Cuentos amatorios

Revisión del 09:15 24 oct 2023 de Antonio inder.hol (discusión | contribuciones) (Antonio inder.hol trasladó la página Cuentos amatorios (libro) a Cuentos amatorios sobre una redirección)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Cuentos amatorios
Información sobre la plantilla
18 kb
Compilación de Cuentos cortos
Título originalCuentos amatorios
Autor(a)(es)(as)Pedro Antonio de Alarcón
PaísBandera de España España


Cuentos amatorios no es más que una recopilación que hace el autor español Pedro Antonio De Alarcón, narrador que perteneció al movimiento realista, creador de múltiples obras de gran trascendencia internacionales, gustadas fundamentalmente entre los jóvenes.

Sinopsis

Es una antología de cuentos con tema amorosa o romántica, contiene las historias: Sinfonía, La comendadora, El coro de ángeles, Novela natural, El Clavo, La última Calaverada, La belleza ideal, El abrazo de Vergara, Sinun cuarto, Por qué esa rubia y Tic... Tac... Estas obras ofrecen narraciones sobre la seducción y el amor ambientadas alrededor del siglo XIX, que haciendo uso de la ironía ilustra en gran medida las costumbres de su época en cuanto a relaciones se refiere, escritas en determinado momento de la vida del escritor en la que está considerado como uno de los artífices del fin de la prosa romántica.

Sobre el libro

Cuentos amatorios es un libro de relatos cortos en los que se deja sentir la influencia de Edgar Allan Poe. Se trata de cuentos escritos al estilo del autor estadounidense, donde se alternan los cuentos amorosos con otros de carácter marcadamente policíaco, siendo El Clavo el más conocido de ellos.

El propio autor habla de la obra:

Me explicaré en pocas palabras.

Cuentos amatorios se titula esta serie de novelillas, y amatoria es, efectivamente, hasta rayar en alegre y aun en picante, la forma exterior o vestidura de casi todas ellas. Pero, en buena hora lo diga, ni por la forma, ni por la esencia, son amatorios al modo de ciertos libros de la literatura francesa contemporánea, en que el amor sensual se sobrepone a toda ley divina y humana, secando las fuentes de las verdaderas virtudes, talando el imperio del alma, arrancando de ella las raíces de la fe y de la esperanza, y destruyendo los respetos innatos que sirven de base a la familia y a la sociedad.

Mis cuentos son amatorios a la antigua española, a la buena de Dios, por humorada y capricho, como tantas y tantas novelas, comedias y poesías de nuestros antiguos y célebres escritores, en que, sin odio ni ataque deliberado a los buenos principios, ni aflicción ni bochorno del género humano2 , se describían festivamente, y en son de picaresca burla, excesos y ridiculeces de estrambóticos amadores y equívocas princesas, de paganos y busconas, de rufianes y celestinas, con los chascos, zumbas y epigramas que requería cada lance; todo ello teñido de un verdor primaveral y gozoso, que más inducía a risa que ha pecado.

Nadie podrá desconocer que, en este punto, mis Cuentos amatorios no sólo no traspasan nunca los límites en que supieron contenerse Cervantes, Quevedo y Tirso, sino que rara vez llegan a sus inmediaciones. Por lo que respecta al fondo, creo haber sido más consecuente con la moral que ningún narrador de historias de este linaje, supliendo así con buenas doctrinas el mérito artístico y literario que faltaba a mis obras. Siempre me he complacido en deducir útiles enseñanzas y provechosas consecuencias de mis narraciones más libres de dibujo y más subidas de color, como se ve en El Coro de Ángeles, en La última calaverada y en La belleza ideal, escritas, dos de ellas, a la edad de veinte años, lo cual demuestra en definitiva que la tesis de mi Discurso académico sobre la moral en el arte, no ha sido, como afirmaron algunos críticos, flamante convicción de mi edad madura, sino regla constante de toda mi vida literaria.

Conque ya saben Vds. cuá1 es la «condición interna muy recomendable» de mis Cuentos amatorios, así como la razón que ha tenido para no vacilar en dedicárselos a Vds., tan mirados y puntillosos en ciertas materias, su afectísimo amigo y camarada

Pedro Antonio De Alarcón


Sobre el autor

Pedro Antonio De Alarcón nace en Guadix, 1833. Uno de los más destacados autores del movimiento realista del [[siglo XIX. Representa el tránsito del costumbrismo al esplendor de la prosa realista. Fue un escritor polifacético: cultivó el teatro, la poesía, el cuento, la novela, la crónica y los libros de viaje, alcanzando la excelencia de todos los campos. El 19 de julio de 1891, a las ocho de la noche, muere en Madrid tras haber permanecido hemipléjico desde el 30 de noviembre de 1888, fecha en la que sufrió su primer derrame cerebral. Murió, según la partida judicial, a consecuencia de una (encefalitis difusa).

Fuentes