Narraciones orales populares en Santa Cruz del Norte

Revisión del 14:26 29 sep 2010 de Santacruz2 jc (discusión | contribuciones) (Página creada con ''''NARRACIONES ORALES POPULARES EN SANTA CRUZ DEL NORTE''' <div align="justify">Incluir mitos y leyendas tradicionales en el estudio de la historia local, refuerza las tradicio…')
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)

NARRACIONES ORALES POPULARES EN SANTA CRUZ DEL NORTE

Incluir mitos y leyendas tradicionales en el estudio de la historia local, refuerza las tradiciones, la identidad. Pero además es como sazonar la comida, como añadirle canela y vainilla a un dulce casero.
En la historia local santacruceña existen numerosos mitos y leyendas, y otros hechos que se confunden con ellos porque pertenecen al campo de lo real maravilloso que definiera magistralmente Alejo Carpentier.
Así tenemos la historia real maravillosa de los dos Antonio, la del robo del caballo de la condesa de Villanueva, la leyenda de la boda del cacique Canasí, la del pozo del esclavo y el antiguo jaguey, el mito de la Piedra de Menéndez, y entre otros muchos, la leyenda de EL FRAILE Y LA MONJA.

LEYENDA DE EL FRAYLE Y LA MONJA


El fraile y la monja son dos elevaciones costeras situadas a la entrada de la playa de jibacoa y muy cerca de la carretera que bordea nuestras playas.
La piedra de la monja es una hermosa escultura natural, obra increíble de la naturaleza como producto de la erosión marina y se observa desde distintos puntos de la costa, siempre en espera del sol fuerte del amanecer y luego callada esperando el atardecer mientras el astro rey se refugia en el ocaso. A lo lejos se divisa la silueta de El fraile, gallardo, firme y arrogante, guardando siempre una discreta y respetuosa distancia.
Según cuenta la leyenda se trataba de un hombre y una mujer que vivieron hace muchos años en ese hermoso paraje de la costa norte y que se amaron intensamente, pero vieron frustrados sus amores por los prejuicios familiares de la época.
Día tras día se veían a escondidas junto al mar, y mientras el agua acariciaba sus pies descalzos, ambos lloraban su pena.
Ya desesperados, pero jurándose amor eterno decidieron él ingresar a un monasterio y ella, a un convento. El se hizo fraile, ella, monja, pero no podían dejar de acudir, como tributo a su romance trunco, todos los días a la orilla del mar, aunque distantes y sin mirarse, guardando respeto a sus votos religiosos.
Cuenta la leyenda que un día, por un designio oculto y sobrenatural, quedaron ambos convertidos en piedra, mientras contaban sus penas al mar.
De esta forma, son ellos los dos peñones que cautivos de un amor imposible guardan celosamente el tesoro natural de la playa de Jibacoa.
Y sigue contando la leyenda, que en las noches de luna, ya muy tarde, el fraile lentamente abandona su sitio y se dirige a saludar a la monja, se acerca a ella y respetuosamente le besa la mano. Luego, se retira, callado, y regresa a su sitio.
Yo soy de los que piensan que toda leyenda, una vez despojada de fantasía y milagros, tuvo alguna vez su origen en hechos reales. Quizás por eso, desde que conozco la leyenda de El Fraile y la Monja, no puedo evitar una mirada cómplice, de ternura cada vez que diviso desde la carretera, las dos elevaciones costeras.

Fuentes:

Historiador Municipal