Eduardo García Delgado
|
Eduardo García Delgado. Joven artillero cubano que cayó bajo la metralla de la aviación enemiga y quien poco antes de morir, escribió con su propia sangre, el nombre del máximo líder de la Revolución cubana.
Inicios
Nació el 13 de octubre de 1935 en el seno de una familia de pescadores en Cienfuegos; era el noveno de los hijos de Ángel García y María Delgado. Estudió en el Instituto de su tierra natal, Cienfuegos, hasta el segundo año del Bachillerato. Al morir el padre, Eduardo se traslada a La Habana en busca de horizontes para apoyar económicamente a su familia, empleándose por 45 pesos mensuales, en una oficina en La Habana Vieja, alternando esta labor con clases nocturnas de Mecanografía y Taquigrafía.
Trayectoria revolucionaria
Después de haberse producido en Cuba la victoria de la Revolución, el 1ro de enero de 1959, Eduardo García fue uno de los primeros jóvenes en incorporarse a las Milicias Nacionales Revolucionarias y posteriormente pasó a formar parte de las tropas de la Defensa Antiaérea donde además de artillero fungió como instructor revolucionario. El 15 de abril de 1961 era el preludio de la inminente invasión mercenaria por Playa Girón. Aviones con falsas insignias de las Fuerzas Aéreas cubanas realizaron vandálicos y sorpresivos ataques a la base de San Antonio de los Baños y a los aeropuertos Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, y de Ciudad Libertad.
Muerte
Eduardo_garcia_delgado.jpg.jpg En la madrugada del 15 de abril de 1961, Eduardo García estaba en su puesto en Ciudad Libertad. Una y otra vez pasa rasante el B-26 enemigo, descargando su vómito de muerte. El combatiente es alcanzado por la metralla, pero todavía le quedan fuerzas para, con su fértil sangre, dejar constancia para la historia, de la expresión del sentimiento que hasta hoy mueve a los cubanos a entregar sus vidas si fuera necesario por esta Revolución. Así, cerca del cuerpo del joven que contaba con 25 años de edad quedó grabada en nítidas letras rojas la palabra FIDEL expresión del respeto y cariño que sentía por la Revolución y por su máximo líder.
Poema
Con los versos de la obra La Sangre Numerosa, del poeta nacional Nicolás Guillén, quedó sintetizado para la historia el tremendo simbolismo que entrañó el gesto del joven Eduardo García.