Diferencia entre revisiones de «Los Bailes del Encinal»

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'''Bailes del Encinal.''' En el Municipio vueltabajero de Mantua, Monumento Nacional, se encuentra ubicada una zona muy conocida por los pobladores de los barrios y municipios colindantes al pueblo de igual nombre, escenario glorioso de la culminación de la invasión a Occidente comandada por el Lugar Teniente General Antonio Maceo en el año 1896. En ese territorio se encuentra el barrio de Fidel Pedraja, y en el Santa Isabel donde se ubica la finca “El Encinal”, que fuera propiedad del campesino Perico Ajete, conocido así por todos, aunque su nombre real era Pedro Nolasco Cosme.
 
'''Bailes del Encinal.''' En el Municipio vueltabajero de Mantua, Monumento Nacional, se encuentra ubicada una zona muy conocida por los pobladores de los barrios y municipios colindantes al pueblo de igual nombre, escenario glorioso de la culminación de la invasión a Occidente comandada por el Lugar Teniente General Antonio Maceo en el año 1896. En ese territorio se encuentra el barrio de Fidel Pedraja, y en el Santa Isabel donde se ubica la finca “El Encinal”, que fuera propiedad del campesino Perico Ajete, conocido así por todos, aunque su nombre real era Pedro Nolasco Cosme.

Revisión del 11:39 21 ene 2011

Bailes del Encinal
Bailes Encinal.jpg
Lugar:Finca El Encinal

Bailes del Encinal. En el Municipio vueltabajero de Mantua, Monumento Nacional, se encuentra ubicada una zona muy conocida por los pobladores de los barrios y municipios colindantes al pueblo de igual nombre, escenario glorioso de la culminación de la invasión a Occidente comandada por el Lugar Teniente General Antonio Maceo en el año 1896. En ese territorio se encuentra el barrio de Fidel Pedraja, y en el Santa Isabel donde se ubica la finca “El Encinal”, que fuera propiedad del campesino Perico Ajete, conocido así por todos, aunque su nombre real era Pedro Nolasco Cosme.

Antecedentes

La finca “El Encinal” es una rica porción de tierra apropiada para el cultivo del buen tabaco negro y de muchos otros frutos menores, así como una excelente tierra para el cultivo de cítricos, especialmente naranjas, toronjas y limones. Su nombre obedece al gran monte de encinas que existe en este lugar, lo que permite la cosecha de la rica bellota apropiada para la crianza del ganado porcino y para fabricar el excelente licor de bellotas.

A esta finca fue a vivir Perico Ájete con su esposa Francisca Fors, en el año 1906 en que ambos contraen matrimonio en la Parroquia del pueblo de Mantua, dedicada a la Virgen de las Nieves y cuyo matrimonio aparece asentado en el Registro Civil del pintoresco y patriótico pueblo.

De este matrimonio nacieron doce hijos, de ellos 9 varones y 3 hembras. 7 de ellos llegaron a convertirse en músicos autodidactas desde muy temprana edad, y formaron un grupo de música tradicional conocido como el Conjunto de los “Ajetes”.

Además de dedicarse a la música, la actividad principal de sus integrantes era la explotación de la tierra que poseía Perico Ajete quien con gran esfuerzo, prácticas iniciativas y lo emprendedores que eran sus hijos había convertido a su modesta finca en un pequeño y productivo feudo.

En la década del 20 comienzan a celebrarse los bailes de fin de año, los que tenían como escenario la propia finca “El Encinal” y que en muy poco tiempo se convertirían en los bailes más famosos de la comarca mantuana.

El Conjunto de los “Ajetes”

Ya para el año 30 los bailes estaban consolidados y los hijos de Perico Ajete habían logrado que su grupo musical gozara de fama reconocida, gracias a la buena dirección de Julio Cosme Fors, quien tocaba el violín con excelente dominio de ese instrumento, gozando además de un gran sentido de responsabilidad en la conducción del conjunto y de la disciplina para los ensayos que realizaban una ó dos veces a la semana en horas de la noche. (Su violín se encuentra en el museo de Mantua).

La agrupación, muy solicitada, contaba con instrumentos musicales de su propiedad (algunos habían sido construidos artesanalmente por ellos mismos), tales como un violín, los timbales, bongoes, un contrabajo y otros instrumentos de percusión apropiados para una agrupación de este formato. Los integrantes del grupo eran:

  • Julio Cosme Fors - Violinista, Director y Arreglista
  • Juan Cosme Fors - Guitarrista (Trecero)
  • Rogelio Cosme Fors - Guitarrista, Laúd
  • Mario Cosme Fors - Contrabajo ( bajo) construcción de Instrumentos
  • Manuel Cosme Fors - Timbalero
  • Francisco Cosme Fors - Guitarrista
  • Antonio Cosme Fors - Bongosero y otros instrumentos de percusión.

Ocasionalmente participó Aquiles, también artesano constructor de instrumentos especialmente violines y de igual forma su hermano Raúl, pero sin ninguna participación en la elaboración de instrumentos este último.

En varias ocasiones, y para atender la organización y buena marcha de los bailes, los hermanos Ajete utilizaron como refuerzo a otras agrupaciones musicales como a los "Melendes" y en otras oportunidades a algunos de los hijos de Laburiano Martínez, quien también tenía su grupo y que eran conocidos como los "Martínez". De estos últimos proviene el trompetista Heriberto Martínez, hijo del violinista Félix Martínez, quien durante años fuera director del Conjunto los "Chuqui".

Divulgación

El baile comenzaba a divulgarse desde los primeros días de diciembre, utilizando diferentes medios, entre ellos, los volantes que con tiempo suficiente se hacían imprimir en la capital y en ocasiones en la propia imprenta de Mantua y luego se repartían por todo el pueblo y los sitios de mayor asistencia de público en los poblados vecinos, incluyendo a las familias mantuanas y a los mantuanos ausentes que residían en la capital del país o de la provincia.

Los abastecimientos

Desde el día 28 comenzaban a llegar hasta la finca grandes cantidades de productos alimenticios, bebidas y licores, suministrados por los almacenes y tiendas mixtas de los Riguales y cuanto tipo de dulces exigiera la fiesta.

El pan era especialmente mandado a elaborar en la panadería "De Pino", famosa por la alta calidad de su producción, y el resto de los comestibles se elaboraban en la propia finca por la familia de Perico Ajete, quien también gozaba de fama por ser buen productor de vinos criollos especialmente de toronja, empanadas y dulces caseros para el consumo y familiar y que también eran distribuidos o vendidos en el marco de las fiestas.

El transporte

Para que un baile, en aquella época tuviese éxito, y mucho más cuando se efectuaba en una zona rural, y se calificara este como bueno, y alcanzar un buen resultado económico, era necesaria la asistencia de muchas mujeres.

Para ello se hacía una buena campaña entre las familias con mayor cantidad de hijas, a quienes se visitaban y se les prometía a los padres la transportación de ida y regreso, no así a los hombres. A tales efectos, se alquilaban camiones y se enviaban o situaban en puntos de recogida para garantizar el transporte prometido y de igual manera se situaba carretas y carretones en diferentes lugares con iguales objetivos. Estos vehículos recogían el personal en lugares como: en los pueblos de Dimas, Los Arroyos, Macurije, Las Mercedes, Las Cejas, La Vigía, Santa María, Mantua y Montezuelo entre otros.

Este transporte era el encargado de trasladar desde horas tempranas a las mujeres quienes además, tenían garantizado hospedaje y todo lo necesario para acicalarse es decir, además de almuerzo, lugar para el aseo y otras necesidades propias de las féminas.

Por su parte los hombres se las agenciaban para no faltar al lugar de la cita y con ello conseguir pareja si no lo habían hecho ya. (Todos los caminos de acceso a la finca eran totalmente reparados por los organizadores de la fiesta, familiares y vecinos).

Actividades Preliminares

Muy temprano en la mañana, con toda solemnidad eran izadas de nuevo las banderas cubanas de Carlos M. de Céspedes y la de Narciso López en largo mástil que frente a la casa de tabaco se había ubicado a tales fines. Esta ceremonia se efectuaba siempre el 28 ó el 29 de diciembre, lo que ya hacía saber a los que a distancia veían las banderas que todo estaba preparado para la noche del 31 de diciembre. Las banderas permanecían el día 5 y 6 de enero.

Sin embargo, una de las actividades más hermosas lo constituía el toque de diana que se llevaba a efecto entre las 5 y las 6 de la mañana del último día del año, en que se recorría el barrio y se hacían paradas en las casas de los vecinos, mientras se entonaban las notas de la diana mambisa, tocada con violín, tambor y güiro.

Por otra parte en un lugar escogido al efecto se disparaban los voladores que con sus explosiones anunciaban el advenimiento del día de la gran fiesta, y que dada la hora y el silencio reinante, estas detonaciones se escuchaban a grandes distancias. El silencio y el recogimiento de la fría mañana que semejaba la mirada lánguida de una niña soñolienta que acabada de levantarse y con el acompañamiento de las notas de la diana mambisa, hacían recordar a los más longevos, aquellos tiempos en que la presencia física del Titán de Bronce Antonio Maceo y sus fuerzas recorrían la campiña mantuana.


Fuentes

  • Archivo Municipal de Historia Local Mantua
  • Historiadores del municipio Mantua. Investigación de la historia del municipio.