Fulgencio Batista

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Fulgencio Batista
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Batista vistiendo uniforme militar de gala

Presidente de la República de Cuba

Presidente de la República de Cuba
10 de marzo de 1952 - 1 de enero de 1959
VicepresidenteGustavo Cuervo Rubio
PredecesorCarlos Prío Socarrás
SucesorManuel Urrutia Lleó
10 de octubre de 1940 - 1 de junio de 1944
PredecesorFederico Laredo Brú
SucesorRamón Grau San Martín
Datos Personales
NombreFulgencio Batista y Zaldívar
Nacimiento16 de enero de 1901
Banes, Oriente, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento6 de agosto de 1973 (72 años)
Marbella, Bandera de España España Nacional.
OcupaciónMilitar y Político
Conocido porEl Indio, El Hombre y El General
Partido políticoABC
Partido de Acción Unitaria (PAU)

Fulgencio Batista y Zaldívar (Banes, Oriente, Cuba, 16 de enero de 1901 - Marbella, España Nacional, 6 de agosto de 1973). Militar, político y dictador cubano. Presidente de la República en dos ocasiones, entre 1940 - 1944 y entre 1952 - 1959 en que encabezó un gobierno tiránico tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.

Batista, de procedencia humilde, ingresó en el ejército como soldado. Se superó en la institución hasta alcanzar el grado de sargento mayor, el más alto entre los alistados. Durante el gobierno de Gerardo Machado se afilió al ABC, organización a la que renunció al apartarse esta de la línea insurreccional y sumarse al gobierno mediacionista de Carlos Manuel de Céspedes.

El 4 de septiembre de 1933 encabezó un golpe militar que derrocó a Céspedes. Ascendido a coronel y nombrado por el pentarca Sergio Carbó como jefe del Ejército, integró rápidamente, desde esa nueva posición el ala más derechista del gobierno provisional de Ramón Grau San Martín, contra el cual conspiró hasta lograr su derrocamiento en enero de 1934. Desde ese momento fue el hombre fuerte de Cuba, apoyado por el ejército.

En 1940 fue electo presidente de Cuba. Tras la derrota electoral de su partido en las elecciones de 1944 se exilió voluntariamente en Miami, Estados Unidos, desde donde siguió influyendo en la política de la Isla. Regresó para aspirar nuevamente a la presidencia en las elecciones de 1952 al frente del Partido de Acción Unitaria, pero antes de producirse estas encabezó otro golpe de Estado que derrocó a Carlos Prío Socarrás. Asumió entonces el cargo de primer ministro y luego el de presidente provisional, hasta que se hacerse presidente en las elecciones de 1954.

Su gobierno fue combatido desde casi todas las posiciones políticas y tuvo que enfrentar desde diciembre de 1956 la guerra popular revolucionaria encabezada por el Movimiento 26 de Julio en las montañas de Oriente y que se extendió con rapidez por todo el país. Incapaz de hacer frente a la revolución popular y con el ejército, su principal sostén, vencido y desmoralizado, huyó del país en la madrugada del 1 de enero de 1959.

Síntesis biográfica

Nació el 16 de enero de 1901 en Banes, Oriente. Era hijo de la unión libre de Carmela Zaldívar y Belisario Batista, pero su madre lo inscribió sólo con su apellido[1].

Siendo muy joven realizó labores campesinas, y fue aprendiz de barbero y de sastre [2]. Su madre falleció cuando era un adolescente. Entonces abandonó Banes en busca de mejores oportunidades. Trabajó como jornalero en Antilla, fue mensajero y luego se convirtió en estibador.

El 15 de enero de 1919 logró colocarse como empleado de la Railroad Company. Trabajó por veintidós meses en los ferrocarriles y luego decidió entrar en el Ejército. Prestando servicios en el Escuadrón No 5 de la Guardia Rural en La Habana.

Carmela Batista Estevez hija de Fulgencio Batista

Conoció a Elisa Godínez, con quien se casó el 10 de julio de 1926 y tuvo tres hijos: Mirtha Caridad (1927-2010), Elisa Aleida (1933) y Fulgencio Rubén (1933-2007). Luego de su segundo matrimonio con Marta Fernández Miranda (1923-2006) nacieron otros cinco: Jorge Luis (1942), Roberto Francisco (1947), Carlos Manuel (1950-1969), José Fulgencio (1953) y Marta María (1957). de su relación extramatrimonial con Marina Estévez nació Carmela de las Mercedes Batista Estévez (1935).

Carrera militar

Ingresó en el Ejército Nacional el 14 de abril de 1921 en el Regimiento Agramonte de la provincia de Camagüey. Poco tiempo después fue trasladado a la capital y destinado al Campamento de Columbia.

Conocedor de que sólo su esfuerzo personal le permitiría hacer carrera militar comenzó a estudiar taquigrafía en una academia particular en Luyanó. Se hizo taquígrafo y mecanógrafo y logró quedarse en la academia como profesor.

El 13 de abril de 1923 se venció su contrato con el ejército y fue licenciado, pero logró reingresar el 29 de mayo de ese mismo año, asignándosele al Escuadrón No 5 de la Guardia Rural que custodiaba de la finca del presidente de la República, Alfredo Zayas. Al cesar Zayas en la presidencia y dejar su residencia de ser custodiada por el Ejército, Batista fue asignado al castillo de Atarés, donde radicaba la guarnición de la escolta presidencial.

En junio de 1927 se presentó a una convocatoria del Estado Mayor del Ejército para obtener por oposición una plaza de taquígrafo. Alcanzó el primer lugar entre los cuarenta y dos participantes y una semana después fue ascendido a cabo y ubicado bajo las órdenes del coronel Federico Rasco Ruiz, inspector general del ejército, que radicaba en el Castillo de la Fuerza.

Al año siguiente, en agosto, Batista se presentó a oposición para cubrir una plaza de sargento taquígrafo en el Séptimo Distrito Militar de la fortaleza de La Cabaña. Batista ganó la plaza y el 17 de agosto de 1928 fue ascendido al más alto rango dentro de los alistados, sargento mayor. Después cambió su plaza por la de taquígrafo del Sexto Distrito Militar de Columbia, donde quedó bajo las órdenes del fiscal del Distrito, teniente Ricardo Gómez. En junio de 1933, de acuerdo con su amigo el sargento mayor, Pablo Rodríguez, presidente del Club de Alistados abrió una escuela de taquigrafía en el Campamento de Columbia, en la que los soldados recibían clases nocturnas por tres pesos mensuales.

Al caer el régimen de Gerardo Machado, Batista se unió a un grupo de clases y soldados del Ejército dirigido por el sargento Mayor Pablo Rodríguez que conspiraban contra el nuevo gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. Los miembros del grupo se autotitularon, Unión Militar Revolucionaria, Junta de Defensa o Junta de los Ocho, por el número de sus integrantes. Batista, que en ese momento militaba en el ABC, trató de interesar a su jefe celular, Manuel Martí en los planes insurreccionales, pero este se opuso al considerar que los planes de la Unión Militar Revolucionaria quebrantarían la disciplina de las Fuerzas Armadas. Por ese motivo Batista renunció al ABC.

Redactó entonces un documento, que fue aprobado por la Junta de los Ocho, en el que hablaba de la dignidad del soldado y la necesidad de restituirle los beneficios, así como el deber que tenía de insubordinarse si alguien atentaba contra su decoro. Este documento circuló profusamente entre los elementos de tropa. Batista trató de radiarlo o publicarlo, pero todos los medios lo rechazaron.

Golpe militar del 4 de septiembre

Batista con sus guardaespaldas en Columbia, en noviembre de 1933

El 4 de septiembre de 1933, Batista quien se encontraba al frente de la Junta de los Ocho, ante la ausencia temporal de Pablo Rodríguez, se reunió en varias ocasiones con las clases y soldados del ejército en el Campamento de Columbia que llevaron al desconocimiento de la autoridad de la oficialidad y el control de las principales guarniciones de La Habana por los alistados.

A estos se les sumaron de inmediato otros efectivos del ejército, la Marina de Guerra y la Policía. Batista aprovechó la ausencia de Pablo Rodríguez para capitalizar el movimiento a favor suyo y hacerse cargo del Ejército. Con el apoyo del DEU, Pro Ley y Justicia y otras organizaciones políticas que no habían aceptado la Mediación los sublevados controlaron la capital y el país obligando a renunciar al presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes.

Los sublevados se agruparon en la llamada Unión Militar Revolucionaria y lanzaron la "Proclama de la revolución al pueblo de Cuba", que firmaron los elementos civiles y un único militar, Fulgencio Batista. Este apareció en el documento como sargento jefe revolucionario de las Fuerzas Armadas de la República. De esa forma Fulgencio Batista desconoció la autoridad de Pablo Rodríguez como líder de la Junta de los Ocho, y aunque el mismo aparecía como jefe de la principal guarnición militar del país, los hombres que le rodeaban eran leales a Batista.

Jefatura del Ejército

Al caer el gobierno de Céspedes asumió el poder un gobierno colegiado, que pasó a la historia con el nombre de Pentarquía y estaba integrado por varias organizaciones antimachadistas. Al quedar sin oficiales el ejército tras el movimiento del 4 de septiembre, y tras la negativoa de varios de estos de asumir la jefatura de la institución, uno de los pentarcas, el doctor Sergio Carbó, ascendió a Batista a coronel jefe del ejército sin colegiar su decisión con sus colegas de la Comisión Ejecutiva. Batista fue ascendido por:

"(...) por méritos de guerra y excepcionales servicios prestados a la patria."[3]

Este acto, unido a la negativa norteamericana a reconocer un gobierno de tal formato decretaron el fin de la Pentarquía. Al quedar disuelto este gobierno fue constituido un nuevo gabinete de composición heterogénea que trascendió a la historia como el Gobierno de los 100 días. Ramón Grau San Martín, un profesor de Fisiología, que había sido 'pentarca, fue nombrado presidente.

Gobierno de los Cien Días

Una lucha de tendencias, entre las que estaba la revolucionaria y antiimperialista liderada por Antonio Guiteras, caracterizó al nuevo régimen no reconocido por Estados Unidos y amenazado por sus buques de guerra frente a las costas de Cuba.

Batista acudió varias veces en secreto a entrevistarse con Benjamín Sumner Welles[4], embajador norteamericano en Cuba y con su sucesor Jefferson Caffery e inmediatamente el gobierno de Estados Unidos lo consideró su hombre fuerte en Cuba[5]. El embajador norteamericano aseguró a Batista, de acuerdo con los principales partidos de oposición, que no se opondría a que el coronel continuara al frente del ejército una vez que fuera derrocado el gobierno de Grau San Martín. Sumner Welles valoró la objetivamente la posición que había alcanzado Batista tras el movimiento del 4 de septiembre y escribió a su gobierno que Batista era:

"(...) el único hombre en Cuba que representaba la autoridad (...) que los líderes de las facciones políticas importantes, excepto Menocal, es decir, Mendieta, Gómez, Martínez Sáenz y Silverio, estaban de acuerdo en que él debía continuar su control al frente del ejército como jefe del Estado Mayor como la única solución posible y estaban dispuestos a apoyarlo en ese cargo"[6]

Durante el Gobierno de los Cien Días, Batista se fue apartando cada vez más de la línea moderada de Grau San Martín y la radical revolucionaria de Antonio Guiteras. Ordenó disparar a mansalva contra los participantes en el frustrado entierro de las cenizas del líder comunista Julio Antonio Mella, en septiembre de 1933 a pesar de que había sido autorizada por el gobierno.

El 2 de noviembre junto a Sergio Carbó se entrevistó con Carlos Prío Socarrás presidente de la Agrupación Revolucionaria de Cuba y exigió la renuncia de Grau para ceder el poder a Carlos Mendieta. Grau se opuso a la maniobra y Antonio Guiteras armó un comando para ejecutarlo en cuanto terminara la reunión en la que había planeado pedir la renuncia del presidente. Sin embargo, Batista logró convencer a Grau de su fidelidad al gobierno por lo que los hombres de Guiteras no llegaron a actuar. Después de esta crisis comenzó a tomar grandes medidas de seguridad personal y se pasó abiertamente a la reacción contrarrevolucionaria.

Al ser sustituido Sumner Welles por Jefferson Caffery, Batista se acercó al nuevo embajador y este aceptó la candidatura de Mendieta para presidente, manteniendo a Batista como jefe del ejército. Mendieta también aceptó la proposición del coronel.

El militarismo
Batista en 1938 junto al entonces presidente cubano, Federico Laredo Bru

En enero de 1934 logró finalmente hacer caer el gobierno de Grau, en alianza con los sectores políticos tradicionales y la embajada de Estados Unidos. Tras la caída del Gobierno de los Cien Días aupó al poder al coronel Carlos Mendieta, a quien utilizó hábilmente para aumentar su poder sobre los institutos armados. A través de sus subordinados ahogó en sangre la Huelga de Marzo de 1935 y fraguó el asesinato de Antonio Guiteras en mayo de ese mismo año.

A partir de 1938, como poder real detrás del gobierno, presionado por el creciente movimiento de masas y por la coyuntura internacional de lucha contra el Fascismo, hizo algunas concesiones políticas y sindicales pero sin abandonar su condición de fiel servidor del gobierno estadounidense.

Tomó posesión de la más alta magistratura cubana, en el año 1940 tras unas elecciones muy discutidas. En 1944, se exilió voluntariamente, cediendo su puesto a Grau San Martín. Volvió a Cuba en 1948 y el 10 de marzo de 1952.

Dictadura (1952 - 1958)

Presidencia provisional

A escasos cuatro meses de las elecciones presidenciales, dio un golpe de Estado con el beneplácito de los Estados Unidos.

Batista anunció que habrían elecciones en Cuba el 1 de noviembre de 1954. Levantó la censura de prensa y el 28 de octubre de 1953 finalizó el decreto que había suspendido las garantías constitucionales tras las acciones del 26 de julio de 1953. Al preguntársele si se presentaría como candidato presidencial se limitó a responder:

"Las uvas están verdes"

En la última semana de julio de 1954 se anunció lo que toda Cuba sabía, que Batista sería candidato presidencial. El general Batista se presentaba como candidato de los cuatro partidos que habían apoyado el golpe de estado del 10 de marzo: Acción Democrática, Liberal, Demócrata y Radical. Como candidato único de la oposición participaría el expresidente Ramón Grau San Martín, quien esperaba capitalizar a su favor la antipatía general que el país sentía por Batista. Los comunistas no podrían participar en las elecciones por la negativa del Tribunal Supremo Electoral de inscribir el Frente Unido Nacional, nuevo partido bajo el que se agrupaban los ilegalizados marxistas cubanos[7]; los ortodoxos y los auténticos (en sus dos vertientes: los seguidores de Prío y de Aureliano) optaban por el retraimiento electoral ante la falta de garantías.

Solicitó entonces Batista licencia electoral, nombrando presidente provisional a su amigo Andrés Domingo Morales del Castillo y realizó un gran despliegue electoral, cerrando su campaña a finales de octubre con un gran acto en el Parque Central de La Habana. Grau, por su parte hizo lo mismo en Santiago de Cuba. El médico expresidente se había visto muy beneficiado por algunas campañas de voto negativo contra Batista, como la desarrollada por el Partido Socialista Popular. Sin embargo, el día 31 de octubre, ante las cámaras de la televisión el representante de Grau ante el Tribunal Supremo Electoral, Olba Benito denunció la ola de persecuciones y violencia desatada a lo largo de la Isla contra los simpatizantes de la candidatura de Grau y otros elementos antibatistianos. En un viraje de último minuto, Grau se sumó a la corriente abstencionista.

De esa forma Batista concurrió como candidato único de las elecciones presidenciales de noviembre de 1954 y resultó electo con 1 262 587 votos, la más alta cifra de la historia de las elecciones de la República de Cuba[7].

En la primera semana de febrero de 1955 recibió Batista al vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon, quien escalaba en Cuba, pues estaba inmerso en un recorrido por Centroamérica. La visita del político norteamericano significaba un espaldarazo de la administración norteamericana a la nueva situación política surgida en en la Isla.

Presidencia de la República

En reunión conjunta de la Cámara y el Senado efectuada el 18 de febrero se proclamaban a Fulgencio Batista y a Ramón Guas Inclán como presidente y vicepresidente de la República, respectivamente. El día 24 de febrero ambos tomaban posesión de sus altos cargos. Ese mismo día se abrogaban los Estatutos Constitucionales y se restablecía la Constitución de 1940.

En el mes de abril visitaba a Batista el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Allan Dulles. El mismo manifestaba al presidente cubano la preocupación del gobierno de los Estados Unidos por la actividad de los comunistas en Cuba. Un mes después, el 15 de mayo de 1955, Batista, mediante decreto, disponía la creación del Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), destinado a monitorear y reprimir las actividades de los elementos marxistas dentro del país.

El 6 de mayo, luego de ser aprobada por ambas cámaras del Congreso Cubano, Fulgencio Batista firmó la Ley de amnistía que ponía en libertad a todos los presos políticos[8], incluidos los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes que cumplían su condena en el presidio de la Isla de Pinos.

En su afán de mantenerse en el poder a cualquier precio contó con el apoyo material y la asesoría militar norteamericana.

A finales de 1958, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), contactó al llamado Grupo de Montecristi, lidereado por Justo Carrillo con el objetivo de que este diera un golpe de estado contra Batista apoyándose en los militares[9]. El objetivo era dejar el poder en mano de elementos moderados y llamar al Ejército Rebelde a integrarse a la reconstrucción política del país. Al final el golpe no se dio, pues los militares no confiaron en que Justo Carrillo les asegurara la existencia. El 8 de diciembre los norteamericanos hicieron un segundo intento de deshacerse de Batista: William Pawley, enviado especial del presidente Dwight Eisenhower lo visitó y le propuso la creación de una Junta Patriótico - Militar para que asumiera el poder. El político norteamericano le ofreció todas las garantías para que Batista abandonara el país y se trasladara a Estados Unidos. El presidente cubano logró convencer en esa ocasión al enviado norteamericano de que el Ejército Rebelde nunca llegaría a La Habana y que de recibir mayor ayuda militar de Estados unidos podría concluir la guerra en pocas semanas. El diplomático se fue convencido de la razón de Batista y la ayuda militar a su dictadura continuó llegando.

Gabinete de ministros

Batista conformó un gobierno de personajes leales a su dictadura los que se encargaron de darle un matiz de democracia al gobierno batistiano, mostrándose al mundo como el gobierno legitimo y deseado del pueblo cubano, aunque solo dirigiesen los ministerios personas vinculadas a los sectores de la burguesía que tenían el poder económico del país.

Gabinete de Fulgencio Batista[10]
Poderes Ejecutivos
Foto Cargo Titular
Fulgencio Batista.jpg Presidente Fulgencio Batista y Zaldivar
Vice-Presidente Rafael Guas Inclán
Gonzalo Güell y Morales de los Ríos.jpg Primer Ministro Gonzalo Güell y Morales de los Ríos
Consejo de Ministros
Foto Cargo Titular
Ministro de Estado Gonzalo Güell y Morales de los Ríos
Subsecretarios de Estado José Manuel Cortina y Corrales
Nestor L. Carbonell y Rivero
Ministro de Hacienda Alejandro Herrera y Arango
Subsecretario de Hacienda Santiago Rosell y Perea
Ministro de Gobernación Ramón Jiménez Maceda
Subsecretario de Gobernación Evangelina de la Llera
Ministro de Salubridad y Asistencia Social Manuel Ampudia y Gonzalez
Subsecretario Administrativo de Salubridad y Asistencia Social Félix Fernández Toriza
Ministro de Agricultura Pedro Menéndez Rodríguez
Subsecretario de Agricultura Félix Noa
Ministro de Educación Vicente Cauce Carrazana
Subsecretario de Educación Arsenio González
Ministro de Obras Públicas Ramiro Oñate y Gómez
Subsecretario Técnico de Obras Públicas Rafael Saladrigas y Hevia
Ministro de Trabajo Leopoldo Pio Elizalde
Subsecretario de Trabajo Alfredo N. Botet y Dubois
Ministro de Defensa Miguel A. Campa Caraveda
Subsecretario de Defensa Rolando Peláez y Bosch
Ministro de Comunicaciones Alberto García Valdés
Subsecretario de Comunicaciones Juan B. Payret
Ministro de Comercio José Ramón Pérez Magariños
Subsecretario de Comercio Raúl Acosta Rubio
Ministro de Justicia Bernardo Carames y Camacho
Subsecretario de Justicia Rosalia Camin de Gaytan
Ministro de Trasnportes Luis F. Ramos Ravella
Secretario de la Presidencia y del Consejo de Ministros Andrés Domingo y Morales del Castillo
Ministros sin cartera
Foto Cargo Titular
Presidente del Consejo Nacional de Economía Gustavo Gutiérrez Sánchez
Eduardo Borrell Navarro.JPG Presidente de la Comisión Nacional de Viviendas Eduardo Borrell y Navarro
Otros Generoso Campos Marquetti
Raúl Valdivia y Pérez
María Gómez Carbonell
Octavio Montoro y Saladrigas
Gobernador de La Habana José Santos Gutiérrez
Justo Luis Pozo (pequenna).jpg Alcalde Municipal de La Habana Justo Luis Pozo del Puerto
Francisco Tabernilla Dolz.jpg Jefe del Estado Mayor del Ejército Mayor Gral. Francisco Tabernilla Dolz
Jefe del Estado Mayor de la Marina de Guerra Contra-Almirante José N. Rodríguez Calderon
Pilar garcia.jpg Jefe de la Policia Nacional Brigadier Pilar García
Política económica

Batista representó en su último gobierno la más alta expresión del dominio de los monopolios extranjeros y la oligarquía nacional sobre la economía cubana. En materia económica encabezó un gobierno de corte delictivo, entreguista y completamente corrupto, que saqueó las finanzas del país y estableció negocios sucios de todo tipo con la mafia ítalo - norteamericana con el objetivo de enriquecerse.

Apenas dos meses después de haber accedido a la presidencia el gobierno de Batista facilitó a la compañía norteamericana Electric Bond an Share, a través de la Financiera Nacional de Cuba, la cantidad de 10 millones de pesos para su expansión industrial. De esta forma los organismos financieros del Estado, que habían sido creados para contribuir al desarrollo del país, comenzaron de forma sistemática el desvío de los recursos de la nación hacia intereses particulares[7].

Huida de Cuba

La noche de fin de año de 1958, con la población en contra y ante el avance indetenible del Ejército Rebelde liderado por Fidel, Batista huyó del país. Cuando salió precipitadamente hacia República Dominicana en la madrugada del 1 de enero de 1959, uno de sus cómplices llevaba en un maletín 3 millones de dólares en efectivo, cifra que no le alcanzó para tributarle al sátrapa dominicano Rafael Leónidas Trujillo el pago de diversas deudas, entre ellas, la compra de armas para combatir –infructuosamente- a las fuerzas rebeldes. Se estableció primero en la República Dominicana, luego en Madeira y por último en Guadalmina, cerca de Marbella (España).

Muerte

Batista falleció debido a un ataque al corazón el 6 de agosto de 1973, en Guadalmina, cerca de Marbella, España.


Referencias

Fuentes