Pedro Rogena Camayd

Pedro Rogena Camayd 260px Joven revolucionario Holguinero Nacimiento 6 de junio de 1928 HolguínCuba Fallecimiento 9 de diciembre de 1957 Holguín Cuba Causa de la muerte Asesinato Nacionalidad Cubana

Pedro Rogena Camayd.Destacado revolucionario holguinero miembro del Movimiento 26 de Julio y líder de las luchas campesinas. Asesinado por la tiranía batistiana.

Infancia y educación

Nace el 6 de junio de 1928 en Holguín. Sus años infantiles transcurren apacibles, cursando sus estudios primarios en una escuela pública. Tenía gran interés por el estudio. Luego de concluir los estudios primarios. En la Academia Privada Buch y pasa más tarde al Instituto de Segunda Enseñanza, teniendo que abandonar esta al concluir el año 2do año. Dada la situación económica.

Vida laboral

Su inicio en la vida laboral ocurre antes de cumplir los 16 años de edad como dependiente de la tienda de ropas La moda Americana al tiempo se incorpora a las tareas y a la Dirección Sindical en el año 1944, dirigiéndose en conductor de las luchas del sector contra las injusticias a que se veían sometidas.

Actividades políticas

Fue miembro de la Juventud católica y presidente de la sociedad de Instrucción y Recreo Juventud Libanesa. Su firma consta en el acta de constitución de la Juventud Ortodoxa ante el llamado revolucionario de Fidel. Rogena se incorporó a las filas avanzadas de su generación el joven Pedro tenía un carácter alegre, jovial y responsable, recibía aprecio y cariño de todos. Lo cual le facilitaba sus nexos con las masas trabajadoras y su labor como dirigente sindical, vínculo que coadyuvó a que tempranamente madurara en su confección Política Revolucionaria de la sociedad, criticando severamente las condiciones de la explotación y humillación en que se vivía. Ingresa en la Juventud Ortodoxa luego de 1947, identificado con el pensamiento progresista del partido y su dirigente, Eduardo Chivas, cifrando sus esperanzas y que se lograra barrer el corrupto régimen imperante. Cuando ocurre el golpe de estado Batistiano del 10 de marzo de 1952, es de los primeros en oponerse resueltamente, instando al gremio obrero de comercio a su rechazo. Más tarde instala un estanquillo para la venta de libros y revistas y periódico en los portales hacia 1956, lo que al integrar los círculos del movimiento 26 de julio en esta ciudad le sirve de punto de contacto de actividades clandestinas, informando los sucesos de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956 siendo profundamente la caída de Pepito Tey y los demás revolucionarios, redoblando en su acción por barrear tanta ignorancia. El expresaba que la defensa del a patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano, aquel día por primera vez, el pueblo santiaguero vio el glorioso uniforme verde olivo y brazalete rojo y negro que los identificaba como miembro del movimiento , los brazaletes ideado por Frank. Cuando el intentó de desarrollo de una huelga de los trabajadores convocada para agosto de 1967 por la muerte de Frank País que participa activamente el era máximo dirigente del movimiento 26 de julio donde desarrollo importantes actividades revolucionarias contra la tiranía. Militantes del 26 de julio junto a Oscar Lucero, Manuel Angulo Rubén Bravo, Cajigal y demás compañeros, siente con todas sus fuerza el dolor de los hechos acaecidos en la navidades de 1956. Las Pascuas Sangrientas y se jura cuanto puede hacer por impedir tan ofrenta. En esta época al reorganizarse el movimiento es designado para integrar la Dirección de la célula clandestina, destacándose por su actuación consecuente para con su deber.

Tortura y asesinato

Hecha realidad la justicia del pueblo sobre el sanguinario Fermín Cowley Gallegas el 28 de noviembre de 1957, practicando las investigaciones y ordenados los registros y las detenciones, Pedro es de los primeros en ser inculpados, conducido al regimiento y sometido a todo género de vejámenes y torturas durante 11 días para que delatara a sus compañeros de lucha importante, los esbirros de poderle sacar algo comprometedor, incrementar sus neonazis métodos de represión, teniendo por respuesta el silencio más absoluto de Pedro, el 9 de diciembre en la prisión el sargento les dijo que dejaran los paquetes, dos horas más tarde regresaron los mismos esbirros y comenzaron a leer de nuevo el papel llamaron a Manuel Ángulo, Atanagildo Cajigal, Rubén Bravo, Pedro_Rogena_Camayd, Mario Pozo, Mongo Flores, los mencionados fueron amarrados por parejas, de muñecas, a muñecas en el mismo nombre que habían sido nombrados. Los otros presos se percataron de lo que hicieron, los llevaron donde estaban parqueados tres automóviles, tres de ellos tenían dificultad para caminar y ellos cínicamente lo ayudaron a montar al carro, ellos rechazaron con caras serias la prosaica ayuda, sabían en su interior que aquellas manos torturadoras nunca podrían ser piadosas. En cada auto se introdujeron una pareja de presos y dos esbirros, los chóferes ya estaban al timón. Los vehículos salieron despacio, doblaron a la derecha en tres intersecciones, en busca de la calle principal que salía a la carretera central. Solo los focos de los carros daban visibilidad momentánea a las edificaciones del regimiento, había varios árboles sembrados a ambos lados de la calle. Encendieron la luz interior de cada vehículo, los esbirros conocedores de su misión y la entereza que iluminaba el de los revolucionarios dispuestos a enfrentarse a lo peor. Ya en la carretera central rumbo a Holguín, los carros imprimieron mayor velocidad, entraba un aire frío que hizo a los esbirros subir los cristales de la puerta. La noche era clara, la luna se encargaba de que así fuera. No habían andado más de dos kilómetros, todos los carros se pararon, una voz contestó ¿Qué pasó sargento? Bajaron los prisioneros a la orden de Jorge Ricardo López, ellos bajaron de los autos y vigilaron un sargento, alumbrados por un auto, los revolucionarios ya estaban seguros de su fin. La voz fue temblorosa, sin dignidad ni asomo de orgullo. La voz áspera de Pérez les dijo: qué van a hacer, trasládalos para el cementerio. Con alta voz apuntó: ¡Disparen, cobardes! ¡Asesinos! ¡Viva la Revolución! Fue la respuesta de quienes morían por la hermosa causa de la revolución. Pérez Cajuil apretó el gatillo y una ráfaga larga se dejó escuchar, simultáneamente los demás comenzaron a disparar contra los indefensos cuerpos de los seis revolucionarios, y doce armas detonaron. El silencio de la noche estalló en plomo, carne y sangre. En menos de medio minuto todos descargaron sus armas en aquella masacre. El encargado de matarlos fue Jorge Ricardo López, quien había puesto un nuevo cargador a su thompson y con ráfagas cortas, terminó la obra que ponía fin a la vida de seis firmes “columnas” de la lucha revolucionaria de Holguín. Imagen recogida en el monumento que se levantaría al triunfo de la Revolución en ese mismo lugar. Los seis hombres fueron masacrados. No era algo nuevo en la historia del crimen en Cuba. Ya en 1932 Machado había utilizado esa farsa en numerosas acciones y, unos años más tarde en septiembre de 1958, Leopoldo Pérez Cajuil lo reportaría en Camagüey con un grupo de heridos y prisioneros de la columna 11 del Ejército Rebelde que habían caído en una emboscada en un lugar conocido como El Pino. Es conocido por los sobrevivientes que Atanajildo, Angulo, Rogena, Rubén Pozo estaban destruidos interiormente el día que los mataron en el automóvil y no regresaron del fatídico viaje. Había recibido tantos golpes que algunas víceras estaban desprendidas y cerca de ellos se percibía ya el olor de descomposición, ninguno de los seis hubieran sobrevivido aquellas jornadas. Su cadáver junto a los de los otros 6 revolucionarios miembros del movimiento del 26 de julio, aparece en el cruce de Güírabo y carretera Central en las afueras de la ciudad de Holguín, masacrados sus cuerpos. Sus banderas de lucha por lo que dieron su vida, constituyen para las presentes y futuras generaciones un obligado y hermoso compromiso de llevarlas ondeantes en vertiginosas marchas de la revolución, con la convicción de que sólo con nuestro trabajo rendimos el merecido tributo de recordación que ellos merecen.

fuente

Libro Salida 19