Julio Díaz González
Julio Díaz González
NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS
En una casa de campo que existía en la finca San Francisco o Linares, cerca de Puerta de la Güira, el 23 de mayo de 1929 nace Julio Díaz González, hijo del matrimonio compuesto por Lorenzo Díaz Linares y María González Sánchez del cual fue él su tercer vástago. Lo bautizaron en la Iglesia Parroquial de Artemisa donde consta inscripto en el Libro 31, al folio 165 . Pero su inscripción al registro civil no se realizó hasta el 20 de abril de 1942 en el juzgado de Pijirigua, barrio de Artemisa en el tomo 12 y folio 47 donde se cometió un error al inscribirlo con su segundo nombre Santiago y se omitió el de Julio como era conocido y llamado por familiares y amigos en general.
Posteriormente su familia se mudo para Puerta de la Güira, a vivir en una casa que ya no existe por haber sido demolida para fabricar la Iglesia Bautista de ese poblado. Ya a los cinco años Julito comienza a ir a la escuela pública del lugar. Al fallecer su hermano mayor pasó a ocupar su lugar y ya con 13 o 14 años de edad comprendió la necesidad de ayudar a su padre que trabajaba como barbero en el sostenimiento de su hogar. Entonces Julito comenzó a trabajar para ayudar con su salario y lo hizo en "La Casa Roja", una locería y ferretería que existiera donde hoy se encuentra el "Servihogar". De allí pasó a trabajar en la ferretería "El Recreo" y más tarde en la ferretería "El Almacén", que era donde trabajaba cuando partió al Moncada.
A pesar de las dificultades y lo caro que costaba la superación, Julito se esforzó para aprender todo lo posible, de ahí que se suscribió a los estudios por correspondencia sobre Gimnasia y Navegación, recibía clases de idioma inglés con su amigo Bernardo Crespo y además se matriculó en la academia comercial "Pitman", en los altos de "La Complaciente" en Artemisa.
INTEGRACION A LA LUCHA
Desde temprana edad Julio dio muestra de tener una personalidad bien definida. Era cariñoso con sus hermanos, familiares y amigos. Adoraba a su madre y era muy respetuoso con su padre. Era un muchacho jovial y alegre, gustaba del baile y las diversiones así como de la práctica del deporte.
En la vida política, Julito militaba en la Juventud Ortodoxa, organización que agrupaba a la parte más sana del pueblo que se oponía a los viejos partidos. Esta Juventud Ortodoxa, el Partido Socialista Popular y el pueblo fueron los únicos que se opusieron al golpe de estado que puso por la fuerza de las armas al tirano Fulgencio Batista en el poder.
Muchos de estos jóvenes ortodoxos y otros que se agrupaban preocupados por la situación social imperante en el país fueron aglutinándose alrededor del líder indiscutible de un movimiento que después pasaría a la historia con el nombre de 26 de Julio, Fidel Castro. Se agruparon en células y realizaron prácticas militares todos sus miembros, llegando a ser uno de los grupos mejor preparados de los que participó en el asalto al Cuartel Moncada.
ACCIONES COMBATIVAS Y MUERTE
Muchos de estos jóvenes fueron algunos de los que después cayeron en el ataque al Moncada o de los que sobrevivieron para después morir en las luchas clandestinas o para llevar la Revolución hasta el final. Julito fue uno de los que sobrevivió a la matanza después del asalto resultando condenado a cumplir 10 años en el Presidio en Isla de Pinos soportando la prisión con entereza y valentía, más tarde y luego de acogido a la amnistía en mayo de 1955 embarcó hacia México para unirse a Fidel siendo uno de los más responsables en la organización de la expedición del yate Granma en ese país. Siendo arrestado por las autoridades de México donde guardó prisión.
Luego formó parte de los 82 hombres que salieron de Tuxpan para desembarcar en playa Las Coloradas el 2 de diciembre de 1956 y ya en Cuba después de salir extenuados de las Ciénagas participó en el primer encuentro con el ejército de Batista, en el combate de Alegría de Pío, además en el de la Plata y en el combate de Arroyo del Infierno donde ocupó la posición dos y así vivió junto a sus compañeros días de cruentos sacrificios en el que el ejército rebelde iba formándose y venciendo todas las dificultades y ya el 28 de mayo de 1957 cuando Fidel cree que es la hora de la confrontación con el enemigo cae en el Combate del Uvero junto a otros seis compañeros. Sus restos descansan en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa.
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