Mario Rodríguez Alemán

Plantilla:Personaje artístico

Ya suman muchos los hijos de Sagua la Grande que han forjado su futuro sobre la base del esfuerzo y la dedicación. Méritos que los engrandecen ante el mundo como hombres y profesionales. No pocos han luchado contra las peripecias del destino en su contra para dibujarse el camino que simples mortales, ahora, intentamos desandar y perfilamos más de una vez, cada trazo de sus experiencias.

Datos biográficos

Mario Rodríguez Alemán un sagüero comprometido con su tiempo que supo imponerse a los designios de su vida y forjarse la que en realidad quería para él y la que merecía. En todos los años de su existencia, hizo verdadero honor a esa voluntad. [Sagua la Grande] lloró de alegría con su primer llanto el 12 de junio de 1926. Pero no tardó la suerte en alcanzarlo. Quedó huérfano a los 13 años, sin embargo nunca cejó en sus ansias de cultura y empeño de engrandecerse. Transitó por varios trabajos: un almacén de víveres, fue vendedor de seguros, relojero, impresor, maestro con escasos ingresos en escuelas privadas y públicas. Pero continuó a pasos agigantados y lo anterior no constituyó una barrera para sus estudios de bachillerato y el inicio de las carreras de Derecho Civil, Ciencias Sociales y Derecho Diplomático, posteriormente abandonadas ante las urgencias del sustento diario. Sin embargo, ingresó en el teatro universitario de la Universidad de La Habana, continuó sus estudios hasta graduarse como Doctor en Filosofía y Letras 1952 y Periodismo en la Escuela “Manuel Márquez Sterling”. Obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Filológicas. Por este tiempo ya dominaba el francés, el inglés, el italiano e incluso lenguas como el alemán y el ruso. Era un orador excelente.

Sus primitivos contactos con el periodismo fueron en el diario de La Villa del Undoso, Mensaje, donde hacia lo mismo de redactor que de fotógrafo o cajista. En una carta enviada al director del rotativo Manino Aguilera Hernández, paisano y amigo personal, comenta sobre sus primeros pasos en la profesión y sobre su amor y añoranza por Sagua la Grande:

“Cómo olvidar Manino que tú me diste la mano para iniciarme en el periodismo y que gracias a dos o tres años de trabajos publicados en tu semanario Mensaje, y a las gestiones de su parte, se me concedió el título de periodista de la Escuela Márquez Sterling, en La Habana. Atendiendo a tu interés porque visite a Sagua, te diré que sí. Iré a Sagua como Federico García Lorca así lo hizo, pero no en un coche de aguas negras, sino remontando el largo río que divide en dos a la ciudad. Iré una vez más, para llegar a lo que más quise: al humilde hogar de mi padre y mi maestro, de mi madre –que sembró pureza en la vida, como la de aquellas azucenas del patio de la casa nativa, en Maceo número 17.”

Mario Rodríguez Alemán, genuino intelectual cubano, representó a Cuba en eventos importantes de carácter internacional. Por ejemplo, baste citar el Premio de Oratoria convocado por el diario El Universal de México 1948 y otros más otorgados por la Unión de Cineastas, hasta los vinculados a su labor como profesor y hombre de la cultura. Recibió las Medallas Frank País y Raúl Gómez García, la Orden Félix Elmuza así como otras distinciones al mérito por la cultura y la educación cubanas, entre otras. No debe olvidársele también como fundador de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y del Consejo Nacional de Cultura. Fue miembro fundador, además, de los sindicatos de la Educación y de la Cultura, de instituciones como la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), del Centro de Investigaciones del Instituto Cubano de las Artes y de la Industria Cinematográfica ICAIC) y rector del Instituto Superior de Arte (ISA), además de profesor de la Universidad en La Habana.

Labor de luchador Revolucionario

Todo ello puede sintetizarse en pocas palabras: un gran intelectual y un hombre de su tiempo. Y digo de su tiempo, porque Mario fue un incansable batallador político desde sus estudios de bachillerato en Sagua la Grande (1940-1944). Fue un activo colaborador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, un luchador enérgico a partir del golpe de Estado de Batista en 1952 y un miembro del 26 de Julio donde se vinculó a Fidel Castro y los moncadistas en la Isla de Pinos.

Tuvo a su cargo la publicación en la Universidad en enero de 1954, en mimeógrafo, del texto de La historia me absolverá en una cantidad de 5 000 ejemplares. Activa fue su labor en todos esos años a través de la revista Bohemia, en el Comité Pro Amnistía, en la Huelga del 9 abril y mediante su contacto con un grupo de figuras representativas de esta etapa. Fue arrestado en más de cuatro ocasiones por el Buró de Represiones de Actividades Comunistas (BRAC), acusado de comunista. Allí sufrió interrogatorios e innumerables abusos.

Al triunfo de la Revolución es ampliamente conocida su labor como intelectual comprometido en la divulgación de la ideología de nuestro país, a través de sus trabajos periodísticos y en medios de difusión como la televisión. También se le reconoce como brillante educador. Un hombre de una intachable ética profesional, con respeto al criterio diferente, partidario de las sugerencias amables y constructivas. Y como profesional del diarismo: intelectual lúcido, vehemente en sus juicios y polemista.

Publicaciones en el campo del Cine

Imposible entonces sería relacionar todas sus publicaciones en el campo del cine y en su labor periodística. Baste solo citar sus artículos en revistas como Nuestro Tiempo (Cuba), Señal (Guatemala), Humanismo (México), Bohemia (Cuba) y otras como Cine Cubano, Prisma, Universidad de La Habana y Unión. Como crítico de cine no pueden olvidarse sus trabajos desde 1949 en el periódico Mañana y posteriormente, al triunfo de la Revolución, en Granma y Trabajadores. Y no menos inolvidable fue su valiosa contribución a la mejor percepción del cine como arte, cuando en 1959 su rostro asoma por primera vez en la televisión para inaugurar el programa Cine en TV con el filme "Potemkin". También funda el programa televisivo Tanda del Domingo, en 1981. Sin duda alguna nos encontramos ante una figura que trasciende más allá de la existencia física, pues su impronta brilla por sí misma. Mario Rodríguez Alemán, periodista y por siempre maestro. No llegó a cumplir el sueño de visitar su ciudad natal pues la muerte le sorprende en 1996 en La Habana. Mucho se podría decir de él, incluso, aunque ya esté dicho. Pero solo resta seguir sus pasos, descubrirlos, conocerlos y no olvidarlos jamás.

Fuentes

  • Fuente Investigación Estudiante de Periodismo Lizandra González Machado