Diferencia entre revisiones de «Historia del municipio Cerro (La Habana)»

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La “Historia del Cerro” que presentamoscomo una breve antología intenta satisfacer alosinteresados en conocer cuál ha sido los orígenes de su municipio capitalino donde nació o vive. Quienes aún no conocen la bella historia de un Cerro: cultural, deportivo, industrial, hospitalario y sobre todo de una larga historia revolucionaria, podrán descubrirlo tal como es, suficientes méritos de sentirnos honrados en ser cerrense.
{{Ficha cronología histórica
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Loscerrenses se hallarán reflejados aquí, pero además hallarán nuevasverdades que la memoria viva no alcanza a conservar. Ningún hito importante se haescapado porque se tocanaspectos curiosos y poco conocidos.Aspiramos que esta Historia sea un instrumento educativo y de formación de conciencia y amor por lo nuestro que es de todos, pero no son letras frías, ni un discurso impersonal. Sentiremos una carga emotiva poco común en los textos de historia. Su sincera coloquialfacilitará la comunicación con las nuevas generaciones, convirtiéndose en fuente de experiencias a favor del sentido de pertenenciacultural y patriótico.
|nombre= Historia del municipio Cerro
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Comenzamos por caracterizar lo más general del municipio, su industria, escuelas, hospitales, centros deportivos y las instituciones culturalesEl presente trabajo seestructura a través de una periodización en cuatro etapas históricas: comunidades aborígenes, colonia, neocolonia y la revolución en el poder.
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De la primera etapa encontrarán la descripción de un asentamientoaborigen de tradición mesolítica comprobado científicamente en el hallazgoarqueológico Casiguaguas I. En el tratamiento a la colonia no solo sedestacan los valores arquitectónicos del neoclásico caribeño sino la ingeniería hidráulica, los acueductos, el Colegio Del Salvador, la cultura desalón y las tertulias, pero también la que surge al calor de tambores entrelos sectores más humildes y el inicio de nuestras luchas patrióticas.
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La neocolonia del Cerro no queda atrás, hay valoraciones de la figura deGuiteras y la creación de su primer gobierno revolucionario de Cuba,igualmente hay información de la continuación de esas luchas y la huella cerrense de la Generación del Centenario.
|etapa1=[[Historia del municipio Cerro#Comunidades aborígenes|Comunidades aborígenes]]
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La etapa de la Revolución en el poder refleja también ladialéctica de lo nacional y lo local. De seguro no pasarán inadvertidospasajes como el surgimiento de los Comités de Defensa de la Revolución, lapresencia del Che en la construcción, en hermosas jornadas de trabajo voluntario en el Cerro. Quedaexpuesto fehacientemente el proceso de unidad histórica del pueblo endefensa de su revolución desde las comunidades.
|etapa2= [[Historia del municipio Cerro#Etapa colonial 1492–1898|Cuba Colonial]]
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El trabajo logrado hasta hoy, satisfacer las expectativas demuchos estudiosos y colegas, mientras cubre un importante espacio en lahistoriografía de la ciudad, fruto de un empeño que contribuye a engrandecer la organización a la que pertenecemos, nuestra Unión de Historiadores de Cuba.
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|etapa3=[[Historia del municipio Cerro#Ocupación militar 1899–1902|Ocupación militar estadounidense]]
 
|etapa4=[[Historia del municipio Cerro#Etapa Neocolonial 1902–1958|Etapa Neocolonial]]
 
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|etapa5=[[Historia del municipio Cerro#Revolución en el poder|Revolución en el poder]]
 
|subetapa5_1=[[Historia del municipio Cerro#Revolución en el poder (1959 - 1976)|Revolución en el poder (1959 - 1976)]]
 
|subetapa5_2=[[Historia del municipio Cerro#Revolución en el poder (1959 - 1976)|Revolución en el poder (1976 - Actualidad)]]
 
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'''Historia del municipio Cerro'''. El [[Cerro]], fundado en el año [[1803]], surgió como un barrio extramural. Comenzó siendo una estancia, luego un [[ingenio azucarero|ingenio hidráulico azucarero]], y más tarde una [[capitanía de partido]] que devino [[barrio]] de la ciudad. Su fundación data hacia [[1840]], cuando se trazó la [[Calzada del Cerro]] y florecieron sus palacetes y quintas alrededor. A partir de ese fecha comenzó a considerarse como parte de [[La Habana]].
 
  
El Cerro es la zona urbana de La Habana que ha tenido más variaciones en sus límites. Se le atribuyó a desde la [[Avenida de Santa Catalina]] hasta la [[Calzada de Palatino]], continuando a [[Agua Dulce]] e [[Infanta]], [[Carlos III]] y [[Avenida de Rancho Boyeros|Rancho Boyero]] de vuelta hasta la [[Avenida de Santa Catalina. El Gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín extendió sus límites hasta la Calzada de Puentes Puentes Grandes]], incluyendo el área hasta las avenidas de [[Calle Manglar|Manglar]] y [[Calle Cristina|Cristina]].
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Comunidades aborígenes
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La historia social del territorio donde hoy se encuentra el municipio Cerro se inicia con la presencia aborigen, pues existieron comunidades de tradiciones mesolíticas apropiadoras, asentadas en cuevas, abrigos boscosos y construcciones rudimentarias, navegaban por el río Casiguaguas, hoy Almendares, hasta el litoral, recolectaban caracoles, pescaban y cazaban jutias. Como instrumento de trabajo utilizaban, entre un aguar de la industria lítica y de la concha diferentes herramientas de piedra y caracol, entre ellas la Gubia, fabricada por ellos. Un ejemplar de este instrumento se encuentra en el museo del Cerro .
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El río Almendares. En la foto, el tramo correspondiente a las inmediaciones de la fábrica de cervezas Miguel Ángel Oramas, “La Polar”.
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Gubia de Gasterópodo Strombus, fabricada por los aborígenes en el actual Cerro. El museo municipal posee esta valiosa pieza como parte del ajuar del Casiguaguas I
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Etapa colonial (siglos XVI-XIX)
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El 8 de mayo de 1589, el colono Hernán Manrique de Rojas solicitó al Cabildo de La Habana establecer una estancia que se convirtió en la primera unidad territorial que tuvo el nombre de El Cerro, el objetivo de esta solicitud era construir la Zanja Real, primer acueducto que tuvo La Habana y marcó la actividad económica de la zona.
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Plano de la red de canales y acequias de riegos de la Zanja Real en 1824 reconstruido por el    Ingeniero Abel Fernández Simón.
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En 1754 todavía era “El Cerro” un paraje semiurbano con una mayoría de casas de paja, pero a fines de ese siglo XVIII se mejoró el camino que conducía de la Puerta de Tierra a hacía la esquina de Tejas y de allí hacía el oeste a Marianao y Vuelta Abajo, lo que facilitó las comunicaciones.En torno a esas nuevas vías de acceso a la ciudad, comenzaron a poblarse los exteriores a la muralla surgiendo nuevos poblados. Se formaron los polos poblacionales, viales, al norte el Carraguao del Horcón, que tuvo como patrona nuestra señora del Pilar y el propiamente del San Salvador del Cerro, con su iglesia del Salvador .
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El primer barrio del Cerro fue el Horcón o Carraguao. Se refleja desde la segunda mitad del siglo XVIII en los planos extramuros de la ciudad, luego del puente de Chávez.
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En poco tiempo el Cerro se llenó de suntuosos palacios rodeados de jardines y casas quintas que hicieron fuera el barrio residencial de moda del siglo XIX habanero. Allí construyeron sus casas aisladas, rodeadas de jardines y precedidas por amplios portales de columnas, verdaderos palacetes al estilo neoclásicos. Para edificarlos utilizaron materiales de gran riqueza ornamental, maderas preciosas, mármoles, bronces, vidrios policromados sobre todo herrería, que todavía hoy deslumbran por la originalidad. Para estas rejas se emplearon constructores que reflejaron sus orígenes, como en las casas de los Arango, donde se ven lanzas de origen africanas.
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La herrería del Cerro en el siglo XIX fue muy sobresaliente .
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Dentro de este conjunto se destacaron por su majestuosidad las quintas de los Condes de Fernandina, de Villanueva, de Santovenia, los marqueses de San Miguel de Bejucal, Sandoval, de Pinar del Río, de Palatino y la de Doña Leonor de Herrera. La barriada residencial que surgió a lo largo de la Calzada del Cerro. Alcanzó relevancia nacional por sus valores artísticos y arquitectónicos.
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El Real Consulado establece el llamado Depósito de Cimarrones en los límites de las Capitanías del Horcón y el Cerro, fue resultado de un acuerdo de la Junta de Fomentos, fechado el 9 de julio, justo del año 1800. Tuvo como objetivo concentrar allí a todos los cimarrones que se capturaban para ponerlos a trabajar en obras públicas. Muchos no eran reclamados por sus dueños y permanecían en aquellos barracones hasta sus muertes. En la tarde del domingo 12 de julio de 1835, hubo una rebelión donde se fugaron un grupo de esclavos, entre ellos, el célebre "Basilio, el cimarrón". La acción se conoció como "revolución de esclavos en el Horcón", "conmoción de negros" y "asonada de negros que se habían concentrado en el Partido del Horcón”.
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Trascendental momento en la historia del Cerro ocupó la fundación de la primera escuela de reconocido prestigio, el 15 de julio de 1829, por el insigne pedagogo aragonés Antonio Casas Remón en Carraguao. El plantel se le denominó "San Cristóbal" del que más tarde fue su director DonJosé de la Luz y Caballero. También el colegio Del Salvador fundado por Don José de la Luz y Caballero en 1848, lugar donde estudiaron los patriotas: Ignacio Agramonte, Francisco Vicente Aguilera Honorato del Castillo, los Gálvez y los hermanos Juan, Antonio,Pedro yEduardo Guiteras ynació Juan Bruno Zayas.La Sociedad del Pilarse inauguró el 20 de junio de 1848 y la Sociedad la Caridad del Cerro el 20 de diciembre de 1875 .
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El acueducto de Fernando VII
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El segundo acueducto de la ciudad, fue dedicado al monarca español Fernando VII, quien falleciera en 1833, mientras la obra hidráulica se ejecutaba. Se inició apremiada su construcción por una fuerte epidemia de cólera; además que ya el aumento de la población en la ciudad exigía de un sistema superior de abastecimiento de agua. El antiguo acueducto, la zanja  excavada en tierra, era muy afectado por las crecidas del río, además de las múltiples contaminaciones que sufría en su curso.
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Canal de Fernando VII en el plano del  1841.
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Fue un proyecto del urbanista Antonio Lasarriére Latour, que ejecutaron los ingenieros, coroneles Nicolás Campo, y Castro. El Conde de Villanueva, Superintendente de Hacienda, fue quien argumentó la propuesta, y el Real Decreto que autorizaba las obras se firmó el 11 de enero de 1831. Comenzaron el 18 de julio, del propio año. Al igual que la Zanja Real, tomaba las aguas  directamente del río, a través de un caño de sillería, para ir descendiendo por gravedad, gracias al nivel que proporcionaba la Presa del Husillo. Era un sistema mucho más sanitario, ya que las aguas eran filtradas y conducidas a través de tubería de hierro, fundidas en Filadelfia.
  
En [[1976]], con la nueva división político administrativa, el Cerro, hasta entonces un barrio de La Habana se convirtió en municipio y se fijaron los límites territoriales que mantiene en la actualidad.
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Tanque de decantación de las aguas en el acueducto de Fernando VII. Obsérvese al fondo la caseta de entrada de las aguas que aún se conserva.
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Las aguas se tomaban con 10 metros de mayor carga. Se comprobó que la diferencia de nivel desde el Husillo, hasta la ciudad, fue superior a los 22 metros. Un caño, o pequeño canal al descubierto, en la margen derecha del río, daba paso a las aguas hacia una caseta-registro, de techo abovedado, que aún se conserva. De aquí iba a los tanques de  decantación, y de estos, a la Casa de los filtros. El agua se filtraba por unos bastidores de tela metálica situados en almenas con un espesor de 18 pulgadas de grava y arena .
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Plano del  depósito de decantación y la casa de los filtros del  acueducto de Fernando VII. Año 1835.
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==Historia del municipio Cerro==
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Las tuberías de este acueducto siguieron un amplio trayecto por territorios del actual municipio del Cerro, con casetas de un estilo semejante, al que luego se retomó en Vento. Se conserva la tubería que, en línea recta atraviesa los repartos Chaple y Betancourt, a los que se conoce como "El Canal", precisamente, por el vistoso canal sobre arcadas de sillería, al estilo  neoclásico, donde se levantan las aguas de los desniveles del terreno. Desde la Loma de Jesús del Monte, el panorama que ofrecía el acueducto era el de una extensa y ancha faja de arquería rodeada de listas verdes, resultado de la intensa vegetación.
===Comunidades aborígenes===
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Guerras de independencia
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El Cerro no fue ajeno las guerras de independencia, sobre todo a la llamada Necesaria de 1895, en su territorio hubo manifestaciones de ansiedad de libertad, antes de iniciada la invasión, a occidente, aquí tuvo lugar un singular suceso en la calle Cruz del Padre en el Cerro, un niño de once años, Manolito Antonio Valdés Marrero, vecino de la calle Cádiz gritaba: ¡VIVA CUBA LIBRE! El celador del barrio de Villanueva lo detuvo y lo llevó a la Jefatura de la Policía. Este hecho motivó una ola terrorista de arrestos y deportaciones para intimidar a los cubanos y aniquilar a los patriotas. La hora cero para tomar el Cerro se planificó para la madrugada del 28 de julio de 1896. Pero no se había previsto que esa noche sería de luna llena hasta el 1ro de agosto. Por eso el ataque se prorrogó, y nunca pudo efectuarse... El general Juan Bruno Zayas caía en una celada y era baleado el 30 de julio, en Quivicán. Es evidente que fue traicionado, o se filtró la información. Como observara uno de los principales cronistas de la guerra, José Miró Argenter: "... ya sea por efecto del espionaje español, o por la indiscreción de los conspiradores y laborantes habaneros, en La Habana era notorio el Plan de ataque al Cerro; y que el estado Mayor de Weyler tenía conocimiento exacto del lugar en que se hallaba Zayas el 29 de julio....” .
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Al margen de los errores cometidos, la labor de la Junta Revolucionaria de La Habana, fue encomiable, a pesar de las difíciles condiciones en que se movieron sus combatientes clandestinos en tiempos en que fuera Jefe de la Policía; el criminal de guerra;  Miguel de la Barrera.  Significativamente fue el avituallamiento a las fuerzas mambisas, utilizando inclusive las vías férreas, como en los casos de Francisco Javier Zayas y Francisco González Gurriel, detenidos en la Estación de Tulipán.
  
La historia del Cerro se inicia con la presencia aborigen, pues existieron comunidades agroalfareras, asentadas en el entorno del [[río Almendares]], cuyo nombre de Casiguaya respondía al de una mujer de esa comunidad que prefirió, según la leyenda, en acto de rebeldía, suicidarse con los hijos en el río, antes que someterse al conquistador español.
 
  
===Etapa colonial===
 
  
El [[8 de mayo]] de [[1589]], [[Hernán Manrique de Rojas]] solicitó al [[cabildo de La Habana]] establecer una estancia que se conviertió en la primera unidad territorial que tuvo el nombre de “El Cerro”.
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En [[1754]] todavía era "El Cerro" un paraje semiurbano con una mayoría de casas de paja; pero a finales de ese [[siglo XVIII]] se mejoró el camino que conducía de la “[[Puerta de Tierra]]” hacia la [[esquina de Tejas]] y de allí hacia el oeste a [[Marianao]] y [[Vuelta Abajo]], lo que facilitó las comunicaciones con la zona.
 
  
En torno a esas nuevas vías de acceso a la ciudad, comenzaron a poblarse las zonas exteriores a la [[muralla de La Habana|muralla]] surgiendo nuevos poblados en la zona, que ya para entonces todos conocían como El Cerro. Debido a su relativa lejanía de otros barrios habaneros aledaños a las murallas, el Cerro fue la primera opción de escapar de la congestionada y ruidosa ciudad intramuros.
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Brigadier del Ejército Libertador Juan                                                Escudo heráldico de la Bruno Zayas Alfonso, Patriota Insigne  del Cerro.                                                     familia Zayas.
  
Esto propició que dos acaudalados propietarios que poseían grandes extensiones de terreno, José María Rodríguez y Francisco Betancourt, decidieran construir sus casas, en el año [[1803]], y fomentar un reparto residencial. La finca fue dividida en lotes y vendidas en poco tiempo por la belleza del entorno. Pronto comenzaron a aparecer en la zona las residencias veraniegas de los potentados habaneros.
 
  
En poco tiempo el Cerro se llenó de de suntuosos palacios rodeados de jardines y casas quintas que hicieron fuera el barrio residencial de moda del [[siglo XlX]] habanero. Allí construyeron sus casas aisladas, rodeadas de jardines y precedidas por amplios portales de columnas, verdaderos palacetes al [[estilo neoclásico]]. Para edificarlos utilizaron materiales de gran riqueza ornamental, maderas preciosas, mármoles policromados, bronces, vidrios de colores y rejas, que todavía hoy deslumbran por su originalidad.
 
  
Dentro de este conjunto destacaron por su majestuosidad la [[casa quinta del Marqués de San Miguel de Carvajal]], la del [[Conde de Fernandina]], [[conde de Santovenia]], [[Marqués de Pinar del Río]] y la de Doña [[Leonor de Herrera]]. La barriada residencial que surgió a lo largo de La Calzada del Cerro, alcanzó relevancia nacional por sus valores artísticos y arquitectónicos.
 
  
Según las estadísticas, para [[1810]] ya El Cerro contaba con 2 000 habitantes, siendo el 54 % de la raza blanca y el resto negros o mulatos, tanto libres como esclavos.
 
  
Ya desde [[1807]] estaba lo suficientemente habitado para que se construyera una pequeña iglesia, de tablas y guano, en [[calle Santo Tomás|Santo Tomás]] entre [[Calle Peñón|Peñó]] y [[Calle Arzobispo|Arzobispo]], que en 1843 fue reemplazada por otra, de una sola nave, a la que se le dio el nombre de [[Iglesia de San Salvador del Cerro|San Salvador del Cerro]], en honor del Capitán General Don [[Salvador del Muro y Salazar]], [[Marqués de Someruelos]], quien no solo ayudó económicamente a la construcción de la iglesia, sino también favoreció el fomento urbano de la barriada.
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Etapa Neocolonial
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El surgimiento de la República en 1902 marca una nueva etapa también para el Cerro, donde todo el territorio del actual municipio termina por transformarse en industrial y obrero. La aristocracia, predominante en la etapa colonial, queda como sector residual, progresivamente reducida en número y significación cultural. Este cambio en la correlación de clases ocurrida esencialmente en los barrios de Cerro y Puentes Grandes, los acercaría a los pequeños, pero densamente poblados Atarés y Pilar, más al norte; y por supuesto, con su vecino colindante Villanueva. Se hermanaba definitivamente el viejo Cerro, con la no menos antigua trilogía de Carraguao.
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A la luz de la Sociedad del Pilar, surgieron otras instituciones como el Liceo, la agrupación Silver Star y algunos cabarets que le dieron un aire muy singular. El Pilar heredó de la colonia una mediana y pequeña burguesía que se nucleó en torno a la calle Estévez, y durante la primera mitad del siglo XX, estuvo recibiendo una fuerte inyección de intelectuales, músicos y artistas como: Enrique Jorrín, Margarita Díaz, Ninón Sevilla y Ramón Veloz. Ellos se sumaron a los nacidos en el barrio, como el querido comediante, ya desaparecido, Enrique Arredondo.
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El municipio del Cerro, tuvo una población mayoritariamente obrera, y muy humilde. Esto explica que el territorio fuera uno de los más revolucionarios y combativos de la ciudad. Toda esta superestructura política y social, se gesta a partir de las múltiples fábricas que nacen en la localidad. Su trascendencia y ubicación geográfica son fundamentales para explicar todo el proceso histórico. Por tanto, el comienzo de la Republica, partirá del epígrafe temático que sigue a continuación.
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Industria
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El Cerro, se convierte en uno de los primeros barrios industriales de la cuidad, escoltado por Puentes Grandes, hasta compactar con el triángulo inicial de los barrios obreros del antiguo Carraguao. El conjunto industrial de Tejas, heredada de la colonia; Sabatés, Crusellas, la Compañía, Fábrica de Hielo, la Fosforera Cubana, la Tenería La Moderna, el Matadero de Ganado Mayor y la fábrica de chocolate La Española. Atarés, aportaría una efímera, fábrica de botellas en la calle San Ramón, Nueva Fábrica de Hielo se construía, aparecer la Compañía Frigorífica Cubana. En materia de Alcoholes el químico Enrique Aldabó sus inventivas. Le seguía la casa Romañá, Duyós y Compañía en Saravia; el Valle de Andona en Cristina; las tonelerías de Pila y Castillo; y las licorerías de Estévez, San Francisco y Jesús del Monte.
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La chocolatera La Española, cómo en su entorno surgían otros productores del ramo. Entre ellos La Constancia, la Tomasita, talleres y fábricas de calzado como: Spotting Shoe Mfg, La Oriental, el Taller La Mariposa, el Magestic, talabarterías y la Compañía Unida del Calzado. La fábrica de adornos arquitectónicos, Henry Steihart ampliaría sus negocios con la creación de un tejar, mientras en sentido opuesto, también en Carraguao, surgía la fábrica llamada El Arte Moderno Importantes aserraderos de madera, almacenes de ladrillos y otros materiales constructivos. Un grupo significativo de madereras y carpinterías se desarrolló en el barrio de Atarés. La cajonera de tabaco Sucesores de Estanillo y las modestas tabaquerías coloniales. Apareció el sello Pita y Hermano, S. A, Igualmente surgen marcas como el Manly, La Prueba, El Rico Habano, Luceran, Maculen, la Canela y El Coral.
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Las producciones de cervezas “Palatino” y “Tívoli”. La Nueva Fábrica de Hielo, creó una fábrica de envases de cristal anexa a la Tívoli.Complementaba todas las inversiones, un ramal de los Ferrocarriles Unidos la fábrica creaba la nueva marca de cerveza Polar. Surgieron dos grandes fábricas de papel: la Papelera Moderna, junto a la Presa del Husillo, y la Papelera Cubana de Puentes Grandes. Surgen otras productoras como el tejar de José Matos Requeijo, que tuvo una distribuidora comercial en la Calzada del Cerro, la fábrica de toallas “Telva” y los talleres de ferrocarriles de Ciénaga, muy vinculados históricamente con los sindicatos y la población obrera del Cerro. Surge la productora que abasteció de clavos, puntillas e infinidad de artículos de ferretería al mercado nacional, con el nombre de Compañía Industrial Alfilerera. Igualmente, la fábrica de fósforos La Estrella, fábricas de sogas y cordeles, así como calzado. Una fábrica productora de ácidos. Baste afirmar, que el 22% de las empresas inscriptas en la Asociación Nacional de Industriales de Cuba, tuvieron sus instalaciones en el Cerro. Se estableció una fábrica de altos hornos de Gerardo Villanueva, con una extensión de 45 mil pies cuadrados, y una fuerza de trabajo, según demandara el mercado, entre 100 y 300 obreros. Desde la Exposición Industrial de 1911, Villanueva se distinguió en el pabellón metalúrgico con diversos productos de patente nacional, entre ellos: una cocina de hierro, acero y bronce, que encendía y apagaba automáticamente y, una hélice de bronce fosforoso, preparada para soportar hasta tres mil revoluciones por minuto. Los Crusellas, eran quienes daban el paso determinante, hacían una inversión millonaria. Compraban 10 mil metros cuadrados de terrenos colindantes en la Avenida de Agua Dulce y el reparto Betancourt. Le completaba una línea propia de ferrocarril para el abastecimiento directo de materia prima. Con 850 obreros, su capacidad de producción pronto se multiplicó hasta lograr 30 mil cajas de jabón, de 30 libras cada uno, mensualmente. Solo las dimensiones y modernidad de la nueva fábrica, debieron resultar apabullantes para los competidores del ramo. El Águila de Nigoy tuvo su nido también en Buenos Aires, con varias carpinterías, incluyendo la maderera Rentoy (Agua Dulce No. 9).
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La Cultural S.A, fue en este conjunto industrial, la representativa por excelencia de las imprentas. Fue constituida en el año 1926, construyéndose en 1928 el edificio de Agua Dulce, infinidad de libros cubanos serían impresos aquí. Las primeras fábricas en establecerse, fueron las imprentas. La Omega, tuvo sus orígenes en Ayestarán, como La Habana Comercial. Importante sería también la Caraso y Cía., pero sobre todo la Compañía Litográfica de La Habana, que construye una gran planta productora, es de las más representativas del patrimonio fabril del Cerro. De la construcción surgían fábricas de mosaicos, talleres de marmolería. Una empresa de fundición: la Havana Company. Entre las fábricas de calzado se distinguió Amadeo y Bulne. Hubo dos fábricas de fósforos: La Cubana y La Americana.La primera perfumería en nacer se llamó: Milady destacado perfume Crusella. Entre las industrias más prósperas del país, se encuentran con las marcas “Salutaris”, gaseosa de limón y “Materva”, con mate importado de Sudamérica. Debe destacarse de la industria alimenticia, la productora de Manteca Cacefá, en San Martín, que luego desarrolló la comercial marca de aceites “La Conchita”. Quizás la fábrica de mayor pujanza en esta agrupación, lo fue la productora del refresco IRONBEER.La industria del calzado. El caso de la fábrica “La Fé”, fundada por José Bulnes llegó a producir uno de los mejores calzados del país, Durante este período, se establece la Compañía del Calzado América S.A; La Habana Industrial y numerosos talleres y chinchales
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La Fosforera cubana (1880) fue una de las primeras fábricas del núcleo fabril de Tejas.
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Tradición Médica y Asistencial
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Durante la primera mitad del siglo XX aumentaron la cantidad de hospitales y centros asistenciales. Perduraron instituciones como el asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en los entornos de la Calzada del Cerro, y sobre todo, en el tramo de Consejero Arango a Domínguez. Allí  surgió el primer Centro de Ambulancias del país, en terrenos municipales del antiguo Cementerio del Horcón. A comienzos de la República asume la dirección del Hospital Las Animas  el Dr. Carlos J. Finlay, quien continuó sus investigaciones médicas. La entidad llegó a ser -al decir del Dr. Mario G. Lebredo-  “la institución de profilaxis más completa y única en su clase en el mundo” La Covadonga y la Purísima Concepción de los Dependientes de La Habana, se convirtieron en dos de los mejor hospitales del país. En la Quinta Dependientes, por su parte ocurrieron acontecimientos científicos – técnicos como la sutura del corazón por primera vez en el país y segunda en América Latina, por el Dr. Bernardo Noas. En Carraguao surgía La Balear. En contra posición a estos centros de administración regional española surgía el llamado Hospital Cubano Bacallao, el Sanatorio Cuba y la Policlínica Nacional Cubana.
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La Quinta San Antonio era escenario de la constitución del Congreso Nacional de Madres de la República de Cuba. Las mujeres gestionaron que se creara allí un asilo con capacidad para un centenar de niños huérfanos el que se inaugura el 10 de febrero de 1914. Continúan sus recolecta y logran ampliarlo con una creche, también con capacidad para cien niños de ambos sexos y horario semi–internos, de 7 AM a 8 PM, para dar facilidad a las madres trabajadoras. Asilo y Creche se conocerían con el nombre del presidente de turno: Menocal. Seria administrado por la compañía religiosa Hijas de la Caridad.
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El Sanatorio La Milagrosa, de la Asociación Católicas Cubanas, concebido desde 1919, tendría como director al eminente cirujano Dr. José A. Presno Bastiony, quien además fuera presidente de la Academia de Ciencia de Cuba. El hospital se establecía la segunda Quinta de los Conde de Fernandina comprada y reedificada por la asociación, a partir de la elección de la Dra. Guillermina Portela. La transacción y financiamiento de las obras se ejecutó por donaciones personales de las católicas, rifas y las ganancias del propio hospital como negocio rentable .
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Educación
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El sistema de enseñanza neocolonial, adopta los programas, métodos y hasta textos escolares norteamericanos. Pero teniendo en cuenta su carácter laico, bien estructurado, realmente representaba un avance significativo. Sobre todo, porque contaría con el aporte en adecuaciones de eminentes pedagogos cubanos entre ellos algunos residentes en el Cerro, como: Manuel Sanguily Garrite y Fernando Aguado y Rico. El número de escuelas públicas también se multiplica, aunque nunca en correspondencia con el crecimiento de la población escolar. Uno de los primeros maestros que sobresale en la localidad fue Juan Tomás Roig, quien antes de distinguirse como eminente biólogo, fue profesor en Carraguao, donde se ganó el respeto y la admiración de sus alumnos.
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En 1905 la Escuela Redención a la Sociedad Económica Amigos del País, por disposición testamentaria de Gabriel Millet Lara. Igualmente, por legado del músico Gaspar Villate Montes, el centro es ampliado con una academia de artes y oficios Villate donde se formarían artistas plásticos de reconocido talento. Las organizaciones regionales españolas aportarían dos significativas escuelas: El Plantel Jovellanos y el Centro Escolar de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana. Algunas industrias promueven escuelas para los hijos de sus obreros como el Colegio Candado, de Crusellas y Compañía S.A., las fábricas de galletitas y dulces La Estrella, La Ambrosia Industrial y la cervecera Nueva Fábrica de Hielo S.A., con su escuela Cosme Blanco Herrera. Algunas sociedades de instrucción y recreo promueven escuelas como el caso de la Sociedad del Pilar, para la niñez de la barriada, o exclusiva para los socios como la academia fundada por el club “Mariano González Gutiérrez”. La Logia Masónica Los Apóstoles constituyó un fructuoso colegio de igual nombre muy meritorio en la comunidad de Las Cañas con un colectivo de entusiastas maestros dirigidos por la doctora Leonor V. Barrabí.
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Entre las escuelas especializadas surgen, desde la Academia Parisién  sobre la confección de sombreros bordados y encajes; hasta el Conservatorio Facciolo. De las especializadas las que más abundaron fueron las de comercio, taquigrafía e idiomas, como: La Havana Bussines Academy, La Academia Vermouth, El Lincoln School, luego Instituto Dixon, El Margent Collage y la Academia Pitman. Igualmente, Paulita Concepción Cruz de las escuelas Nro. 36 y 58; José de Lázaro Vitón, de la Nro. 77; María Cruz Pozo, de la Nro. 37, promotora del Concurso Inter-Escuelas del Cerro “Centenario de Maceo “; y Luciano R. Martínez Echemendía, director de la Escuela Pública Nro. 37 y luego Superintendente General de Escuelas. Varios de los edificios ocupados por las escuelas fueron originalmente antiguas quintas de la aristocracia, entre ellas: la casa del Conde de Lombillo, luego primera sede del Colegio Del Salvador y primera sede de la Escuela Pública Nro. 37 (Cerro 1652). Igualmente, la Quinta San José que perteneciera a Doña Susana Benítez, fue la Escuela Pública Nro. 58 y sede de la Junta Municipal de Educación. Entre las escuelas especializadas se reorganizaba en 1911 La Granja Escuela “Conde Pozos Dulces” situada en la finca La Ciénaga, Puentes Grandes. Gran parte de los maestros agrícolas que se formaron durante la República eran egresados de este centro. El 6 de septiembre de 1918 se inauguraba la Escuela del Hogar, fundada por la Dra. Ángela Landa González. Las jóvenes alumnas eran educadas aquí en las labores prácticas reservadas tradicionalmente a la mujer. Las asignaturas eran no solo las convencionales, incluyendo mecanografía, taquigrafía e idiomas sino también: costura, lavado y planchado, arte culinario, economía doméstica, higiene y medicina elemental, jardinería y crianza de animales domésticos.
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===Ocupación norteamericana===
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La destacada pedagoga Paulita Concepción es homenajeada por un colectivo de maestras de escuelas públicas del Cerro a principios de la década del 40 del siglo XX.
  
===República neocolonial===
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Durante el machadato se creaba en el Cerro la Escuela Normal de Kindergarten, la Escuela Pública Nro. 66 “José Martí” donde impartió clases de dibujo Amelia Peláez. La Fundación Varona Suárez creaba una escuela para niños invidentes, de carácter nacional. El 15 de octubre de 1943 se inauguraba el nuevo edificio de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, sin dudas un mito de la pedagogía cubana y el 9 de enero de 1949 se inauguraba el nuevo edificio de la Escuela de Profesionales del Comercio de La Habana (E.P.C.H.). La mayor parte de las escuelas eran primarias,  que incluían enseñanza superior con cursos preparatorios para la Normal, de Comercio o el bachillerato. Estas fueron algunas de las más significativas: la Academia Arteche, el Colegio Toledo, San Antonio, La Academia de la Nuez, El Nelson, El Robert, El García Godoy, El Martell, Academia Elia, Alpizar, El Consuegra. El Instituto Lexis, el América Arias, el Colegio Lamar, el Colegio Valle El Norte, El Álvarez Sáenz, El Gisel, El Baldón, El Caberius, El Sardiñas de Simón, la Academia Atenas, El Heredia, el Mabel Collage, El América Formeza, la Escuela Nueva, el Instituto Korak y el Colegio Borroto. Centros como la Sociedad Escolar del Cerro o la Academia Gutiérrez, dieron hasta un enfoque histórico-materialista. Pero en otras escuelas se distorsionaba o simplemente había subestimación y formalismo. Se mantuvo el aristocrático Colegio Sagrado Corazón de Jesús; pero, paralelo al sólido edificio colonial, edificaban uno anexo, de madera para niñas pobres. También exclusivos para hembras, el Colegio San Vicente de Paúl, dirigido por Sor Petra Vega, desarrollaba los talleres, incluyendo una imprenta, donde las alumnas estudiaban y trabajaban. Su producción se comercializaba a través de anuncios como éste: No lo piense. Hágalo. - El Colegio - Asilo - Taller San Vicente de Paúl le ayuda; le confecciona envases, estuches finos para regalo, y hasta los mismos regalos, siendo de labores propias de Señoras; bordados, dobladillos de ojo, festón, pico, etc., a precios muy módicos. La “Monjita del Cerro” fallecía antes de ver inaugurada su última obra, pero aún en su fachada, perdura la inscripción: Hogar Sor Petra Vega .
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Una de las primeras escuelas católicas que se establece en la República fue el Colegio del Pilar de los PP. Escolapios. Allí se constituyó después el colegio María Inmaculada, formadora de jóvenes sirvientas o empleadas del servicio doméstico. Las monjas escolapias también establecieron un colegio, el Nuestra Señora del Buen Consejo, solo para hembras y hasta el octavo grado. Se les preparaba para el bachillerato, la escuela normal y cursos de secretariado. Las alumnas podían ser internas, seminternas o externas. El Salvador fue el colegio parroquial gratuito, fundado a finales de la primera década por el sacerdote canario José Viera Martín, muy identificado con los obreros humildes y desposeídos. No se requería ser cristiano para ingresar en la escuela, sino simplemente el deseo de aprender. Por las noches sesionaba para jóvenes trabajadores lo que se dio en llamar Escuela Obrera Gratuita El Salvador. A la muerte de Rosalía Abreu en 1930 y por legado testamentario, se construyen sendas escuelas para niñas y niños. El de hembras estuvo a cargo de las Hijas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y lo llamaron colegio Santa Rosalía. El de varones fue atendido por los HH. La Salle, quienes erigieron un sobrio edificio con estadio de béisbol en Palatino Y Santa Catalina. Los HH Maristas, quienes constituyen su filial en la barriada del colegio Champagnat. La Orden de los Claretianos funda la escuela “San Antonio María de Claret de carácter gratuito, a la que se suma a finales de la década del 40, el colegio de las religiosas María Inmaculada). En las décadas del 40 y el 50 se distinguieron en sus labores los curas párrocos: Monseñor Alfredo Muller San Martín, en el Cerro y el padre Ismael Testé Pérez, en el Pilar. Este último crea en 1945 un patronato pro escuela para niños pobres y 10 años después logra también bendecir la Creche Habana Nueva. Desde el año 1954 desarrolla su rimbombante proyecto Ciudad de los Niños. Decía aspirar a que se creara una especie de complejo de escuelas talleres en el campo, capaces de autofinanciarse, a fin de erradicar la mendicidad y la delincuencia juvenil. El colegio Nuestra Señora de la Asunción, de las religiosas Siervas de San José, en lo que fuera el edificio del Casino Deportivo, con piscina olímpica, servicio de ómnibus a domicilio, servicios médicos, etc., pero era solo una escuela de pago más. Aumentaban las ofertas de escuelas suntuosas a las familias pudientes, pero no resolvía el aumento creciente de niños pobres sin escuelas, que ingresaban al potencial delictivo y marginal. Por eso el padre Testé tuvo tanto éxito con su campaña por la Ciudad de los Niños inaugurada en 1957.
  
Durante el Siglo XX el Cerro se convirtió en una de las principales zonas de la industria habanera. Creció la industria del calzado y se establecieron, entre otras, fábricas de refrescos y bebidas. Además, el Cerro concentró en su territorio la mayor cantidad de fábricas de fósforos del país.
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Deportes
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El Cerro barrio puntero en el deporte durante la colonia, en la Republica continua con estelares atletas y equipos. Se despega definitivamente con la construcción de las colosas instalaciones deportivas que se establecen en su territorio encabezado por el estadio de la Polar, el Gran Estadio de La Habana y la Ciudad Deportiva. El béisbol continuó su paso arrollador. El Almendares, celebra sus encuentros en el Almendares Park, (hoy ahí se construyó la Terminal de Ómnibus), sede del equipo fundado en 1874 y su manager Luis Felipe Gutiérrez Rodríguez (Pincho). Otros equipos de béisbol aficionados serían destacados en esta etapa, como el Diana y el Victoria. El Marino en los placeres de Las Ánimas, el Abreu Park de Palatino y el Beauty, al costado del reparto las Cañas.La construcción del Gran Estadio de La Habana, se haría en los jardines del inconcluso reparto Patria, se inauguraba 26 de octubre de 1946, con un juego entre el Almendares y el equipo campeón de la temporada 1945/46, que había sido el Cienfuegos comandado por Martín Dihigo. Los azules, con Adolfo Luque al frente, apaleaban a los verdes 9 X 1, en aquel memorable encuentro. Se lograba por primera vez en Cuba una asistencia record de 30 mil espectadores, a pesar de que las graderías del jardín izquierdo no estaban concluidas. En 1950 se amplía la capacidad a 38 mil espectadores. Se ejecutaron allí encuentros de boxeo, baloncesto, atletismo, rodeos, carreras de autos pequeños (Los Diablillos del Volante), patinaje sobre hielo y hasta actividades políticas y otras extradeportivas, como corridas de toros. El 29 de abril de 1907 surge el Club de Cazadores del Cerro, fue una de las principales organizaciones de tiro deportivo en el país, integrada por asociados de alta posición económica. Tuvo su órgano de prensa, el que reflejó crónicas y estadísticas de gran valor para la historia de este deporte.Kid Chocolate se formó en el gimnasio de Zaragoza No. 170. Los Alacranes del Cerro.  Allí le conoció Pincho Gutiérrez, quien le promovió a instancias de su tío Ángel Scull Montalvo. El club fue también cuna de otros púgiles como: Joe Coego quien fuera campeón mundial de los Welter; Malpica, campeón de los pesos medianos y Sergio Cárdenas, el popular Kid Araña. Kid Chocolate aparece como profesional en 1928. Fue campeón de los pesos plumas, ligeros y semi ligeros. Clasifica como el boxeador más triunfador y popular de toda la etapa prerrevolucionaria en Cuba. Hasta 1934 había perdido sólo diez peleas en casi 300 encuentros, incluyendo el fructuoso periodo en el que estableció el record de 169 victorias consecutivas. Ya en 1938 fuera de su mejor momento obtuvo su última victoria en pelea revancha que duro 15 rounds contra el panameño Davey Abad. Se efectúa en el Campo Polar en las instalaciones deportivas de esta cervecera en el Cerro.
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Desde mediados de la primera década del siglo XX comienza la práctica del balompié (fútbol) en Cuba. Y es en Palatino en la manzana de Zanja Real, empresa Paniagua y Reyes que se celebra el primer partido oficial el 11 de diciembre de 1911. Aunque en principio el balompié no tuvo un terreno ad hoc fueron notorios los juegos en las planicies de Palatino y La Ciénaga, en el Cerro.
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Durante el primer cuarto de siglo hubo un buen equipo local que rivalizó con el fuerte conjunto del Instituto de La Habana. Ya en 1926 se crea el club Goviera y a finales de los veinte, surgen los estadios de La Tropical y La Polar, flamantes instalaciones de las fábricas cerveceras que en su competencia favorecían la promoción del deporte. El estadio de La Polar se inauguraba con tres grandes partidos: Deportivo Iberia vs. Fortuna, Deportivo Centro Gallego vs. Juventud Asturiana y Olimpia vs. Club Cataluña. Muy destacado en el Cerro fue el equipo de balompié del Casino Deportivo. La llamada Juventud Cubana de Fútbol se constituyó en 1950 tradición futbolística y beisbolera, sin dudas al influjo de los terrenos de Palatino y El Beauty. Tiempos en que se desarrolló la pelota vasca, los hermanos Solá y el Cerro Sport Club el Casino Deportivo de La Habana fundado el 3 de marzo de 1923, contando entre otros con el apoyo del pelotari profesional vasco Irún, se levantaron una cancha de 30 Mts de concreto, los huracanes del 26 y 44, provocaron grandes afectaciones, pero siempre se garantizó su reparación y mantenimiento y otro club el baloncesto. La Ciudad Deportiva fue una de las principales obras sociales construida en terrenos de la antigua finca La Ciénaga Las labores de excavación en busca de los cimientos comenzaron en noviembre de 1952, pero se dio por inaugurada en febrero de 1958 .
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La ciudad Deportiva con su hermoso y funcional coliseo, cuando se dio por inaugurada en febrero de 1958.
  
===Revolución en el poder===
 
====1959 - 1976====
 
  
====1976 - actualidad====
 
  
Por la [[división político administrativa de 1976]] el Cerro pasó de barrio de la ciudad a un municipio ubicado al oeste de La Habana, en los  23º 08’ latitud norte y los 82º 23’ longitud oeste, con límites territoriales al norte con el municipio de [[Centro Habana]]; al este con los municipios de [[La Habana Vieja]] y [[Diez de Octubre]]; al sur con el municipio de [[Boyeros]]; y al oeste con los municipios de [[Marianao]] y [[Plaza de la Revolución]]<ref>[http://www.ipf.gob.cu/es/content/m-cerro Instituto Cubano de Planificación Física]</ref>.
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Movimientos políticos, cívicos y obreros
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Las confrontaciones ideológicas y acciones políticas que se suceden en la localidad, están matizadas por el signo que domina la barriada en el siglo XX: la industria y su población obrera.
Havana_Map_-_Cerro.png|''El Cerro (en rojo) con sus límites territoriales actuales''
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Se llegan a unir los intereses clasistas y culturales de los históricos barrios obreros de Carraguao con el otrora aristocrático Cerro, ahora con su humilde Canal. Las Cañas, Palatino y Ayestarán con sus sectores de la pequeña burguesía y la intelectualidad, desempeña igualmente un papel catalizador en las luchas políticas durante la República neocolonial.
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Entre los movimientos cívicos y progresistas en el Cerro, se reflejó significativamente el feminista desde la segunda década del siglo XX, propicia la creación y ampliación del Asilo y Creche de Saravia, luego hogar la “Edad de Oro”, se fundación de la Escuela del Hogar o la constitución del hospital de la Asociación Católicas Cubanas bajo el lema “Por la mujer y para la mujer”. Otros clubes femeninos como la Asociación Patriótica de Damas (Vigía, Atares) batirían palmas por el sufragio femenino, la equiparación del trabajo de la mujer al del hombre, protección a la mujer prostituta para su regeneración y otras. No podía la clase obrera dejar de reflejar la lucha a favor de la mujer trabajadora y en plena crisis del machadato, el 3 de julio de 1931, se constituye el club Feminista de Obreras de La Habana.
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El Cerro aportó no pocas voces que repudiaban la politiquería y el oportunismo, en aquellas protestas cívicas participaban: José Antonio Fernández de Castro, Rubén Martínez Villena y su amigo Enrique Serpa. Los obreros se hacen sentir en la barriada con sus huelgas, sobre todo a finales de la segunda década del siglo XX. Seconstituye el Sindicato General de Obreros de la Industria Fabril, el 11 de agosto de 1917, sus ejecutivos eran vecinos del Cerro, incluyendo a su secretario general Margarito Iglesias Owen, Antonio María Penichet Gómez y otros más. El Sindicato de la Industria Fabril, de orientación anarcosindicalista promovió numerosos boicots y huelgas en fábricas del Cerro. La imagen está tomada de una publicación obrera. Esta acción daría lugar al llamado envenenamiento de la cerveza Polar. Los obreros por otra parte, lucharon por superarse culturalmente, ya con una toma de conciencia clasista. El Centro de Estudios Sociales del Cerro desde la aprobación, de sus bases en 1911 decían: “Uno de los empeños más grandes de este centro será el que los trabajadores se interesen en el estudio de sus propios asuntos, por cuyo motivo celebrará certámenes, veladas conferencias, establecerá un salón de lecturas, una biblioteca y un escenario…” Más tarde, en agosto de 1923, el Sindicato Fabril crea su propia escuela racionalista en su local del Cerro, donde además edita un órgano de prensa: El Progreso.
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===Industria y comercio===
 
  
A partir del siglo XIX aparecieron las primeras fábricas de fósforos y posteriormente las “grandes” del jabón y perfumería: Sabatés y Crusellas. Poco después se constituyó la compañía [[Nueva Fábrica de Hielo]] que produjo las marcas de cerveza [[cerveza Tívoli|Tívoli]] y [[cerveza La Tropical|La Tropical]].
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El Sindicato de la Industria Fabril, de orientación anarcosindicalista promovió numerosos boicots y huelgas en fábricas del Cerro. La imagen está tomada de una publicación obrera. Esta acción daría lugar al llamado envenenamiento de la cerveza Polar.
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El Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, celebrado, en octubre de 1923, dos meses después de constituida la Escuela Racionalista del Cerro. Los delegados visitan al Cerro para compartir con los trabajadores de Crusellas. Mella coordina el encuentro de estudiantes y obreros que se celebró en la Sociedad del Pilar. Participaron junto a Mella: Olivín Zaldívar, quien luego sería su esposa y dirigentes de la FEU, además se plantea acercarse a los obreros en su noble empeño cultural. Cuando el recinto universitario les cerró sus puertas a la Universidad Popular José Martí, se mantuvieron las aulas en diversos locales obreros como el de la Delegación Nro. 2 de la Hermandad Ferroviaria de Cuba (Cerro 877 antiguo) y en Calzada del Cerro y Palatino donde se cursa la enseñanza básica en seminarios nocturnos.
  
===Comunicaciones===
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Lucha contra la dictadura machadista
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Una de las organizaciones más combativas era el Sindicato General de Obreros de la Industria Fabril, radicado en el Cerro, en agosto de 1925 se producen varios registros en el sindicato e incluso en fábricas, estos fueron denunciados por los obreros en la proclama titulada “Un Asalto Policíaco”: Jaurías de perros asaltaron […] a las 8 pm., la cervecería Tívoli, que pertenece a la organización del Sindicato Fabril. Sin mandamiento judicial atropellaron a los porteros y con amenazas pasaron a las bodegas […] hasta los retretes registran. Sus objetivos eran eliminar físicamente a los más peligrosos, desarticular todo el movimiento obrero revolucionario implantando un clima de terror. José Cuxart Falcón, obrero de la Tívoli era detenido acusado de preparar un atentado terrorista contra el presidente de la República y el Secretario de Gobernación y el primero de octubre de 1925 le aplicaron la Ley de Fuga en La Cabaña. El gobierno declara ilegal al Sindicato Fabril el 16 de septiembre de 1925 a raíz de éste y otros petardos que estallaban en la ciudad. En una circular los obreros expresaban: “No es el Sindicato Fabril solamente el que se encuentra atravesando por esta época de verdadero TERROR; como sabemos son todos los organismos proletarios los que se hayan amenazados de muerte…”
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La Audiencia de La Habana fallaba a favor de su legalidad, aunque en la práctica virtualmente no pudieron realizar más vida pública dado el asedio de los agentes policiales. La gran asamblea convocada por el líder Alfredo López Arencibia en el cine Margot, del Cerro se vio obligado a suspenderla “por entender que los elementos que están en este local no son los interesados en el propósito por el cual nos reunimos”. Tanto Alfredo López, dirigente de la CNOC y la FOH, como Margarito Iglesias Owen líder del Sindicato Fabril, eran arrestados y conducidos al Castillo de Atares. Allí se les incomunicó y se les hizo desaparecer. Luego se encontrarían sus restos. El 12 de enero de 1927 era presentada oficialmente en el registro de asociaciones la Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro. La Juventud Cultural Deportivo Obrera del Cerro fue la primera organización juvenil del Partido Comunista. La crisis que se inicia en 1929 recrudece las luchas obreras destacándose los empleados del transporte urbano, las obreras y obreros textiles de la Telva y las pequeñas pero combativas fábricas de calzado, al frente de las cuales se hallaba el dirigente comunista Ramón Nicolau González. Durante la primera gran huelga general contra Machado en marzo de 1930, prácticamente todas las industrias del Cerro se paralizan, miles de obreros van a la huelga, pero no se alcanza la victoria.
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La reacción de la dictadura fue realizar infinidad de detenciones y el cierre de instituciones que hasta ese momento se habían mantenido en la legalidad como la Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro. El periódico Juventud Obrera reaparecía clandestinamente como órgano de la Liga Juvenil Comunista, mientras en diciembre de 1930 se constituía la Juventud Cultural Deportiva Obrera de Atarés que tuvo entre sus dirigentes a los jóvenes: Severo Aguirre del Cristo, Ernesto Tabio y Ladislao González Carvajal. El periódico La Voz del Pueblo editado en Cerro, de orientación nacionalista (mendietista), dirigido por Abelardo Pacheco había venido fustigando con fuerza la corrupción y atropellos de Machado. El día 14 de agosto de 1930, cuando Pacheco iba con su esposa e hijo por Churruca y Calzada del Cerro recibía certeros disparos. El dictador había decidido silenciarlo. La Policía Nacional conoció que el Pasaje Tulla, de Primelles No 78, entre Velarde y Washington, se reunían conspiradores y el 15 de julio de 1932, cercaban la zona, los combatientes revolucionarios lograban escapar. Les había cubierto la retirada el coronel Esteban Delgado Acosta veterano del Ejercito Libertador, que caía mortalmente herido por impactos en el rostro en el patio del pasaje de inquilinato “Este hecho -escribió el profesor Máximo Gutiérrez-  causó conmoción en el reparto porque el coronel era una persona querida de todos los vecinos”. El propio embajador Summer Welles propiciaba una sedición militar que concluía el 12 de agosto de 1932 con la fuga del tirano Gerardo Machado y su más cercana camarilla. Los acontecimientos que le sucederían no culminaron en revolución, sino en la toma del poder por los grupos mediacioncitas.
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El Primer Gobierno Revolucionario en Cuba, “Gobierno de los Cien Días” o “De Grau-Guiteras”.
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Abordaremos sucintamente esta etapa con su incidencia en el Cerro, en aquel proceso revolucionario que encabezó Antonio Guiteras Holmes como el estadista más revolucionario y comprometido con la causa del pueblo. Promovió a clases y soldados de origen humilde, dio ingreso a nuevos elementos, uno de ellos sería el célebre Policía Nro.100 del Cerro. Vicente Jover García quien fue ejemplo de profesionalidad, muy querido por su actuación enérgica contra la delincuencia y su trato justo y amable con la ciudadanía. Mejoraba las condiciones de los llamados “indigentes”, hacinados en el campamento “La Purísima Concepción” de Atarés. “A las mujeres y los niños.“Debemos dar al pueblo hambriento alimentos y oportunidades para ganarse ese alimento” Con este precepto Guiteras daba solución a los dos problemas más prioritarios: comida y empleo. Durante la Revolución van a ser muy activos los organismos que en el Cerro y Puentes Grandes van a pedir hasta el 80 % (73).  En definitiva, se estableció el 50 % en lo que se conoció como Ley de Nacionalización del Trabajo; al menos la mitad de las plazas debían ser para los cubanos. Sin embargo, en no pocos servicios y fabricas locales la ley pudo burlarse alterándose las listas de empleados en coordinación con los dueños como ocurrió en la Coca-Cola que beneficio a los españoles de la casta de vendedores. Se amotinaron algunos cuarteles y cinco estaciones de policía. Una de ellas la 11na. Estación (Cerro), al mando del capitán Manuel Cert. Varias fuentes – todas secundarias- señalan que la Estación del Cerro ofreció una gran resistencia. En realidad, no fue tomada sino simplemente ocupada por el ejército ya que el capitán Cert, desde que tuvo noticias del complot de Columbia, rindió la unidad sin disparar un tiro. El 15 de enero de 1934 tras un nuevo golpe militar, terminó el Gobierno de los Cien Días.
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Guiteras crea a mediados de 1934 la Joven Cuba, organización revolucionaria para incorporar al pueblo, explicando el porqué de la lucha.El Cuartel General de la Joven Cuba establecido en un colegio del Cerro, sería el lugar más estable y seguro. Sin embargo, a un mes de estar radicando allí, tienen conocimiento, a través de los agentes infiltrados en el servicio de investigación, que la inteligencia militar llegó a conocer sobre la presencia de Guiteras en lugar del Cerro. Se trasladaron provisionalmente hacia otro refugio en El Canal, burlando el aparatoso despliegue del ejército. Al poco tiempo, libre de toda sospecha el colegio, Guiteras volvía para allí el 5 de enero de 1935.La seguridad del Colegio de las Hermanas Manrique permitía efectuar allí reuniones del Comité Ejecutivo Central de la Joven Cuba, aunque con la flexibilidad propia que imponían las vicisitudes de la lucha clandestina. Guiteras estuvo en el Colegio del Cerro hasta los últimos días ante el 7 de mayo en que partió hacia Matanzas, de allí salió hacia El Morrillo, donde caería asesinado junto a Carlos Aponte.
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Muchos acontecimientos políticos continuaron sucediendo en el Cerro durante la etapa que siguió a la muerte de Guiteras, siempre estuvo latente las luchas obreras, participan muy activamente los obreros de la Polar, la Ambrosía, la Coca-Cola, y las imprentas Cultural S.A., Cia, Litográfica de la Habana, Caraza, Cía y otros. Esos años se caracterizaron por una represión sin límite. Fue la solidaridad con la República Española la que dio una cobertura a las luchas públicas, se denunciaba la situación política a la vez que se hacía la solidaridad con el pueblo español. Mientras toda esta labor se desarrollaba se hicieron numerosos actos políticos como el ofrecido en la Sociedad del Pilar en homenajes a la combatiente y dirigente comunista republicana Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”. Así como individualmente los españoles republicanos residentes en el Cerro. Uno de los actos de solidaridad más relevantes y significativos a favor de la Republica Española tuvo lugar el 17 de julio de 1938 en el Estadio de la Polar.
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La situación política creada por la Segunda Guerra Mundial marcó un período de espera para luchas obreras en el Cerro, no obstante, hubo hechos como los sucesos de la calle Salvador, donde eran víctimas de un atentado en la noche del 17 de septiembre de 1942: el Secretario General de la Sección Juvenil Autentica en el Cerro,Luis Orlando Rodríguez herido junto a otros los jóvenes, quienes eran trasladados para la Casa de Socorro del Tercer Distrito, congregándose allí centenares de personas. Aún antes de que Grau asumiera oficialmente la presidencial, tenían lugar los sucesos de la Loma de la Mulata en el Cerro.
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Los años de gobiernos auténticos fueron de luchas obreras por lograr las mejorías prometidas, ni faltó el enfrentamiento político. Tal fue el descontrol existente que propició el golpe de Estado.
  
Por el Real Decreto del [[5 de febrero]] de [[1859]] el español [[José Domingo Trigo]] obtuvo la concesión para fundar la [[Empresa del Ferrocarril Urbano de La Habana]] que puso en funcionamiento cuatro líneas de tranvías de tracción animal, una de las cuales (la primera autorizada) llegaba hasta el Cerro.
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La CTC Unitaria convoca a celebrar los actos centrales por los 1ro de Mayo en marcha combatiente hasta el Estadio del  Cerro.
  
Tenía su paradero en la [[Plazoleta de San Juan de Dios]], en la manzana que forman las calles [[calle San Juan de Dios|San Juan de Dios]], [[Calle Empedrado|Empedrado]], [[Calle Habana|Habana]] y [[Calle Aguiar|Aguiar]]. Los tranvías salían por las calles de Empedrado y [[Calle Egido|Egido]] hasta la [[puerta de Colón]], en la muralla, para tomar la [[Calzada de Vives]] hasta el otro lado del [[puente de Cristina]]. En ese punto se bifurcaba el recorrido, el primero hacia el Cerro tomando la [[calzada del Horcón]] y el segundo hasta el caserío de [[Jesús del Monte]], pasando por [[Agua Dulce]].
 
 
   
 
   
La segunda línea también enlazaba el Cerro con la plaza de San Juan de Dios pero mediante un trayecto diferente, pues tomaba por la [[calzada de Belascoaín]] y posteriormente por las calles [[Calle Reina|Reina]], [[Calle Galiano|Galiano]], [[Calle San Rafael|San Rafael]], [[Calle Consulado|Consulado]] y [[Calle Neptuno|Neptuno]] y de ahí hasta la puerta de Colón<ref>[http://www.opushabana.cu/index.php/articulos/28-articulos/5268-los-rieles-de-la-habana-evolucion-historica-del-tranvia-de-traccion-animal-1859-1899 Los rieles de La Habana: evolución histórica del tranvía de tracción animal (1859 – 1899)]. Revista Opus Habana. 27 de octubre de 2017</ref>.
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Los actos masivos por el Día de los Trabajadores, celebrados durante los años 1950 y 1951, pese al embate del macartismo, fueron el mejor reflejo de la combatividad y las aspiraciones de la clase obrera, dirigida por su aguerrido capitán: Lázaro Peña González. Otro fue, en cambio, el panorama ofrecido por la CTC oficialista.
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El Golpe del 10 de marzo de 1952 encuentra el repudio de la mayor parte de la población, que esperaba el triunfo de la ortodoxia en las elecciones que debieron celebrarse el 1ro de junio. Muy combativos fueron, sobre todo, los paraderos de ómnibus y autobuses, de ellos las rutas 16, 17 y 18 de la Cooperativa de Ómnibus  Aliados (C.O.A), de Palatino. Las fuerzas represivas no logran someter tampoco el primer día al paradero de Autobuses Modernos S.A., del Cerro, dirigidos por Luis Manuel Calzadilla Acosta.El Partido Socialista Popular (PSP), que se pronuncia decididamente contra el régimen de facto y el Dr. Fidel Castro; quien, cuando “El General” se atreve a llamar “Revolución” a su cuartelazo, Fidel le responde con el manifiesto: “¡Revolución no, zarpazo!” El Cerro no se mantiene ajeno al proyecto revolucionario Fidel contactó personalmente con el Delegado y el Presidente del Liceo Ortodoxo de Villanueva en Carraguao. Le explicó que la nueva organización estaba integrada con gentes del pueblo dispuestos a dar su vida por la Patria.En el barrio de Atarés, Fidel contactó con el ortodoxo Carlos Interián, quien era el enlace con un grupo que contaba con jóvenes con inquietudes revolucionarias.
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El frigorífico de los Hnos. Nela (Ayestarán No.16) fue uno de los locales más importantes en la organización y preparativos del Moncada. Era el centro de trabajo de José Luis Tassende, compañero de Fidel, que integró la Dirección Militar del Movimiento, Otros puntos de enlace en el Cerro fueron: el Cine Principal, la Fábrica Ironbeer y las casas de Manolito Gutiérrez y Mario Dalmau de la Cruz, en Falgueras No. 354 y Mariano respectivamente. Los entrenamientos y prácticas de tiro se efectuaban en la Universidad, en el Club de Cazadores del Cerro y en fincas alejadas de la ciudad. En el bloque cerrense se distingue especialmente Jacinto García Espinosa (s) “El Niño” / “El Cadete”. Tenía experiencia militar por haber integrado el Servicio Militar de Emergencia (SME) durante la II Guerra
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Mundial. El 21 de Julio de 1953 Jacinto desapareció del Cerro; había sido designado junto a Ernesto Tizol para transportar las armas desde Los Palos hasta la Granjita Siboney. Allí quedó de guardia hasta el recibimiento de todos los combatientes. Además de Jacinto García Espinosa, se selecciona a Mario Darmau; quien aportaba su automóvil quien partió en la madrugada del sábado 25 de julio; y fue de los ocupantes del Palacio de Justicia. Los Mártires del Moncada vinculados al Cerro son siete: Jacinto García Espinosa, Giraldo Córdova Cardín, Fernando Chenard Piña, Miguel Ángel Oramas Alfonso, Reinaldo Boris Luis Santa Coloma, Raúl Gómez García y José Luis Tassende de las Muñecas. De ellos, los tres primeros nacieron en el Cerro; y los demás se relacionan con el territorio por haber vivido en sus barrios o laborar en sus industrias.
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El Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) comienza a organizarse en el Cerro con un núcleo inicial de jóvenes ortodoxos compuestos por: Rogelio Iglesias Patiño (s) “Pao”, Luis Mariano López Pérez y Maniff Nallib Abdala (s) “Ël Polaco”. Ellos promueven la distribución de la “Historia me Absolverá”, la campaña pro-amnistía de presos políticos y el boycot a las elecciones. Al construirse las brigadas juveniles del MR-26-7 en la ciudad, Gerardo Abreus (s) “Fontán” fue nombrado su jefe; y como segundo al cerrense Rogelio Iglesias Patiño (s) “Pao”, viajante de ”La Estrella”; quién, además, sería el responsable de todo el movimiento en el Cerro y Carraguao. Uno de los primeros y más importantes centros operativos fue el de Borrego Nro.25 entre Saravia y Consejero Arango. Allí se contactarían con otros dirigentes del movimiento como: Sergio González López (s) “El Curita”, Ángel Ameijeiras Delgado (s) “Machaco”, Gregorio Arles Mañalich (s) “Alex” y otros. Se crearon varios grupos en los barrios, hacia el Norte, en Atarés, Pilar y Villanueva, se situaron jefes como: Pedro Julio García Cepeda, Mario Arredondo Argüelles (s) “Muñi” e Ismael Muñoz Figueroa (s) “Mayet”. Ellos nuclearon a otros combatientes, desarrollando toda una propaganda clandestina e incitando a la insurrección.
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La Brigada Estudiantil del MR-26-7 se constituyó en la Escuela Profesional de Comercio de La Habana (E.P.C.H), bajo la dirección de Enio Leyva y Ramón Vázquez Monteagudo.Enio Leyva se había ganado la admiración de los estudiantes de toda la escuela a partir de un enfrentamiento que tuvo frente al centro, con un chivato, a quien caracterizó públicamente. “El estudiantado salió a la calle -recuerda Nilda Ravelo- a presenciar cómo un estudiante se enfrentaba a un esbirro armado con una pistola. La Escuela Normal de Maestros de La Habana fue otro de los planteles de relevancia provincial donde se distinguieron las Brigadas Juveniles del MR-26-7 .  Allí cristalizó muy bien la unidad estudiantil. Junto a los brigadistas del 26 de Julio estuvo un combativo núcleo de militantes de la Juventud Socialista, capitaneados por Fulgencio Oroz Gómez, muy querido por todos debido a su temeridad y espíritu unitario. Junto a él se hallaban otros jóvenes comunistas como: Limbania Jiménez, Xiomara Contreras (s) “Mara”, Olivia Miranda, entre otros . Otro plantel que se conmocionó por las actividades de una vanguardia estudiantil, fue el Centro Escolar de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana – actual ESBU “Antonio Maceo”- Mario Arredondo (s) “Muñi” estuvo al frente de este grupo integrado por: Longino Alfaro Oliva, Emilio Mejías Arias, Andrés Souto y Gregorio Rodríguez Sierra.
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También había cerrenses haciendo historia en favor de la insurrección revolucionaria, en México. La célebre María Antonia que menciona el Ché en su famosa carta a Fidel, no era mexicana como muchos creen, sino cubana, nacida en el Cerro, el 29 de mayo de 1911. Su nombre completo fue: María Antonia González Rodríguez. Fue fundamental en toda esta etapa preparatoria al desembarco de los expedicionarios del Granma.
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José Antonio Echeverría al frente de un grupo de estudiantes universitarios condena a la dictadura batistiana el 26 de Noviembre de 1952, en el Estadio del Cerro. Cortesía de la fototeca de la revista Bohemia.
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La policía, a raíz de la Gesta de Palacio, allana las casas de dos mártires que vivían en la calle Panchito Gómez. En horas de la madrugada del 14 de marzo, irrumpen en el hogar del Ingeniero Eduardo Domínguez Águiar, padre de seis hijos; y poco después en el apartamento de Luis F. Almeida Hernández (s) “Cuso”, donde su viuda se hallaba embarazada. Los familiares reciben maltratos  y deben identificar a sus seres queridos en el necrocomio. Otros mártires del Directorio fueron: Porfirio Estévez Parra, cuyo cadáver procedente de la 10ma estación, apareció en el parque de la Escuela Normal, con un explosivo sobre el vientre. Lo mismo haría con el estudiante Robert Poland Azoy (s) “Gerald”, a quien abandonaron con un petardo y junto a un  montón de escombros en Pedroso y Patria, por el estadio, donde hoy existe  un memorial en su honor. Mario Reguera Gómez fue de los que no pudieron apresar pero cayó cuando se proponía realizar otra acción audaz.
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Levantamiento del 5 de Septiembre fue la fecha señalada para efectuar una de las acciones militares más importantes en la lucha insurreccional. La ciudad de La Habana tendría un papel muy importante en el plan insurreccional. La ocupación del Servicio Radiomotorizado de la Policía Nacional era, dentro del plan conjunto, un importante eslabón para el éxito del levantamiento insurreccional en todo el país. No por casualidad importantes medios y efectivos del M-26-7 estarían movilizados en función de la ocupación de Saravia y las misiones que de ella se desprendieran. La Radiomotorizada llegó a tener en el movimiento conspirativo a más de treinta policías. Ellos integraban el pelotón de guardia durante la acción y permanecerían en la unidad como “custodios”. Quedaban garantizadas: la pareja de la Calzada del Cerro, con el cable de acceso a la calle Saravia, las postas de los callejones Carballo y Munguía, la puerta de entrada, el banco, las azoteas y el fondo. Aquella madrugada solamente dormirían en la unidad tres oficiales que serían puestos inmediatamente bajo control por el clase de guardia. Para mayor  seguridad las agujas percutoras de las ametralladoras de alto calibre habían sido quitadas, quedando desactivada la ametralladora calibre 30 mm que protegía la puerta del fondo colindante al callejón Santovenia, que daba a la Calle Patria. El 5 de septiembre de 1957, a las 6:00 horas, el cabo Ramón León Álvarez  recibía la guardia y distribuía al personal complotado según lo acordado. Poco después René Rodríguez Cruz, de la jefatura del MR-26-7, en compañía de Sotolongo y Trujillo, realizaban la comprobación en la Radiomotorizada. Según ha explicado Rodríguez Cruz: “Todo estaba normal.
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Edificio del servicio radiomotorizado de la policía nacional, en Saravia 105, Cerro. Año 1957.
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Las condiciones en que se desarrollaron los hechos no posibilitaron el cumplimiento de los objetivos. O se logró el éxito esperado. Hoy se recuerdan los mártires de aquellos hechos con una tarja conmemorativa de aquellos hechos, situada en Desagüe, casi esquina Ayestarán, lleva grabados los nombres de: Raúl Marcuello Barrios, Félix Laguardia Tamayo, Armando Gamboa Mouriz y José Ramón Funes Rodríguez. Se incluye a este último mártir  porque  fue apresado ese mismo día; torturado salvajemente y asesinado poco después. Contaba al morir  solo con 19 años, su autopsia reflejaba casi  la ausencia  de varios órganos y el cadáver  albergaba  casi un centenar de proyectiles. El Cerro continúo siendo un centro de actividades conspirativas contra las cuales la policía lanzó su fuerza represiva, en la10ma Estación -hoy un Hogar de Ancianos- se hallaron elementos de tortura como un mortero donde se castraba; un horno donde calentaban cabillas y otros hierros al rojo vivo; cables eléctricos para electrocutar y otros instrumentos nada convencionales de “interrogatorio”. Un panel Dodge de 1954, chapa 330-033 pintado de amarillo con una franja negra, como si fuera del reparto de leche, trasladaba de madrugada los cadáveres hacia lugares solitarios, donde les colocaban petardos desactivados para distinguir que se trataba de “terroristas”. También hubo la variante de desaparecer los cuerpos diluyéndolos en cal viva. Hasta se creó la leyenda de un “cementerio” furtivo en los traspatios de la estación. Largo fue el camino durante esos años de lucha que finalizaron con el triunfo de la Revolución el 1ro. de enero de 1959.
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La Revolución (1959-2000)
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El primero de enero de 1959 da inicio a una nueva época en la  Historia de Cuba. Nuestro país conquista plena y definitivamente la independencia nacional y comienza una Revolución social que barre cuatro siglos y medios de dependencia colonial y neocolonial. Sería determinante en el Cerro la ocupación de las Séptima y Décima estaciones de policía. Así como el Servicio Radiomotorizada, SR.1 Este. Las tres unidades se convierten en los primeros órganos del poder revolucionario en la localidad. Si el traspaso de los mandos en las unidades transcurrió sin dificultad, ocupándose por los combatientes del MR 26 -7, no es menos cierto que algunos elementos hicieron resistencia, tratando de evadirse o al ser ubicado su escondrijo. Por la avenida de Primelles, al fondo de la Ciudad Deportiva, algunos batististianos responden a tiros el operativo revolucionario, pero pronto se neutraliza toda resistencia armada. Los terrenos de la Ciudad Deportiva, aún en construcción y el Coliseo, son ocupados por la columna “Ángel Ameijeiras”. Hacia allí son remitidos muchos de los esbirros y sospechosos de ser confidentes. Igualmente, fuerzas combinadas de rebeldes y combatientes de la clandestinidad, forman patrullas en la avenida de Rancho Boyeros con destino al aeropuerto, solicitan documentos y registran los vehículos para evitar la fuga al extranjero. Los primeros jefes de unidades de la Policía Nacional Revolucionaria en el Cerro poseían una trayectoria combativa en la barriada. Sus capitanes habían sido igualmente dirigentes del MR 26-7. Les acompañaban muchos de los combatientes de la lucha clandestina, pero los integrantes de estas unidades en su mayoría aún eran vigilantes o policías profesionales que aseguraban no están manchados con hechos de sangre.
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===Educación y salud===
 
  
El Cerro destacó por la cantidad de centros médicos mutualistas (las llamadas quintas) que se asentaron en su territorio.  
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Las masas populares, de inmediato, se incorporaron a las tareas de la Revolución, esta etapa se caracterizó por la unidad de todos los revolucionarios, se ganaba en conciencia política. Hubo otras instituciones en la comunidad, además de las unidades de la PNR, que cumplieron en principio funciones orientadoras, contribuyendo a que el pueblo comenzara a canalizar sus inquietudes políticas y cooperara desde su barrio con la Revolución. Las tres fuerzas participantes que derrotaron a la tiranía batistiana continuaron desempeñando el papel decisivo en los primeros años de la Revolución. Ya con todas las facilidades de la legalidad, desarrollaron sus organizaciones de base, tanto el Movimiento 26 de julio (MR-26-7), con las Casas del 26; el Directorio Revolucionario 13 de marzo y el Partido Socialista Popular (PSP), y sus seccionales.
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Las organizaciones juveniles, marcaron la vanguardia en las tareas revolucionarias, se promueve la unidad entre todas las fuerzas juveniles, se hacen coordinaciones con entidades religiosas: católicas, protestantes, ajefistas; con los clubs culturales y deportivos en los barrios. Surgen nuevas organizaciones como las Patrullas Juveniles, dirigidas por la PNR, y los barbuditos por el Ejército Rebelde que daban un colorido especial a la vida urbana voceando consignas revolucionarias mientras marchaban por las calles. La Agrupación Juvenil de Ayuda a la Revolución (AJAR) fue de las primeras en organizar políticamente sin ningún tipo de discriminación o preferencias por credo religioso, color de la piel o sector social, estudiantil o profesional. Fue una de las instituciones revolucionarias que dispuso de la Ciudad Deportiva y contó con el apoyo del MR-26-7, en especial de su coordinación provincial, a través de la joven cerrense Mirta Rodríguez Calderón. Las organizaciones estudiantiles se unen al apoyo de la Revolución con su entusiasmo característico. Posteriormente se organizó la Asociación de Jóvenes Rebeldes, el 28 de enero de 1960, por iniciativa del comandante Ernesto Guevara. Che, la organización quedó inscripta, con carácter semi-militar, en la División Juvenil Revolucionaria del Departamento de Instrucción del MINFAR, junto con los Grumetes Revolucionarios de la MGR y las Patrullas Juveniles de la PNR, en el Cerro se establecieron tres seccionales: el Nº 6, en Ayestarán 217; el Nº 7 en Calzada del Cerro 1203 y los 7 y 8 en Tulipán 205, luego con la creación del regional Plaza de la Revolución, su primer local radicó en 20 de Mayo 551. La AJR se convertía en la vanguardia trabajadora y estudiantil de la juventud cubana, dispuesta a defender con las armas en la mano a la Revolución. Su lema sería: Estudio, Trabajo y Fusil.
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La primera de las Casas del 26 que se funda fue en Pilar y luego hubo otra en Carraguao, que atendió los barrios de Pilar y Atarés y otras zonas distantes entre sí como parte de Pueblo Nuevo y Cerro. Los objetivos de las Casas del 26 fueron múltiples y muy dinámicos. Se distinguieron en su labor de orientación revolucionaria en los barrios; organizaron charlas y ciclos de conferencias políticas; recaudaron fondos con fines patrióticos, como los antes enunciados; organizaron los albergues y las visitas a lugares históricos para los campesinos que visitaron la capital cuando la concentración multitudinaria del 26 de Julio de1959. Igualmente, importante fue su contribución a las movilizaciones populares y la propaganda revolucionaria. Pero, sobre todo, las Casas del 26 comienzan a propiciar, junto a los comités socialistas, la participación de las masas populares en las tareas de la Revolución, incluyendo gestos de solidaridad con otros pueblos hermanos. Así aparece, a mediados de 1960 esta sugestiva nota de prensa: La barriada del Cerro ha sido de las primeras en La Habana en aportación monetaria y recolectar ropas, medicinas y víveres para los damnificados del terremoto en Chile. Una vez más, el Cerro se coloca a la vanguardia cuando se trata de una obra patriótica y revolucionaria.
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La casa del MR-26-7 de Primelles. Felipe Aizpurúa hace uso de la palabra ante un grupo de milicianas y otros compañeros.
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Las Milicias Nacionales Revolucionarias, su organización y participación efectiva en la Revolución estuvo siempre muy relacionada, desde los primeros momentos, con las tareas de la defensa. En el Cerro surgen oficialmente con un carácter territorial. Se constituyen, tanto por el lugar de residencia, como por los centros de trabajos o estudio. La primera milicia que se constituye en el Cerro -y una de las primeras de la ciudad- fue la llamada Milicia Popular “Ángel Ameijeiras Delgado (Machaco)”, reconocida también como la milicia de la Casa del 26 de Primelles. En 1960 adopta el uniforme y las insignias de las Milicias Nacionales revolucionarias (MNR) y realiza sus entrenamientos en el área de Velarde y Colón, en las Cañas. Sus instructores pasan a ser compañeros de la propia milicia: José Picot Campa, “El Marinero”, y Alfredo Peña Herrera. Como parte del entrenamiento de resistencia -la meta eran 62 kilómetros- los milicianos no perdían ocasión para efectuar largas marchas. En una ocasión en que se hallaban en carretera, tuvieron la oportunidad de encontrarse con el Comandante en Jefe. Otra milicia primigenia en el Cerro, fue la de la Casa del 26 “Andrés Torres (Cañeco)” de Carraguao (Tejas), que en marzo de 1960 adoptó el nombre del combatiente del MR-26-7, José Antonio Fernández.
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Desde el Acto del 26 de Julio de 1959 con la presencia masiva de campesinos en la capital, aseguran sus fundadores, que ya ellos tenían constituido el “embrión” de su milicia y ayudaban a la PNR en la custodia de los locales donde se albergaron los campesinos. Las milicias obreras y estudiantiles fueron también de las que entrenaron en la Academia de la PNR “José Antonio Echeverría”. Entre los estudiantes, una de las primeras en constituirse en el Cerro fue la “Gaspar Villate”, de la Academia de Artes Plásticas de la Calzada de Buenos Aires. Entre las milicias obreras se distinguían la “Antonio Guiteras”, de Crusellas; la “Gerardo Abreu (Fontán)”, de La Estrella; la del Sindicato de Obreros y Empleados de Ómnibus Metropolitanos; y las milicias del Centro Benéfico Jurídico de trabajadores de Cuba. Se afirma en la historia de este centro, que las milicias en el hospital, se constituyeron, desde los primeros momentos del triunfo, como defensa ante las acciones contrarrevolucionarias de elementos cetekarios y anticomunistas.
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La Federación de Mujeres Cubanas en el Cerro tiene como origen la formación de un comité gestor de la Unidad Femenina Revolucionaria, muy fuerte en Pilar, Atarés y Villanueva; es decir, en los antiguos barrios de Carraguao, apoyado por la Casa del 26 en el Pilar y el Comité Seccional del PSP en Tejas.  Entre sus dirigentes estarían: la Dra. Candelaria Rodríguez, María Núñez, Dalia Villaverde, Zoila convocatoria: ¡Mujer! ¡Ama de Casa! Unidad Revolucionaria Femenina de los barrios de Tejas, te invitan para que asistas a su Primera Conferencia Nacional, donde se tratarán las medidas revolucionarias que le interesan a la mujer y su apoyo al Gobierno Revolucionario, los días 10, 11 y 12 de abril.La Conferencia sesionó los tres días en el Teatro de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, contó, en la presidencia de honor, con las compañeras Celia Sánchez, Vilma Espín, además la esposa del Presidente de la República, Sra.  Esperanza Llaguno, y la madre de Fidel y Raúl, Sra. Lina Ruz. Participan más de doscientas delegadas, incluyendo a mujeres combatientes del Ejército Rebelde y de la clandestinidad, así como de las más diversas organizaciones femeninas, como la Hermandad de madres “Marta Abreu”, cuyas delegadas se pronunciaron por la paz y el cese de las pruebas con bombas nucleares. Se debatieron diversas tesis donde se expusieron criterios en relación con la participación de las mujeres en la Revolución.
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Algunos de los temas de mayor interés fueron: “La mujer y la liberación económica de Cuba, “La mujer y la familia” y “La mujer y la Revolución cubana”.  El evento contó con un espacio cultural donde participaron Nicolás Guillén, música y otros artistas de renombre, como Enrique Almirante. La conferencia igualmente se enriqueció con la presencia de prestigiosas figuras y líderes revolucionarios, como los comandantes Ernesto Che Guevara y Raúl Castro, así como el coronel Alberto Bayo, del Ejército Republicano. El Che llegó en horas de la tarde del sábado 11 de abril. Aunque la Dra. Esther Noriega exponía la tesis “La mujer y la familia”, las féminas precisaron al heroico guerrillero a pronunciar unas palabras, que fueron difundidas por el periódico Hoy quedando grabadas para la posteridad, quien hizo esta precisión: piedra de toque del momento en que se vivía: Toda la política de hoy se basa en dos palabras antagónicas. La reacción llama a desunir y nosotros llamamos a la unión […] La batalla que hay que ganar ahora es la de la Reforma Agraria y la de la unidad del pueblo. )
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Durante los primeros años de la Revolución se evidenciaba la necesidad de agrupar a la población para la realización de actividades comunitarias, el municipio del Cerro desde muy temprano se venía destacando en esta labor, ejemplo de ello fue la creación de un Comité Pro-Defensa de la Revolución ubicado en la calle Clavel, entre Concepción y Línea del Ferrocarril que tenía, como su nombre lo indicaba, el propósito de la defensa de la Revolución. Por tal razón cuando se crean los Comités de Defensa de la Revolución, el 28 de septiembre de 1960, ya había en nuestro territorio un magnifico antecedente.Los Comités de Defensa de la Revolución adoptan como logotipo Cederito, figura que simboliza a Liborio (el pueblo cubano), diseñado por el dibujante Rider. Sostiene un machete en su mano derecha, representando la guardia en alto, y en la izquierda la defensa de la Revolución con un escudo de colores e insignias patrios.
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Un reportaje que hiciera el periódico Revolución destacó la labor de esta organización y aseguraba que, junto a la vigilancia revolucionaria, realizaban numerosas tareas movilizativas en el barrio, incluyendo la recogida de pomos, espejuelos y hasta semillas; estas últimas para sembrar posturas y contribuir con los planes de repoblación forestal que desarrollaba el Gobierno Revolucionario. Paradójicamente, fueron los mismos enemigos de la Revolución, con sus ataques, quienes fueron catalizando, los que fueron apresurando cada proyecto revolucionario en estos primeros años.
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Ante la necesidad de distribución de los abastecimientos a la población, los CDR crearon como tal este frente de trabajo y participaron activamente en el imprescindible control administrativo.  Se evitó en lo posible el acaparamiento que hubiera sido de dramáticas consecuencias, sobre todo para la población más humilde.  La mayoría de las bodegas, carnicerías y demás establecimientos comunitarios, eran particulares y el Estado no disponía aún de un organismo especializado.  Fue la iniciativa popular, y en especial las masas cederistas, quienes fueron dando solución al problema.  Crearon tarjetas y listas rotativas en las cuadras hasta que se estableció la libreta de control de abastecimiento.
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Economía e industrias del cerro
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La estrategia económica de la Revolución buscó desde el principio romper con la estructura deformada, en función de los intereses extranjeros que tuvo siempre Cuba, para desarrollar la diversificación agrícola e industrial que permitiera satisfacer las necesidades de la población, elevando constantemente su nivel cultural y de vida.  Todo ello debía ser garantizado partiendo de la sustitución de importaciones y el incremento de rubros exportables, en correspondencia con nuestros recursos naturales. La guerra económica contra Cuba había comenzado con sabotajes aislados en almacenes e industrias, incendios a cañaverales y comercios. Luego, sin abandonar estos métodos, se proponen como estrategia la paralización de la economía y el estrangulamiento por hambre del pueblo cubano. Al fracasar el corte de suministro de combustibles, los Estados Unidos comienzan a prohibir la venta de productos a Cuba, desde el 19 de octubre de 1960.
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El canje de la moneda y la lucha contra la especulación
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La crítica situación del país se agravó considerablemente con el bloqueo económico.  Junto a las medidas de control y racionamiento, hubo que ejecutar proyectos emergentes para garantizar la supervivencia.  Uno de los más importantes fue el canje de la moneda.  El sábado 5 de agosto de 1961 se anuncia sorpresivamente el canje de billetes.  Aunque se había proyectado durante casi un año en la más absoluta reserva, en la práctica duró sólo 48 horas.  El éxito de la operación fue el resultado de la suma de muy diversos factores, incluyendo el esfuerzo de 40 obreros de la Imprenta “Osvaldo Sánchez” (antigua Omega), en Concepción No.1, frente al parque de Tulipán. Ellos estuvieron allí acuartelados durante 4 días, laborando ininterrumpidamente en las planillas que se usaron para los trámites de canje.
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Los CDR también desempeñaron un papel muy importante en esta tarea. Habilitaron locales como centros de canje, aportaron personal y mantuvieron guardias durante los 2 días.  Para la trilogía de barrios de Carraguao se acondicionaron 17 locales. No podía faltar entre ellos la histórica Sociedad del Pilar; Estévez 82; escuelas, locales de sindicatos. Igualmente fue significativo el apoyo de las logias masónicas, la “Mártires de la Libertad” y “Realidad”. También se utilizaron locales de asociaciones del comercio, como el de la Unión de Vendedores, en los barrios correspondientes al seccional Cerro-Puentes Grandes se crearon 40 centros de canje, incluyendo el Club Candado; la Cancha de Jai-Alai de Joaquín Solá, en las antiguas asociaciones de propietario, tanto en Magnolia y San Gabriel, en los Almacenes Sobrín y en numerosas escuelas. En Príncipe se habilitó la Escuela de Comercio, el laboratorio “Juan R. Franco Fonseca”, Squibb; el Consolidado de Asfalto, y la cartonera “Sergio González López, El Curita”, antigua ENICO.
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Presencia de Ernesto Che Guevara en el Cerro
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La nueva Comunidad del reparto Martí fue escenario donde el Che realizó largas jornadas de trabajo voluntario, cuando aún quedaban en pie barrios marginales como Las Yaguas. Sus pobladores se negaban a abandonar las áreas ocupadas y no deseaban recibir vivienda gratuita. El Comandante Ernesto Che Guevara les convence de que participen junto a él en la construcción de sus propias viviendas, como parte del plan general de la Revolución en viviendas populares. Eso sí, se tomó la decisión de diseminar las familias en varios repartos, a fin de facilitar su reinserción social y política, con la ayuda de las comunidades vecinas. Uno de los lugares escogidos fue el Reparto Martí; hacia allí irían los bloques Nos. 15 y 16 de Las Yaguas, El Martí, aunque parcelado desde 1944, conservaba amplias fajas de terreno vírgenes, con capacidad de ampliación urbana. Desde finales de 1960 comienzan las labores constructivas allí, con el comandante Che Guevara al frente.
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Che hace público el trabajo voluntario que venía realizando la construcción de estas viviendas, el domingo 15 de enero de 1961. El periódico Revolución, publica el reportaje titulado “El Che en la Construcción” donde se destacan siete fotos de Osvaldo Salas donde el Comandante aparececargando placas de concreto. Estos y otras imágenes son captadas también por las cámaras para el noticiero ICAIC y son algunas de las que conocemos del Che poniendo bloques, vagoneando concreto etcétera.
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El comandante Ernesto Che Guevara en la predica del trabajo voluntario. Se construían nuevas viviendas en el reparto Martí, creándose la comunidad “Raúl Cepero Bonilla”. No se trataba solo de dar solución al problema de la vivienda de una comunidad; sino de algo con un significado político mayor: compulsar a todos los dirigentes a que se vincularan más directamente con el pueblo, sudaran junto a él, conocieron personalmente de sus inquietudes. Aquella gente era tal vez, la comunidad más humilde y marginal que en ese momento había en nuestra patria.
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Che había venido planteando esta iniciativa de las jornadas de trabajo voluntario y ya para esta fecha decide hacerla pública: “El sábado o el domingo los miembros del Gobierno iremos a la producción.
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Trataremos con eso, no de hacer un ´alarde´, como se dice en cubano, sino de entrar en contacto con los problemas de la clase obrera. Y ver la producción desde el horizonte en que lo ve el obrero ”.
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Seis domingos después, el 26 de febrero, volvía a la prensa las obras constructivas del reparto Martí. A las cuadrillas de albañiles de Obras Públicas, se habían sumado compañeros de la PNR, del BNC y del Departamento de Industrialización del INRA; ya desde hacía tres días, Ministerio de Industrias. Acompañaban al comandante Ernesto Ché Guevara, los comandantes Julio Camacho Aguilera, Ministro de Transporte y Alberto Mora Becerra, Ministro de Comercio Exterior; así como la Delegación China que montó la Exposición “10 Años de Revolución en la China Popular”, invitada por la Asociación de Amistad Cubano China. Che recordaba que la idea de que los dirigentes trabajaran en tareas manuales junto a los obreros les fue inspirada “viendo como lo hacían en la República Popular China, donde los hombres del Gobierno trabajan en el mismo trabajo físico que los demás obreros [...] En realidad -puntualizaba- todos somos obreros y el poder está en manos de la clase obrera, así que lo natural es que por lo menos una vez a la semana trabajemos juntos, para compartiendo iguales tareas, integrarnos y comprendernos mejor”.
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Este principio de ejemplaridad del dirigente y su vinculación directa con la clase obrera y las masas populares sería desde entonces su máxima divisa. Por aquellos días expresa también “Quien tenga un mérito cualquiera, que se halla ganado con su esfuerzo, tiene que demostrar haber sido
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justamente merecedor de ese galardón durante todo el año y durante todo el proceso revolucionario.
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No dormirse en los laureles”.
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Quien haya tenido el privilegio de acercarse a la obra y pensamiento del Che, sabe la importancia que le dio al papel del cuadro en la revolución y la insoslayable necesidad de que el dirigente revolucionario revalidara cotidianamente su ejemplaridad. No por casualidad clamaba siempre porque estuvieran  “en continuo y permanente contacto con la masa, y además de eso, compañeros, practicar también el trabajo físico que es muy bueno; hace estar en mayor contacto con la masa e im pide esa tendencia un  poco natural que hay en el hombre, que se sienta aquí en esta sillita y ...”  . Por otra parte, un dirigente de la revolución acomodado, corrupto, podía convertirse, sin proponérselo, en el mejor aliado del enemigo. Por eso expresó: “...también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia, consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo; y que lo ostenta o no lo ostenta, pero lo tiene. Ese es un contrarrevolucionario, a ese sí hay que denunciarlo enseguida. Y al que utiliza sus influencias, buenas o malas, para su provecho personal, o de sus amistades, ese es un contrarrevolucionario y hay que perseguirlo. Pero con saña, perseguirlo y aniquilarlo. El oportunismo es un enemigo de la Revolución y florece en todos los lugares donde no hay control popular; por eso es tan importante controlarlo... ” Che en el reparto Martí concedió a la prensa su primera entrevista como Ministro de Industrias, muy breve porque el tiempo allí era para trabajar. Por cierto, los periodistas -incluyendo a Liborio, el fotógrafo- para alcanzar su objetivo debieron palear y carretillar mezcla junto al Comandante. Con más calma Che publicaría en la editorial de la nueva revista Nuestra Industria, lo que sigue: “La construcción del país es el producto del trabajo de todas las horas del día y de una pasión puesta en la construcción; por eso hay que sentir lo que se está haciendo. No se puede construir un país en una obra de laboratorio, fría, analítica. Se contribuye con la fuerza del pueblo, uniéndose al pueblo” .
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La nueva comunidad del Reparto Martí haría una fiesta de constitución el 20 de Mayo de 1962. Llevaría el nombre de “Raúl Cepero Bonilla”, el compañero del Che quien falleciera en un accidente aéreo. La componían 148 casas en bloques con techos fundidos a pie de obra; con portal, sala, de uno a tres cuartos, comedor, cocina, patio, piso de mosaicos y amueblados. Dispusieron de un Círculo Social con un radio-tocadiscos, que Che se los donó; para una sala de actos, con capacidad para más de medio millar de personas, cocina, taller de corte y costura, oficina y biblioteca. La comunidad tuvo igualmente un Círculo Infantil, muy bien equipado que llevó el nombre del estudiante “Fulgencio Oroz”. Un parquecito triangular se ubicaba al centro del caserío con un modesto rincón martiano. Debajo del busto de Martí, de sus versos sencillos, podía leerse ésta sugestiva inscripción: “Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar...”
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La comunidad tuvo en principio una atención del Partido, a través del Seccional Armada, del Regional Boyeros. Junto a los regionales vecinos Plaza de la Revolución y Marianao, desarrollaban jornadas masivas de trabajo voluntario. La doble vía de Rancho Boyeros, la Ciudad Deportiva y Vía Blanca, se convertían en un hormiguero humano, sembrando posturas de árboles, huertos productivos, y embelleciendo en general todas las áreas, a fin de hacer de la capital “Un jardín productivo”. Estas acciones se complementaban con otras integrales de la ciudad, incluyendo las que no disponían de áreas verdes como la Calzada de Monte, donde se hizo el llamado “Plan Montelindo”
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El Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el Cerro se constituye el 19 de noviembre de 1976. Se contaba entonces con 2,218 militantes, agrupados en 207 núcleos y dos Comités del Partido. El Primer Secretario fue el compañero Eugenio Díaz, quien ya había cumplido diversas responsabilidades partidistas como profesional, a nivel seccional. Ya para el II Congreso del PCC, siguiendo las orientaciones del Buró Político Acerca del trabajo de captación, crecimiento y construcción del Partido, así como el mejoramiento de la composición laboral de sus filas, se tomaron las medidas correspondientes, lográndose con no menos rigor selectivo, triplicar la cantidad de militantes. Dada la importancia industrial del Cerro, se encaminó con fuerza el trabajo hacia los centros priorizados. Se construyeron casi un centenar de organizaciones de bases en centros de producción, servicios y escuelas, llegando a registrarse más de tres centenares de núcleos y más de una docena de Comités del Partido. A partir del 18 de octubre de 1982 comenzó en el Cerro la aplicación de la nueva estructura partidista orientada por el Buró Político.
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Aparece el Instructor, como elemento fundamental para la dirección, control y orientación de las organizaciones de base. El instructor, como cuadro partidista profesional, comienza a atender directa, e integralmente los centros, a fin de orientarlos y apoyarlos en toda su labor. Los resultados del trabajo político ideológico se han expresado en la práctica con las respuestas firmes y combativas que ha dado la población, los centros de trabajo, las escuelas del Cerro, a los llamados que ha hecho la dirección del Partido; desde las Marchas del Pueblo Combatiente, iniciadas en 1980, hasta la participación en los desfiles, tribunas abiertas, movilizaciones y actos; todo como parte de la Batalla de Ideas que libramos.
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Desde la segunda mitad de los años setenta, el Cerro promovió una alta incorporación de efectivos del Partido, y cuadros políticos de organizaciones de masas y administrativos, hacia las diferentes escuelas políticas, y en especial a los cursos de superación político ideológico. Se efectuaban principalmente en el histórico Colegio Del Salvador, hoy José de la Luz y Caballero. En 1988 se constituyó, en el antiguo colegio parroquial creado por el sacerdote canario José Viera Martín, la Escuela Municipal del PCC “Blas Roca Calderío”. El centro ha contribuido desde entonces a la instrucción revolucionara de buena parte de la vanguardia cerrense facilitando la política de cuadros, su superación, formación y promoción. Se imparten entre otras asignaturas, aspectos de la historia local, en coordinación con el Museo municipal. Ello facilita que los alumnos puedan identificarse más con los valores patrimoniales políticos y culturales del Cerro; aspectos no pocas veces descuidado, o relegado, pero tan importante para amar y defender el lugar donde se vive o trabaja.
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Fachada del museo del Cerro inaugurado el 14 de junio de 1982
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Durante el período especial se intensifica la Batalla Ideológica, y se flexibilizan actitudes que hasta entonces se habían mantenido con cierto dogmatismo como la posición ante la religión, inclinaciones sexuales, familiares en el exterior, etc.; todo en función de garantizar la unidad del pueblo, con especial cuidado hacia la niñez y la juventud. La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) desde la constitución del municipio continuó labrando la formación patriótica y comunista de las masas juveniles y en especial de su vanguardia, preparándolas para su ingreso al Partido. No pocos cuadros de la UJC han sido cantera inmediata de cuadros del Partido Municipal. El Primer Secretario del Comité Municipal de la UJC en el Cerro, llegó a ser el Segundo Secretario del Partido en el territorio, y el Primer Secretario en Arroyo Naranjo. Alexis Ametller Hernández, fue Primer Secretario de la UJC en el Cerro, delegado al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, el Primer Congreso de la FEU, al V Congreso de la UJC, y luego Primer Secretario del PCC en el Cerro. Han existido otros aportes de cuadros jóvenes al Partido, como fueron:Eliecer Emigdio Pérez Armas y Cesar Joel Suárez Pellé, entre otros, lo que demuestra el cumplimiento del papel formador de la organización juvenil, en este importante aspecto de la política de cuadros.
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El Comité Municipal de la UJC contó en su etapa inicial con 148 comités de base y 2,870 militantes.  De acuerdo con una política de construcción y crecimiento, en armonía con la seguida por el Partido, ya para 1980 se habían construido 185 comités de base, casi una decena de comités de la UJC, y el total de efectivos se había incrementado prácticamente al doble, con más de 4 mil jóvenes, cifra que se mantiene estable hasta el fin del siglo XX.  A través de los años el porciento ocupacional mayor lo fue de estudiantes; seguidos, casi a la par por los profesionales-técnicos, y obreros, luego ya más distantes estarían los trabajadores administrativos, profesores y empleados de servicios. La Emulación generada en torno a los festivales de la juventud y los Estudiantes fueron muy meritorias, pero especialmente todo lo relacionado con el XI Festival, cuya inauguración se efectuó en el Estadio Latinoamericano con un maravilloso y multitudinario espectáculo.  Numerosas y fértiles tareas cumplirían el movimiento juvenil, como desarrollo de las Brigadas Técnicas Juveniles, la exposición “Forjadores del Futuro”; movilizaciones obras de choque; y sobre todo, el cumplimiento de diversas misiones internacionalistas, tanto combativas, como a favor de la salud o el desarrollo de pueblos hermanos.
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Rectificación de errores y tendencias negativas
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A raíz del llamado hecho por el Comandante en Jefe en el acto en el XXV aniversario de la Victoria de Girón, el 19 de abril de 1986, comienza el período de rectificación de errores y tendencias negativas, a fin de perfeccionar nuestro sistema socialista. Una de las medidas concretas en el Cerro fue el enfrentamiento a las violaciones de los preceptos legales en la esfera económica.  Comienzan a ejecutarse toda una serie de inspecciones y son detectados, entre otros problemas: la elaboración de los planes deficientes; y el uso irracional de recursos humanos, el pago indiscriminado de altos salarios sin respaldo productivo y otras anomalías, además se comprobaron serias violaciones en revoluciones como la 659, sobre el principio del pago por rendimiento la 1287, de normalización del salario y la 2094, donde en muchos casos no se estaba ofreciendo la estimulación de las primas a los trabajadores. Se comprobaba que los esfuerzos por fomentar la conciencia económica en cuadros y trabajadores, aún no se correspondía con las expectativas deseadas, La Asamblea Municipal del PCC en el año 1987 contaba con la presencia del entonces Primer Secretario del Partido en la ciudad de La Habana, Jorge Lezcano Pérez.  Este en un sondeo a fin de comprobar el dominio de la actividad económica, hizo preguntas a los secretarios del Partido en diversos centros.  El Secretario del Comité del Partido en la fábrica “Sergio Sierra Cabrera”  de la empresa Suchel, no pudo responderle cuándo costaba producir un jabón de lavar “ Batey”,,, El director de Suchel explicó que esos asuntos no se discutían con e Partido o en la Asamblea de Producción, si no en la reunión de representantes. Fue entonces que el compañero Lezcano respondió “¡Eso así no sirve, hay que discutir con el trabajador que es el que está produciendo.”  (67)
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Un aspecto productivo de la
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empresa Suchel-Tropical de la
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unión Suchel en el Cerro.
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Periodo especial
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Desde el acto por el aniversario 36 del Asalto al Cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1989, el Comandante en Jefe valoró la posibilidad del derrumbe del socialismo en la URSS y el resto de los países de Europa del este. Alerta en aquella temprana fecha de las secuelas que podían conllevar aquel retroceso histórico para el mundo y en particular para Cuba. Debíamos resistir como se había previsto en condiciones especiales de guerra, donde además del bloqueo económico de nuestros enemigos, debíamos prescindir de las ventajas en relaciones de intercambio con aquellos países socialistas quienes, durante más 30 años, nos habían garantizado el suministro de cuantiosos medios económicos, incluyendo el combustible.
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Período Especial fue el nombre que recibió esta etapa de fuego en nuestra historia, donde Cuba se reafirmó como nación y garantizó con su heroica resistencia la fe en el socialismo y la esperanza en un mundo mejor. Mañana aparecerán libros que tratarán con rigor este tema. El presente epígrafe sólo esbozará algunas de las experiencias que en materia económica fue necesario adoptar en el Cerro para sobrevivir.
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En cuanto al transporte de pasajeros por el Cerro se garantizaron 19 líneas de ómnibus, incluyendo el taxi bus y el metrobús, los populares “camellos”, con 47 paradas oficiales. A pesar de la crítica situación del servicio se mantuvieron sus dos terminales de ómnibus; la de Palatino “José María Pérez Capote”, que concluyó el siglo XX con un parque de 19 carros y 5 rutas (16, 18, 67,114 y 202); y el Nuevo Cerro “Narciso López Reselló” con 17 ómnibus (rutas 20, 27 y 87), hubo graves por falta de piezas de repuestos. En especial baterías y neumáticos. Aunque los ómnibus. DAF e IKARUS, entonces en explotación recibieron alternativamente refuerzos en parque con TAINO, nunca llegó a ser suficiente como para garantizar ininterrumpidamente el servicio. De las rutas funcionando, en realidad era común que sólo hubiera un ómnibus en línea, e incluso durante horas desiertas. Esta situación se explica porque llegó a haber más carros en los talleres que en explotación; al margen de los parados por coyunturas puntuales, haber hecho confronta, o los desviados fuera del paradero para el transporte de alguna actividad especial.
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En cuanto a taxis, las plantas del Cerro fueron de las primeras en construir automóviles alargados, del tipo B-7, a fin de dar mayor capacidad a los carros en explotación y aprovechar la carrocería de los vehículos en baja técnica. Pese a las múltiples dificultades y adoptando transformación en el citado y mantenimiento, al final del siglo se arribó con casi un centenar de automóviles divididas en dos bases; Una en el Consejo Popular Las Cañas, y otra en el Latinoamericano. Para la atención a los hospitales se dispuso de una treintena de vehículos, pero con limitaciones semejantes a las del servicio de ómnibus.
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La bicicleta llegó a convertirse en el medio de transporte personal más popular para todo trabajador y ciudadano en general, sin limitación alguna por edad o sexo. Se crearon regulaciones especiales de tránsito y condiciones para su parqueo en localidades públicas. La bicicleta se transformó en un artefacto casi imprescindible, utilizado por médicos, policías, ingenieros, maestros, dirigentes políticos; por todos.
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El Cerro tuvo su aporte significativo en este protagonismo de la bicicleta a través de los centros que se comprometieron al ensamblaje de los ciclos, procedentes de la hermana República Popular China, Incluso la otra fábrica de montacargas en El Husillo, llegó a transformarse definitivamente en industria de bicicletas. Igualmente, como opción para paliar las dificultades del transporte local, se construyeron triciclos que en gran medida contribuyeron a mejorar los servicios en general a la población.
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Alternativa trasformadora antes las dificultades en la red de gastronomía y otras líneas de producción y servicios, fue la autorización a los llamados cuentapropistas. Estos trabajadores, con sus propios medios, comenzaron a concurrir al mercado, compitiendo en algunos casos con las ofertas industriales y de servicios estatales, para brindar mayores opciones a la población.
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Así, a pesar de que estábamos conscientes de la inminencia de la catástrofe, y estábamos preparados, las noticias sobre el suceso real, fueron verdaderamente dramáticas. El impacto en la economía cubana fue tal que sólo en los primeros años de la última década del siglo XX, sufrimos la pérdida de 35% del producto interno bruto. Junto a este colapso económico y social, el gobierno de los EE.UU., aprovechando la coyuntura, recrudeció las medidas de bloqueo para acabar también con el sistema socialista en este hemisferio y estrangular, por hambre y miseria, al pueblo de Cuba.
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El orden interior durante el período especial
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Al sentirse las secuelas de la desaparición del campo socialista en la Europa del Este y la desintegración de la URSS, así como los rigores de la acentuación del bloqueo económico contra Cuba, el ascenso del delito cobra un ritmo galopante.
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Las indisciplinas sociales, las violaciones flagrantes de la legalidad; el dejar hacer por aquí y por allá, de forma tal vez paternalista ante los problemas que todos teníamos, más funcionarios que se corrompen, crean una atmósfera de cierta complicidad e impunidad ante el delito en todas sus formas. Si estaba claro el salvar a la Patria, la Revolución y las conquistas del Socialismo, no siempre se priorizó con la misma fuerza la defensa del orden interior, que equivale a garantizar la retaguardia. Por eso en la
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Asamblea de Balance del Comité Municipal del Partido en el Cerro, desde el mes de noviembre de 1990, el compañero Jorge Lezcano Pérez, entonces Primer Secretario del PCC en ciudad de La Habana, hacía estas reflexiones: El 13 de Septiembre de 1992 caía mortalmente herido, enfrentando valerosamente a la delincuencia el Delegado de la Circunscripción 43, miembro del Comité Ejecutivo del Poder Popular y Vicepresidente del Consejo Popular “Las Cañas” Gilberto Cossió Dueñas, sub oficial del MININT. Al perseguir a unos delincuentes armados, fue alcanzado por los disparos que lo hirieran los antisociales. Ostentaba al morir la Medalla 28 de Septiembre de los CDR, la de Internacionalista 2da clase y otras condecoraciones otorgadas por el Ministerio del Interior. Honda conmoción causó su perdida en la comunidad, imponiéndose en el lugar donde cayó, una modesta tarja que honra su memoria .
  
En la “Dependiente” (hoy hospital [[Hospital Docente Clínico Quirúrgico 10 de Octubre]]), en 1907, se realizó por primera vez en [[Cuba]] y por segunda vez en [[América]] una sutura de corazón. El doctor [[Bernardo Moas]], primer cirujano de la clínica, la practicó a un paciente que aunque solo sobrevivió 18 días tras la operación.
 
  
Se consideró todo un éxito dado el desarrollo de la medicina en esa época y los recursos de que disponía el centro. Los éxitos de este centro fueron muy elogiados por los doctores [[Joaquín Albarrán]] y [[Carlos J. Finlay]], quien tenía un laboratorio en la calle Tulipán. Fue también en la Dependiente, donde funcionó, en [[1958]], el primer servicio de [[parto sin dolor]] que existió en Cuba.
 
  
==Referencias==
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==Fuentes==
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[[Categoría:Historia de la localidad]][[Categoría:Cerro]]
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[[Categoría:Cerro]]

Revisión del 11:52 15 feb 2021

La “Historia del Cerro” que presentamoscomo una breve antología intenta satisfacer alosinteresados en conocer cuál ha sido los orígenes de su municipio capitalino donde nació o vive. Quienes aún no conocen la bella historia de un Cerro: cultural, deportivo, industrial, hospitalario y sobre todo de una larga historia revolucionaria, podrán descubrirlo tal como es, suficientes méritos de sentirnos honrados en ser cerrense. Loscerrenses se hallarán reflejados aquí, pero además hallarán nuevasverdades que la memoria viva no alcanza a conservar. Ningún hito importante se haescapado porque se tocanaspectos curiosos y poco conocidos.Aspiramos que esta Historia sea un instrumento educativo y de formación de conciencia y amor por lo nuestro que es de todos, pero no son letras frías, ni un discurso impersonal. Sentiremos una carga emotiva poco común en los textos de historia. Su sincera coloquialfacilitará la comunicación con las nuevas generaciones, convirtiéndose en fuente de experiencias a favor del sentido de pertenenciacultural y patriótico. Comenzamos por caracterizar lo más general del municipio, su industria, escuelas, hospitales, centros deportivos y las instituciones culturalesEl presente trabajo seestructura a través de una periodización en cuatro etapas históricas: comunidades aborígenes, colonia, neocolonia y la revolución en el poder. De la primera etapa encontrarán la descripción de un asentamientoaborigen de tradición mesolítica comprobado científicamente en el hallazgoarqueológico Casiguaguas I. En el tratamiento a la colonia no solo sedestacan los valores arquitectónicos del neoclásico caribeño sino la ingeniería hidráulica, los acueductos, el Colegio Del Salvador, la cultura desalón y las tertulias, pero también la que surge al calor de tambores entrelos sectores más humildes y el inicio de nuestras luchas patrióticas. La neocolonia del Cerro no queda atrás, hay valoraciones de la figura deGuiteras y la creación de su primer gobierno revolucionario de Cuba,igualmente hay información de la continuación de esas luchas y la huella cerrense de la Generación del Centenario. La etapa de la Revolución en el poder refleja también ladialéctica de lo nacional y lo local. De seguro no pasarán inadvertidospasajes como el surgimiento de los Comités de Defensa de la Revolución, lapresencia del Che en la construcción, en hermosas jornadas de trabajo voluntario en el Cerro. Quedaexpuesto fehacientemente el proceso de unidad histórica del pueblo endefensa de su revolución desde las comunidades. El trabajo logrado hasta hoy, satisfacer las expectativas demuchos estudiosos y colegas, mientras cubre un importante espacio en lahistoriografía de la ciudad, fruto de un empeño que contribuye a engrandecer la organización a la que pertenecemos, nuestra Unión de Historiadores de Cuba.


Comunidades aborígenes La historia social del territorio donde hoy se encuentra el municipio Cerro se inicia con la presencia aborigen, pues existieron comunidades de tradiciones mesolíticas apropiadoras, asentadas en cuevas, abrigos boscosos y construcciones rudimentarias, navegaban por el río Casiguaguas, hoy Almendares, hasta el litoral, recolectaban caracoles, pescaban y cazaban jutias. Como instrumento de trabajo utilizaban, entre un aguar de la industria lítica y de la concha diferentes herramientas de piedra y caracol, entre ellas la Gubia, fabricada por ellos. Un ejemplar de este instrumento se encuentra en el museo del Cerro .

El río Almendares. En la foto, el tramo correspondiente a las inmediaciones de la fábrica de cervezas Miguel Ángel Oramas, “La Polar”.


Gubia de Gasterópodo Strombus, fabricada por los aborígenes en el actual Cerro. El museo municipal posee esta valiosa pieza como parte del ajuar del Casiguaguas I


Etapa colonial (siglos XVI-XIX) El 8 de mayo de 1589, el colono Hernán Manrique de Rojas solicitó al Cabildo de La Habana establecer una estancia que se convirtió en la primera unidad territorial que tuvo el nombre de El Cerro, el objetivo de esta solicitud era construir la Zanja Real, primer acueducto que tuvo La Habana y marcó la actividad económica de la zona.


Plano de la red de canales y acequias de riegos de la Zanja Real en 1824 reconstruido por el Ingeniero Abel Fernández Simón. En 1754 todavía era “El Cerro” un paraje semiurbano con una mayoría de casas de paja, pero a fines de ese siglo XVIII se mejoró el camino que conducía de la Puerta de Tierra a hacía la esquina de Tejas y de allí hacía el oeste a Marianao y Vuelta Abajo, lo que facilitó las comunicaciones.En torno a esas nuevas vías de acceso a la ciudad, comenzaron a poblarse los exteriores a la muralla surgiendo nuevos poblados. Se formaron los polos poblacionales, viales, al norte el Carraguao del Horcón, que tuvo como patrona nuestra señora del Pilar y el propiamente del San Salvador del Cerro, con su iglesia del Salvador .


El primer barrio del Cerro fue el Horcón o Carraguao. Se refleja desde la segunda mitad del siglo XVIII en los planos extramuros de la ciudad, luego del puente de Chávez.


En poco tiempo el Cerro se llenó de suntuosos palacios rodeados de jardines y casas quintas que hicieron fuera el barrio residencial de moda del siglo XIX habanero. Allí construyeron sus casas aisladas, rodeadas de jardines y precedidas por amplios portales de columnas, verdaderos palacetes al estilo neoclásicos. Para edificarlos utilizaron materiales de gran riqueza ornamental, maderas preciosas, mármoles, bronces, vidrios policromados sobre todo herrería, que todavía hoy deslumbran por la originalidad. Para estas rejas se emplearon constructores que reflejaron sus orígenes, como en las casas de los Arango, donde se ven lanzas de origen africanas.

La herrería del Cerro en el siglo XIX fue muy sobresaliente .



Dentro de este conjunto se destacaron por su majestuosidad las quintas de los Condes de Fernandina, de Villanueva, de Santovenia, los marqueses de San Miguel de Bejucal, Sandoval, de Pinar del Río, de Palatino y la de Doña Leonor de Herrera. La barriada residencial que surgió a lo largo de la Calzada del Cerro. Alcanzó relevancia nacional por sus valores artísticos y arquitectónicos.

El Real Consulado establece el llamado Depósito de Cimarrones en los límites de las Capitanías del Horcón y el Cerro, fue resultado de un acuerdo de la Junta de Fomentos, fechado el 9 de julio, justo del año 1800. Tuvo como objetivo concentrar allí a todos los cimarrones que se capturaban para ponerlos a trabajar en obras públicas. Muchos no eran reclamados por sus dueños y permanecían en aquellos barracones hasta sus muertes. En la tarde del domingo 12 de julio de 1835, hubo una rebelión donde se fugaron un grupo de esclavos, entre ellos, el célebre "Basilio, el cimarrón". La acción se conoció como "revolución de esclavos en el Horcón", "conmoción de negros" y "asonada de negros que se habían concentrado en el Partido del Horcón”. Trascendental momento en la historia del Cerro ocupó la fundación de la primera escuela de reconocido prestigio, el 15 de julio de 1829, por el insigne pedagogo aragonés Antonio Casas Remón en Carraguao. El plantel se le denominó "San Cristóbal" del que más tarde fue su director DonJosé de la Luz y Caballero. También el colegio Del Salvador fundado por Don José de la Luz y Caballero en 1848, lugar donde estudiaron los patriotas: Ignacio Agramonte, Francisco Vicente Aguilera Honorato del Castillo, los Gálvez y los hermanos Juan, Antonio,Pedro yEduardo Guiteras ynació Juan Bruno Zayas.La Sociedad del Pilarse inauguró el 20 de junio de 1848 y la Sociedad la Caridad del Cerro el 20 de diciembre de 1875 . El acueducto de Fernando VII El segundo acueducto de la ciudad, fue dedicado al monarca español Fernando VII, quien falleciera en 1833, mientras la obra hidráulica se ejecutaba. Se inició apremiada su construcción por una fuerte epidemia de cólera; además que ya el aumento de la población en la ciudad exigía de un sistema superior de abastecimiento de agua. El antiguo acueducto, la zanja excavada en tierra, era muy afectado por las crecidas del río, además de las múltiples contaminaciones que sufría en su curso.

Canal de Fernando VII en el plano del 1841. Fue un proyecto del urbanista Antonio Lasarriére Latour, que ejecutaron los ingenieros, coroneles Nicolás Campo, y Castro. El Conde de Villanueva, Superintendente de Hacienda, fue quien argumentó la propuesta, y el Real Decreto que autorizaba las obras se firmó el 11 de enero de 1831. Comenzaron el 18 de julio, del propio año. Al igual que la Zanja Real, tomaba las aguas directamente del río, a través de un caño de sillería, para ir descendiendo por gravedad, gracias al nivel que proporcionaba la Presa del Husillo. Era un sistema mucho más sanitario, ya que las aguas eran filtradas y conducidas a través de tubería de hierro, fundidas en Filadelfia.


Tanque de decantación de las aguas en el acueducto de Fernando VII. Obsérvese al fondo la caseta de entrada de las aguas que aún se conserva. Las aguas se tomaban con 10 metros de mayor carga. Se comprobó que la diferencia de nivel desde el Husillo, hasta la ciudad, fue superior a los 22 metros. Un caño, o pequeño canal al descubierto, en la margen derecha del río, daba paso a las aguas hacia una caseta-registro, de techo abovedado, que aún se conserva. De aquí iba a los tanques de decantación, y de estos, a la Casa de los filtros. El agua se filtraba por unos bastidores de tela metálica situados en almenas con un espesor de 18 pulgadas de grava y arena .

Plano del depósito de decantación y la casa de los filtros del acueducto de Fernando VII. Año 1835.


Las tuberías de este acueducto siguieron un amplio trayecto por territorios del actual municipio del Cerro, con casetas de un estilo semejante, al que luego se retomó en Vento. Se conserva la tubería que, en línea recta atraviesa los repartos Chaple y Betancourt, a los que se conoce como "El Canal", precisamente, por el vistoso canal sobre arcadas de sillería, al estilo neoclásico, donde se levantan las aguas de los desniveles del terreno. Desde la Loma de Jesús del Monte, el panorama que ofrecía el acueducto era el de una extensa y ancha faja de arquería rodeada de listas verdes, resultado de la intensa vegetación. Guerras de independencia El Cerro no fue ajeno las guerras de independencia, sobre todo a la llamada Necesaria de 1895, en su territorio hubo manifestaciones de ansiedad de libertad, antes de iniciada la invasión, a occidente, aquí tuvo lugar un singular suceso en la calle Cruz del Padre en el Cerro, un niño de once años, Manolito Antonio Valdés Marrero, vecino de la calle Cádiz gritaba: ¡VIVA CUBA LIBRE! El celador del barrio de Villanueva lo detuvo y lo llevó a la Jefatura de la Policía. Este hecho motivó una ola terrorista de arrestos y deportaciones para intimidar a los cubanos y aniquilar a los patriotas. La hora cero para tomar el Cerro se planificó para la madrugada del 28 de julio de 1896. Pero no se había previsto que esa noche sería de luna llena hasta el 1ro de agosto. Por eso el ataque se prorrogó, y nunca pudo efectuarse... El general Juan Bruno Zayas caía en una celada y era baleado el 30 de julio, en Quivicán. Es evidente que fue traicionado, o se filtró la información. Como observara uno de los principales cronistas de la guerra, José Miró Argenter: "... ya sea por efecto del espionaje español, o por la indiscreción de los conspiradores y laborantes habaneros, en La Habana era notorio el Plan de ataque al Cerro; y que el estado Mayor de Weyler tenía conocimiento exacto del lugar en que se hallaba Zayas el 29 de julio....” . Al margen de los errores cometidos, la labor de la Junta Revolucionaria de La Habana, fue encomiable, a pesar de las difíciles condiciones en que se movieron sus combatientes clandestinos en tiempos en que fuera Jefe de la Policía; el criminal de guerra; Miguel de la Barrera. Significativamente fue el avituallamiento a las fuerzas mambisas, utilizando inclusive las vías férreas, como en los casos de Francisco Javier Zayas y Francisco González Gurriel, detenidos en la Estación de Tulipán.




Brigadier del Ejército Libertador Juan Escudo heráldico de la Bruno Zayas Alfonso, Patriota Insigne del Cerro. familia Zayas.



Etapa Neocolonial El surgimiento de la República en 1902 marca una nueva etapa también para el Cerro, donde todo el territorio del actual municipio termina por transformarse en industrial y obrero. La aristocracia, predominante en la etapa colonial, queda como sector residual, progresivamente reducida en número y significación cultural. Este cambio en la correlación de clases ocurrida esencialmente en los barrios de Cerro y Puentes Grandes, los acercaría a los pequeños, pero densamente poblados Atarés y Pilar, más al norte; y por supuesto, con su vecino colindante Villanueva. Se hermanaba definitivamente el viejo Cerro, con la no menos antigua trilogía de Carraguao. A la luz de la Sociedad del Pilar, surgieron otras instituciones como el Liceo, la agrupación Silver Star y algunos cabarets que le dieron un aire muy singular. El Pilar heredó de la colonia una mediana y pequeña burguesía que se nucleó en torno a la calle Estévez, y durante la primera mitad del siglo XX, estuvo recibiendo una fuerte inyección de intelectuales, músicos y artistas como: Enrique Jorrín, Margarita Díaz, Ninón Sevilla y Ramón Veloz. Ellos se sumaron a los nacidos en el barrio, como el querido comediante, ya desaparecido, Enrique Arredondo. El municipio del Cerro, tuvo una población mayoritariamente obrera, y muy humilde. Esto explica que el territorio fuera uno de los más revolucionarios y combativos de la ciudad. Toda esta superestructura política y social, se gesta a partir de las múltiples fábricas que nacen en la localidad. Su trascendencia y ubicación geográfica son fundamentales para explicar todo el proceso histórico. Por tanto, el comienzo de la Republica, partirá del epígrafe temático que sigue a continuación. Industria El Cerro, se convierte en uno de los primeros barrios industriales de la cuidad, escoltado por Puentes Grandes, hasta compactar con el triángulo inicial de los barrios obreros del antiguo Carraguao. El conjunto industrial de Tejas, heredada de la colonia; Sabatés, Crusellas, la Compañía, Fábrica de Hielo, la Fosforera Cubana, la Tenería La Moderna, el Matadero de Ganado Mayor y la fábrica de chocolate La Española. Atarés, aportaría una efímera, fábrica de botellas en la calle San Ramón, Nueva Fábrica de Hielo se construía, aparecer la Compañía Frigorífica Cubana. En materia de Alcoholes el químico Enrique Aldabó sus inventivas. Le seguía la casa Romañá, Duyós y Compañía en Saravia; el Valle de Andona en Cristina; las tonelerías de Pila y Castillo; y las licorerías de Estévez, San Francisco y Jesús del Monte.

La chocolatera La Española, cómo en su entorno surgían otros productores del ramo. Entre ellos La Constancia, la Tomasita, talleres y fábricas de calzado como: Spotting Shoe Mfg, La Oriental, el Taller La Mariposa, el Magestic, talabarterías y la Compañía Unida del Calzado. La fábrica de adornos arquitectónicos, Henry Steihart ampliaría sus negocios con la creación de un tejar, mientras en sentido opuesto, también en Carraguao, surgía la fábrica llamada El Arte Moderno Importantes aserraderos de madera, almacenes de ladrillos y otros materiales constructivos. Un grupo significativo de madereras y carpinterías se desarrolló en el barrio de Atarés. La cajonera de tabaco Sucesores de Estanillo y las modestas tabaquerías coloniales. Apareció el sello Pita y Hermano, S. A, Igualmente surgen marcas como el Manly, La Prueba, El Rico Habano, Luceran, Maculen, la Canela y El Coral. Las producciones de cervezas “Palatino” y “Tívoli”. La Nueva Fábrica de Hielo, creó una fábrica de envases de cristal anexa a la Tívoli.Complementaba todas las inversiones, un ramal de los Ferrocarriles Unidos la fábrica creaba la nueva marca de cerveza Polar. Surgieron dos grandes fábricas de papel: la Papelera Moderna, junto a la Presa del Husillo, y la Papelera Cubana de Puentes Grandes. Surgen otras productoras como el tejar de José Matos Requeijo, que tuvo una distribuidora comercial en la Calzada del Cerro, la fábrica de toallas “Telva” y los talleres de ferrocarriles de Ciénaga, muy vinculados históricamente con los sindicatos y la población obrera del Cerro. Surge la productora que abasteció de clavos, puntillas e infinidad de artículos de ferretería al mercado nacional, con el nombre de Compañía Industrial Alfilerera. Igualmente, la fábrica de fósforos La Estrella, fábricas de sogas y cordeles, así como calzado. Una fábrica productora de ácidos. Baste afirmar, que el 22% de las empresas inscriptas en la Asociación Nacional de Industriales de Cuba, tuvieron sus instalaciones en el Cerro. Se estableció una fábrica de altos hornos de Gerardo Villanueva, con una extensión de 45 mil pies cuadrados, y una fuerza de trabajo, según demandara el mercado, entre 100 y 300 obreros. Desde la Exposición Industrial de 1911, Villanueva se distinguió en el pabellón metalúrgico con diversos productos de patente nacional, entre ellos: una cocina de hierro, acero y bronce, que encendía y apagaba automáticamente y, una hélice de bronce fosforoso, preparada para soportar hasta tres mil revoluciones por minuto. Los Crusellas, eran quienes daban el paso determinante, hacían una inversión millonaria. Compraban 10 mil metros cuadrados de terrenos colindantes en la Avenida de Agua Dulce y el reparto Betancourt. Le completaba una línea propia de ferrocarril para el abastecimiento directo de materia prima. Con 850 obreros, su capacidad de producción pronto se multiplicó hasta lograr 30 mil cajas de jabón, de 30 libras cada uno, mensualmente. Solo las dimensiones y modernidad de la nueva fábrica, debieron resultar apabullantes para los competidores del ramo. El Águila de Nigoy tuvo su nido también en Buenos Aires, con varias carpinterías, incluyendo la maderera Rentoy (Agua Dulce No. 9). La Cultural S.A, fue en este conjunto industrial, la representativa por excelencia de las imprentas. Fue constituida en el año 1926, construyéndose en 1928 el edificio de Agua Dulce, infinidad de libros cubanos serían impresos aquí. Las primeras fábricas en establecerse, fueron las imprentas. La Omega, tuvo sus orígenes en Ayestarán, como La Habana Comercial. Importante sería también la Caraso y Cía., pero sobre todo la Compañía Litográfica de La Habana, que construye una gran planta productora, es de las más representativas del patrimonio fabril del Cerro. De la construcción surgían fábricas de mosaicos, talleres de marmolería. Una empresa de fundición: la Havana Company. Entre las fábricas de calzado se distinguió Amadeo y Bulne. Hubo dos fábricas de fósforos: La Cubana y La Americana.La primera perfumería en nacer se llamó: Milady destacado perfume Crusella. Entre las industrias más prósperas del país, se encuentran con las marcas “Salutaris”, gaseosa de limón y “Materva”, con mate importado de Sudamérica. Debe destacarse de la industria alimenticia, la productora de Manteca Cacefá, en San Martín, que luego desarrolló la comercial marca de aceites “La Conchita”. Quizás la fábrica de mayor pujanza en esta agrupación, lo fue la productora del refresco IRONBEER.La industria del calzado. El caso de la fábrica “La Fé”, fundada por José Bulnes llegó a producir uno de los mejores calzados del país, Durante este período, se establece la Compañía del Calzado América S.A; La Habana Industrial y numerosos talleres y chinchales . La Fosforera cubana (1880) fue una de las primeras fábricas del núcleo fabril de Tejas. Tradición Médica y Asistencial Durante la primera mitad del siglo XX aumentaron la cantidad de hospitales y centros asistenciales. Perduraron instituciones como el asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en los entornos de la Calzada del Cerro, y sobre todo, en el tramo de Consejero Arango a Domínguez. Allí surgió el primer Centro de Ambulancias del país, en terrenos municipales del antiguo Cementerio del Horcón. A comienzos de la República asume la dirección del Hospital Las Animas el Dr. Carlos J. Finlay, quien continuó sus investigaciones médicas. La entidad llegó a ser -al decir del Dr. Mario G. Lebredo- “la institución de profilaxis más completa y única en su clase en el mundo” La Covadonga y la Purísima Concepción de los Dependientes de La Habana, se convirtieron en dos de los mejor hospitales del país. En la Quinta Dependientes, por su parte ocurrieron acontecimientos científicos – técnicos como la sutura del corazón por primera vez en el país y segunda en América Latina, por el Dr. Bernardo Noas. En Carraguao surgía La Balear. En contra posición a estos centros de administración regional española surgía el llamado Hospital Cubano Bacallao, el Sanatorio Cuba y la Policlínica Nacional Cubana. La Quinta San Antonio era escenario de la constitución del Congreso Nacional de Madres de la República de Cuba. Las mujeres gestionaron que se creara allí un asilo con capacidad para un centenar de niños huérfanos el que se inaugura el 10 de febrero de 1914. Continúan sus recolecta y logran ampliarlo con una creche, también con capacidad para cien niños de ambos sexos y horario semi–internos, de 7 AM a 8 PM, para dar facilidad a las madres trabajadoras. Asilo y Creche se conocerían con el nombre del presidente de turno: Menocal. Seria administrado por la compañía religiosa Hijas de la Caridad. El Sanatorio La Milagrosa, de la Asociación Católicas Cubanas, concebido desde 1919, tendría como director al eminente cirujano Dr. José A. Presno Bastiony, quien además fuera presidente de la Academia de Ciencia de Cuba. El hospital se establecía la segunda Quinta de los Conde de Fernandina comprada y reedificada por la asociación, a partir de la elección de la Dra. Guillermina Portela. La transacción y financiamiento de las obras se ejecutó por donaciones personales de las católicas, rifas y las ganancias del propio hospital como negocio rentable . Educación El sistema de enseñanza neocolonial, adopta los programas, métodos y hasta textos escolares norteamericanos. Pero teniendo en cuenta su carácter laico, bien estructurado, realmente representaba un avance significativo. Sobre todo, porque contaría con el aporte en adecuaciones de eminentes pedagogos cubanos entre ellos algunos residentes en el Cerro, como: Manuel Sanguily Garrite y Fernando Aguado y Rico. El número de escuelas públicas también se multiplica, aunque nunca en correspondencia con el crecimiento de la población escolar. Uno de los primeros maestros que sobresale en la localidad fue Juan Tomás Roig, quien antes de distinguirse como eminente biólogo, fue profesor en Carraguao, donde se ganó el respeto y la admiración de sus alumnos. En 1905 la Escuela Redención a la Sociedad Económica Amigos del País, por disposición testamentaria de Gabriel Millet Lara. Igualmente, por legado del músico Gaspar Villate Montes, el centro es ampliado con una academia de artes y oficios Villate donde se formarían artistas plásticos de reconocido talento. Las organizaciones regionales españolas aportarían dos significativas escuelas: El Plantel Jovellanos y el Centro Escolar de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana. Algunas industrias promueven escuelas para los hijos de sus obreros como el Colegio Candado, de Crusellas y Compañía S.A., las fábricas de galletitas y dulces La Estrella, La Ambrosia Industrial y la cervecera Nueva Fábrica de Hielo S.A., con su escuela Cosme Blanco Herrera. Algunas sociedades de instrucción y recreo promueven escuelas como el caso de la Sociedad del Pilar, para la niñez de la barriada, o exclusiva para los socios como la academia fundada por el club “Mariano González Gutiérrez”. La Logia Masónica Los Apóstoles constituyó un fructuoso colegio de igual nombre muy meritorio en la comunidad de Las Cañas con un colectivo de entusiastas maestros dirigidos por la doctora Leonor V. Barrabí. Entre las escuelas especializadas surgen, desde la Academia Parisién sobre la confección de sombreros bordados y encajes; hasta el Conservatorio Facciolo. De las especializadas las que más abundaron fueron las de comercio, taquigrafía e idiomas, como: La Havana Bussines Academy, La Academia Vermouth, El Lincoln School, luego Instituto Dixon, El Margent Collage y la Academia Pitman. Igualmente, Paulita Concepción Cruz de las escuelas Nro. 36 y 58; José de Lázaro Vitón, de la Nro. 77; María Cruz Pozo, de la Nro. 37, promotora del Concurso Inter-Escuelas del Cerro “Centenario de Maceo “; y Luciano R. Martínez Echemendía, director de la Escuela Pública Nro. 37 y luego Superintendente General de Escuelas. Varios de los edificios ocupados por las escuelas fueron originalmente antiguas quintas de la aristocracia, entre ellas: la casa del Conde de Lombillo, luego primera sede del Colegio Del Salvador y primera sede de la Escuela Pública Nro. 37 (Cerro 1652). Igualmente, la Quinta San José que perteneciera a Doña Susana Benítez, fue la Escuela Pública Nro. 58 y sede de la Junta Municipal de Educación. Entre las escuelas especializadas se reorganizaba en 1911 La Granja Escuela “Conde Pozos Dulces” situada en la finca La Ciénaga, Puentes Grandes. Gran parte de los maestros agrícolas que se formaron durante la República eran egresados de este centro. El 6 de septiembre de 1918 se inauguraba la Escuela del Hogar, fundada por la Dra. Ángela Landa González. Las jóvenes alumnas eran educadas aquí en las labores prácticas reservadas tradicionalmente a la mujer. Las asignaturas eran no solo las convencionales, incluyendo mecanografía, taquigrafía e idiomas sino también: costura, lavado y planchado, arte culinario, economía doméstica, higiene y medicina elemental, jardinería y crianza de animales domésticos.


La destacada pedagoga Paulita Concepción es homenajeada por un colectivo de maestras de escuelas públicas del Cerro a principios de la década del 40 del siglo XX.

Durante el machadato se creaba en el Cerro la Escuela Normal de Kindergarten, la Escuela Pública Nro. 66 “José Martí” donde impartió clases de dibujo Amelia Peláez. La Fundación Varona Suárez creaba una escuela para niños invidentes, de carácter nacional. El 15 de octubre de 1943 se inauguraba el nuevo edificio de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, sin dudas un mito de la pedagogía cubana y el 9 de enero de 1949 se inauguraba el nuevo edificio de la Escuela de Profesionales del Comercio de La Habana (E.P.C.H.). La mayor parte de las escuelas eran primarias, que incluían enseñanza superior con cursos preparatorios para la Normal, de Comercio o el bachillerato. Estas fueron algunas de las más significativas: la Academia Arteche, el Colegio Toledo, San Antonio, La Academia de la Nuez, El Nelson, El Robert, El García Godoy, El Martell, Academia Elia, Alpizar, El Consuegra. El Instituto Lexis, el América Arias, el Colegio Lamar, el Colegio Valle El Norte, El Álvarez Sáenz, El Gisel, El Baldón, El Caberius, El Sardiñas de Simón, la Academia Atenas, El Heredia, el Mabel Collage, El América Formeza, la Escuela Nueva, el Instituto Korak y el Colegio Borroto. Centros como la Sociedad Escolar del Cerro o la Academia Gutiérrez, dieron hasta un enfoque histórico-materialista. Pero en otras escuelas se distorsionaba o simplemente había subestimación y formalismo. Se mantuvo el aristocrático Colegio Sagrado Corazón de Jesús; pero, paralelo al sólido edificio colonial, edificaban uno anexo, de madera para niñas pobres. También exclusivos para hembras, el Colegio San Vicente de Paúl, dirigido por Sor Petra Vega, desarrollaba los talleres, incluyendo una imprenta, donde las alumnas estudiaban y trabajaban. Su producción se comercializaba a través de anuncios como éste: No lo piense. Hágalo. - El Colegio - Asilo - Taller San Vicente de Paúl le ayuda; le confecciona envases, estuches finos para regalo, y hasta los mismos regalos, siendo de labores propias de Señoras; bordados, dobladillos de ojo, festón, pico, etc., a precios muy módicos. La “Monjita del Cerro” fallecía antes de ver inaugurada su última obra, pero aún en su fachada, perdura la inscripción: Hogar Sor Petra Vega . Una de las primeras escuelas católicas que se establece en la República fue el Colegio del Pilar de los PP. Escolapios. Allí se constituyó después el colegio María Inmaculada, formadora de jóvenes sirvientas o empleadas del servicio doméstico. Las monjas escolapias también establecieron un colegio, el Nuestra Señora del Buen Consejo, solo para hembras y hasta el octavo grado. Se les preparaba para el bachillerato, la escuela normal y cursos de secretariado. Las alumnas podían ser internas, seminternas o externas. El Salvador fue el colegio parroquial gratuito, fundado a finales de la primera década por el sacerdote canario José Viera Martín, muy identificado con los obreros humildes y desposeídos. No se requería ser cristiano para ingresar en la escuela, sino simplemente el deseo de aprender. Por las noches sesionaba para jóvenes trabajadores lo que se dio en llamar Escuela Obrera Gratuita El Salvador. A la muerte de Rosalía Abreu en 1930 y por legado testamentario, se construyen sendas escuelas para niñas y niños. El de hembras estuvo a cargo de las Hijas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y lo llamaron colegio Santa Rosalía. El de varones fue atendido por los HH. La Salle, quienes erigieron un sobrio edificio con estadio de béisbol en Palatino Y Santa Catalina. Los HH Maristas, quienes constituyen su filial en la barriada del colegio Champagnat. La Orden de los Claretianos funda la escuela “San Antonio María de Claret de carácter gratuito, a la que se suma a finales de la década del 40, el colegio de las religiosas María Inmaculada). En las décadas del 40 y el 50 se distinguieron en sus labores los curas párrocos: Monseñor Alfredo Muller San Martín, en el Cerro y el padre Ismael Testé Pérez, en el Pilar. Este último crea en 1945 un patronato pro escuela para niños pobres y 10 años después logra también bendecir la Creche Habana Nueva. Desde el año 1954 desarrolla su rimbombante proyecto Ciudad de los Niños. Decía aspirar a que se creara una especie de complejo de escuelas talleres en el campo, capaces de autofinanciarse, a fin de erradicar la mendicidad y la delincuencia juvenil. El colegio Nuestra Señora de la Asunción, de las religiosas Siervas de San José, en lo que fuera el edificio del Casino Deportivo, con piscina olímpica, servicio de ómnibus a domicilio, servicios médicos, etc., pero era solo una escuela de pago más. Aumentaban las ofertas de escuelas suntuosas a las familias pudientes, pero no resolvía el aumento creciente de niños pobres sin escuelas, que ingresaban al potencial delictivo y marginal. Por eso el padre Testé tuvo tanto éxito con su campaña por la Ciudad de los Niños inaugurada en 1957.

Deportes El Cerro barrio puntero en el deporte durante la colonia, en la Republica continua con estelares atletas y equipos. Se despega definitivamente con la construcción de las colosas instalaciones deportivas que se establecen en su territorio encabezado por el estadio de la Polar, el Gran Estadio de La Habana y la Ciudad Deportiva. El béisbol continuó su paso arrollador. El Almendares, celebra sus encuentros en el Almendares Park, (hoy ahí se construyó la Terminal de Ómnibus), sede del equipo fundado en 1874 y su manager Luis Felipe Gutiérrez Rodríguez (Pincho). Otros equipos de béisbol aficionados serían destacados en esta etapa, como el Diana y el Victoria. El Marino en los placeres de Las Ánimas, el Abreu Park de Palatino y el Beauty, al costado del reparto las Cañas.La construcción del Gran Estadio de La Habana, se haría en los jardines del inconcluso reparto Patria, se inauguraba 26 de octubre de 1946, con un juego entre el Almendares y el equipo campeón de la temporada 1945/46, que había sido el Cienfuegos comandado por Martín Dihigo. Los azules, con Adolfo Luque al frente, apaleaban a los verdes 9 X 1, en aquel memorable encuentro. Se lograba por primera vez en Cuba una asistencia record de 30 mil espectadores, a pesar de que las graderías del jardín izquierdo no estaban concluidas. En 1950 se amplía la capacidad a 38 mil espectadores. Se ejecutaron allí encuentros de boxeo, baloncesto, atletismo, rodeos, carreras de autos pequeños (Los Diablillos del Volante), patinaje sobre hielo y hasta actividades políticas y otras extradeportivas, como corridas de toros. El 29 de abril de 1907 surge el Club de Cazadores del Cerro, fue una de las principales organizaciones de tiro deportivo en el país, integrada por asociados de alta posición económica. Tuvo su órgano de prensa, el que reflejó crónicas y estadísticas de gran valor para la historia de este deporte.Kid Chocolate se formó en el gimnasio de Zaragoza No. 170. Los Alacranes del Cerro. Allí le conoció Pincho Gutiérrez, quien le promovió a instancias de su tío Ángel Scull Montalvo. El club fue también cuna de otros púgiles como: Joe Coego quien fuera campeón mundial de los Welter; Malpica, campeón de los pesos medianos y Sergio Cárdenas, el popular Kid Araña. Kid Chocolate aparece como profesional en 1928. Fue campeón de los pesos plumas, ligeros y semi ligeros. Clasifica como el boxeador más triunfador y popular de toda la etapa prerrevolucionaria en Cuba. Hasta 1934 había perdido sólo diez peleas en casi 300 encuentros, incluyendo el fructuoso periodo en el que estableció el record de 169 victorias consecutivas. Ya en 1938 fuera de su mejor momento obtuvo su última victoria en pelea revancha que duro 15 rounds contra el panameño Davey Abad. Se efectúa en el Campo Polar en las instalaciones deportivas de esta cervecera en el Cerro. Desde mediados de la primera década del siglo XX comienza la práctica del balompié (fútbol) en Cuba. Y es en Palatino en la manzana de Zanja Real, empresa Paniagua y Reyes que se celebra el primer partido oficial el 11 de diciembre de 1911. Aunque en principio el balompié no tuvo un terreno ad hoc fueron notorios los juegos en las planicies de Palatino y La Ciénaga, en el Cerro. Durante el primer cuarto de siglo hubo un buen equipo local que rivalizó con el fuerte conjunto del Instituto de La Habana. Ya en 1926 se crea el club Goviera y a finales de los veinte, surgen los estadios de La Tropical y La Polar, flamantes instalaciones de las fábricas cerveceras que en su competencia favorecían la promoción del deporte. El estadio de La Polar se inauguraba con tres grandes partidos: Deportivo Iberia vs. Fortuna, Deportivo Centro Gallego vs. Juventud Asturiana y Olimpia vs. Club Cataluña. Muy destacado en el Cerro fue el equipo de balompié del Casino Deportivo. La llamada Juventud Cubana de Fútbol se constituyó en 1950 tradición futbolística y beisbolera, sin dudas al influjo de los terrenos de Palatino y El Beauty. Tiempos en que se desarrolló la pelota vasca, los hermanos Solá y el Cerro Sport Club el Casino Deportivo de La Habana fundado el 3 de marzo de 1923, contando entre otros con el apoyo del pelotari profesional vasco Irún, se levantaron una cancha de 30 Mts de concreto, los huracanes del 26 y 44, provocaron grandes afectaciones, pero siempre se garantizó su reparación y mantenimiento y otro club el baloncesto. La Ciudad Deportiva fue una de las principales obras sociales construida en terrenos de la antigua finca La Ciénaga Las labores de excavación en busca de los cimientos comenzaron en noviembre de 1952, pero se dio por inaugurada en febrero de 1958 .

La ciudad Deportiva con su hermoso y funcional coliseo, cuando se dio por inaugurada en febrero de 1958.


Movimientos políticos, cívicos y obreros Las confrontaciones ideológicas y acciones políticas que se suceden en la localidad, están matizadas por el signo que domina la barriada en el siglo XX: la industria y su población obrera. Se llegan a unir los intereses clasistas y culturales de los históricos barrios obreros de Carraguao con el otrora aristocrático Cerro, ahora con su humilde Canal. Las Cañas, Palatino y Ayestarán con sus sectores de la pequeña burguesía y la intelectualidad, desempeña igualmente un papel catalizador en las luchas políticas durante la República neocolonial. Entre los movimientos cívicos y progresistas en el Cerro, se reflejó significativamente el feminista desde la segunda década del siglo XX, propicia la creación y ampliación del Asilo y Creche de Saravia, luego hogar la “Edad de Oro”, se fundación de la Escuela del Hogar o la constitución del hospital de la Asociación Católicas Cubanas bajo el lema “Por la mujer y para la mujer”. Otros clubes femeninos como la Asociación Patriótica de Damas (Vigía, Atares) batirían palmas por el sufragio femenino, la equiparación del trabajo de la mujer al del hombre, protección a la mujer prostituta para su regeneración y otras. No podía la clase obrera dejar de reflejar la lucha a favor de la mujer trabajadora y en plena crisis del machadato, el 3 de julio de 1931, se constituye el club Feminista de Obreras de La Habana. El Cerro aportó no pocas voces que repudiaban la politiquería y el oportunismo, en aquellas protestas cívicas participaban: José Antonio Fernández de Castro, Rubén Martínez Villena y su amigo Enrique Serpa. Los obreros se hacen sentir en la barriada con sus huelgas, sobre todo a finales de la segunda década del siglo XX. Seconstituye el Sindicato General de Obreros de la Industria Fabril, el 11 de agosto de 1917, sus ejecutivos eran vecinos del Cerro, incluyendo a su secretario general Margarito Iglesias Owen, Antonio María Penichet Gómez y otros más. El Sindicato de la Industria Fabril, de orientación anarcosindicalista promovió numerosos boicots y huelgas en fábricas del Cerro. La imagen está tomada de una publicación obrera. Esta acción daría lugar al llamado envenenamiento de la cerveza Polar. Los obreros por otra parte, lucharon por superarse culturalmente, ya con una toma de conciencia clasista. El Centro de Estudios Sociales del Cerro desde la aprobación, de sus bases en 1911 decían: “Uno de los empeños más grandes de este centro será el que los trabajadores se interesen en el estudio de sus propios asuntos, por cuyo motivo celebrará certámenes, veladas conferencias, establecerá un salón de lecturas, una biblioteca y un escenario…” Más tarde, en agosto de 1923, el Sindicato Fabril crea su propia escuela racionalista en su local del Cerro, donde además edita un órgano de prensa: El Progreso.


El Sindicato de la Industria Fabril, de orientación anarcosindicalista promovió numerosos boicots y huelgas en fábricas del Cerro. La imagen está tomada de una publicación obrera. Esta acción daría lugar al llamado envenenamiento de la cerveza Polar. El Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, celebrado, en octubre de 1923, dos meses después de constituida la Escuela Racionalista del Cerro. Los delegados visitan al Cerro para compartir con los trabajadores de Crusellas. Mella coordina el encuentro de estudiantes y obreros que se celebró en la Sociedad del Pilar. Participaron junto a Mella: Olivín Zaldívar, quien luego sería su esposa y dirigentes de la FEU, además se plantea acercarse a los obreros en su noble empeño cultural. Cuando el recinto universitario les cerró sus puertas a la Universidad Popular José Martí, se mantuvieron las aulas en diversos locales obreros como el de la Delegación Nro. 2 de la Hermandad Ferroviaria de Cuba (Cerro 877 antiguo) y en Calzada del Cerro y Palatino donde se cursa la enseñanza básica en seminarios nocturnos.

Lucha contra la dictadura machadista Una de las organizaciones más combativas era el Sindicato General de Obreros de la Industria Fabril, radicado en el Cerro, en agosto de 1925 se producen varios registros en el sindicato e incluso en fábricas, estos fueron denunciados por los obreros en la proclama titulada “Un Asalto Policíaco”: Jaurías de perros asaltaron […] a las 8 pm., la cervecería Tívoli, que pertenece a la organización del Sindicato Fabril. Sin mandamiento judicial atropellaron a los porteros y con amenazas pasaron a las bodegas […] hasta los retretes registran. Sus objetivos eran eliminar físicamente a los más peligrosos, desarticular todo el movimiento obrero revolucionario implantando un clima de terror. José Cuxart Falcón, obrero de la Tívoli era detenido acusado de preparar un atentado terrorista contra el presidente de la República y el Secretario de Gobernación y el primero de octubre de 1925 le aplicaron la Ley de Fuga en La Cabaña. El gobierno declara ilegal al Sindicato Fabril el 16 de septiembre de 1925 a raíz de éste y otros petardos que estallaban en la ciudad. En una circular los obreros expresaban: “No es el Sindicato Fabril solamente el que se encuentra atravesando por esta época de verdadero TERROR; como sabemos son todos los organismos proletarios los que se hayan amenazados de muerte…” La Audiencia de La Habana fallaba a favor de su legalidad, aunque en la práctica virtualmente no pudieron realizar más vida pública dado el asedio de los agentes policiales. La gran asamblea convocada por el líder Alfredo López Arencibia en el cine Margot, del Cerro se vio obligado a suspenderla “por entender que los elementos que están en este local no son los interesados en el propósito por el cual nos reunimos”. Tanto Alfredo López, dirigente de la CNOC y la FOH, como Margarito Iglesias Owen líder del Sindicato Fabril, eran arrestados y conducidos al Castillo de Atares. Allí se les incomunicó y se les hizo desaparecer. Luego se encontrarían sus restos. El 12 de enero de 1927 era presentada oficialmente en el registro de asociaciones la Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro. La Juventud Cultural Deportivo Obrera del Cerro fue la primera organización juvenil del Partido Comunista. La crisis que se inicia en 1929 recrudece las luchas obreras destacándose los empleados del transporte urbano, las obreras y obreros textiles de la Telva y las pequeñas pero combativas fábricas de calzado, al frente de las cuales se hallaba el dirigente comunista Ramón Nicolau González. Durante la primera gran huelga general contra Machado en marzo de 1930, prácticamente todas las industrias del Cerro se paralizan, miles de obreros van a la huelga, pero no se alcanza la victoria. La reacción de la dictadura fue realizar infinidad de detenciones y el cierre de instituciones que hasta ese momento se habían mantenido en la legalidad como la Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro. El periódico Juventud Obrera reaparecía clandestinamente como órgano de la Liga Juvenil Comunista, mientras en diciembre de 1930 se constituía la Juventud Cultural Deportiva Obrera de Atarés que tuvo entre sus dirigentes a los jóvenes: Severo Aguirre del Cristo, Ernesto Tabio y Ladislao González Carvajal. El periódico La Voz del Pueblo editado en Cerro, de orientación nacionalista (mendietista), dirigido por Abelardo Pacheco había venido fustigando con fuerza la corrupción y atropellos de Machado. El día 14 de agosto de 1930, cuando Pacheco iba con su esposa e hijo por Churruca y Calzada del Cerro recibía certeros disparos. El dictador había decidido silenciarlo. La Policía Nacional conoció que el Pasaje Tulla, de Primelles No 78, entre Velarde y Washington, se reunían conspiradores y el 15 de julio de 1932, cercaban la zona, los combatientes revolucionarios lograban escapar. Les había cubierto la retirada el coronel Esteban Delgado Acosta veterano del Ejercito Libertador, que caía mortalmente herido por impactos en el rostro en el patio del pasaje de inquilinato “Este hecho -escribió el profesor Máximo Gutiérrez- causó conmoción en el reparto porque el coronel era una persona querida de todos los vecinos”. El propio embajador Summer Welles propiciaba una sedición militar que concluía el 12 de agosto de 1932 con la fuga del tirano Gerardo Machado y su más cercana camarilla. Los acontecimientos que le sucederían no culminaron en revolución, sino en la toma del poder por los grupos mediacioncitas. El Primer Gobierno Revolucionario en Cuba, “Gobierno de los Cien Días” o “De Grau-Guiteras”. Abordaremos sucintamente esta etapa con su incidencia en el Cerro, en aquel proceso revolucionario que encabezó Antonio Guiteras Holmes como el estadista más revolucionario y comprometido con la causa del pueblo. Promovió a clases y soldados de origen humilde, dio ingreso a nuevos elementos, uno de ellos sería el célebre Policía Nro.100 del Cerro. Vicente Jover García quien fue ejemplo de profesionalidad, muy querido por su actuación enérgica contra la delincuencia y su trato justo y amable con la ciudadanía. Mejoraba las condiciones de los llamados “indigentes”, hacinados en el campamento “La Purísima Concepción” de Atarés. “A las mujeres y los niños.“Debemos dar al pueblo hambriento alimentos y oportunidades para ganarse ese alimento” Con este precepto Guiteras daba solución a los dos problemas más prioritarios: comida y empleo. Durante la Revolución van a ser muy activos los organismos que en el Cerro y Puentes Grandes van a pedir hasta el 80 % (73). En definitiva, se estableció el 50 % en lo que se conoció como Ley de Nacionalización del Trabajo; al menos la mitad de las plazas debían ser para los cubanos. Sin embargo, en no pocos servicios y fabricas locales la ley pudo burlarse alterándose las listas de empleados en coordinación con los dueños como ocurrió en la Coca-Cola que beneficio a los españoles de la casta de vendedores. Se amotinaron algunos cuarteles y cinco estaciones de policía. Una de ellas la 11na. Estación (Cerro), al mando del capitán Manuel Cert. Varias fuentes – todas secundarias- señalan que la Estación del Cerro ofreció una gran resistencia. En realidad, no fue tomada sino simplemente ocupada por el ejército ya que el capitán Cert, desde que tuvo noticias del complot de Columbia, rindió la unidad sin disparar un tiro. El 15 de enero de 1934 tras un nuevo golpe militar, terminó el Gobierno de los Cien Días. Guiteras crea a mediados de 1934 la Joven Cuba, organización revolucionaria para incorporar al pueblo, explicando el porqué de la lucha.El Cuartel General de la Joven Cuba establecido en un colegio del Cerro, sería el lugar más estable y seguro. Sin embargo, a un mes de estar radicando allí, tienen conocimiento, a través de los agentes infiltrados en el servicio de investigación, que la inteligencia militar llegó a conocer sobre la presencia de Guiteras en lugar del Cerro. Se trasladaron provisionalmente hacia otro refugio en El Canal, burlando el aparatoso despliegue del ejército. Al poco tiempo, libre de toda sospecha el colegio, Guiteras volvía para allí el 5 de enero de 1935.La seguridad del Colegio de las Hermanas Manrique permitía efectuar allí reuniones del Comité Ejecutivo Central de la Joven Cuba, aunque con la flexibilidad propia que imponían las vicisitudes de la lucha clandestina. Guiteras estuvo en el Colegio del Cerro hasta los últimos días ante el 7 de mayo en que partió hacia Matanzas, de allí salió hacia El Morrillo, donde caería asesinado junto a Carlos Aponte. Muchos acontecimientos políticos continuaron sucediendo en el Cerro durante la etapa que siguió a la muerte de Guiteras, siempre estuvo latente las luchas obreras, participan muy activamente los obreros de la Polar, la Ambrosía, la Coca-Cola, y las imprentas Cultural S.A., Cia, Litográfica de la Habana, Caraza, Cía y otros. Esos años se caracterizaron por una represión sin límite. Fue la solidaridad con la República Española la que dio una cobertura a las luchas públicas, se denunciaba la situación política a la vez que se hacía la solidaridad con el pueblo español. Mientras toda esta labor se desarrollaba se hicieron numerosos actos políticos como el ofrecido en la Sociedad del Pilar en homenajes a la combatiente y dirigente comunista republicana Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”. Así como individualmente los españoles republicanos residentes en el Cerro. Uno de los actos de solidaridad más relevantes y significativos a favor de la Republica Española tuvo lugar el 17 de julio de 1938 en el Estadio de la Polar. La situación política creada por la Segunda Guerra Mundial marcó un período de espera para luchas obreras en el Cerro, no obstante, hubo hechos como los sucesos de la calle Salvador, donde eran víctimas de un atentado en la noche del 17 de septiembre de 1942: el Secretario General de la Sección Juvenil Autentica en el Cerro,Luis Orlando Rodríguez herido junto a otros los jóvenes, quienes eran trasladados para la Casa de Socorro del Tercer Distrito, congregándose allí centenares de personas. Aún antes de que Grau asumiera oficialmente la presidencial, tenían lugar los sucesos de la Loma de la Mulata en el Cerro. Los años de gobiernos auténticos fueron de luchas obreras por lograr las mejorías prometidas, ni faltó el enfrentamiento político. Tal fue el descontrol existente que propició el golpe de Estado.


La CTC Unitaria convoca a celebrar los actos centrales por los 1ro de Mayo en marcha combatiente hasta el Estadio del Cerro.


Los actos masivos por el Día de los Trabajadores, celebrados durante los años 1950 y 1951, pese al embate del macartismo, fueron el mejor reflejo de la combatividad y las aspiraciones de la clase obrera, dirigida por su aguerrido capitán: Lázaro Peña González. Otro fue, en cambio, el panorama ofrecido por la CTC oficialista. El Golpe del 10 de marzo de 1952 encuentra el repudio de la mayor parte de la población, que esperaba el triunfo de la ortodoxia en las elecciones que debieron celebrarse el 1ro de junio. Muy combativos fueron, sobre todo, los paraderos de ómnibus y autobuses, de ellos las rutas 16, 17 y 18 de la Cooperativa de Ómnibus Aliados (C.O.A), de Palatino. Las fuerzas represivas no logran someter tampoco el primer día al paradero de Autobuses Modernos S.A., del Cerro, dirigidos por Luis Manuel Calzadilla Acosta.El Partido Socialista Popular (PSP), que se pronuncia decididamente contra el régimen de facto y el Dr. Fidel Castro; quien, cuando “El General” se atreve a llamar “Revolución” a su cuartelazo, Fidel le responde con el manifiesto: “¡Revolución no, zarpazo!” El Cerro no se mantiene ajeno al proyecto revolucionario Fidel contactó personalmente con el Delegado y el Presidente del Liceo Ortodoxo de Villanueva en Carraguao. Le explicó que la nueva organización estaba integrada con gentes del pueblo dispuestos a dar su vida por la Patria.En el barrio de Atarés, Fidel contactó con el ortodoxo Carlos Interián, quien era el enlace con un grupo que contaba con jóvenes con inquietudes revolucionarias. El frigorífico de los Hnos. Nela (Ayestarán No.16) fue uno de los locales más importantes en la organización y preparativos del Moncada. Era el centro de trabajo de José Luis Tassende, compañero de Fidel, que integró la Dirección Militar del Movimiento, Otros puntos de enlace en el Cerro fueron: el Cine Principal, la Fábrica Ironbeer y las casas de Manolito Gutiérrez y Mario Dalmau de la Cruz, en Falgueras No. 354 y Mariano respectivamente. Los entrenamientos y prácticas de tiro se efectuaban en la Universidad, en el Club de Cazadores del Cerro y en fincas alejadas de la ciudad. En el bloque cerrense se distingue especialmente Jacinto García Espinosa (s) “El Niño” / “El Cadete”. Tenía experiencia militar por haber integrado el Servicio Militar de Emergencia (SME) durante la II Guerra Mundial. El 21 de Julio de 1953 Jacinto desapareció del Cerro; había sido designado junto a Ernesto Tizol para transportar las armas desde Los Palos hasta la Granjita Siboney. Allí quedó de guardia hasta el recibimiento de todos los combatientes. Además de Jacinto García Espinosa, se selecciona a Mario Darmau; quien aportaba su automóvil quien partió en la madrugada del sábado 25 de julio; y fue de los ocupantes del Palacio de Justicia. Los Mártires del Moncada vinculados al Cerro son siete: Jacinto García Espinosa, Giraldo Córdova Cardín, Fernando Chenard Piña, Miguel Ángel Oramas Alfonso, Reinaldo Boris Luis Santa Coloma, Raúl Gómez García y José Luis Tassende de las Muñecas. De ellos, los tres primeros nacieron en el Cerro; y los demás se relacionan con el territorio por haber vivido en sus barrios o laborar en sus industrias. El Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) comienza a organizarse en el Cerro con un núcleo inicial de jóvenes ortodoxos compuestos por: Rogelio Iglesias Patiño (s) “Pao”, Luis Mariano López Pérez y Maniff Nallib Abdala (s) “Ël Polaco”. Ellos promueven la distribución de la “Historia me Absolverá”, la campaña pro-amnistía de presos políticos y el boycot a las elecciones. Al construirse las brigadas juveniles del MR-26-7 en la ciudad, Gerardo Abreus (s) “Fontán” fue nombrado su jefe; y como segundo al cerrense Rogelio Iglesias Patiño (s) “Pao”, viajante de ”La Estrella”; quién, además, sería el responsable de todo el movimiento en el Cerro y Carraguao. Uno de los primeros y más importantes centros operativos fue el de Borrego Nro.25 entre Saravia y Consejero Arango. Allí se contactarían con otros dirigentes del movimiento como: Sergio González López (s) “El Curita”, Ángel Ameijeiras Delgado (s) “Machaco”, Gregorio Arles Mañalich (s) “Alex” y otros. Se crearon varios grupos en los barrios, hacia el Norte, en Atarés, Pilar y Villanueva, se situaron jefes como: Pedro Julio García Cepeda, Mario Arredondo Argüelles (s) “Muñi” e Ismael Muñoz Figueroa (s) “Mayet”. Ellos nuclearon a otros combatientes, desarrollando toda una propaganda clandestina e incitando a la insurrección. La Brigada Estudiantil del MR-26-7 se constituyó en la Escuela Profesional de Comercio de La Habana (E.P.C.H), bajo la dirección de Enio Leyva y Ramón Vázquez Monteagudo.Enio Leyva se había ganado la admiración de los estudiantes de toda la escuela a partir de un enfrentamiento que tuvo frente al centro, con un chivato, a quien caracterizó públicamente. “El estudiantado salió a la calle -recuerda Nilda Ravelo- a presenciar cómo un estudiante se enfrentaba a un esbirro armado con una pistola. La Escuela Normal de Maestros de La Habana fue otro de los planteles de relevancia provincial donde se distinguieron las Brigadas Juveniles del MR-26-7 . Allí cristalizó muy bien la unidad estudiantil. Junto a los brigadistas del 26 de Julio estuvo un combativo núcleo de militantes de la Juventud Socialista, capitaneados por Fulgencio Oroz Gómez, muy querido por todos debido a su temeridad y espíritu unitario. Junto a él se hallaban otros jóvenes comunistas como: Limbania Jiménez, Xiomara Contreras (s) “Mara”, Olivia Miranda, entre otros . Otro plantel que se conmocionó por las actividades de una vanguardia estudiantil, fue el Centro Escolar de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana – actual ESBU “Antonio Maceo”- Mario Arredondo (s) “Muñi” estuvo al frente de este grupo integrado por: Longino Alfaro Oliva, Emilio Mejías Arias, Andrés Souto y Gregorio Rodríguez Sierra. También había cerrenses haciendo historia en favor de la insurrección revolucionaria, en México. La célebre María Antonia que menciona el Ché en su famosa carta a Fidel, no era mexicana como muchos creen, sino cubana, nacida en el Cerro, el 29 de mayo de 1911. Su nombre completo fue: María Antonia González Rodríguez. Fue fundamental en toda esta etapa preparatoria al desembarco de los expedicionarios del Granma.

José Antonio Echeverría al frente de un grupo de estudiantes universitarios condena a la dictadura batistiana el 26 de Noviembre de 1952, en el Estadio del Cerro. Cortesía de la fototeca de la revista Bohemia. La policía, a raíz de la Gesta de Palacio, allana las casas de dos mártires que vivían en la calle Panchito Gómez. En horas de la madrugada del 14 de marzo, irrumpen en el hogar del Ingeniero Eduardo Domínguez Águiar, padre de seis hijos; y poco después en el apartamento de Luis F. Almeida Hernández (s) “Cuso”, donde su viuda se hallaba embarazada. Los familiares reciben maltratos y deben identificar a sus seres queridos en el necrocomio. Otros mártires del Directorio fueron: Porfirio Estévez Parra, cuyo cadáver procedente de la 10ma estación, apareció en el parque de la Escuela Normal, con un explosivo sobre el vientre. Lo mismo haría con el estudiante Robert Poland Azoy (s) “Gerald”, a quien abandonaron con un petardo y junto a un montón de escombros en Pedroso y Patria, por el estadio, donde hoy existe un memorial en su honor. Mario Reguera Gómez fue de los que no pudieron apresar pero cayó cuando se proponía realizar otra acción audaz. Levantamiento del 5 de Septiembre fue la fecha señalada para efectuar una de las acciones militares más importantes en la lucha insurreccional. La ciudad de La Habana tendría un papel muy importante en el plan insurreccional. La ocupación del Servicio Radiomotorizado de la Policía Nacional era, dentro del plan conjunto, un importante eslabón para el éxito del levantamiento insurreccional en todo el país. No por casualidad importantes medios y efectivos del M-26-7 estarían movilizados en función de la ocupación de Saravia y las misiones que de ella se desprendieran. La Radiomotorizada llegó a tener en el movimiento conspirativo a más de treinta policías. Ellos integraban el pelotón de guardia durante la acción y permanecerían en la unidad como “custodios”. Quedaban garantizadas: la pareja de la Calzada del Cerro, con el cable de acceso a la calle Saravia, las postas de los callejones Carballo y Munguía, la puerta de entrada, el banco, las azoteas y el fondo. Aquella madrugada solamente dormirían en la unidad tres oficiales que serían puestos inmediatamente bajo control por el clase de guardia. Para mayor seguridad las agujas percutoras de las ametralladoras de alto calibre habían sido quitadas, quedando desactivada la ametralladora calibre 30 mm que protegía la puerta del fondo colindante al callejón Santovenia, que daba a la Calle Patria. El 5 de septiembre de 1957, a las 6:00 horas, el cabo Ramón León Álvarez recibía la guardia y distribuía al personal complotado según lo acordado. Poco después René Rodríguez Cruz, de la jefatura del MR-26-7, en compañía de Sotolongo y Trujillo, realizaban la comprobación en la Radiomotorizada. Según ha explicado Rodríguez Cruz: “Todo estaba normal.


Edificio del servicio radiomotorizado de la policía nacional, en Saravia 105, Cerro. Año 1957. Las condiciones en que se desarrollaron los hechos no posibilitaron el cumplimiento de los objetivos. O se logró el éxito esperado. Hoy se recuerdan los mártires de aquellos hechos con una tarja conmemorativa de aquellos hechos, situada en Desagüe, casi esquina Ayestarán, lleva grabados los nombres de: Raúl Marcuello Barrios, Félix Laguardia Tamayo, Armando Gamboa Mouriz y José Ramón Funes Rodríguez. Se incluye a este último mártir porque fue apresado ese mismo día; torturado salvajemente y asesinado poco después. Contaba al morir solo con 19 años, su autopsia reflejaba casi la ausencia de varios órganos y el cadáver albergaba casi un centenar de proyectiles. El Cerro continúo siendo un centro de actividades conspirativas contra las cuales la policía lanzó su fuerza represiva, en la10ma Estación -hoy un Hogar de Ancianos- se hallaron elementos de tortura como un mortero donde se castraba; un horno donde calentaban cabillas y otros hierros al rojo vivo; cables eléctricos para electrocutar y otros instrumentos nada convencionales de “interrogatorio”. Un panel Dodge de 1954, chapa 330-033 pintado de amarillo con una franja negra, como si fuera del reparto de leche, trasladaba de madrugada los cadáveres hacia lugares solitarios, donde les colocaban petardos desactivados para distinguir que se trataba de “terroristas”. También hubo la variante de desaparecer los cuerpos diluyéndolos en cal viva. Hasta se creó la leyenda de un “cementerio” furtivo en los traspatios de la estación. Largo fue el camino durante esos años de lucha que finalizaron con el triunfo de la Revolución el 1ro. de enero de 1959.

La Revolución (1959-2000) El primero de enero de 1959 da inicio a una nueva época en la Historia de Cuba. Nuestro país conquista plena y definitivamente la independencia nacional y comienza una Revolución social que barre cuatro siglos y medios de dependencia colonial y neocolonial. Sería determinante en el Cerro la ocupación de las Séptima y Décima estaciones de policía. Así como el Servicio Radiomotorizada, SR.1 Este. Las tres unidades se convierten en los primeros órganos del poder revolucionario en la localidad. Si el traspaso de los mandos en las unidades transcurrió sin dificultad, ocupándose por los combatientes del MR 26 -7, no es menos cierto que algunos elementos hicieron resistencia, tratando de evadirse o al ser ubicado su escondrijo. Por la avenida de Primelles, al fondo de la Ciudad Deportiva, algunos batististianos responden a tiros el operativo revolucionario, pero pronto se neutraliza toda resistencia armada. Los terrenos de la Ciudad Deportiva, aún en construcción y el Coliseo, son ocupados por la columna “Ángel Ameijeiras”. Hacia allí son remitidos muchos de los esbirros y sospechosos de ser confidentes. Igualmente, fuerzas combinadas de rebeldes y combatientes de la clandestinidad, forman patrullas en la avenida de Rancho Boyeros con destino al aeropuerto, solicitan documentos y registran los vehículos para evitar la fuga al extranjero. Los primeros jefes de unidades de la Policía Nacional Revolucionaria en el Cerro poseían una trayectoria combativa en la barriada. Sus capitanes habían sido igualmente dirigentes del MR 26-7. Les acompañaban muchos de los combatientes de la lucha clandestina, pero los integrantes de estas unidades en su mayoría aún eran vigilantes o policías profesionales que aseguraban no están manchados con hechos de sangre.



Las masas populares, de inmediato, se incorporaron a las tareas de la Revolución, esta etapa se caracterizó por la unidad de todos los revolucionarios, se ganaba en conciencia política. Hubo otras instituciones en la comunidad, además de las unidades de la PNR, que cumplieron en principio funciones orientadoras, contribuyendo a que el pueblo comenzara a canalizar sus inquietudes políticas y cooperara desde su barrio con la Revolución. Las tres fuerzas participantes que derrotaron a la tiranía batistiana continuaron desempeñando el papel decisivo en los primeros años de la Revolución. Ya con todas las facilidades de la legalidad, desarrollaron sus organizaciones de base, tanto el Movimiento 26 de julio (MR-26-7), con las Casas del 26; el Directorio Revolucionario 13 de marzo y el Partido Socialista Popular (PSP), y sus seccionales. Las organizaciones juveniles, marcaron la vanguardia en las tareas revolucionarias, se promueve la unidad entre todas las fuerzas juveniles, se hacen coordinaciones con entidades religiosas: católicas, protestantes, ajefistas; con los clubs culturales y deportivos en los barrios. Surgen nuevas organizaciones como las Patrullas Juveniles, dirigidas por la PNR, y los barbuditos por el Ejército Rebelde que daban un colorido especial a la vida urbana voceando consignas revolucionarias mientras marchaban por las calles. La Agrupación Juvenil de Ayuda a la Revolución (AJAR) fue de las primeras en organizar políticamente sin ningún tipo de discriminación o preferencias por credo religioso, color de la piel o sector social, estudiantil o profesional. Fue una de las instituciones revolucionarias que dispuso de la Ciudad Deportiva y contó con el apoyo del MR-26-7, en especial de su coordinación provincial, a través de la joven cerrense Mirta Rodríguez Calderón. Las organizaciones estudiantiles se unen al apoyo de la Revolución con su entusiasmo característico. Posteriormente se organizó la Asociación de Jóvenes Rebeldes, el 28 de enero de 1960, por iniciativa del comandante Ernesto Guevara. Che, la organización quedó inscripta, con carácter semi-militar, en la División Juvenil Revolucionaria del Departamento de Instrucción del MINFAR, junto con los Grumetes Revolucionarios de la MGR y las Patrullas Juveniles de la PNR, en el Cerro se establecieron tres seccionales: el Nº 6, en Ayestarán 217; el Nº 7 en Calzada del Cerro 1203 y los 7 y 8 en Tulipán 205, luego con la creación del regional Plaza de la Revolución, su primer local radicó en 20 de Mayo 551. La AJR se convertía en la vanguardia trabajadora y estudiantil de la juventud cubana, dispuesta a defender con las armas en la mano a la Revolución. Su lema sería: Estudio, Trabajo y Fusil. La primera de las Casas del 26 que se funda fue en Pilar y luego hubo otra en Carraguao, que atendió los barrios de Pilar y Atarés y otras zonas distantes entre sí como parte de Pueblo Nuevo y Cerro. Los objetivos de las Casas del 26 fueron múltiples y muy dinámicos. Se distinguieron en su labor de orientación revolucionaria en los barrios; organizaron charlas y ciclos de conferencias políticas; recaudaron fondos con fines patrióticos, como los antes enunciados; organizaron los albergues y las visitas a lugares históricos para los campesinos que visitaron la capital cuando la concentración multitudinaria del 26 de Julio de1959. Igualmente, importante fue su contribución a las movilizaciones populares y la propaganda revolucionaria. Pero, sobre todo, las Casas del 26 comienzan a propiciar, junto a los comités socialistas, la participación de las masas populares en las tareas de la Revolución, incluyendo gestos de solidaridad con otros pueblos hermanos. Así aparece, a mediados de 1960 esta sugestiva nota de prensa: La barriada del Cerro ha sido de las primeras en La Habana en aportación monetaria y recolectar ropas, medicinas y víveres para los damnificados del terremoto en Chile. Una vez más, el Cerro se coloca a la vanguardia cuando se trata de una obra patriótica y revolucionaria.

La casa del MR-26-7 de Primelles. Felipe Aizpurúa hace uso de la palabra ante un grupo de milicianas y otros compañeros. Las Milicias Nacionales Revolucionarias, su organización y participación efectiva en la Revolución estuvo siempre muy relacionada, desde los primeros momentos, con las tareas de la defensa. En el Cerro surgen oficialmente con un carácter territorial. Se constituyen, tanto por el lugar de residencia, como por los centros de trabajos o estudio. La primera milicia que se constituye en el Cerro -y una de las primeras de la ciudad- fue la llamada Milicia Popular “Ángel Ameijeiras Delgado (Machaco)”, reconocida también como la milicia de la Casa del 26 de Primelles. En 1960 adopta el uniforme y las insignias de las Milicias Nacionales revolucionarias (MNR) y realiza sus entrenamientos en el área de Velarde y Colón, en las Cañas. Sus instructores pasan a ser compañeros de la propia milicia: José Picot Campa, “El Marinero”, y Alfredo Peña Herrera. Como parte del entrenamiento de resistencia -la meta eran 62 kilómetros- los milicianos no perdían ocasión para efectuar largas marchas. En una ocasión en que se hallaban en carretera, tuvieron la oportunidad de encontrarse con el Comandante en Jefe. Otra milicia primigenia en el Cerro, fue la de la Casa del 26 “Andrés Torres (Cañeco)” de Carraguao (Tejas), que en marzo de 1960 adoptó el nombre del combatiente del MR-26-7, José Antonio Fernández. Desde el Acto del 26 de Julio de 1959 con la presencia masiva de campesinos en la capital, aseguran sus fundadores, que ya ellos tenían constituido el “embrión” de su milicia y ayudaban a la PNR en la custodia de los locales donde se albergaron los campesinos. Las milicias obreras y estudiantiles fueron también de las que entrenaron en la Academia de la PNR “José Antonio Echeverría”. Entre los estudiantes, una de las primeras en constituirse en el Cerro fue la “Gaspar Villate”, de la Academia de Artes Plásticas de la Calzada de Buenos Aires. Entre las milicias obreras se distinguían la “Antonio Guiteras”, de Crusellas; la “Gerardo Abreu (Fontán)”, de La Estrella; la del Sindicato de Obreros y Empleados de Ómnibus Metropolitanos; y las milicias del Centro Benéfico Jurídico de trabajadores de Cuba. Se afirma en la historia de este centro, que las milicias en el hospital, se constituyeron, desde los primeros momentos del triunfo, como defensa ante las acciones contrarrevolucionarias de elementos cetekarios y anticomunistas. La Federación de Mujeres Cubanas en el Cerro tiene como origen la formación de un comité gestor de la Unidad Femenina Revolucionaria, muy fuerte en Pilar, Atarés y Villanueva; es decir, en los antiguos barrios de Carraguao, apoyado por la Casa del 26 en el Pilar y el Comité Seccional del PSP en Tejas. Entre sus dirigentes estarían: la Dra. Candelaria Rodríguez, María Núñez, Dalia Villaverde, Zoila convocatoria: ¡Mujer! ¡Ama de Casa! Unidad Revolucionaria Femenina de los barrios de Tejas, te invitan para que asistas a su Primera Conferencia Nacional, donde se tratarán las medidas revolucionarias que le interesan a la mujer y su apoyo al Gobierno Revolucionario, los días 10, 11 y 12 de abril.La Conferencia sesionó los tres días en el Teatro de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, contó, en la presidencia de honor, con las compañeras Celia Sánchez, Vilma Espín, además la esposa del Presidente de la República, Sra. Esperanza Llaguno, y la madre de Fidel y Raúl, Sra. Lina Ruz. Participan más de doscientas delegadas, incluyendo a mujeres combatientes del Ejército Rebelde y de la clandestinidad, así como de las más diversas organizaciones femeninas, como la Hermandad de madres “Marta Abreu”, cuyas delegadas se pronunciaron por la paz y el cese de las pruebas con bombas nucleares. Se debatieron diversas tesis donde se expusieron criterios en relación con la participación de las mujeres en la Revolución. Algunos de los temas de mayor interés fueron: “La mujer y la liberación económica de Cuba, “La mujer y la familia” y “La mujer y la Revolución cubana”. El evento contó con un espacio cultural donde participaron Nicolás Guillén, música y otros artistas de renombre, como Enrique Almirante. La conferencia igualmente se enriqueció con la presencia de prestigiosas figuras y líderes revolucionarios, como los comandantes Ernesto Che Guevara y Raúl Castro, así como el coronel Alberto Bayo, del Ejército Republicano. El Che llegó en horas de la tarde del sábado 11 de abril. Aunque la Dra. Esther Noriega exponía la tesis “La mujer y la familia”, las féminas precisaron al heroico guerrillero a pronunciar unas palabras, que fueron difundidas por el periódico Hoy quedando grabadas para la posteridad, quien hizo esta precisión: piedra de toque del momento en que se vivía: Toda la política de hoy se basa en dos palabras antagónicas. La reacción llama a desunir y nosotros llamamos a la unión […] La batalla que hay que ganar ahora es la de la Reforma Agraria y la de la unidad del pueblo. ) Durante los primeros años de la Revolución se evidenciaba la necesidad de agrupar a la población para la realización de actividades comunitarias, el municipio del Cerro desde muy temprano se venía destacando en esta labor, ejemplo de ello fue la creación de un Comité Pro-Defensa de la Revolución ubicado en la calle Clavel, entre Concepción y Línea del Ferrocarril que tenía, como su nombre lo indicaba, el propósito de la defensa de la Revolución. Por tal razón cuando se crean los Comités de Defensa de la Revolución, el 28 de septiembre de 1960, ya había en nuestro territorio un magnifico antecedente.Los Comités de Defensa de la Revolución adoptan como logotipo Cederito, figura que simboliza a Liborio (el pueblo cubano), diseñado por el dibujante Rider. Sostiene un machete en su mano derecha, representando la guardia en alto, y en la izquierda la defensa de la Revolución con un escudo de colores e insignias patrios. Un reportaje que hiciera el periódico Revolución destacó la labor de esta organización y aseguraba que, junto a la vigilancia revolucionaria, realizaban numerosas tareas movilizativas en el barrio, incluyendo la recogida de pomos, espejuelos y hasta semillas; estas últimas para sembrar posturas y contribuir con los planes de repoblación forestal que desarrollaba el Gobierno Revolucionario. Paradójicamente, fueron los mismos enemigos de la Revolución, con sus ataques, quienes fueron catalizando, los que fueron apresurando cada proyecto revolucionario en estos primeros años. Ante la necesidad de distribución de los abastecimientos a la población, los CDR crearon como tal este frente de trabajo y participaron activamente en el imprescindible control administrativo. Se evitó en lo posible el acaparamiento que hubiera sido de dramáticas consecuencias, sobre todo para la población más humilde. La mayoría de las bodegas, carnicerías y demás establecimientos comunitarios, eran particulares y el Estado no disponía aún de un organismo especializado. Fue la iniciativa popular, y en especial las masas cederistas, quienes fueron dando solución al problema. Crearon tarjetas y listas rotativas en las cuadras hasta que se estableció la libreta de control de abastecimiento. Economía e industrias del cerro La estrategia económica de la Revolución buscó desde el principio romper con la estructura deformada, en función de los intereses extranjeros que tuvo siempre Cuba, para desarrollar la diversificación agrícola e industrial que permitiera satisfacer las necesidades de la población, elevando constantemente su nivel cultural y de vida. Todo ello debía ser garantizado partiendo de la sustitución de importaciones y el incremento de rubros exportables, en correspondencia con nuestros recursos naturales. La guerra económica contra Cuba había comenzado con sabotajes aislados en almacenes e industrias, incendios a cañaverales y comercios. Luego, sin abandonar estos métodos, se proponen como estrategia la paralización de la economía y el estrangulamiento por hambre del pueblo cubano. Al fracasar el corte de suministro de combustibles, los Estados Unidos comienzan a prohibir la venta de productos a Cuba, desde el 19 de octubre de 1960. El canje de la moneda y la lucha contra la especulación La crítica situación del país se agravó considerablemente con el bloqueo económico. Junto a las medidas de control y racionamiento, hubo que ejecutar proyectos emergentes para garantizar la supervivencia. Uno de los más importantes fue el canje de la moneda. El sábado 5 de agosto de 1961 se anuncia sorpresivamente el canje de billetes. Aunque se había proyectado durante casi un año en la más absoluta reserva, en la práctica duró sólo 48 horas. El éxito de la operación fue el resultado de la suma de muy diversos factores, incluyendo el esfuerzo de 40 obreros de la Imprenta “Osvaldo Sánchez” (antigua Omega), en Concepción No.1, frente al parque de Tulipán. Ellos estuvieron allí acuartelados durante 4 días, laborando ininterrumpidamente en las planillas que se usaron para los trámites de canje. Los CDR también desempeñaron un papel muy importante en esta tarea. Habilitaron locales como centros de canje, aportaron personal y mantuvieron guardias durante los 2 días. Para la trilogía de barrios de Carraguao se acondicionaron 17 locales. No podía faltar entre ellos la histórica Sociedad del Pilar; Estévez 82; escuelas, locales de sindicatos. Igualmente fue significativo el apoyo de las logias masónicas, la “Mártires de la Libertad” y “Realidad”. También se utilizaron locales de asociaciones del comercio, como el de la Unión de Vendedores, en los barrios correspondientes al seccional Cerro-Puentes Grandes se crearon 40 centros de canje, incluyendo el Club Candado; la Cancha de Jai-Alai de Joaquín Solá, en las antiguas asociaciones de propietario, tanto en Magnolia y San Gabriel, en los Almacenes Sobrín y en numerosas escuelas. En Príncipe se habilitó la Escuela de Comercio, el laboratorio “Juan R. Franco Fonseca”, Squibb; el Consolidado de Asfalto, y la cartonera “Sergio González López, El Curita”, antigua ENICO. Presencia de Ernesto Che Guevara en el Cerro La nueva Comunidad del reparto Martí fue escenario donde el Che realizó largas jornadas de trabajo voluntario, cuando aún quedaban en pie barrios marginales como Las Yaguas. Sus pobladores se negaban a abandonar las áreas ocupadas y no deseaban recibir vivienda gratuita. El Comandante Ernesto Che Guevara les convence de que participen junto a él en la construcción de sus propias viviendas, como parte del plan general de la Revolución en viviendas populares. Eso sí, se tomó la decisión de diseminar las familias en varios repartos, a fin de facilitar su reinserción social y política, con la ayuda de las comunidades vecinas. Uno de los lugares escogidos fue el Reparto Martí; hacia allí irían los bloques Nos. 15 y 16 de Las Yaguas, El Martí, aunque parcelado desde 1944, conservaba amplias fajas de terreno vírgenes, con capacidad de ampliación urbana. Desde finales de 1960 comienzan las labores constructivas allí, con el comandante Che Guevara al frente. Che hace público el trabajo voluntario que venía realizando la construcción de estas viviendas, el domingo 15 de enero de 1961. El periódico Revolución, publica el reportaje titulado “El Che en la Construcción” donde se destacan siete fotos de Osvaldo Salas donde el Comandante aparececargando placas de concreto. Estos y otras imágenes son captadas también por las cámaras para el noticiero ICAIC y son algunas de las que conocemos del Che poniendo bloques, vagoneando concreto etcétera. El comandante Ernesto Che Guevara en la predica del trabajo voluntario. Se construían nuevas viviendas en el reparto Martí, creándose la comunidad “Raúl Cepero Bonilla”. No se trataba solo de dar solución al problema de la vivienda de una comunidad; sino de algo con un significado político mayor: compulsar a todos los dirigentes a que se vincularan más directamente con el pueblo, sudaran junto a él, conocieron personalmente de sus inquietudes. Aquella gente era tal vez, la comunidad más humilde y marginal que en ese momento había en nuestra patria. Che había venido planteando esta iniciativa de las jornadas de trabajo voluntario y ya para esta fecha decide hacerla pública: “El sábado o el domingo los miembros del Gobierno iremos a la producción. Trataremos con eso, no de hacer un ´alarde´, como se dice en cubano, sino de entrar en contacto con los problemas de la clase obrera. Y ver la producción desde el horizonte en que lo ve el obrero ”. Seis domingos después, el 26 de febrero, volvía a la prensa las obras constructivas del reparto Martí. A las cuadrillas de albañiles de Obras Públicas, se habían sumado compañeros de la PNR, del BNC y del Departamento de Industrialización del INRA; ya desde hacía tres días, Ministerio de Industrias. Acompañaban al comandante Ernesto Ché Guevara, los comandantes Julio Camacho Aguilera, Ministro de Transporte y Alberto Mora Becerra, Ministro de Comercio Exterior; así como la Delegación China que montó la Exposición “10 Años de Revolución en la China Popular”, invitada por la Asociación de Amistad Cubano China. Che recordaba que la idea de que los dirigentes trabajaran en tareas manuales junto a los obreros les fue inspirada “viendo como lo hacían en la República Popular China, donde los hombres del Gobierno trabajan en el mismo trabajo físico que los demás obreros [...] En realidad -puntualizaba- todos somos obreros y el poder está en manos de la clase obrera, así que lo natural es que por lo menos una vez a la semana trabajemos juntos, para compartiendo iguales tareas, integrarnos y comprendernos mejor”. Este principio de ejemplaridad del dirigente y su vinculación directa con la clase obrera y las masas populares sería desde entonces su máxima divisa. Por aquellos días expresa también “Quien tenga un mérito cualquiera, que se halla ganado con su esfuerzo, tiene que demostrar haber sido justamente merecedor de ese galardón durante todo el año y durante todo el proceso revolucionario. No dormirse en los laureles”. Quien haya tenido el privilegio de acercarse a la obra y pensamiento del Che, sabe la importancia que le dio al papel del cuadro en la revolución y la insoslayable necesidad de que el dirigente revolucionario revalidara cotidianamente su ejemplaridad. No por casualidad clamaba siempre porque estuvieran “en continuo y permanente contacto con la masa, y además de eso, compañeros, practicar también el trabajo físico que es muy bueno; hace estar en mayor contacto con la masa e im pide esa tendencia un poco natural que hay en el hombre, que se sienta aquí en esta sillita y ...” . Por otra parte, un dirigente de la revolución acomodado, corrupto, podía convertirse, sin proponérselo, en el mejor aliado del enemigo. Por eso expresó: “...también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia, consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo; y que lo ostenta o no lo ostenta, pero lo tiene. Ese es un contrarrevolucionario, a ese sí hay que denunciarlo enseguida. Y al que utiliza sus influencias, buenas o malas, para su provecho personal, o de sus amistades, ese es un contrarrevolucionario y hay que perseguirlo. Pero con saña, perseguirlo y aniquilarlo. El oportunismo es un enemigo de la Revolución y florece en todos los lugares donde no hay control popular; por eso es tan importante controlarlo... ” Che en el reparto Martí concedió a la prensa su primera entrevista como Ministro de Industrias, muy breve porque el tiempo allí era para trabajar. Por cierto, los periodistas -incluyendo a Liborio, el fotógrafo- para alcanzar su objetivo debieron palear y carretillar mezcla junto al Comandante. Con más calma Che publicaría en la editorial de la nueva revista Nuestra Industria, lo que sigue: “La construcción del país es el producto del trabajo de todas las horas del día y de una pasión puesta en la construcción; por eso hay que sentir lo que se está haciendo. No se puede construir un país en una obra de laboratorio, fría, analítica. Se contribuye con la fuerza del pueblo, uniéndose al pueblo” . La nueva comunidad del Reparto Martí haría una fiesta de constitución el 20 de Mayo de 1962. Llevaría el nombre de “Raúl Cepero Bonilla”, el compañero del Che quien falleciera en un accidente aéreo. La componían 148 casas en bloques con techos fundidos a pie de obra; con portal, sala, de uno a tres cuartos, comedor, cocina, patio, piso de mosaicos y amueblados. Dispusieron de un Círculo Social con un radio-tocadiscos, que Che se los donó; para una sala de actos, con capacidad para más de medio millar de personas, cocina, taller de corte y costura, oficina y biblioteca. La comunidad tuvo igualmente un Círculo Infantil, muy bien equipado que llevó el nombre del estudiante “Fulgencio Oroz”. Un parquecito triangular se ubicaba al centro del caserío con un modesto rincón martiano. Debajo del busto de Martí, de sus versos sencillos, podía leerse ésta sugestiva inscripción: “Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar...” La comunidad tuvo en principio una atención del Partido, a través del Seccional Armada, del Regional Boyeros. Junto a los regionales vecinos Plaza de la Revolución y Marianao, desarrollaban jornadas masivas de trabajo voluntario. La doble vía de Rancho Boyeros, la Ciudad Deportiva y Vía Blanca, se convertían en un hormiguero humano, sembrando posturas de árboles, huertos productivos, y embelleciendo en general todas las áreas, a fin de hacer de la capital “Un jardín productivo”. Estas acciones se complementaban con otras integrales de la ciudad, incluyendo las que no disponían de áreas verdes como la Calzada de Monte, donde se hizo el llamado “Plan Montelindo”

El Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el Cerro se constituye el 19 de noviembre de 1976. Se contaba entonces con 2,218 militantes, agrupados en 207 núcleos y dos Comités del Partido. El Primer Secretario fue el compañero Eugenio Díaz, quien ya había cumplido diversas responsabilidades partidistas como profesional, a nivel seccional. Ya para el II Congreso del PCC, siguiendo las orientaciones del Buró Político Acerca del trabajo de captación, crecimiento y construcción del Partido, así como el mejoramiento de la composición laboral de sus filas, se tomaron las medidas correspondientes, lográndose con no menos rigor selectivo, triplicar la cantidad de militantes. Dada la importancia industrial del Cerro, se encaminó con fuerza el trabajo hacia los centros priorizados. Se construyeron casi un centenar de organizaciones de bases en centros de producción, servicios y escuelas, llegando a registrarse más de tres centenares de núcleos y más de una docena de Comités del Partido. A partir del 18 de octubre de 1982 comenzó en el Cerro la aplicación de la nueva estructura partidista orientada por el Buró Político. Aparece el Instructor, como elemento fundamental para la dirección, control y orientación de las organizaciones de base. El instructor, como cuadro partidista profesional, comienza a atender directa, e integralmente los centros, a fin de orientarlos y apoyarlos en toda su labor. Los resultados del trabajo político ideológico se han expresado en la práctica con las respuestas firmes y combativas que ha dado la población, los centros de trabajo, las escuelas del Cerro, a los llamados que ha hecho la dirección del Partido; desde las Marchas del Pueblo Combatiente, iniciadas en 1980, hasta la participación en los desfiles, tribunas abiertas, movilizaciones y actos; todo como parte de la Batalla de Ideas que libramos. Desde la segunda mitad de los años setenta, el Cerro promovió una alta incorporación de efectivos del Partido, y cuadros políticos de organizaciones de masas y administrativos, hacia las diferentes escuelas políticas, y en especial a los cursos de superación político ideológico. Se efectuaban principalmente en el histórico Colegio Del Salvador, hoy José de la Luz y Caballero. En 1988 se constituyó, en el antiguo colegio parroquial creado por el sacerdote canario José Viera Martín, la Escuela Municipal del PCC “Blas Roca Calderío”. El centro ha contribuido desde entonces a la instrucción revolucionara de buena parte de la vanguardia cerrense facilitando la política de cuadros, su superación, formación y promoción. Se imparten entre otras asignaturas, aspectos de la historia local, en coordinación con el Museo municipal. Ello facilita que los alumnos puedan identificarse más con los valores patrimoniales políticos y culturales del Cerro; aspectos no pocas veces descuidado, o relegado, pero tan importante para amar y defender el lugar donde se vive o trabaja.


Fachada del museo del Cerro inaugurado el 14 de junio de 1982 Durante el período especial se intensifica la Batalla Ideológica, y se flexibilizan actitudes que hasta entonces se habían mantenido con cierto dogmatismo como la posición ante la religión, inclinaciones sexuales, familiares en el exterior, etc.; todo en función de garantizar la unidad del pueblo, con especial cuidado hacia la niñez y la juventud. La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) desde la constitución del municipio continuó labrando la formación patriótica y comunista de las masas juveniles y en especial de su vanguardia, preparándolas para su ingreso al Partido. No pocos cuadros de la UJC han sido cantera inmediata de cuadros del Partido Municipal. El Primer Secretario del Comité Municipal de la UJC en el Cerro, llegó a ser el Segundo Secretario del Partido en el territorio, y el Primer Secretario en Arroyo Naranjo. Alexis Ametller Hernández, fue Primer Secretario de la UJC en el Cerro, delegado al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, el Primer Congreso de la FEU, al V Congreso de la UJC, y luego Primer Secretario del PCC en el Cerro. Han existido otros aportes de cuadros jóvenes al Partido, como fueron:Eliecer Emigdio Pérez Armas y Cesar Joel Suárez Pellé, entre otros, lo que demuestra el cumplimiento del papel formador de la organización juvenil, en este importante aspecto de la política de cuadros. El Comité Municipal de la UJC contó en su etapa inicial con 148 comités de base y 2,870 militantes. De acuerdo con una política de construcción y crecimiento, en armonía con la seguida por el Partido, ya para 1980 se habían construido 185 comités de base, casi una decena de comités de la UJC, y el total de efectivos se había incrementado prácticamente al doble, con más de 4 mil jóvenes, cifra que se mantiene estable hasta el fin del siglo XX. A través de los años el porciento ocupacional mayor lo fue de estudiantes; seguidos, casi a la par por los profesionales-técnicos, y obreros, luego ya más distantes estarían los trabajadores administrativos, profesores y empleados de servicios. La Emulación generada en torno a los festivales de la juventud y los Estudiantes fueron muy meritorias, pero especialmente todo lo relacionado con el XI Festival, cuya inauguración se efectuó en el Estadio Latinoamericano con un maravilloso y multitudinario espectáculo. Numerosas y fértiles tareas cumplirían el movimiento juvenil, como desarrollo de las Brigadas Técnicas Juveniles, la exposición “Forjadores del Futuro”; movilizaciones obras de choque; y sobre todo, el cumplimiento de diversas misiones internacionalistas, tanto combativas, como a favor de la salud o el desarrollo de pueblos hermanos. Rectificación de errores y tendencias negativas A raíz del llamado hecho por el Comandante en Jefe en el acto en el XXV aniversario de la Victoria de Girón, el 19 de abril de 1986, comienza el período de rectificación de errores y tendencias negativas, a fin de perfeccionar nuestro sistema socialista. Una de las medidas concretas en el Cerro fue el enfrentamiento a las violaciones de los preceptos legales en la esfera económica. Comienzan a ejecutarse toda una serie de inspecciones y son detectados, entre otros problemas: la elaboración de los planes deficientes; y el uso irracional de recursos humanos, el pago indiscriminado de altos salarios sin respaldo productivo y otras anomalías, además se comprobaron serias violaciones en revoluciones como la 659, sobre el principio del pago por rendimiento la 1287, de normalización del salario y la 2094, donde en muchos casos no se estaba ofreciendo la estimulación de las primas a los trabajadores. Se comprobaba que los esfuerzos por fomentar la conciencia económica en cuadros y trabajadores, aún no se correspondía con las expectativas deseadas, La Asamblea Municipal del PCC en el año 1987 contaba con la presencia del entonces Primer Secretario del Partido en la ciudad de La Habana, Jorge Lezcano Pérez. Este en un sondeo a fin de comprobar el dominio de la actividad económica, hizo preguntas a los secretarios del Partido en diversos centros. El Secretario del Comité del Partido en la fábrica “Sergio Sierra Cabrera” de la empresa Suchel, no pudo responderle cuándo costaba producir un jabón de lavar “ Batey”,,, El director de Suchel explicó que esos asuntos no se discutían con e Partido o en la Asamblea de Producción, si no en la reunión de representantes. Fue entonces que el compañero Lezcano respondió “¡Eso así no sirve, hay que discutir con el trabajador que es el que está produciendo.” (67)

Un aspecto productivo de la empresa Suchel-Tropical de la unión Suchel en el Cerro. Periodo especial Desde el acto por el aniversario 36 del Asalto al Cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1989, el Comandante en Jefe valoró la posibilidad del derrumbe del socialismo en la URSS y el resto de los países de Europa del este. Alerta en aquella temprana fecha de las secuelas que podían conllevar aquel retroceso histórico para el mundo y en particular para Cuba. Debíamos resistir como se había previsto en condiciones especiales de guerra, donde además del bloqueo económico de nuestros enemigos, debíamos prescindir de las ventajas en relaciones de intercambio con aquellos países socialistas quienes, durante más 30 años, nos habían garantizado el suministro de cuantiosos medios económicos, incluyendo el combustible. Período Especial fue el nombre que recibió esta etapa de fuego en nuestra historia, donde Cuba se reafirmó como nación y garantizó con su heroica resistencia la fe en el socialismo y la esperanza en un mundo mejor. Mañana aparecerán libros que tratarán con rigor este tema. El presente epígrafe sólo esbozará algunas de las experiencias que en materia económica fue necesario adoptar en el Cerro para sobrevivir. En cuanto al transporte de pasajeros por el Cerro se garantizaron 19 líneas de ómnibus, incluyendo el taxi bus y el metrobús, los populares “camellos”, con 47 paradas oficiales. A pesar de la crítica situación del servicio se mantuvieron sus dos terminales de ómnibus; la de Palatino “José María Pérez Capote”, que concluyó el siglo XX con un parque de 19 carros y 5 rutas (16, 18, 67,114 y 202); y el Nuevo Cerro “Narciso López Reselló” con 17 ómnibus (rutas 20, 27 y 87), hubo graves por falta de piezas de repuestos. En especial baterías y neumáticos. Aunque los ómnibus. DAF e IKARUS, entonces en explotación recibieron alternativamente refuerzos en parque con TAINO, nunca llegó a ser suficiente como para garantizar ininterrumpidamente el servicio. De las rutas funcionando, en realidad era común que sólo hubiera un ómnibus en línea, e incluso durante horas desiertas. Esta situación se explica porque llegó a haber más carros en los talleres que en explotación; al margen de los parados por coyunturas puntuales, haber hecho confronta, o los desviados fuera del paradero para el transporte de alguna actividad especial. En cuanto a taxis, las plantas del Cerro fueron de las primeras en construir automóviles alargados, del tipo B-7, a fin de dar mayor capacidad a los carros en explotación y aprovechar la carrocería de los vehículos en baja técnica. Pese a las múltiples dificultades y adoptando transformación en el citado y mantenimiento, al final del siglo se arribó con casi un centenar de automóviles divididas en dos bases; Una en el Consejo Popular Las Cañas, y otra en el Latinoamericano. Para la atención a los hospitales se dispuso de una treintena de vehículos, pero con limitaciones semejantes a las del servicio de ómnibus. La bicicleta llegó a convertirse en el medio de transporte personal más popular para todo trabajador y ciudadano en general, sin limitación alguna por edad o sexo. Se crearon regulaciones especiales de tránsito y condiciones para su parqueo en localidades públicas. La bicicleta se transformó en un artefacto casi imprescindible, utilizado por médicos, policías, ingenieros, maestros, dirigentes políticos; por todos. El Cerro tuvo su aporte significativo en este protagonismo de la bicicleta a través de los centros que se comprometieron al ensamblaje de los ciclos, procedentes de la hermana República Popular China, Incluso la otra fábrica de montacargas en El Husillo, llegó a transformarse definitivamente en industria de bicicletas. Igualmente, como opción para paliar las dificultades del transporte local, se construyeron triciclos que en gran medida contribuyeron a mejorar los servicios en general a la población. Alternativa trasformadora antes las dificultades en la red de gastronomía y otras líneas de producción y servicios, fue la autorización a los llamados cuentapropistas. Estos trabajadores, con sus propios medios, comenzaron a concurrir al mercado, compitiendo en algunos casos con las ofertas industriales y de servicios estatales, para brindar mayores opciones a la población. Así, a pesar de que estábamos conscientes de la inminencia de la catástrofe, y estábamos preparados, las noticias sobre el suceso real, fueron verdaderamente dramáticas. El impacto en la economía cubana fue tal que sólo en los primeros años de la última década del siglo XX, sufrimos la pérdida de 35% del producto interno bruto. Junto a este colapso económico y social, el gobierno de los EE.UU., aprovechando la coyuntura, recrudeció las medidas de bloqueo para acabar también con el sistema socialista en este hemisferio y estrangular, por hambre y miseria, al pueblo de Cuba. El orden interior durante el período especial Al sentirse las secuelas de la desaparición del campo socialista en la Europa del Este y la desintegración de la URSS, así como los rigores de la acentuación del bloqueo económico contra Cuba, el ascenso del delito cobra un ritmo galopante. Las indisciplinas sociales, las violaciones flagrantes de la legalidad; el dejar hacer por aquí y por allá, de forma tal vez paternalista ante los problemas que todos teníamos, más funcionarios que se corrompen, crean una atmósfera de cierta complicidad e impunidad ante el delito en todas sus formas. Si estaba claro el salvar a la Patria, la Revolución y las conquistas del Socialismo, no siempre se priorizó con la misma fuerza la defensa del orden interior, que equivale a garantizar la retaguardia. Por eso en la Asamblea de Balance del Comité Municipal del Partido en el Cerro, desde el mes de noviembre de 1990, el compañero Jorge Lezcano Pérez, entonces Primer Secretario del PCC en ciudad de La Habana, hacía estas reflexiones: El 13 de Septiembre de 1992 caía mortalmente herido, enfrentando valerosamente a la delincuencia el Delegado de la Circunscripción 43, miembro del Comité Ejecutivo del Poder Popular y Vicepresidente del Consejo Popular “Las Cañas” Gilberto Cossió Dueñas, sub oficial del MININT. Al perseguir a unos delincuentes armados, fue alcanzado por los disparos que lo hirieran los antisociales. Ostentaba al morir la Medalla 28 de Septiembre de los CDR, la de Internacionalista 2da clase y otras condecoraciones otorgadas por el Ministerio del Interior. Honda conmoción causó su perdida en la comunidad, imponiéndose en el lugar donde cayó, una modesta tarja que honra su memoria .


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