Mantua

Este artículo trata sobre Mantua, municipio cubano. Para otros usos de este término, véase Mantua (desambiguación).
Mantua
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Municipio de Cuba
Ubicación del municipio Mantua
Ubicación del municipio Mantua
EntidadMunicipio
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaProvincia Pinar del Río
 • FundaciónPrincipios del siglo XVII
Superficie 
 • Total908,86 km²
Población (2015[1]) 
 • Total24 461 hab.
 • Pobl. urbana14 229monte hab.
Soldado Invasor.JPG

Mantua es un municipio de más de 25 000 habitantes, ubicado en la provincia de Pinar del Río, la más occidental de la República de Cuba.

En medio de una depresión en el margen norte del río que lleva su nombre, se asienta el pueblo de Mantua, cabecera del municipio de la misma denominación y uno de los once municipios que componen la provincia de Pinar del Río.

Historia

Los primeros pobladores

Antes de la llegada de los primeros expedicionarios europeos al extremo más occidental de Cuba, el territorio estaba habitado por poblaciones aborígenes, fundamentalmente cazadores-recolectores-pescadores que habían llegado hasta la península de Guanahacabibes procedentes de Honduras y Nicaragua, a través de una corriente migratoria que tuvo lugar hace 4 500 años aproximadamente.

Su nivel de desarrollo correspondía al mesolítico temprano. Convivían en grupos nómadas muy pequeños que evolucionaron después hacia otros mayores. Los historiadores los han venido llamando indistintamente Guanahacabibes, Guanahatabibes, Guanahacabeyes o Guanahatabeyes. Estos pueblos pertenecían a la cultura de la Concha II pues sus instrumentos característicos, utilizados en las tareas cotidianas, estaban confeccionados con caracoles y conchas.

Eran hombres rudos, de estatura mediana o baja, con rasgos mongoloides y muy dóciles; aparentemente no usaban ningún tipo de vestimenta.

Pese a las escasas investigaciones arqueológicas llevadas a cabo, existen serias evidencias de que el actual territorio de Mantua se encontraba habitado por pescadores-recolectores-cazadores. Hallazgos de objetos utilizados por los más antiguos pobladores de la comarca han tenido lugar, en diversas épocas y los cuatro puntos cardinales de esta región.

Los pueblos cazadores-recolectores-pescadores se localizaban generalmente en las zonas costeras, montañosas y en bosques con vegetación de sabanas o pinos muy abundantes en esta región, en dependencia de las estaciones del año. Como eran buenos conocedores de la distribución de los recursos naturales, que utilizaban para su alimentación y sus ciclos anuales de abundancia, organizaban distintos tipos de asentamientos, para aprovecharlos mejor. Durante los períodos secos de noviembre a marzo, las comunidades conformadas por grupos de treinta-cuarenta aborígenes se instalaban cerca de la costa y posteriormente se dispersaban en cuatro o cinco grupos económicos muy pequeños encargados de la pesca, la caza y la recolección.

En la época de lluvia, algunos de los grupos económicos se desplazaban hacia los bosques, en tanto, otros permanecían en el litoral pues, en esta temporada de abril hasta octubre, abundaban, por una parte, los moluscos terrestres como caracoles, babosas, etc.; anidaban y empollaban distintos tipos de aves cubanas y, por otra, salían de sus cuevas los cangrejos terrestres azules y rojos en las zonas costeras y las tortugas, caguamas, careyes y demás quelonios marinos desovaban en las playas. Otros animales como las jutías, los cocodrilos, algunos moluscos marinos y peces del mar, los ríos y las lagunas, podían cazarse en cualquier época del año, por lo que las comunidades y sus grupos económicos debían encontrarse en lugares muy dispersos. Los ciclos de abundancia de las frutas tropicales, muy diversas en la región, también eran factor determinante en la selección de los lugares de asentamiento y su posterior abandono.

Como en el territorio de Mantua existen pocas cavernas y estas además son pequeñas, las comunidades indígenas pasaban más de la mitad del año en asentamientos a cielo abierto; no obstante, construían abrigos rústicos con ramas, yaguas y hojas. Las cuevas solían utilizarse como refugios seguros contra las abundantes lluvias, los ciclones y los frentes fríos.

El pescador-recolector-cazador siguió la tradición más antigua de sus antepasados de tallar el sílex para confeccionar instrumentos de trabajo o herramientas cortantes como cuchillos, raspadores, buriles, raederas, puntas y perforadores. Utilizaban además diversos guijarros o cantos rodados, en sus formas naturales, a manera de martillos o percutores y de mojadores o manos de mortero.

Las comunidades vecinas contactaban frecuentemente entre sí, a través de sus grupos económicos, posibilitando el intercambio de objetos, piezas diferentes y productos recolectados.

Posiblemente construyeron canoas con troncos de árboles, ahuecándolos con ayuda del fuego - que conocían y sabían mantener- y gubias de conchas. Las canoas además de medios para desplazarse a todo lo largo del entonces caudaloso río Mantua debieron servirles también para ejecutar labores de pesca. Las creencias de los pueblos pertenecientes a la cultura preagroalfarera eran animistas, o sea, de atribuir a seres u objetos y fenómenos naturales la particularidad de poseer alma o espíritu. Con sus prácticas y rituales mágicos, pretendían influir en el curso de los acontecimientos (períodos de lluvia y sequía, vientos fuertes, relámpagos, tormentas, etc.), por lo cual se catalogan entre las religiones estrechamente ligadas a los procesos de la naturaleza y a las actividades del hombre.

A tenor con las últimas investigaciones arqueológicas, se ha llegado a conocer también que los pueblos pescadores-recolectores-cazadores practicaban distintas manifestaciones artísticas consistentes en adornos corporales - cuentas de collar y colgantes hechos con conchas, huesos, marfil y piedras- y el uso de pinturas para cubrir ciertas partes del cuerpo o para trazar sobre paredes y techos de cavernas círculos concéntricos, motivos reticulados e impresiones de manos. Las pinturas se confeccionaban sobre la base de las denominadas piedras tintóreas y aunque no han quedado huellas arqueológicas reconocibles de las pinturas corporales en los despojos de los aborígenes desenterrados, sí se han conservado restos de las materias primas utilizadas. Los investigadores suponen que estos grupos practicaban la música y la danza de alguna manera.

Fundación

Mantua1.JPG

En 1622 ya el nombre de Mantua era reconocido en los documentos oficiales del Cabildo de La Habana. Para que el nombre de un accidente geográfico o de un pueblo adquiriera notoriedad en aquella época y se arraigara en una región tan despoblada, debía transcurrir un período nunca menor de cinco años por lo que la edificación del villorrio en su asentamiento definitivo cerca de la margen norte del río, bien pudo haber tenido lugar entre 1610 y 1615.

La edificación del pueblo de Mantua en el lugar que hoy ocupa se debió a la presencia del río de su mismo nombre y la existencia de fértiles vegas en ambas márgenes, regadas esporádicamente por sus crecidas. Pero a pesar de que el río fue el factor determinante para levantar el caserío en sus inmediaciones, los fundadores prefirieron construir sus hogares en una pequeña cota, a distancia prudencial del cauce, a fin de aprovechar los terrenos bajos en calidad de campos sembradíos y evitar, por otro lado, las inundaciones del villorrio.

Las primeras viviendas se construyeron a lo largo de lo que sería la calle real, hoy José Martí. Algún tiempo después, las casas de madera y guano comenzaron a alinearse también en la calle Embarcadero, hoy Antonio Maceo, que cortaba transversalmente por su cabecera la vía anterior, dando a la aldea un aspecto de L invertida y cuya prolongación trece kilómetros hasta el litoral hacía posible la comunicación entre el caserío y el Surgidero de Los Arroyos. Esto ocurrió alrededor de 1716 y es en ese año que alcanza la categoría de pueblo.

Sin embargo, existe una prehistoria, un origen perdido en la inmensidad del tiempo, de cuya existencia sólo nos ha llegado el eco relicto.

A través de generaciones se ha venido transmitiendo que el origen de Mantua está vinculado al desembarco, a principios del Siglo XVII, de un grupo de italianos por el surgidero de Los Arroyos, y su posterior peregrinación tierra adentro en busca de un asentamiento definitivo.

Han trascendido el paso del tiempo dos versiones donde se recogen los hechos sin lujo de detalles, a veces, entretejiéndose indistintamente fragmentos de una y otra.

La exégesis popular aduce como navegantes italianos confundidos con corsarios fueron perseguidos por buques de guerra ingleses en los bajos del Archipiélago de los Colorados y al verse copados, se internaron en la Ensenada de los Lazos, incendiaron sus bajeles en el fondeadero de los Arroyos y huyeron hacia el interior de la isla.

Por otra parte, se sostiene que el bergantín Mantua, al mando del capitán Anatolli Fiorenzana (en realidad debió ser Antonello Fiorenzano), arremetió contra la muralla de arrecifes coralinos paralela a la costa norte cuando trataba de explorar la cayería o alcanzar el litoral y comenzó a hacer agua; ante la evidencia del naufragio, los marinos abandonaron el navío en botes de salvamento y desembarcaron en un lugar próximo a Punta del Río. Después de explorar la zona, el grupo de náufragos se encaminó al surgidero de Los Arroyos, descubierto por una de sus avanzadillas.

Sobre los posteriores desplazamientos de los italianos en tierra firme, existen versiones divergentes. Una recoge que después de desembarcar se establecieron en el propio surgidero de los Arroyos y levantaron un caserío al cual llamaron Mantua; mientras en la otra se asevera que continuaron internándose en el territorio hasta llegar a las proximidades del Hato de Ábalos, a una aldea nombrada San Lázaro, unos 3 kilómetros más al oeste del lugar que actualmente ocupa Mantua.

Según continúa describiendo la tradición oral; desde Los Arroyos o desde la aldea de San Lázaro, los náufragos o presuntos corsarios decidieron fundar un nuevo pueblo, ya fuera por buscar mejores tierras de labranza o por algún otro motivo y se trasladaron hacia una hondonada a orillas del río más caudaloso de la comarca, rodeada de sabanas, fértiles vegas y colinas cuajadas de pinos de un verdor inimaginable. En este lugar edificaron un villorrio al cual llamaron Mantua; bien por el nombre del bergantín, bien por proceder ellos de esa ciudad italiana.

Y es que hasta nuestros días, la ausencia de testimonios documentales; pruebas que den fe de la veracidad de los hechos, así como la escasa documentación oficial de épocas tan remotas, ha convertido en una antigua leyenda lo que solo por la tradición oral de este pueblo puede considerarse una realidad: la fundación de la villa por navegantes procedentes de la península itálica que el azar trajo a estas tierras.

El municipio se sustentaba en una economía agrícola, pues no existían grandes fábricas ni industrias, solo pequeñas fábricas dedicadas al proceso del tabaco, que comenzó en la década de 1910 y otras pequeñas industrias, actividad pesquera y artesanales.

Se exportaban tabaco, viandas, miel de abejas y cerdos, además de ganado y sus derivados.

Participación en las luchas independentistas

El primer síntoma de rebeldía que recoge la historia mantuana, se remonta a la temprana fecha de 1848. El día 15 de junio y a pesar de la fuerte vigilancia impuesta por las fuerzas reales, mantuanos decididos por la cubania restregaron con excremento de res el escudo de armas reales colocado en la fachada del edificio ocupado por la administración de Mantua. El acto conmovió a las autoridades a tal punto que el propio Teniente Gobernador de Nueva Filipina se trasladó hasta Mantua para dirigir personalmente las acciones represivas.

Uno de los primeros ecos revolucionarios en vueltabajo fue el levantamiento organizado en 1868 por el Dr. Enrique Dámaso Rubio y Díaz que aunque sufrió un revés prematuro, sirvió para ir madurando el espíritu de rebeldía en este apartado lugar.

No cesaron las alarmas engendradas en Mantua por los destellos de la contienda emancipadora. En Abril de 1869, en oficio reservado del Estado Mayor al Comandante General de vueltabajo se anunciaba que una expedición organizada por insurgentes cubanos en las costas de la Florida había elegido el litoral de este territorio para el desembarco de revolucionarios y pertrechos. Aún el 18 de Septiembre de ese año, el ayuntamiento local tomaba medidas al respecto.

El 5 de agosto de 1894, el joven Maximiliano Quintana Silva teniendo creadas las mínimas condiciones, planifica junto a un grupo de allegados tomar por asalto la cárcel del pueblo en una acción denominada “El Levantamiento de Ocuje”. El plan fue frustrado por un empleado doméstico, que enterado de los acontecimientos que se iban a producir, lo pone en conocimiento del padre de Maximiliano, un Español influyente de la época.

El 22 de enero de 1896 llega a Mantua la Columna Invasora, poniendo fin a la gloriosa Campaña de la Invasión. El propósito de llevar la antorcha libertaria hasta el final de occidente había llegado a su fin exitosamente. Detrás quedaban decenas de heroicas jornadas, de sacrificios, de afanes patrióticos y valor sin límites. Al frente de estos hombres un héroe de leyenda y bronce: Antonio Maceo Grajales, quien ante el asombro del mundo sostuvo enconados combates contra fuerzas superiores en hombres y armamentos, obteniendo brillantes triunfos.

En un lugar conocido como Mangos de Roque instaló Maceo su Estado Mayor. El 23 de enero, en el antiguo ayuntamiento, fue firmada el Acta Capitular por el fin de la Invasión. Luego se le ofreció un banquete en la casa de Simón Docal, regidor del ayuntamiento y un baile en el casino español. El día 24, en horas de la madrugada, se levanta el campamento y las tropas invasoras se retiran de Mantua. Marchan con Maceo 65 hijos del territorio que se incorporan a su tropa entre ellos Maximiliano Quintana Silva.

El 22 de febrero de 1896 y para evitar que cayera de nuevo en manos del ejército español, el pueblo es reducido a cenizas por las fuerzas mambisas. Los escuadrones de Ramón Lazo y José Estévez en cumplimiento de la orden librada por el coronel Antonio Varona, protagonizan el acontecimiento que más tarde pasará a formar parte importante de la historia de esta zona vueltabajera.

Regresaría Maceo nuevamente al territorio mantuano en septiembre de ese mismo año en espera de la expedición del general Juan Rius Rivera, que procedente de Estados Unidos arribaría a costas cubanas por el extremo occidental. Se desarrollaría la Segunda Campaña de Maceo en Mantua.

A finales de 1956, se crea una célula motriz del MR-26-7 en el territorio de Mantua. Unos meses después, a principios de 1957, hacen contacto con la dirección provincial del movimiento y se crean grupos de combatientes y colaboradores en varias zonas del municipio.

Patriota insigne

Coronel Antonio Pozo Barrios (1869-1924). Nació en Mantua el 17 de noviembre de 1869. Figuro con distinción en el Ejercito Libertador. Se incorporo a la Guerra en 1895, integrando el primer Regimiento de Vuelta Abajo. Al dejar Maceo territorio Mantuano, después de concluida la gloriosa jornada de Invasión, quedó operando con los escuadrones de Manuel y Ramón Lazo, bajo el mando del Coronel Antonio Varona.

Un mes exactamente después de concluida la invasión, la frecuente escaramuza contra Batallón Wad-Ras, mientras protegía del pueblo de Mantua solo resultaría preludio de reñidísimos combates. En la noche del 22 de febrero de 1896, dando cumplimiento a la técnica incendiaria redujeron al pueblo en cenizas, indudable contribución pagada a la eminente necesidad de desatar los viejos lazos del colonialismo.

En septiembre de 1896 vuelve el General Antonio Maceo a nuestros territorios, lo que consideramos su segunda campaña, entre los que sostienen en otros los siguientes combates: el día 2 ataca las fortificaciones de Dimas, con la intención de destruir lo más posible las instalaciones que servían de abastecimiento a las tropas españolas. El día 6 por las mismas razones se produce el encuentro con el batallón Wad-Ras muy próximo al pueblo de Arroyo, ese mismo día por la noche combate también las fortificaciones del pueblo de Mantua.

Después de recogida la expedición del general Juan Ruíz Rivera regresa Maceo al territorio de Mantua donde se efectuaron los mayores combates de la Segunda Compañía, del día 23 el de la Loma China, Montezuelo y los día 26 y 27 Tumbas de Estorino y la Manaja. En todos estos combates, Ceja del Negro y otros, en que participó Pozo concluyendo la guerra con grados de Comandante, posteriormente en 1906 Antonio Pozo fue ascendido con el grado de Coronel. En la etapa de 1908 el 1 de diciembre de 1916 ocupó la Alcaldía Municipal. Durante el periodo de su mandato entro en vigor la nueva ley orgánica de los municipios. Dividida la institución del gobierno local en dos poderes representado por la alcaldía y el ayuntamiento.

La obra de representación popular durante el periodo de Pozo se manifestó en iniciativas de mejoras muy útiles entre las que sobresalieron: La Construcción de aceras y arreglo a las calles de Mantua, la instalación en 1909 del servicio publico de gas acetileno. La urbanización del pueblo de Arroyo en 1915 y la inauguración de una planta eléctrica.

Pozo murió el 1 de marzo de 1924 en Mantua rodeado del cariño y afecto de todo su pueblo.

Características geográficas

Es el cuarto en extensión en la provincia con una superficie de 908,86 km².

Su área completa es de 914,65 km²; de ellos 899,35 km² de tierra firme, y 15,30 km² de cayos adyacentes a sus costas, lo que representa el 8,5 % del área total de la provincia de Pinar del Río.

Población

La población actual del municipio es de 26 060 habitantes; de ellos 15 261 viven en los tres núcleos urbanos lo cual equivale al 58.56 % de la población, 3847 habitantes en asentamientos rurales concentrados (14,95 %) y 6902 habitantes en lugares dispersos.

La densidad poblacional de Mantua es de 27,2 habitantes por km²; relativamente baja si se tiene en cuenta la media provincial de 59,4 habitantes por km². Este fenómeno debe su origen a la gran cantidad de superficie dedicada a pastos para la ganadería y recursos forestales que representa el 93% del área total del municipio.

Relieve

Se caracteriza por un relieve variado, presentando las pizarras del norte una vegetación de encinos (pinos), además de valles intra montañosos, cuchillas y grandes valles desde la zona rural Antúnez-Montezuelo hasta el municipio de Guane.

El tipo de rocas que forman el relieve de las colinas es calizas y al descender, la vegetación es muy tupida, destacándose los bosques de galería, que es aquella vegetación cercana a los ríos.

Flora

La flora del municipio es la típica de la región occidental, no obstante en el área protegida Los Pretiles, se encuentra la mayor concentración de las especies autóctonas.

Es un área con una extensión de 3,2 km de largo y de 300 a 500 metros de ancho, ubicada al nordeste del municipio. Presenta tres formaciones vegetales:

Las sabanas arenosas con pinos, el manglar y el bosque latí folio. Determinándose un total de 280 especies, de las cuales 82 son endémicas para un 29,2 % de endemismo total.

Fauna

Existe poco endemismo. Se pueden encontrar las mismas especies que habitan en la región Occidental, pero sí hay algunas particularidades en algunas de estas especies como es el caso de la paloma rabiche, el tomeguín del pinar, los totíes, las bijiritas en distintas especies, los gorriones y golondrinas, que se pueden localizar en bandadas abundantes en todo el territorio.

Clima

Existe una notable diferencia de temperatura entre el invierno y el verano. En el invierno con la entrada de los frentes fríos, trae consigo una disminución notable y gradual de las temperaturas, alcanzando valores de hasta 9 °C, ocurriendo esporádicas precipitaciones. En el verano, las temperaturas son altas, resultando característico el incremento de las precipitaciones, relativamente abundantes, destacándose una clara definición entre el periodo de lluvia y sequía. La temperatura media anual es de 24,5 °C. Siendo agosto el más caluroso del año y febrero el más frío.

Los vientos predominantes durante el año son de región noroeste, con una velocidad media de 9,7 km/h.

El promedio de lluvias es de 1577 mm, siendo junio el más lluvioso y mayo el menos lluvioso. La humedad relativa media anual, es de 81 %, la que alcanza valores extremos en los meses de septiembre y abril con 85 % y 76 % respectivamente.

Hidrografía

El municipio cuenta con el río más extenso de la vertiente norte de Pinar del Río, el Mantua. Este nace en la costa norte, en la zona nombrada Mina Dora, y corre sin variar nunca su nombre un total de 66 km, primero de este a oeste y luego al llegar a Las Cruces de Ávalos, hacia el noroeste hasta llegar al litoral.

Once arroyos considerables son afluentes del caudaloso río Mantua.

Le sigue en orden el río Macurije con unos 30 km de extensión y que se conoce también como Jicotea o Limones.

Mantua posee una fuente hidrográfica conformada por 1 río, 73 arroyos, 3 micropresas, 256 estanques y 54 lagunas. El área de espejos de agua en micropresas y estanques es de 344,3 hectáreas. El potencial hídrico subterráneo se calcula en unos 6,2 millones de m³ de agua.

Consejos populares del municipio

Localidades del municipio

Desarrollo económico

La base económica principal es la agricultura, la cría de ganado mayor y la explotación de vastos recursos forestales, El 51,7 % de suelos constituye el fondo agrícola, el 48 % el forestal –disperso entre ciénagas costeras y zonas montañosas y sólo el 0,30 % las áreas urbanas. En la agricultura el lugar cimero lo ocupa el cultivo del tabaco; en la actualidad se dedican a la siembra de esa planta aromática alrededor de 240 caballerías de tierra, mientras que para la cría de ganado vacuno están asignadas casi 2000 caballerías. El municipio exporta tabaco, productos del mar y en menor cantidad resina de pino y madera.

Desarrollo social

Salud

La salud pública y la asistencia social en el territorio mantuano presentaron las características del subdesarrollo existente en la provincia y el país. La inexistencia de hospitales y de un servicio de asistencia sanitaria fue el signo distintivo de este municipio. Los pacientes eran atendidos en sus casas y en las consultas particulares de los médicos. Ellos realizaban todo lo que su capacidad profesional les permitía desde indicar un simple tratamiento para contrarrestar una enfermedad, esperar el nacimiento de un niño, realizar una operación, entablillar o enyesar un hueso roto, pues cuando se presentaba un caso de emergencia, no se podía remitir a la provincia. En [[1903] se crea la Junta de sanidad, integrada por los doctores Manuel Fors, Enrique Ramírez y Luís Lozano. Para la década del 10 existía un médico en cada poblado principal del término municipal: Mantua, Los Arroyos y Dimas.

En la década del 40 había en Mantua dos médicos, un estomatólogo y un laboratorista y un médico en cada uno de los otros dos poblados. En esta década, se crea también la jefatura local de salubridad y sanidad, integrada por un médico, un escribiente, un capataz y varios peones, que se encargaban de mantener la limpieza e higiene del poblado y a finales de la misma, se realizó una campaña contra el parasitismo, pues era esta una enfermedad que afectaba mucho a la población campesina, mayoritaria en este territorio.

Hoy el territorio cuenta con una red de instalaciones de salud que aportan una mayor calidad asistencial y de vida a la población: 1 policlínico, 1 hospital, 2 puestos médicos rurales, 36 consultorios médicos, 1 clínica estomatológica, 1 hogar materno, 1 casa de abuelos, 1 Sistema Intensivo de Urgencia Médica (SIUM), 1 unidad de higiene, así como 1 sala de rehabilitación y 1 recepción de óptica, entre otros.

Educación

La instrucción pública en Mantua al finalizar el Siglo XIX y durante la primera mitad del Siglo XX, se encontraba en un total abandono. En 1898, existía un nivel de analfabetismo y semianalfabetismo del 88%. De 2007 niños menores de 10 años, solo 29 asistían a la escuela y solo había en todo el territorio 11 personas con conocimientos superiores. En 1899 se crea la Junta de Educación y por acuerdo de esta, se establecen escuelas de varones hembras en Mantua, Los Arroyos y Dimas. Para 1907, existían 4429 niños menores de 10 años y solo 301 asistían a la escuela, es decir, el 6%. El índice de analfabetismo era del 78%.

El nivel de escolaridad alcanzaba solamente hasta el tercer grado. La mayoría de los niños entre segundo y tercer grados tenían que abandonar la escuela para ayudar al padre en las labores agrícolas o la pesca y en la manutención de la familia. En el caso de las niñas, se presentaba de forma similar, al tener que ayudar a las madres en las labores hogareñas. La mayoría de las escuelas tenían piso de tierra, paredes de tabla de palma y techo de guano. Había escasez de mobiliarios, y con bastante frecuencia se sentaban dos niños en un mismo asiento. También algunos lo hacían en el piso sobre un pedazo de tabla o cartón. Esta situación se mantiene durante todo el período neocolonial.

En la actualidad se alcanzan niveles superiores de calidad en la enseñanza, existiendo en el municipio 40 escuelas primarias, 2 círculos infantiles, 1 escuela especial, 4 Sedes Universitarias, un Instituto Politécnico, un Preuniversitario, 1 Secundaria Urbana y 2 centros mixtos.

Cultura

Música

Desde la época de la colonia, se efectuaban en Mantua guateques y bailes de interés social. Por el día se efectuaban carreras de caballos, ensarte de sortijas, venta de comidas y dulces y por la noche el baile, amenizado por grupos tradcionales junto a vecinos amantes del baile y del canto,

En mayo de 1946, se crea en el territorio una escuela de música y unos meses más tarde, es creada la banda “La Invasora”, integrada por 53 miembros. Los primeros números interpretados fueron danzones y boleros, pero una vez que aumentó su repertorio, animaba tanto actividades civiles como militares y religiosas

Cine

Aunque no hay fecha exacta, en la etapa 1940-1952 hubo cine en Mantua; se exhibían películas de cualquier género. Además, se proyectaban películas en zonas rurales de Dimas y Macurijes, por un vecino de Guane, que en su auto se trasladaba por estas zonas para realizar las proyecciones.

La literatura y el periodismo

El 20 de mayo de 1946 sale a la luz el primer número del periódico Ecos de Mantua, con el objetivo de defender y divulgar el desarrollo de la localidad. Se editaba los días 10, 20 y 30 de cada mes y sus primeros números se imprimen en La Habana bajo la dirección del Colegio Nacional de Periodistas, la Sociedad de Prensa de Cuba y reportes de La Habana. Posteriormente su redacción se traslada para la localidad. Con este fin, se compró en 1948 una imprenta, la cual servía además como taller para enseñar a los jóvenes las artes gráficas. Se le dio el nombre de Las Villas, como reconocimiento al primer destacamento que entró a Mantua el 22 de enero de 1896, al mando del Brigadier Juan Bruno Zayas.

El 22 de enero del 2007, un grupo de intelectuales del territorio, bajo la dirección de la Asamblea Municipal de Poder Popular funda la versión digital del periódico Ecos de Mantua. Luego de gestiones en la máxima dirección del país, esta versión fue inscrita en el registro nacional de publicaciones seriadas y le fue asignado el International Serial Standard Number (ISSN). Cuenta con más de medio millón de visitantes directos y unas 10 millones de visitas a sus artículos. Su perfil comprende la historia, la cultura y el acontecer noticioso del territorio.

Mantua cuenta además con una corresponsalía de televisión desde el año 2006.

Tradiciones culturales

Las fiestas tradicionales que se celebraban en Mantua fueron introducidos por los colonialistas españoles y perduraron hasta el triunfo de la Revolución. Estas fiestas, de carácter religioso, eran dedicados a la advocación del Santo Patronal de la población. Se efectuaban del 5 al 7 de agosto, dedicadas a Nuestra Señora de las Nieves, patrona del territorio. Los dos primeros días se desarrollaban bailables y misas y el último día se realizaba la procesión.

Deporte

Las actividades deportivas que se desarrollaron en la neocolonia fueron el béisbol y el boxeo. Aunque no existía estadio, se daban encuentros de béisbol entre los equipos locales de las distintas zonas del territorio, así como con equipos de localidades aledañas.

A la altura de 1920 se desarrollaron peleas de boxeo en Mantua, destacándose el joven Desyobal Cordovez Camejo (Kid Charolito), quien posteriormente se trasladó para La Habana y se hizo profesional.

Arquitectura y urbanismo

Hasta mediados del siglo XX, Mantua tuvo una arquitectura característica con dos vertientes bien definidas, la campesina y la urbana. La casa típica campesina era de techo de guano, paredes de yagua, tabla de palma u otro tipo de tabla, con piso de tierra, con raras excepciones de cemento. Las construcciones urbanas eran generalmente de tabla y tejas con el estilo colonial, de gran altura y ventanas de balostres para una mejor ventilación.

El poblado de Mantua fue declarado Monumento Nacional mediante el decreto ley No. 207, de fecha 6 de septiembre de 1935 y ratificado como tal por la Comisión Nacional de Monumentos el 10 de octubre de 1978, por considerarse un sitio histórico, lugar donde culminó la invasión de oriente a occidente, comandada por el mayor general Antonio Maceo y donde se firmó el acta de capitulación de las tropas de ocupación durante la guerra de 1895.

Patrimonio arqueológico

  • Finca El Rufín

Símbolos locales

Himno de Mantua

¡ Mantua! ¡ Mantua! Joyel de Occidente,
de la patria reliquia y altar:(br) la legión libertaria de oriente
firmó en ti su epopeya inmortal.

La belleza de tus tradiciones
Y tus hechos gloriosos de ayer
coronaron tus nobles blasones
con simbólica palma y laurel.

No hay un palmo en tú indómita tierra
que no hallara triunfante el mambí,
¡Con qué ímpetu fuiste a la guerra
obediente al vibrar del clarín!

Montezuelo!, ¡Estorino!, en la historia
son ejemplos de heroico valor:
en tus campos cubríóse de gloria
la invencible, pujante invasión.

De Maceo las áureas estrellas
aún te envuelven en fúlgida luz,
en tus llanos y montes hay huellas
de su marcha aterrante de alud.

¡Mantua! ¡Mantua! Joyel de Occidente,
de la patria reliquia y altar.
¡En la guerra brillaste esplendente,
y eres faro radiante en la paz!.

Rogelio González Ricardo.

Escudo

Escudo Mantua.JPG

Mantua cuenta con escudo propio desde el año 1946, el cual simboliza la unidad de todos los mantuanos. Su creador fue el maestro Esteban Valderrama y Piña quien lo describió de la forma siguiente:

El escudo o blasón propiamente dicho es de forma igual al de la provincia de Pinar del Río al que pertenecía el ayuntamiento de Mantua, no lleva atributos a los lados, que solo deben ostentarlos las capitales de provincia. Cortado en su tercio superior, aparece hundiéndose un Bergantín Italiano del cual se salvan unos náufragos en conformidad con la leyenda histórica aceptada.

En sus dos tercios inferiores, figura en primer término, al centro el monumento al soldado invasor que señala el final triunfante de la invasión libertadora, radican en su base unas matas de tabaco, el principal renglón económico del municipio, al fondo en el lado diestro un pinar, al lado siniestro unas palmas canas, árboles típicos de la región. En el horizonte los picos de la cordillera pinareña. Debajo un lazo extendido horizontalmente con tres palabras: Trabajo , Unidad , Progreso.

Sitios históricos

Ver también

Fuentes