del Tribunal de Urgencia una solicitud para que fueran juzgados, ya que llevaban 7 meses presos y las fuerzas represivas no los habían presentado a juicio. A poco más de un mes, el 11 de agosto, ingresa en la misma prisión Badito Saker, otro militante de amplia hoja de servicios en el M-26-7, quien fuera detenido por estar vinculado con el alquiler de una casa del Movimiento en Jayamá, ocupada por la policía luego de la detención de Léster y Sarduy.

Planifican una fuga, pero las condiciones no estaban creadas. No obstante, Rolando Marrero, sale de la cárcel y transmite a la dirección del movimiento 26 de julio de la provincia la alternativa de liberar a los encausados. Se estudian todas las posibilidades.
En ocho meses y dieciséis días de cautiverio ambos revolucionarios no reciben visitas en la prisión. Después de ese tiempo le permiten a la mamá de Pedro Lester encontrarse con su hijo. Esa fue la oportunidad para convenir una contraseña de la operación de rescate.
— Mamá, ¿cómo están las cosas allá afuera? ¿Has hablado con Noel Fernández? ¿Qué respuesta tienen de mi petición?
La mujer se preocupa.
— Mi hijo, ustedes deben tener cuidado.
— Sí mamá, no hay problema, pero qué dice Noel.
— Dice Noel, que pronto hablará contigo. Y que la gallina está echada.
El juicio a Pedro Lester y a Alfredo Sarduy está previsto para el 16 de septiembre de 1958. La orden de aplicar la ley de fuga a los prisioneros estaba dada. Pero un reducido grupo de revolucionarios estudia el rescate.
Llegan el día convenido.
Después que Noel Fernández seleccionó a los hombres que participarían en el rescate de sus compañeros y les explicó el plan, citó a los combatientes seleccionados para la 1:15 p.m. en el lugar escogido, la esquina de Francisquito y Rosario, teniendo en cuenta que los juicios comenzaban a las 2:00 p.m.

Unos guardias rondan las casas prostíbulos de las calles de Francisquito y Rosario. Cualquier vacilación pone en peligro la vida de los seis revolucionarios encargados de la operación y de los propios prisioneros.
Al oeste, de la zona seleccionada para la operación, esta ubicada la estación de policías de la calle Avellaneda y al este, la cárcel de Francisquito.

Para la realización del plan se utilizaron tres automóviles: un VW desde donde se verificaría si los revolucionarios encarcelados eran montados en el Carro Celular; un segundo auto situado en Rosario, cercano a la línea del ferrocarril, que interceptaría cuando ese carro tratara de doblar por Rosario; y el tercero parqueado en Verges y San Esteban, frente a la fábrica de refrescos “Pijuán”, destinado a la fuga final.
A una y treinta de la tarde, el carro celular —conducido por el cavo Reyes Peña— se pone en marcha. Viajan diez reclusos. Sarduy está detrás del sargento sólo separado por la división del vehículo. De los presos sólo Lester y Sarduey conocen del plan.
En la esquina de la calle Rosario —a unos 200 metros de la prisión— Marrero espera decidido.
Noel Fernández, observa que se acerca el carro celular y le hace señas a Ollet para que ponga en marcha el automóvil. Intercepta el vehículo.
Noel y Marrero avanzan hacia el carro celular. Encañonan al chofer y al custodio. El jefe del comando le ordena al cavo.
— ¡Dame las llaves!
El chofer queda anonadado, pero...
— ¡ Ah! ¡Mira, Sargento! ¡Éste está loco!
El sargento baja la tablilla y hace un ademan para extraer el arma. Marrero se percata de ello y le advierte.
— No trates de sacar la pistola.
Se escuchan dos disparos. El chofer y el sargento quedan muertos.
Un combatiente revolucionario se pone nervioso y dispara hacia el carro celular.
El proyectil alcanza a Rolando Marrero. Al sentir el impacto de la bala gira el cuerpo. A unos metros de él un guarda jurado.
— ¿Será este cabrón el que me disparó?
Marrero avanza hacia el hombre con la pistola en la mano. Se desploma una, dos y tres veces. Ollet continua disparando nervioso.
Noel Fernández abre la puerta. Todos los presos salen del interior del carro celular, con la excepción de Jorge Aguirrez que está inerte en el interior del vehículo. También Pedro Lester está herido.
Marrero se incorpora y apunta con la pistola al guarda jurado.
El hombre levanta las manos.
"— Este es inocente".
Los seis presos montan en el automóvil. Nadie se da cuenta que Marrero queda herido.
El automóvil, donde viajan los rescatados, se detiene cerca de la fábrica de refresco y jugo de piña. Dos integrantes del comando se quedan en la zona. En el interior del auto permanecen entre otros Noel Fernández, Pedro Lester, Badito Saquer, y Alfredo Sarduy. Luego, Noel, y los evadidos montan en un auto Ford que los estaba esperando. Llegan a la plaza de San Francisco. Se percatan de la presencia de la motorizada. Retornan a la carretera central. Se aproximan a la calle 20 de Mayo y se encuentran nuevamente con la policía. Deciden continuar por la calle Desengaño.
Un carro fúnebre interrumpe el paso. El conductor del vehículo se encuentra en el interior de la funeraria. Los revolucionarios detienen el auto muy cerca de un esbirro de la dictadura.
Ante la adversa situación, Noel Fernández se dirige al esbirro de la dictadura.
— ¡Oiga, hágame el favor! Dile al chofer del carro fúnebre que lo aparte de ahí.
— No, el chofer está por allá adentro.
Noel Fernández piensa para sí: "si este cabrón se da cuenta quiénes somos tendremos que eliminarlo.
El jefe del comando le ordena a Lester que le entregue la pistola a Sarduy.
— No es necesario. Ya la pistola está preparada.
Se observa el ir y venir de autos patrulleros*. Los revolucionarios logran evadir a la Policía y al Ejército. Los soldados, desesperados, registran las viviendas y toda la ciudad.
En estas condiciones, se reciben informaciones de planes para asesinar a Léster y Sarduy, tras simular un intento de fuga. En correspondencia, Léster aprovecha una visita de Noel a la cárcel para solicitarle que hagan lo necesario para sacarlo, al margen de cualquier riesgo. Así surgió el plan de fuga de la prisión de esos combatientes.
En medio de los preparativos de la acción, se desecharon diversas variantes de fuga. Fue entonces que, con gran discreción, Léster y Noel planearon el rescate en el momento en que los agentes de la tiranía decidieran el traslado desde el encierro para el Tribunal de Urgencia, el cual inicialmente se previó para el 28 de agosto de 1958 y finamente se pospuso para el siguiente 16 de septiembre.
Los militantes que participaron en la valerosa acción fueron: Roberto Coello y Alfredo Acosta, quienes cerca de la línea del ferrocarril tenían la misión de eliminar la escolta que habitualmente llevaba el Carro celular; Roberto Ollet (devenido traidor), quien manejando el auto cito en Rosario haría la intersección, impidiéndole el paso; además, Rolando Marrero, ubicado en la esquina de Francisquito y Rosario, y Noel Fernández, en la esquina de Quiñones y Rosario, neutralizaría al chofer y al jefe del carro que viajaban en la cabina.

Anécdota

El historiador Francisco Luna, precisa acerca de lo sucedido el 16 de septiembre de 1958: “Al llegar el carro a la esquina de la calle Rosario el auto conducido por Ollet se interpuso. El Carro Celular era conducido por el vigilante Reyes Peña, quien detiene la marcha.
"A su ventanilla se acerca Noel Fernández, que le pone la pistola en la cabeza y le pide las llaves. El sargento Ortiz, jefe del carro, no se percata de nada, va leyendo el listado de conducción de presos, sólo escucha cuando el chofer le dice: ¡Ah, mira a este!.
"El sargento va a sacar su arma sin darse cuenta de que a su lado está Rolando encañonándolo. “Marrero le dispara a Ortiz y Noel a Reyes Peña. Ollet, al escuchar los disparos, desde el propio auto comienza a disparar contra el Carro Celular, una de estas balas penetra por la pequeña ventanilla enrejada que separa la cabina del chofer del lugar donde van sentados los presos e hiere de muerte a Jorge Aguirre Fernández, el primer preso de una de las dos filas en que van sentados y que iba pegado a la ventanilla.
"Se escucha un ¡Ay mi madre!. Habían herido a Léster, que iba sentado cerca de la puerta trasera en la otra fila."
También en el histórico acontecimiento resultó herido Rolando Marrero, quien logró escapar en medio de la difícil circunstancia.
Finalmente, Noel Fernández entra al Carro Celular y saca a Pedro Léster Delgado, gravemente herido, a Alfredo Sarduy y Badito Saker, además de otros seis presos comunes que viajaban en dicho carro.

Fuentes


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