Diferencia entre revisiones de «El Salvador (municipio)»

(Realengo 18: "¡Esto es de Tierra o Sangre!")
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A favor del Realengo 18 se movilizaron los hombres y mujeres progresistas de todo el país.  
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[[Image:Realengo 18.jpg|left]]A favor del Realengo 18 se movilizaron los hombres y mujeres progresistas de todo el país.  
  
 
Todo comenzó cuando una compañía azucarera estadounidense intentó despojar de sus propiedades a los montunos que habitaban el Realengo 18, en la hoy provincia de Guantánamo, en el extremo oriente de Cuba, e inició la construcción de una trocha, primer paso en su plan de desalojo. Corría el año 1934. Desgobernaba entonces en Cuba el régimen Caffery-Batista-Mendieta, la tristemente célebre triada integrada por el embajador yanqui injerencista, el militar golpista ambicioso (capaz de hacer cualquier barbarie con tal de perpetuarse en el poder) y el politiquero títere que siempre soñó con ser presidente y ahora veía hecho realidad su sueño. Los hombres y mujeres del Realengo 18, encabezados por un veterano oficial mambí, Lino Álvarez, detuvieron el trabajo de la trocha. La compañía llamó a las autoridades y las lomas se infestaron de guardias rurales. Lino se puso a la cabeza de 800 campesinos, armados de escopetas, machetes y mucho coraje. Los guardias, que solo "peleaban por la paga", se mostraron cautelosos y prefirieron acampar en las cercanías, "esperando órdenes". Allá en La Habana, Batista fue terminante: "La trocha va…", prometió. Los de Realengo le replicaron con un manifiesto que proclamaba "Tierra o sangre". Batista reiteró su bravuconería: "La trocha se hará, cueste lo que cueste". "Pues mientras haya un montuno, no sigue la Trocha", dijo Lino simplemente: "Esto es de Tierra o sangre", concluyó.  
 
Todo comenzó cuando una compañía azucarera estadounidense intentó despojar de sus propiedades a los montunos que habitaban el Realengo 18, en la hoy provincia de Guantánamo, en el extremo oriente de Cuba, e inició la construcción de una trocha, primer paso en su plan de desalojo. Corría el año 1934. Desgobernaba entonces en Cuba el régimen Caffery-Batista-Mendieta, la tristemente célebre triada integrada por el embajador yanqui injerencista, el militar golpista ambicioso (capaz de hacer cualquier barbarie con tal de perpetuarse en el poder) y el politiquero títere que siempre soñó con ser presidente y ahora veía hecho realidad su sueño. Los hombres y mujeres del Realengo 18, encabezados por un veterano oficial mambí, Lino Álvarez, detuvieron el trabajo de la trocha. La compañía llamó a las autoridades y las lomas se infestaron de guardias rurales. Lino se puso a la cabeza de 800 campesinos, armados de escopetas, machetes y mucho coraje. Los guardias, que solo "peleaban por la paga", se mostraron cautelosos y prefirieron acampar en las cercanías, "esperando órdenes". Allá en La Habana, Batista fue terminante: "La trocha va…", prometió. Los de Realengo le replicaron con un manifiesto que proclamaba "Tierra o sangre". Batista reiteró su bravuconería: "La trocha se hará, cueste lo que cueste". "Pues mientras haya un montuno, no sigue la Trocha", dijo Lino simplemente: "Esto es de Tierra o sangre", concluyó.  

Revisión del 15:07 11 mar 2010

Plantilla:CiudadEl Salvador municipio cubano. Surgió de la división política administrativa aplicada en el país en 1976. Le antecede en el tiempo el antiguo y extenso partido territorial de San Anselmo de los Tiguabos y 6 pequeños municipios que total o parcialmente conforman este territorio: Bayate, El Salvador, Realengo 18, 30 de Noviembre, Naranjo Agrio y Bombí, en la etapa 1963-1976.

Geografía y sociedad

Tiene una extensión territorial de 636,5 Km², su clima es tropical, el relieve montañoso en un 75%, llano el 25%, con 12 consejos populares: El Salvador, Sempré, Carrera Larga, Cuneira, Costa Rica, Bayate, Bombí, Limonar, Sabaneta, La Escondida, San Fernando, Palizada y El Lechero, con un total de 68 comunidades bien definidas.

Historia

Se conocen asentamientos aborígenes en Santa Fé, Purial, Marianal, Perseverancia, San Felipe de Guayacán, el Jobito, Los Torteros, y Tiguabos.

En esta tierra nació el mayor general Pedro Agustín Pérez del Ejercito Libertador, fue Tiguabos escenario del primer combate y la primera victoria de las armas mambisas en Guantánamo, este poblado llegó a convertirse en la capital de la Revolución en la jurisdicción.

En 1871, por Ojo de Agua, entró la invasión mambisa a Guantánamo, dirigida por Máximo Gómez, y fue Monte Rus el centro de operaciones. Desde aquí se invadió Baracoa, Yateras y Sagua. Se libraron importantes combates como los deLa Indiana, El Oasis, Dos Amigos y la operación Mariñán-Tiguabos.

El General Antonio Maceo en su bregar combativo en suelo guantanamero, recibió cuatro heridas, todas en acciones dentro del territorio. En suelo salvadoreño se produjo la primera gran victoria de las armas cubanas bajo la dirección de Maceo: el Combate del Jobito el 13 de mayo de 1895.

A partir de la década del 20 las luchas campesinas del Realengo 18 marcaron la vida de nuestras montañas, destacándose aquí, la férrea resistencia contra los desalojos campesinos, liderados por Lino de las Mercedes Álvarez quien enarboló la consigna "Tierra o Sangre".

En Soledad (hoy El Salvador) se fundó la primera célula del Partido Comunista de Cuba en 1931. Fue el Central Ermita, hoy Costa Rica, escenario de unas de las principales acciones del 30 de Noviembre en Guantánamo.

En el Aguacate tuvo el Comandante Fidel Castro su primera comandancia y en el Central Soledad, libró su primer combate.

En 1983 fue declarado el municipio Modelo Cultural por poseer 10 instituciones básicas para el desarrollo de la cultura, además de poseer un potente movimiento de artistas y aficionados y de promotores culturales.


Realengo 18: "¡Esto es de Tierra o Sangre!"

Realengo 18.jpg

A favor del Realengo 18 se movilizaron los hombres y mujeres progresistas de todo el país.

Todo comenzó cuando una compañía azucarera estadounidense intentó despojar de sus propiedades a los montunos que habitaban el Realengo 18, en la hoy provincia de Guantánamo, en el extremo oriente de Cuba, e inició la construcción de una trocha, primer paso en su plan de desalojo. Corría el año 1934. Desgobernaba entonces en Cuba el régimen Caffery-Batista-Mendieta, la tristemente célebre triada integrada por el embajador yanqui injerencista, el militar golpista ambicioso (capaz de hacer cualquier barbarie con tal de perpetuarse en el poder) y el politiquero títere que siempre soñó con ser presidente y ahora veía hecho realidad su sueño. Los hombres y mujeres del Realengo 18, encabezados por un veterano oficial mambí, Lino Álvarez, detuvieron el trabajo de la trocha. La compañía llamó a las autoridades y las lomas se infestaron de guardias rurales. Lino se puso a la cabeza de 800 campesinos, armados de escopetas, machetes y mucho coraje. Los guardias, que solo "peleaban por la paga", se mostraron cautelosos y prefirieron acampar en las cercanías, "esperando órdenes". Allá en La Habana, Batista fue terminante: "La trocha va…", prometió. Los de Realengo le replicaron con un manifiesto que proclamaba "Tierra o sangre". Batista reiteró su bravuconería: "La trocha se hará, cueste lo que cueste". "Pues mientras haya un montuno, no sigue la Trocha", dijo Lino simplemente: "Esto es de Tierra o sangre", concluyó.

UNA ACLARACIÓN NECESARIA

Cuando los españoles colonizaron Cuba, repartieron las tierras en grandes haciendas circulares. En el sitio donde coincidían los linderos de tres grandes fincas, quedaba siempre un espacio libre, semejante a un triángulo. Si los lectores lo dudan, pueden trazar en una hoja en blanco tres circunferencias. Esos "espacios libres" devienen, con el tiempo, tierras no repartidas, en teoría, propiedad de la corona española. A ellas se les llamó "realengos" y en ellos, durante la colonia, se autorizó a blancos pobres, negros y mulatos libres, a establecer sus sitios de labor. Allí se fundaron familias que durante siglos vivieron en esos terrenos. Hasta que, ya en el siglo XX, las compañías latifundistas, fundamentalmente norteamericanas, comenzaron a codiciarlos. Al principio intentaron la intimidación y la compra pero su voluntad se estrelló con el amor de los habitantes de los realengos a su terruño. Algunos de esos campesinos ya habían legalizado su estancia en esas pequeñas fincas e incluso aparecían sus títulos de propiedad en los juzgados. Las compañías yanquis compraron a la Guardia Rural, a alcaldes y jueces y "casualmente", muchos de esos juzgados "sufrían" devastadores incendios con los que desaparecían las pruebas que testificaban la propiedad de los montunos. Entonces los geófagos apelaban a la Guardia Rural nuevamente para desalojar a los habitantes de los realengos que ocupaban tierras en las que "se habían establecido ilegalmente", como dictaminaban jueces vendidos al mejor postor. A los montunos solo les quedó una salida: oponerse por las armas ante tanta injusticia. Fueron tal vez los hombres y mujeres del Realengo 18 quienes desarrollaron la más enérgica y organizada resistencia masiva contra esos intentos de despojo. El liderato de Lino Álvarez desempeñó un papel relevante en esa lucha. Agitador fogoso, según quienes le conocieron, suplía su falta de instrucción con una inteligencia despierta y un seguro poder de razonamiento.

REBELDÍA MONTUNA

Los montunos lograron granjearse con su ejemplo el apoyo de todo el pueblo de Cuba. Los sindicatos olvidaron rencillas antiguas y se reunieron para coordinar acciones. El primer Partido Comunista envió hacia las lomas guantanameras armas, pertrechos y un refuerzo de hombres avezados en el combate. Crecía la movilización popular en apoyo de la justa lucha de los campesinos del Realengo 18. El periodista y revolucionario Pablo de la Torriente Brau se fue allí para reportar la rebeldía heroica de los montunos y mantener informada a la opinión pública. Cuentan que un cabo de la Guardia Rural, desoyendo consejos, con un ingeniero y varios soldados, trató de comenzar una nueva trocha. Lino Álvarez se les presentó personalmente y les dijo que si no se iban, él los sacaría a sombrerazos del lugar. Los guardias apuntaron a Lino con sus armas. El mambí no se inmutó. Movió la cabeza, como si mirara al cielo. El cabo, curioso, también miró en esa dirección, y se percató de que las lomas estaban pobladas de montunos con el rifle al hombro, prestos para disparar. "Lino, por su madre", imploró el cabo. "Dentro de una hora, que no haya campamento ni nadie por aquí", alertó el mambí en voz baja. Solo necesitaron unos minutos para huir despavoridos. Batista movilizó entonces el 9 de noviembre de 1934 tropas con pelotones de ametralladoras y les dio un plazo a los montunos para que entregaran las armas. Los montunos volvieron a replicarle: "Esto es de Tierra o Sangre". Pero a oídos del sargento golpista llegaron noticias alarmantes. El movimiento obrero, en solidaridad, amenazaba con huelgas, sobre todo en empresas de propiedad yanqui, y se pronosticaba un paro general espontáneo en las seis provincias, si el ejército entraba en el Realengo 18. Aparte de que era imposible predecir cuantas bajas tendría la soldadesca en ese enfrentamiento. El 11 de noviembre de 1934, Batista se vio obligado a retirar los guardias y las compañías tuvieron que sentarse a dialogar con los montunos. Los geófagos se vieron obligados a reconocer, al menos por un tiempo, el derecho de los serranos a esas tierras. Aunque continuaron con sus intentos de desalojo. La lucha entre las compañías yanquis y los montunos no terminó hasta el triunfo revolucionario de 1959 cuando la Ley de Reforma Agraria les reconoció a los habitantes de los realengos su legítimo derecho a la tierra donde trabajaban.

Fuente