Asesinato de la familia Romero

Plantilla:HechosAsesinato de la familia Romero.

Durante los años 1959 a 1965 el enfrentamiento clasista en Cuba tuvo su manifestación más violenta en la Lucha Contra Bandidos que se desarrolló en todas las provincias del país; pero con mayor agudeza en la antigua provincia de Las Villas principalmente en la región del Escambray, donde se unieron batistianos, seudo revolucionarios, lumpens, elementos comprendidos y otro que se sintieron de alguna forma afectados por las leyes dictadas por la Revolución.

Con este artículo se pretende dar una imagen, lo más real posible, de un hecho que ocurrió a una familia campesina que fue víctima de uno de los más crueles asesinatos ocurridos en esta etapa. Para esto utilizaremos testimonios de integrantes de la misma, de algunos vecinos y de personas que se relacionaron con ellos en el transcurso de la vida.


Situación en el Escambray

Si bien al Escambray llegaron contrarrevolucionarios procedentes de las distintas zonas de Cuba, los vecinos del lugar se vieron implicados en la difícil situación de habitar en el escenario donde actuaban con fuerza contendiente, cada una de las cuales exigía un compromiso: muchos se sumaron a las filas revolucionarias, otros tomaron el camino del bandidismo y no pocos asumieron la doble posición de cooperar con ambas fuerzas. Dándose el caso de que en una misma familia se adoptaron posiciones contrarias entre sí.

Los Romero colaboraron con las guerrillas que en 1958 combatieron en el Escambray a la dictadura de Batista, luego al desarrollarse el movimiento contrarrevolucionario en la región, se mantuvieron firmes en su principio participando activamente en la lucha contra bandidos por lo que el 2 de julio de 1962 resultaron víctimas de la furia salvaje de sus enemigos de clase.

En lo general esta es brevemente la historia de los Romero, como también lo puede ser de los Ramos, de los Soto y de tantas otras familias que en las montañas del Escambray aportaron calladamente a la identidad del montuno cubano los elementos de carácter que hoy lo tipifican.

¿Quiénes eran los Romero?

José Pío Romero Rojas.
Ana Romero Rojas.

Belarmino Aladro Cornelio:
Los bandidos en el Escambray cometieron muchos crímenes, pero yo creo que uno de los más horribles fue el asesinato de la familia Romero, allí mataron a Pío, a Ana y a Eustaquio, también se enseñaron con Pastora, la mujer de Pío y con sus dos hijas que eran unas niñas. A ellos los matan por revolucionarios, porque cómo fueron pobres toda la vida, vieron en la Revolución una esperanza, una luz capaz de cambiar su hasta ese momento, desgraciada existencia.

¡Había que conocer a esa familia! ¡Qué gente más noble y servicial! Allí el que llegara era bienvenido y bien atendido siempre y cuando tuviera buenas intenciones. Con los maleantes ellos no ligaban; pero con la gente honrada era otra cosa, pues tuvieron que luchar mucho con la vida desde pequeños. Eran la verdadera representación de los campesinos cubanos en aquellos tiempos.

Regino Romero Rojas:
Yo soy hermano de Pío y de Ana. Nuestros padres se llamaban Mariano Romero Turiño y María del Carmen Rojas Rodríguez, los dos eran de Condado.

El viejo mío desde muy joven tuvo que trabajar duro. Por esta son harapos estaba fea y un día se echó. Al hombre salió buscar trabajo, hacían dando igual central Soledad donde se estableció. Por esa época conoció en Arimao a Leonor Herrera de la unión nacieron tres hijos: María, Walfredo, y Waldina. Al morir Leonor el regreso a Condado. Entonces se casó con mi madre quién le parió 12 hijos, lo cual he dicho reborde de mayor a menor fuimos los siguientes: Juan y Liborio, que eran jimaguas, Mariano, Felicia, Rosario, Ana, Pío, Isabel, Felipa, Irene, yo y Mercedes.

Aquí en la zona de Condado mi papá fue montero, sitiero, criador de puercos y colonos de caña. En 1926 por unas deudas que no pudo pagar se suicidó y los hermanos mayores tuvieron que hacerse cargo de la familia, cuando eso vivíamos en Meyer.

Pastora Rojas Fonseca:
Pío y yo éramos primos, mi papá hermano de su mamá, pero en aquella época era muy común en el campo los matrimonios entre familias porque casi todos los vecinos teníamos algún parentesco, así como desde muy jovencitos nos enamoramos y cuando lo creímos conveniente nos casamos. Vivimos un poco a la finca de Mariano Ibargollín hasta que no fuimos a Lagunitas donde nació una niña que se nos murió y Bartolo, el único varón que tuvimos. Después nos mundanos para Purial y de ahí a Cupeye, donde nacieron Paula y Teodora.

Pío se dedicaba el cultivo del café, frutos menores, criaba algunos puercos, algunas vaquitas y dos o tres bestias para montar. Los puercos eran escondidos porque el mayoral no dejaba que se ligara el prieto con el colorado, decía que se echaba a perder la cría. Para cocinar hacíamos carbón y al dueño había que pagarle el pie de monte, también se le daba una parte de los demás cultivos que cosechábamos.

Juan Rojas Fonseca:
Pío yo éramos parientes, siempre andábamos juntos, después cuando se casó con mi hermana Pastora, nuestra amistad se consolidó pasando mi juventud a su lado.

El sentía pasión por la música campesina, sabía tocar todos los instrumentos, aunque prefería el tres. Allá en Meyer formó un grupito musical en el que yo tocaba los timbales. Ese grupo duro unos cuantos años y parece que no éramos muy malos por que tocábamos en los salones y cobrábamos 7 pesos por actuación. Nos contrataban en Limones Cantero, Condado, Meyer, Manacal, El Algarrobo y en toda esta comarca.

Había fechas en que siempre hacíamos presentaciones, por ejemplo la Candelaria, el San Juan, las Pascuas y fin de año. Ya era habitual que actuáramos donde se celebraban estas fiestas tradicionales; pero para nosotros internamente hacer una fiesta no tenía que ser un día específico. Pío, cogía el tres y salía, después nos incorporamos de resto y en la casa en que nos posesionábamos, ahí mismo estaba la fiesta.

Bartolo Romero Rojas:
En la vida de mi padre había varias cosas principales: la familia, el trabajo, la justicia, la amistad. Digo primero la familia porque para el siempre fue muy importante la presencia de sus seres queridos, era como un punto de unión de todos. Además de nosotros sus hijos y mi madre siempre estaban su mamá, sus hermanos, sus sobrinos y otros familiares. La prueba más clara de lo que digo es su propia muerte ya que lo mataron junto a mi tía Ana y a mi primo Eustaquio, por eso cuando se habla del hecho se habla de la familia Romero.

Mi tía Ana toda la vida estuvo al lado de mi padre, nunca se casó y a los sobrinos los atendía constantemente como si fuera una madre. Yo no se enfermaba ahí estaba su lado hasta que se pusiera bien, lo cuidaba como me perder ahí estaba al tanto de los remedios que había que darle. Si tenía una cosa: era resabiosa y geniosa, cuando nos decía que había que hacer algo, había que hacerlo porque si no se ponía brava, sus ojos nos decían el estado en que se encontraba, cuando los ponía serios era que estaba molesta. Aparte de su genio era una mujer muy dulce y muy alegre, le gustaba cantar, bailaba bien, era bonita, de un cuerpo hermoso y aunque casi no pudo estudiar hablaba bien, tenía esa gracia de que cuando hablaba todos teníamos que oírla y no era que se imponía sino que sabía conversar.

Además, era una persona muy educada, jamás le faltaba el respeto a nadie, ni a los muchachos, según le gustaba que la trataran así ella trataba a los demás.

Cirilo Polo Romero:
Ana recogía café, chapeaba una guardarraya, ordeñaba una vaca, se montaba en un caballo, curaba un empacho, le tiraba un santigüao a uno, cargaba un mulo de viandas y lo llevaba para la casa, ella sabía hacer de todo.

Angel Reinaldo Rojas Romero:
Era buena con los muchachos. Siempre vivió con Pio. Es la alta, de carácter gobernativo y exigente. Sabía coser, tejía guano, hacía sombreros, bordaba. Le gustaban mucho las fiestas, sabía tocar la clave y en las fiestas familiares cantaba y bailaba.

Regino Romero Rojas:
Eustaquio era hijo de Felicia, una hermana mía y de Rigoberto Polo, era muy reservado, no tenía vicios ni le gustaban los problemas. Lo que a él sí le gustaba era la ganadería, ¡Ese muchacho tenía delirio de montear!

Angel Reinaldo Rojas Romero:
Poseía mucha facilidad para trabajar con ganado las lomas. Él era alto, delgado, muy ágil para todo. Aunque casi analfabeto era muy conversador. Le agradaba la música mexicana.

Cirilo Polo Romero:
Mi hermano Eustaquio era un hombre dedicado por entero al trabajo, no era muy pie pero mi bebedor. Siempre fue muy responsable de ese muchacho los 31 de diciembre su mayor placer era que nuestros padres tuvieran algo ese día en la casa, aunque él se acostara a dormir temprano. Era una gente muy metódica, cuando niño casi siempre jugaba solo, no obstante, tuvo muy buenos amigos. En Meyer le pusieron el peliblanco.

Edelto Polo Romero:
Nosotros nos criamos en la finca "Sal si Puedes" en Limones Cantero. La escuelita nos quedaba muy lejos y como teníamos un solo caballo no pudimos asistir a la misma. Además lo que se iban haciendo mayorcitos tenían que ayudar a mi papá en el trabajo. Después cada cual se buscó su propia vida. Cirilo estaba con Pío. Ulampio y Eustaquio se fueron para Meyer. El único que se quedó con los viejos fui yo porque era el menor de todos.

La familia en la etapa de la lucha insurreccional:

Pastora Rojas Fonseca:
Desde que llegó la Revolución a la zona donde vivíamos trabajamos por ella. Todas las tropas que pasaban por la Ceiba almorzaban y comían en mi casa, desde los primeros rebeldes hasta el Che Guevara. Había mucha confianza en nosotros y nos metimos de lleno mi cumplimiento de diferentes tareas revolucionarias.

Regino Romero Rojas:
En Cupeye había dos casa, la de Pío y la mía. Todos ayudamos a la Revolución. Un hombre llamado Andrés Martínez nos traía bonos para que se los compráramos. Nosotros estábamos dispuestos a todo y como no habíamos votado en la farsa electoral del cincuenta y cinco establecimos con relativa facilidad contactos con elementos revolucionarios del lugar, con vistas a organizar un sistema de cooperación.
Eloy Gutiérrez Menoyo vino desde la zona de Sancti Spíritus hasta la casa de Julio Reyes y de ahí a casa de Francisco Catalán en la finca Helechal, este último habló con mi hermano Pío y lo trasladaron hasta la finca de Federico Gómez, cerca de Manacal, quien los guió hacia Dos Arroyos.
Luego Julio Reyes nos envió a Casito Jimerana que venía al frente de treinta hombres lo que acamparon en casa de Pío y en la mía. Estuvieron 13 días y de ahí Pío los sacó a casa de Julio Lara donde trabajaba Zenén Bárzaga él cuál lo llevó para Dos Arroyos.

Cirilo Polo Romero:
Catalán fue el que trajo a la casa a Casito Jimerana. Luego llegaron Bombino y Cadenas con una tropa de cuarenta y pico de gente. Ese día y estaba en el cuarto con mi tía Ana, tirado boca arriba en la cama y cuando los sentí digo "arriba que la gente está ahí", entonces cuando Pío ubicó regreso y me llamó para la cocina criticando que por haber utilizado esa forma, porque podían haber tomado normal opinión del expresión que utilicé.
Cuando aquello los guardias de Batista estaban por el Algarrobo y Bombino estuvo cerca de 20 días acamparon en un lugar que le dicen "El Saltador", como a dos km de la casa. Le llevábamos comida, unas veces iba Pío, otras Tito, un muchacho que se crió en la casa. También íbamos Regino, Aquielo o yo. Luego cuando fue posible, se llevó esa tropa hasta dónde estaba Zenén Bárzaga para que éste los guiara a su destino. Después llegó Rubén Gil Cañizares.

Bartolo Romero Rojas:
La gente de Rubén Gil también fue atendida adecuadamente mi casa ello, dentro de sus planes, tenía la idea de realizar una acción de Manacal. Mi papá, mi tío Regino y mi primo Cirilo los acompañaron. Quemaron la estación de Manacal, varios sacos de carbón y tumbaron las líneas telefónicas.

Regino Romero Rojas:
Pío subió en varias ocasiones a la comandancia del Segundo Frente, en una de ellas le plantean la necesidad de hacer una zona libre entre Manacal y Meyer, le presentaron a Jesús Carreras que era el Comandante Auditor y al Capitán Manuel Zabalo, diciéndole que ello verán lo designados para establecerse en Cupeye. Mi hermano cuando regresó nos dio la tarea a Juanguito y a mí de preparar las condiciones para construir el campamento.

Juan Rojas Fonseca:
Pío nos indicó el lugar, quedaba como a un km de su casa, asimismo él y Cirilo nos ayudaron a cortar la madera necesaria. Hicimos un rancho vara en tierra, forrándoseles las dos culatas con guano, le pusimos dos hileras de palos para amarrar las hamacas y le hicimos el fogón a un lado; pero después cogieron miedo de ser descubiertos por una avioneta a la que le decíamos "La Chismosa" que sobrevolaba todos los días la zona en misión de exploración, por ello se hacía la comida en la casa y se les llevaba ya cocinada.

Regino Romero Rojas:
Manuel Zabalo entró el 4 de agosto y estuvo hasta el mes de octubre en el campamento.

Paula Romero Rojas:
Cuando ellos llegaron a la casa se mataron unos puercos. A los muchacho nos hicieron trepar en un árbol para que si venía alguien diéramos el aviso diciendo "yagua verde". En eso llegó el mayoral y mi hermano Bartolo gritó lo acordado. En todo se los demás lo repetíamos a coro como si estuviéramos cuando, sin que dicho individuo se percatara de la estratagema.

Bartolo Romero Rojas:
Mi papá le planteó Manuel Zabalo que desconfiaba del mayoral y Zabalo dijo: "Usted va a ver que eso se arregla". Un día se escondió cerca del camino y lo esperó, cuando el hombre llegó a dónde él estaba le salió con aquella barbona que tenía. El mayoral que venía entretenido en su mula se asustó cuando vio aquel hombre armado salir del monte, Zabalo se le paró delante y le dijo "¿Usted el mayoral de esta finca?", sin esperar respuesta de aquel sujeto continuo diciéndole: "Yo soy el jefe de los rebeldes de esta zona y me hace falta gente que colabore con nosotros y para empezar traíga medio saco de arroz y una cochinata que aquí mismo lo vamos estar esperando".

Pastora Rojas Fonseca:
Cuando llegó el mayoral allá conmigo y con María, venía más blanco que un papel y yo le digo: “ ¿Qué te pasa Felo?”, el hombre se me acercó y me digo bajito: "Los rebeldes me agarraron y yo les traje un puerco, pero no tengo dónde cocinarlo", me hice la pensativa y le dije también muy bajito: “Traigalo para que a que por ser usted lo vamos ayudar". Cuando se fue, María y yo nos reímos muchísimo. Era la única forma de comer carne de un animal que le perteneciera a aquel individuo.

Regino Romero Rojas:
Se puso una enfermería en casa de Felo Má en Manacal que la manejaba Rafael Arcís, venía al campamento y distribuía las medicinas. Hacían las funciones de enfermeras Ana, Pastora, María y Elsa la mujer de Jesús Carreras. Recuerdo que una vez hubo un brote de sarampión situándose a los enfermos en un granero. Allí se curaron Roberto Nápoles, Gil, Benedetto y otros más.

Bartolo Romero Rojas:
En mi casa estaba el suministro de comestibles, el cuarto de armamentos y las medicinas. Mi tia Ana llevaba el control de todo eso. Al establecerse el campamento los rebeldes llegaban, descansaban unos días, el que estaba enfermo se curaba, también contactaban con otras guerrillas y con las células clandestinas creadas en los distintos pueblos.
Cuando llegaba un enfermo o un herido, Ana se prestaba de inmediato a curarlo. También le curaban los empachos a los rebeldes y se les hacía cocimientos y se atendían como si fueran de la familia.

Raquel Cornelio Pérez:
Yo empecé en el Ejercito Rebelde con Moisés Hernández Torrecilla, un capitán de Alfredo Peña que era del Segundo Frente, después estuve con la guerrilla de Juan Abrahantes del Directorio Revolucionario. Visité varias veces la casa de Pío y allí lo mismo se atendía al Directorio, que al Segundo Frente, que al 26 de Julio. Ellos colaboraron mucho con Manuel Zabalo siendo este un hombre muy recto. La guerrilla más disciplinada que había en el monte era la de él. Ahí lo que se trajera era para todos, con las limitantes propias del momento.

Bartolo Romero Rojas:
Un día se fue a dar una reunión en Dos Arroyos y Zabalo que se iba a ausentar por algún tiempo, escribió un papel nombrando a mi papá Jefe de Campamento y Zona, dejó también unos rebeldes a su mando para mantener el orden así como para atender y orientar a las tropas que llegaban de tránsito.
Mi papá era la confianza de Zabalo. Cuando se fue a quemar el tren su misión fue investigar la protección que tenía, conseguir todo lo necesario para la acción y garantizar la seguridad de los rebeldes. Para quemar el puente de Bijabo resolvió los materiales que hacían falta. Fue el encargado de recoger el ganado que se le quitó al jefe de la Guardia Rural de Manacal. Abastecía al campamento de víveres, cigarros y todo lo que hacía falta. A su vez, tenía la responsabilidad de distribuir alimentos entre los campesinos que vivían en el lugar, semanalmente se mataba una vaca para los vecinos.

Cirilo Polo Romero:
Cuando se quemó el tren en Manacal yo participé en esa acción, pusimos en la línea muchísimos bolos para que el tren se parara y cuando se detuvo se formó el tiroteo, capturamos a los guardias y sacamos el maquinista y al retranquero. Recuerdo que el retranquero venía comiendo galletas con mortadella y en vez de tragárselas las botaba, estaba temblando y no tenía como apearse. Luego le dimos candela al tren y lo mandamos incentivo rumbo a Trinidad.

El puente de Bijabo quemó porque en ese tren se trasladaban todas las cosas para los guardias: víveres, cigarros, combustible... y entonces Manuel Zabalo lo decidió quemar el puente para impedir el tren pudiera pasar.

Saliendo 10 hombres, cada uno con cuatro cócteles, llevamos también una lata de gasolina y otra de aceite, llegamos al lugar como a las cuatro de la tarde y ligamos a gasolina con el aceite. Yo empiezo a regar aquello por todas las traviesas y cuando todavía no había acabado, un muchacho se apresuró a tirar un cóctel, la candela me vino hacia arriba, yo me asusto, me enredo con una traviesa y me caigo, ya con la candela tocándome un compañero al que le decían Ladrillo corrió para sacarme, ayudándome a salir de aquel mal momento.

Cuando el ataque al cuartel de Báez cuide práctico hasta Sopimpa y luego seguí con ellos, pero ya con otro práctico que era Santiago Placeres. Resultó imposible tomar cuartel porque las armas nuestras delante muy poco calibre y no podían atravesar la mampostería. Después un tiempo de combate Zabalo ordenó retirarnos. Se habían cogido preso dos guardias y uno de los nuestros fue herido.

Bartolo Romero Rojas:
La vez que atacamos al cuartel de Báez hirieron a Amable en la tetilla derecha, lo llevamos para mi casa y lo acostamos en la cama de mis padres. Allí Ana lo atendió hasta que se restableció y pudo irse el campamento.

Cirilo Polo Romero:
Pío tenía mucha gente a su alrededor, el era el orientador de todos, el que decía lo que había que hacer, porque era la confianza de Zabalo.

En el que al tenía Cano, a Felo Arcís y a Pedro Moreno; en el Corojo a Francisco Catalán; en San José a Germán Bosch, a Juan Rojas y a Jorge Rojas; en La Corúa a Angelito Meneses; en Cedrolia a Tito Cabrera y en Sopimpa a Eleodoro Carpio, a Felo Ortega y al Negro Alonso.

El Negro Alonso fue muy útil, ahí Pío tenía buena guía de ayuda, porque trabajaba cerca de los guardias y comunicaba todo lo que se movía, cuando se planteó atacar el cuartel de Jíquima dio toda la información requerida: el número de guardias, como eran las cosas, donde estaba cada posta... además conseguía muchos pertrechos que hacían falta para la tropa.

Otro que fue muy importante de Alberto que trabajaba en la línea militar, en el teléfono. Pido sólo presentó a los rebeldes y a partir de entonces comenzó a colaborar en la lucha contra Batista.

Alberto del Cristo Álvarez:
Yo trabajaba dándole mantenimiento de la línea del telégrafo militar en Manacal, venía siendo trabajado civil del ejército, además tenía un hermano y un cuñado que eran oficiales en Oriente.

Pío era mi amigo de muchos años y él sabía que, aunque nada mi trabajo tenía relación con mundo militar ni principio no coincidían con un régimen Batista. Un día me pregunto si estaba dispuesto a cooperar con la revolución, le dije que si, que conmigo podía contar me aseguró que muy pronto los rebeldes contratarían conmigo, así fue,una tarde estaba preparando una avería y cuando acabo y fui para la tienda a estampar un aguacero, a comprar cigarros y a darme un trago; de pronto llegaron Faure acompañado de Cubela quienes informaron que Pío le había hablado de mí y que ellos pensaban hacerme una visita en Condado.

En una oportunidad cerca de las once de la noche se me aparecieron en Condado, en mi casa, diciendo que sabían muchas cosas sobre mí. Hablaron de la necesidad que tenía el Directorio de un mensajero por ocupar el lugar de José Antonio Sanchidrián, quien había sido el enlace principal entre el Escambray y el llano. Así comencé a llevar mensajes a casa del Dr. Farías y de Josefa Suárez en Sancti Spíritus así como a otros lugares.

Cuando llegaba a Banao, donde había un punto de control militar y me hacían preguntas los guardias, les decía que iba a tratar de comunicarme con un hermano y mi cuñado que estaban en Oriente. Así llevé y traje importante correspondencia para los revolucionarios, pasé dinero y cumplir con todas las misiones que me encomendaron.

Hecho Ocurrido


Allí penetraron en la casa de los Romeros la banda de Julio Emilio Carretero, Leonel Martínez y Macho Jiménez junto con otros bandidos que en total eran 17, 6 o 7 de ellos entraron por la puerta del comedor, los demás rodearon la casa, dos de los que penetraron en el interior de la casa fueron Julio Emilio Carretero y Leonel Martínez, ambos eran los jefes de la Banda.


Comenzaron a golpear con la culata del fusil a Pastora Rojas por el fémur provocándole una fractura, también golpearon a Paula Romero fracturándole la clavícula, dándole con la punta del fusil a Teodora por un seno que cuando a aquello apenas se le notaban porque era muy joven, pero que actualmente padece de él desde aquel entonces.


Encañonando con un fusil M-3 a Bartolo Romero por la cabeza ya que este compañero se encontraba con fiebre, convaleciente de un tiro dado en la espalda, interceptando Pastora Roja la madre del mismo diciendo a Julio Emilio Carretero que este no era de la familia Romero que era un trabajador de la finca.


Los bandidos al no reconocerlo dijeron: "Déjenlo que este no es de la familia Romero.", tras lo cual regresaron al comedor y comenzaron a dar golpes con la bayoneta y la culata de los fusiles a las demás personas que allí se encontraban, le dieron un bayonetazo a Eustaquio Polo Romero por el pecho y este diciendo que viva Fidel Castro y la consigna de Patria o Muerte fue arrastrado hacia debajo de un árbol de ateje con ideas de colgarlo lo cual este al hacerles resistencia y al no poderlo colgar lo ametrallaron dándole de 20 a 30 tiros en el suelo además de cortarle la cabeza en dos partes y dejar esta rodando por el piso.

Al igual que a Ana le cortaron un seno a rafagazos que cayó al suelo, así como a Pio, dándole Bayonetazos en el suelo. Los bandidos se percataron de que el herido que estaba en la casa era Bartolo Romero hijo de Pio y Pastora, este logra escapar por una ventana pero los bandidos lo persiguen, ya que como él estaba herido y con fiebre no podía correr con energía. Llevaba una camisa blanca por lo que los bandidos lo podían divisar fácilmente en la oscuridad de la noche, aunque al darse cuenta de esto lanza la camisa hacia un matorral al cual ellos acuden pensando que el había caído, esto le da ventaja y logra perderse en la penumbra, logrando penetrar en la maleza y descolgarse por un paredón aproximadamente de 3 metros logrando ocultarse para no ser descubierto.

Los bandidos pasan alrededor de 30 minutos después por debajo de donde se encontraba Bartolo, donde este pudo escuchar que los bandidos iban diciendo que eso es lo que se merecían los comunistas y los fidelistas que iban a seguir matando aunque tuvieran 3 años de edad .


Fuente:

  • Entrevista hecha por Lidisve León Martínez a Bartolo Romero.
  • Archivo Museo Nacional L.C.B.: Datos sobre campesinos asesinados pro las bandas contrarevolucionarias 15 de febrero de 1966.
  • Orihuela, Roberto: Nunca fui un traidor. Retrato de un farsante. Edición Capitán San Luis. Ciudad de La Habana. Cuba. 1991.