Pablo Piferrer

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Pablo Piferrer
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Pablo Piferrer. Periodista, poeta, crítico e historiador, pasó del liberalismo al conservadurismo; se le tiene por padre del Romanticismo literario en Cataluña. Su vida fué muy corta, pero también fué activa y fecunda.

Síntesis biográfica

Nació en Barcelona el 11 de diciembre de 1818. Desde muy temprano atrajeron su atención aquellas artes, que sin requerir la imitación de nada natural y sensible, crean la belleza en el tiempo con el sonido y con las líneas en el espacio. La música y la arquitectura, estudiadas por él, le revelaron sus misterios, sus leyes y las teorías en que deben fundarse.

Fué Piferrer un excelente crítico musical. Músico práctico, él mismo tocaba la guitarra con primor [Pg. 46] y maestría, interpretando las más bellas composiciones de D. Fernando Sors.

En 1837, en una serie de artículos publicados en el periódico titulado El vapor, estimó y juzgó sabiamente no pocas composiciones musicales, así extranjeras como de compositores españoles.

Perito en arquitectura y arqueología alcanzó aún mayores triunfos. Bien puede asegurarse que supo erigir á la gloria de su país un monumento firme y rico, aunque no terminado, en los Recuerdos y bellezas de España. Nos dejó escritos y publicados un volumen sobre Mallorca, y otro volumen y algunas entregas más sobre Cataluña, obra notabilísima que ha influido mucho y bien en el buen gusto para las artes del dibujo, divulgando además el conocimiento de la historia de dichas artes en el suelo patrio y reuniendo, ordenando y refiriendo con elegante estilo interesantes noticias de sucesos, usos y costumbres de la brillante edad media catalana.

Sus tareas eruditas y el mucho saber por él adquirido y difundido, lejos de abrumar con su peso las alas de aquel notable ingenio, les prestaron vigor y acrecentaron su ingénita lozanía.

Piferrer llegó á ser también un amable poeta. La sencillez candorosa de sus versos, acaso esté buscada y solicitada con cuidadoso esmero, pero no puede negarse que á veces está dichosamente [Pg. 47] conseguida. La más clara muestra de que fué así, nos la da la composición Alina y el Genio. No es en ella Piferrer de los que por huir de enrevesadas transposiciones, pomposidades y hojarascas floridas, adoptan un lenguaje pedestre y encierran en el metro, creyendo convertirla en poesía, la más vulgar y desmayada prosa. Su sencillez, por el contrario, es poética en extremo, acierta á tener carácter épico popular y está hábilmente imitada de la sencillez de los viejos romances castellanos.

El asunto de Alina y el Genio tiene mucho de peregrino: de un romanticismo algo alemán, que recuerda un poco el de las baladas ó breves leyendas de Luis Uhland. La forma, con todo, es castiza y legítimamente española. En lo que el poeta refiere, hay cierta misteriosa vaguedad simbólica, como por ejemplo en La iglesia perdida ó en El paladín Haraldo del ya citado vate germánico. En Alina podemos figurarnos al alma humana cuando, guiada por su buen genio, desdeña las vanidades del mundo, los amores vulgares, la popularidad y hasta los regios alcázares, coronas y cetros, alcanzando por último excelsas y superiores conquistas. La historia de Alina está, á pesar de lo dicho, tan viva y candorosamente contada que, así Alina como su genio, no se nos representan como meras y vanas alegorías, sino como seres [Pg. 48] res reales, habitadores del mundo mágico y luminoso á donde nos lleva arrebatadamente la imaginación del poeta.

Muerte

Murió en Barcelona el 25 de julio de 1848, antes de cumplir 30 años.

Fuente