Punto cubano

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Punto
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Datos Generales
Orígenes culturales:A fines del siglo XVIII, gracias al advenimiento de los españoles a la isla.
Instrumentos comunes:la guitarra, el laúd o el tres, el tiple, claves y maracas
Popularidad:En Cuba


Punto.

El poblamiento de la isla de Cuba tras el descubrimiento, conquista y colonización se produjo muy lentamente. Hombres de diversas regiones de España vinieron a estas tierras, casi todos eran de Islas Canarias o de Andalucía, donde se asentaron a lo largo y ancho de la isla, fundamentalmente en las zonas rurales, y en ellas se dedicaron al cultivo de la tierra, particularmente del tabaco y frutos menores.

Según Argeliers León: «Con la población española venía un rico coplero que era una síntesis de viejas maneras mediterráneas de cantar y un decir versificado y rimado en el que tanto había participado el árabe. Se trataba de un coplero que respondía a las múltiples circunstancias que llenaban la vida del pueblo español, con coplas para todas las ocasiones [...]. Pero este coplero sufrió un profundo cambio en la América y muy particularmente en las zonas de economía agraria, al no corresponder a las mismas instancias que en España. La copla buscó el suceso local y se acomodó a nuevas relaciones sociales en que quedaban los sectores blancos de la clase explotada. El negro se encontraba con este sector y adoptaría también la copla.»

Esta forma del cantar campesino, andando el tiempo, se constituyó en una parte integrante de nuestra música nacional. Son conocidos el punto vueltabajero, pinareño, espirituano, camagüeyano y otros. En las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y Cienfuegos (aquí también se utiliza el punto fijo) y las provincias orientales, el punto libre; mientras que en Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, es característico el punto fijo, que entre sus modalidades estilísticas se encuentra el punto en clave o cruzado.

Luis Felipe Ramón y Rivera y Zobeida Ramos Venero, identifican el punto cubano con el galerón venezolano. Al respecto dice Ramos Venero: «El galerón y el punto están asociados al antecedente hispánico de la cultura cubana y venezolana y en particular a un sector de la población rural de estos países. En aquellos lugares donde se han detectado asentamientos isleños o canarios, y andaluces, el punto y el galerón tuvieron y tienen gran fuerza como manifestaciones musicales. Las características del medio rural en Cuba y Venezuela entre las que se encuentran el aislamiento interno y externo de sus habitantes, así como el desarrollo de una economía de pequeños agricultores conllevaron a la persistencia de los rasgos culturales propios del tipo de población mayoritaria.»

Por su parte, Ramón y Rivera, dice que: «El punto, lo mismo aquí que en Cuba, admitió varios nombres que unas veces se referían al modo de cantarlo, otras, a su carácter. Aquí se le llama punto, punto y llanto, punto cruzado, punto fuerte y punto mompó [...].»

En ambos casos, el canto modal demuestra su antecedente hispánico. El punto aparece en Cuba alrededor de fines del siglo XVIII, aunque de este período sólo existen referencias, tales como el uso de instrumentos de cuerdas, la décima y el zapateo como forma de baile; sin embargo, no es hasta 1836 que aparece una definición del punto en el Diccionario casi razonado de voces y frases cubanas de Esteban Pichardo: «Canto vulgar y muy común, cuyas letrillas principian regularmente con esta interjección [ay], y que los trovadores campesinos compiten entusiasmados y a gritos. El acompañamiento músico instrumental, que frecuentemente es de guitarra, harpa o tiple, se llama Punto ú Punto de harpa, así como la parte vocal el AY o el EY. La del baile es conocida con el nombre de ZAPATEO, que aunque rústico, está muy generalizado: cuando en él se imita al guajiro con sombrero de guano, machete al cinto y gesto amenazante y azorado por los silbos de los espectadores, entonces el baile se llama ATAJAPRIMO.»

En cuanto al acompañamiento instrumental, se utiliza la guitarra, el laúd o el tres, el tiple, claves, maracas; mientras que en el texto se hace uso de la décima, y el modalismo en la línea melódico-armónica. Por otra parte, «algunos han evolucionado y se han integrado otros elementos musicales que, por un lado, demuestran la relación del [...] punto con otros complejos genéricos cubanos, por otro, el desarrollo, evolución y vigencia de esta manifestación musical cubana».

Algunas de las características del punto por regiones son las siguientes: «En el punto occidental, las figuraciones independientes son muy importantes y les corresponde al laúd, mientras que en el punto central no son tan abundantes, las efectúa el tres.» En cuanto al canto, el punto «se mueve en un ámbito no mayor de una octava, lo cual logra mediante un movimiento ondulatorio, no directo. Melódicamente los versos se van relacionando por pares de motivos que pueden ser frases o semifrases con características y funciones diferentes. La primera, generalmente se ubica en un rango superior a la segunda y describe una línea ascendente u horizontal cuya función es introductoria. La segunda melodía es de sentido descendente, finaliza invariablemente en el quinto grado de la tonalidad y concluye la idea musical y literaria.»


Punto libre En él el cantador se expresa con absoluta independencia e impera un carácter recitativo en el canto, sin métrica fija, mientras en el acompañamiento instrumental sólo se realizan algunos punteos y rasgueos que sirven de apoyo armónico.

Punto fijo En la región centro-oriental, la característica fundamental de este estilo es que el cantor se rige por la métrica regular y constante del acompañamiento instrumental, se conserva un aire fijo y un metrorritmo exacto.

Punto cruzado Entre las modalidades del punto fijo se encuentra la variante llamada punto en clave o cruzado, cuya característica es la presencia de síncopa en el canto, que alternan con un ritmo estable en el acompañamiento instrumental, marcado rígidamente por la percusión. En este tipo de punto se produce con frecuencia cambios en la acentuación prosódica del texto, como resultado de la contradicción entre dos planos rítmicos diferentes: el que desarrolla el cantor y el de los instrumentos acompañantes.

Punto de parranda En el punto de parranda lo más característico son las figuraciones estables y solo en ocasiones se ejecutan ritmos independientes en el bongó que es, además, la guía métrica del conjunto. La parranda tienen diferencias: en la de Sancti Spíritus, es fiesta de carnaval, en la de Ciego de Ávila, es diversión en las que participan varias agrupaciones y solo se canta punto.

Tonada menor, española o Carvajal En esta modalidad se ponen en evidencia las características melódicas que la aproximan a formas del canto de Andalucía e Islas Canarias; se denomina menor, pues ese el modo utilizado para entonarla. Esta variante está muy extendida en la zona occidental y presenta las características del estilo libre.

Tonada con estribillo Estas pueden participar de uno y otro estilo; su uso es frecuente en las provincias de Matanzas y centrales. En ocasiones se canta la décima en estilo libre y el estribillo se ajusta a un metro exacto, o sea, el punto fijo; en otras son cantadas totalmente en este último estilo.

Punto espirituano Es un canto a dos voces; es modalidad del punto fijo, pero en el que los cantadores lo hacen a dos voces y en un metro fijo. La melodía se mueve generalmente por intervalos de tercera y sextas, aunque no se excluye el uso de cuartas y quintas.

La seguidilla Es una variante casi en desuso (el repentista Alexis Díaz Pimienta la ha revivido en los últimos años). En ella el cantador entona varias décimas consecutivas sin interrupción, comienza con una métrica libre y después el canto y el acompañamiento instrumental se desarrollan con un ritmo fijo y un metro exacto. Esta modali dad se practicó en la provincia de Camagüey y en esta forma era usual narrar cuentos en décimas, casi siempre sobre motivos fantásticos e incongruentes. Hoy, en La Habana, Díaz Pimienta utiliza otros temas y recursos en su expresión de esta modalidad del punto, que moderniza su contenido, aunque sin variar la forma. En sentido general, los estribillos realizan diferentes funciones y su ubicación es cambiante, pueden colocarse al comienzo o al final y también dividir la décima en dos partes. Cuando están al inicio obran como introducción, como impulso al canto, en otras, emplean el verso octosílabo o se les utiliza como conclusión de la línea cadencia de la melodía. Aquellos formados por una palabra o una frase pequeña sirven de inicio a la décima y los más extensos se usan al final de cada exposición o como conclusión de la décima.

Bibliografía

  • Alejo Carpentier. La música en Cuba. México, Fondo de Cultura Económica, 1972.
  • Josep Crivillé i Bargalló. Historia de la música española. 7. Madrid, Alianza Editorial, 1983.
  • Marta Esquenazi. «El punto guajiro». Revolución y Cultura (La Habana) (46): 28- 35, junio de 1976; Del areito y otros sones. La Habana, Editorial Letras Cubanas-Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2001.
  • Argeliers León. Del canto y el tiempo. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1984.
  • María Teresa Linares. El punto cubano. Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 1999.
  • Esteban Pichardo. Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1976
  • Zobeida Ramos Venero. «El galerón venezolano y el punto cubano ». Anales del Caribe (La Habana) (7-8): 357-369, 1987-1988; «Nuestro punto». Clave (La Habana) (12): 52-54, 1989.
  • Luis Felipe Ramón y Rivera. La música folclórica de Venezuela [3ra. ed.]. Caracas, Monte Ávila Editores, 1990.

Fuente