José Elpidio Pérez Somossa

José Elpidio Pérez Somossa
Información sobre la plantilla
NombreJosé Elpidio Pérez Somossa
Nacimiento7 de septiembre de 1892
Quiebra Hacha, Mariel, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento19 de julio de 1973
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónMaestro
José Elpidio Pérez Somossa.Un renovador del pensamiento pedagógico pinareño.

Con el arribo del siglo XX, se manifiestan acontecimientos que amenazan la existencia de la nacionalidad cubana. Nuevamente la educación se erige como bastión en la defensa de la cubania.
Una de las directrices que asumen los pedagogos cubanos en el plano teórico es seguir la tradición pedagógica nacional del siglo XIX. Dentro de estos está el educador pinareño José Elpidio Pérez Somossa, quien con su accionar educativo se convirtió en un renovador del pensamiento pedagógico en la provincia, al enfrentar los rasgos nocivos del tradicionalismo escolástico que primaban en la práctica escolar de la primera mitad del siglo XX.

El pensamiento pedagógico cubano en el siglo XIX.

El estudio de la historia de la educación, es un proceso lógico conformado en correspondencia con las exigencias sociales y políticas de una etapa dada en una sociedad concreta, donde se pondrán de manifiesto tendencias universales en el modo de concebir el ideal educativo. Pero se expresará también, una línea de pensamiento autóctona e independiente, aunque puedan existir determinadas tendencias que se encaminen a la copia acrítica de cualquier concepción foránea.

El pensamiento pedagógico cubano más autóctono se manifestó en el siglo XIX a través de la lucha contra la enseñanza escolástica y el desarrollo de la educación patriótica, elementos que se relacionan dialécticamente como parte de la inconformidad de los cubanos, con el status que impuesto por el colonialismo español.

Representantes de este pensamiento del siglo decimonónico fueron José Agustín Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí, entre otros. Ellos aspiraban a educar a un cubano fuera de las trabas dogmáticas, retóricas que identificaban la educación escolástica que oficialmente regía en los centros de estudio de la época. Este ciudadano al cual se le enseñaría a pensar por sí, estaría en condiciones de enfrentar con lógica la solución a los problemas sociales de su etapa, y con ello dignificaría a su nación haciéndola más próspera.

Esta herencia fue recogida por destacados representantes del magisterio cubano del siglo XX como Enrique José Varona, Valdés Rodríguez, Alfredo Miguel Agüayo, Ramiro Guerra y también por figuras provinciales como es el caso de los pinareños Pedro García Valdés y José Elpidio Pérez Somossa. Todos ellos a partir de su concepción filosófica y su origen de clase se enfrentaron a los rasgos nocivos del tradicionalismo educacional escolástico, que primaba en la práctica escolar de la primera mitad del siglo XX.

Dentro de las influencias foráneas que caracterizaron el quehacer teórico práctico de la educación cubana de esta etapa del siglo, están las filosofías positivista y pragmatista, las tendencias pedagógicas de la escuela nueva y el liberalismo europeo del siglo XVIII y la psicología conductista norteamericana.

Es importante destacar que al igual que en el siglo XIX, desde que se inicia el XX se manifiestan peligros que atentan contra la integridad de la nacionalidad cubana. Es por ello que nuevamente la educación es un resorte para continuar la lucha por la defensa de la nacionalidad.

Dentro de las filas del magisterio que defiende la cubania siguiendo la tradición pedagógica nacional, junto a la asimilación crítica de tendencias foráneas están Arturo Montori, Luciano R. Martínez, Alfredo Miguel Agüayo y el pinareño José Elpidio Pérez Somossa, entre otros que se convierten en renovadores del pensamiento y la práctica pedagógica cubana en la primera mitad del Siglo XX

Sintesis Bibiográfica

José Elpidio Pérez Somossa, pedagogo crítico de la situación educacional cubana en la primera mitad del Siglo XX.

Este educador pinareño nace el 7 de septiembre de 1892 en Quiebra Hacha, barrio de Mariel. En 1897 su familia se establece en Arroyo Arenas, siendo este el lugar donde cursa la enseñanza primaria pública. En el año 1909 y bajo los efectos de la Ley Escolar del gobierno de José Miguel Gómez, el joven Pérez Somossa se presenta a la convocatoria de exámenes para obtener la categoría de Maestro de Certificado. Comenzando así su vida como docente en la escuela rural primaria de Río Blanco en Consolación del Norte. A partir de aquí desarrolla una labor profesional que lo llevó a ser además de maestro, inspector de distrito de escuelas públicas, inspector provincial de escuelas privadas , maestro de matemática de la Escuela Normal y superintendente provincial. Todo esto combinado con su preparación, alcanzando los títulos de Bachiller en Ciencias y Letras (1918), Dr. en Pedagogía (1927) y Dr. en Leyes (1940).

Labor intelectual y política.

Es significativa la obra teórica que nos legó el Dr. Pérez Somossa, la que abarcó más de una decena de libros de texto de aritmética y español para las enseñanzas primaria y primaria superior, así como su más importante obra “Metodología de la Aritmética Elemental” con dos ediciones, la primera de 1930 y la segunda de 1948. A través de sus textos se manifiesta su concepción pedagógica madura y coherente.

Relevancia del pensamiento pedagógico.

Una de las características más relevantes del pensamiento pedagógico de este notable maestro es la posición crítica que asume ante la situación educativa del país en las décadas del 20, 30 y 40 del pasado siglo XX. Ejemplo concreto de ello se manifiesta en 1925 cuando al participar en la Asamblea Magna de Inspectores Escolares presenta un proyecto titulado “Inspección Médica Escolar” , motivada por la falta de tan necesario servicio en las escuelas cubanas, señalando al respecto “En todas las escuelas sería útil y beneficioso el examen médico , pero lo sería más en las rurales donde , por idiosincracia de nuestros campesinos, no se concede atención a la salud del niño más que cuando este se enferma, la más veces atacado de lesiones que, previstas, no hubieran ocurrido.

La inspección médica de las escuelas procurará mantener la salud de los escolares, previniendo las enfermedades y procurando por la observancia de la higiene el logro de una generación sana y vigorosa, capaz de trabajar, capaz de producir y llevar a la República al puesto de grandeza que merece”, (2). En esta reflexión se muestra con claridad como José Elpidio Pérez en su análisis, aborda la situación sólo desde el punto de vista fenomenológico, sin denunciar con la profundidad requerida los elementos causales de la misma. Pero se proyecta en contra de un aspecto dentro del atraso educacional de la época y en especial de la escuela rural. También se plasma su interés por lograr el desarrollo de generaciones de educandos sanos que puedan llevar la nación al progreso.

Publicaciones

En enero de 1930 en la prensa provincial criticó a través de la fábula denominada “Lo Principal” la injerencia del pedagogo norteamericano Marvin Pitman, quien vino a promover una serie de medidas para resolver la crítica situación de la educación en el país, ante ello José Elpidio considera que primero es necesario mejorar las condiciones de vida de los hijos del pueblo. Al igual que en el año 25 este educador no aborda las causas del mal, ni la necesidad de una transformación social profunda, pero en 1930 se manifiesta más crítico y valiente respecto a la denuncia que hace contra el status quo existente en el terreno educacional, y más aún lo es en 1948 y 49 cuando en la revista “Todo por Pinar del Río” publica una serie de artículos contra la política escolar promulgada por el gobierno de Grau San Martín “... nuestra escuela nacional se haya postrada, y es necesario rescatarla del desmayo y postración en que yace, no para que sirva a los intereses de este o de aquel partido político, sino para que sea el instrumento de una sana y bien inspirada política escolar.

“... La mitad de las aulas carecen de los textos indispensables en lectura y hace muchos años no se compra ninguno de aritmética, de historia y de cívica. Cuando se crea un aula sin dotarla de moblaje y material adecuados, se crea un puesto para colocar un simpatizante; pero no se crea una escuela y este método más parece propio de una agencia de colocaciones que de un Ministerio que tiene la obligación de ser técnico y tener en sus manos el futuro de la nación”. (3).

Una concepción pedagógica renovadora.

El espíritu crítico del Dr. Somossa se manifiesta también por la forma que asume y contextualiza influencias pedagógicas foráneas, como es el caso de la llamada Escuela Activa y que fue asumida por representantes del pensamiento pedagógico cubano de la década del 30 y principios de la del 40 del siglo XX, como una forma de enfrentar los nocivos rasgos del tradicionalismo educacional que afectaba la práctica pedagógica de la etapa.

Es necesario señalar que Pérez Somossa lo asume de forma crítica y contextualizadora, priorizando siempre las características del niño cubano y su contexto nacional y local. “Para asuntos de estas lecciones pueden adquirirse ejercicios preparados tales como los de Courtis, Studebaker u Osburn; pero nosotros creemos que, aunque útiles al maestro para ampliar su cultura didáctica, los asuntos de las ejercitaciones deben ser una consecuencia de las lecciones de elaboración y obligado cumplimiento, debiendo por tanto ser tomados de las condiciones de vida y de trabajo locales, preparados y graduados por cada maestro para cada aula o grupo de alumnos”. (4)

Otro ejemplo de su concepción renovadora es la forma en que fustiga abiertamente la enseñanza tradicionalista que prima en las escuelas primarias. “Las dificultades que tiene esta enseñanza a nuestro juicio son: Demasiado pronto, desde casi entrada en la escuela, el alumno es puesto en relación con las tablas, los cálculos y los problemas numéricos y trabaja sobre todo sin saber por qué, ni para qué lo hace. No se tienen en cuenta los gustos, las aficiones y los intereses de los niños. No se coloca al niño en situaciones cuya solución exija la función principal del pensamiento...” (5). También expresó “La actividad de la escuela debe dirigirse a movilizar las energías espirituales del alumno a fin de que sea el mismo quien desee aprender aritmética, y no como hasta ahora la aritmética quien pretenda imponer sus dogmas al niño ...”. (6)

Fue constante su preocupación porque el maestro diese al alumno las herramientas necesarias para que pensara por sí. “Cuando el alumno repite los razonamientos de los demás no razona, sino que repite de memoria: el camino de la razón tiene que ser encontrado por cada ser”. (7) En la lucha que enfrenta José Elpidio Pérez contra la enseñanza tradicionalista se manifiesta su continuidad con el pensamiento pedagógico cubano del siglo XX, en especial con José Martí quien señaló: “Y pensamos que no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí. Asegúrese a cada hombre el ejercicio de sí propio”. (8). Para este educador pinareño el maestro es quien guía el aprendizaje, que es a su vez la categoría rectora del proceso docente educativo.

La esencia de la concepción pedagógica del Doctor Pérez Somossa está dada en su accionar teórico práctico, basado en un pensamiento crítico renovador, que pretende movilizar todas las fuerzas necesarias para lograr la axiología, formar un ciudadano que pueda con su accionar llevar el progreso a la provincia y por tanto a la nación. Su sistema pedagógico no está encaminado a satisfacer exigencias sólo teóricas, sino que es un instrumento de trabajo práctico para los maestros en su función de educar, pero con una visión movilizadora y creativa del proceso docente educativo que deja como saldo un hombre más activo y capaz en el enfrentamiento con los problemas de la vida en general.

Deceso

El 19 de julio de 1973 deja de existir este modesto, jovial, culto e ilustre educador pinareño, su sepelio fue una manifestación de dolor para el pueblo pinareño que sabía que enterraba a uno de sus más dignos hijos, pues consagró su vida a través de su profesión magisterial a poner en alto el nombre de su provincia, educando hombres aptos para desarrollar la nación cubana.

Fuentes

Reseña Bibliográfica:

1. Chávez Rodríguez Justo A. Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1996 .Pág. 89.

2. Pérez Somossa José E. Inspección médica escolar. Asamblea Magna de Inspectores Escolares. La Habana. Septiembre de 1925.

3. Canalete Guajiro: Revista Todo por Pinar del Río. No 14. Octubre de 1948. Pág 17.

4. Pérez Somossa José E. Metodología de la aritmética elemental. Editora Cultural S.A. Habana. 1939. Pág 9. 5 ,6 y 7 Pérez Somossa José E. Metodología de la aritmética elemental. Editora Cultural S.A. Habana. 1939. Pág 49 y 59.

5. Martí José. Obras Completas. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Tomo 8, pág 41.

Bibliografía: 1. Canalete Guajiro: Revista Todo por Pinar del Río. No 14. Octubre de 1948. Pág 17.

2. Canalete Guajiro: Revista Todo por Pinar del Río. No 15. Noviembre de 1948. Pág 19 y 20

3. Chávez Rodríguez, Justo. (2001) Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1996.