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Historia del municipio Plaza de la Revolución. 

El que hoy llamado municipio de Plaza de la Revolución, es el quinto más diminuto entre los quince municipios capitalinos (y por tanto, de toda Cuba), con 11,82 Km2 que representan solo el 1,6 % de toda la superficie de La Habana en el centro occidental de su norte costero: unos 4 Km. de costa (6 Km. de Malecón nos separan del Estrecho de La Florida) y cerca de otros 4 Km. al sur casi como triángulo rectángulo con ángulo recto en la desembocadura del río Almendares, cuya ladera oriental con sus irregularidades naturales ocupa.

Al este, mediante la Avenida Infanta (que continúa separando Centro Habana y Cerro), solo el municipio Centro Habana lo separa de Habana Vieja en la bahía, y al oeste allende el rio, solo Playa nos separa de la provincia Artemisa; al sudeste y sur el municipio Cerro se extiende allende las Avenidas Ayestarán (toda) y Boyeros (que continúa al municipio homónimo), toda Avenida 26 y Calzada Real de Puentes Grandes; tradicional punto de tránsito al resto de La Habana y del país, con el transporte como principal renglón económico en el territorio, incluidos la Terminal Nacional de Ómnibus, una ferroviaria y Cubana de Aviación.

Su población absoluta ha descendido del cuarto al séptimo lugar de la capital y por ende, del país, de 173,569 residentes (Septiembre 1997), a 14,782 en abril de 2012 (7 % de la población habanera), en lo que se puede inferir resultados de medidas para el control de la inmigración, ya no tan indiscriminada como antes, con todas las secuelas implícitas. La división político–administrativa del país concibió en consejos la división administrativa de los municipios; este en seis, que son ocho desde 1996, desiguales entre sí e internamente, por implicar cada uno disímiles comunidades.

En abril de 2012 (véase: Couceiro, 2014), el consejo más poblado en este municipio era Carmelo (norte-oriental costero, 29,989 habitantes; el único que había aumentado su población, disminuyendo en todos los demás, fundamentalmente en Vedado en el centro municipal) y el menos poblado en el extremo sur, Nuevo Vedado-Puentes Grandes, con 14,037 residentes; hasta el año 2010 solo había disminuido la población en el concejo Rampa, en la costa norte-occidental; en los demás crecía.

En todos los consejos predominaba el sexo femenino (como suele identificar en todos los municipios capitalinos), sobre todo en Vedado con un 55,05 %, mientras el más bajo era Nuevo Vedado-Puentes Grandes (53,5 %) en torno al 54,27 % municipal; hasta el año 2010, solo en el consejo Colón-Nuevo Vedado (centro-oriental) era casi igual la población por géneros, y solo en el consejo Plaza (centro-occidental al sur) predominaba la masculina, infiriéndose la inmigración de militares en torno a la Plaza de la Revolución, que ya no es tanta y por otra parte, crece el sector femenino en las fuerzas armadas. Disminuye aún más, por tanto, el índice de masculinidad a 842 cada mil habitantes (el menor de toda La Habana, contra 920 cada mil a nivel de ciudad), tendencia descendente al pasar los años, al menos entonces. Los otros dos consejos son Príncipe (centro-occidental) y Vedado-Malecón, en la costa norte central.

Hay índices demográficos típicos de los países desarrollados, pues es el municipio cubano más envejecido: el 26,4% de su población tiene 60 años y más, lo que indica que aproximadamente 1 de cada 4 habitantes. El 12,4 % está entre los 0 y 14 años de edad; 674 en La Habana tenían 100 años y más, de los cuales 67 vivían en este municipio. Este envejecimiento lo sitúa frente a retos más difíciles para mantener la calidad de vida como objetivo, sin la economía requerida.

Su decrecimiento natural y mecánico al exterior del país, ya no se amortigua tanto por el crecimiento mecánico intermunicipal y sobre todo, interprovincial, dadas algunas medidas y aun en el contexto de la liberación de la compra y venta de viviendas, en las que aun se demuestra plenamente vigente el tradicional valor de atracción del municipio a nivel nacional, aun cuando no trascienda al imaginario que lo determina. Su tasa de densidad de población (entre las mayores del país, el 5to. municipio habanero) dio un brusco giro en su ritmo ascendente al empezar a disminuir de 14,418.95 hab/Km2, a 12,054.6 hab/Km2, en una ciudad donde la densidad es de 2,892 hab/Km2 con una disminución provincial anual (entre el censo de 2002 y el del 2012) de -0,43, pero municipal de -0,94.

En cuanto al grado de escolaridad más alto terminado (sobre población de 6 años de edad o más), supera a los indicadores provinciales con 12,5 como grado promedio frente al 11 provincial, y 25,4 % con nivel superior o universitario, frente al 13,7 provincial. También el técnico medio con 19,8 supera al provincial de 18,1. Son los niveles inferiores los que quedan por debajo en este municipio: 0,7 ante el 0,8 del pedagógico de nivel medio; 22,4 ante el 23,9 con nivel preuniversitario; 0.9 ante el 1,3 de obrero calificado; 15,3 ante el 22,2 con nivel medio elemental (secundaria básica); 9 ante el 11,2 provincial con nivel primario, y 6,5 ante el 8,8 provincial sin ningún nivel concluido. Uno de cada 4 habitantes en el municipio de 6 años y más posee nivel superior. De 141.574 pobladores de 6 años y más, 35.986 son universitarios.

Considerando el color de piel, el 41,6 % de la población capitalina clasifica como blancos, el 15,2 % como negros y el 26,4 % como mestizos, mientras que en este municipio, el 66, 6 % clasifica como blancos (superior al provincial), el 12,1 % como negros y el 21,2 % como mestizos (más detalles en Couceiro, 2014).

Cuenta con 54,125 unidades de alojamiento (el 7,6 % del total habanero) de las cuales, el 99,9% son viviendas particulares, comportamiento muy similar al provincial. Incluye 15 locales de trabajo con residentes permanentes, y 7 colectividades. El promedio de habitante por vivienda es de 2,73 personas, inferior a la media provincial que es de 2,95, por lo que como municipio, no es de los más hacinados. Predominan los apartamentos (79.9 % frente al 48,3 % provincial) y las casas (18,1 % frente al 49,8 % provincial) aunque también un 1,7 % son habitaciones en cuarterías, ligeramente superior al provincial (1,6 %).

Las estadísticas mantienen al municipio como el de mayor población flotante del país, entre 20,000 a 30,000 personas diarias, sin incluir trabajadores y estudiantes no residentes, aumentando en los últimos años (hasta su brusca casi eliminación desde abril de 2020 por la pandemia del covid19) por el mayor turismo, mejorías en el transporte y sus cuentapropistas del sector y la liberación de compra-venta de automóviles, menos visible el peligroso abuso de bicicletas de fines del siglo XX; el bici-taxista ha identificado algunas zonas de la capital y del país, pero no tanto esta. Es el primer municipio en población laboral, estudiantil y flotante, dada la concentración de instituciones de todo tipo en el territorio, lugar que ha mantenido e incrementado por más de un siglo, con la sola competencia de Centro Habana por sus tiendas y el comercio (languidecido en los últimos años) y Habana Vieja por población laboral masculina, al concentrar el Puerto de La Habana.

Durante todo el siglo XX, cada vez más y con irregularidades por períodos, la principal característica demográfica ha sido el intenso e indiscriminado movimiento migratorio, lo que agrava la vulnerabilidad al no educar científicamente en los valores locales, que tanto necesita el urgente turismo comunitario y sobre todo, el patrimonio nacional para que la propia comunidad los preserve, lo que se agrava al perderse el Museo Histórico Municipal iniciando el siglo XXI. Carmelo y Vedado continúan como el principal atractivo a residir; La Rampa y las vías rápidas de comunicación se inundan de la más variada población flotante, sean las cadenas hospitalaria y hotelera, la Universidad y otras entidades nacionales, aunque entre los recién llegados los más conservadores comienzan a rechazarla atados a hábitos que tratan de impostar, si bien es cierto el deterioro, que hay instituciones que pierden la medida y a veces, el trabajo comunitario se confunde con el populismo, y la música degenera en agresión sonora. No faltan los que rechazan y agreden otros valores locales como el arbolado, jardinería y áreas verdes.

Por el contrario, en las áreas insalubres y en las más alejadas (Puentes Grandes), se quejan de “soledad” y “difícil acceso”, lo cual es muy relativo al comparar con las comunidades vecinas más céntricas: es el caso de Las Canteras, El Fanguito y el aledaño reparto Rebollo con respecto al resto del Carmelo, o El Carmelo con respecto al inmediato Vedado. Ello evidencia nexos en el equilibrio demográfico local e identidades internas en la relación entre identidad interior subjetiva e identidad exterior objetiva, dinámica entre población flotante y residente meta-estable que en otras comunidades de las mismas barriadas, alcanza mucho mayor equilibrio. En ambos extremos, muy pocos (ni por estos ni por ningún otro motivo), han valorado la opción de mudarse de este a otro territorio cubano, excepto en los últimos años por alta suma de dinero, sin economía para enfrentar el deterioro.

Los municipios capitalinos más interrelacionados con este han sido (lógicamente) sus limítrofes Cerro, Playa y Centro Habana, además de La Habana Vieja como casco histórico provincial, y Diez de Octubre, por ser el más poblado municipio capitalino; el decrecimiento se debe más a las menos potencialidades para inmigrar al municipio por ser “buena zona”, que a quienes emigran y en el contexto legal nacional de migración, aprovechan “el lugar” y el tradicional sueño nacional de “vivir en El Vedado” (otrora símbolo de status social aunque transcultura en el nuevo período) como fortaleza a cambio de otras ventajas como supuestamente más grandes y mejores casas (hoy, no más que imaginario), o frente a la gravedad del transporte, acercarse a sus centros de trabajo u otros familiares, todo ello en contrapunteo complementario con la población flotante, a re-evaluar en el nuevo contexto al liberarse la compra-venta de casas, viajar fuera del país, etcétera.

No se puede hablar del municipio antes de crearse el 31 de octubre de 1976, heredero del Regional (o Región) de Plaza de la Revolución (división político–administrativa de 1963: incluía los Seccionales Rampa, Vedado, Plaza y Príncipe); ni de Plaza de la Revolución antes del 16 de julio de 1961, cuando se llamó así a la hasta entonces Plaza Cívica o de la República José Martí; ni de (La) Plaza antes de 1953, cuando comenzó a construirse dicha Plaza Cívica. Esto genera una imagen municipal de escasa tradición, contra la riquísima tradicionalidad que sí identifica a las diversas comunidades incluidas en la naciente entidad.

La Plaza de la Revolución pronto fue símbolo de todo el país, pero no se puede reducir los tantos valores de las restantes comunidades del municipio a la Plaza que le da nombre, pues justo la diversidad es su primera y más rica identidad tradicional metropolitana y cosmopolita, sobre todo en sus barriadas costeras a lo largo del siglo XX, precisamente en la capital de todos los cubanos cuya identidad tradicional ha sido el cosmopolitismo cultural (más que contacto físico) en el cruce e intercambio entre todos los continentes.

Comunidades tan complejas (las más complejas de Cuba por su propia historia y su tan rica diversidad, entre tantas otras confrontaciones, se incuban desde la memoria histórica de cada una de ellas con su riquísima tradicionalidad distintiva de cada una, pero también extra-comunitarios, fuertes sentimientos (emotivo) de pertenencia, como de sentidos (racional, cognitivo; por lo mismo comúnmente menor y eminentemente empírico, muy poco científico, pero también suele generar emociones) de pertenencia, por la mayor tradición e inmediatez, más en numerosas de sus comunidades que hereda de siglos, que con el municipio, a veces nacionales por el imaginario expandido, como “vivir en El Vedado” sueño nacional y sobre todo, desde iniciar el siglo XX; efectos del rico imaginario generado y degenerado históricamente, y de tanto extra-comunitario, aunque sean del mismo municipio y comunidades confluentes, pero no la misma; que tampoco todos dentro de la misma comunidad la han percibido ni la sienten igual.

La indolencia peor que la ignorancia, sin una política educativa científica sobre el patrimonio y otros valores de identidad local ante las migraciones y sus incidencias en las nuevas generaciones, los regionalismos, localismos y otros males, propician que no pocos creadores de imágenes (dirigentes, artistas y otras figuras públicas e incluso promotores) que tanto identifican al territorio, generen y degeneren imágenes de escaso arraigo tradicional, contra la realidad de cada comunidad.

El regionalismo laceraría el rigor científico y traicionaría la identidad esencial de un territorio históricamente conformado por migraciones y visitantes del resto de Cuba y del mundo que si no fuera por la injustamente cuestionada hospitalidad local, no habrían logrado de estas comunidades, sus espacios.

Son comunidades distintiva cada una de sus mundos heredados, cada una con su propia periodización (véase: Couceiro, 2002), cuyo conjunto hace considerar al municipio “Capital de la Capital” (sin obviar La Habana Vieja como la capital histórica habanera) por sus atractivos naturales y reunir la mayor cantidad de Organismos de la Administración Central del Estado (la dirección del país y la mayoría de sus ministerios, 123 empresas, 121 unidades presupuestadas, 35 organismos centrales y 10 uniones de empresas), la más importante red hospitalaria del país, hotelera y otras, de la cultura artística, recreativa, patrimonial, y resumir tradicionalmente en su población residente y flotante todas las aristas posibles que indican la universalidad esencial de “lo cubano”, dado su movimiento migratorio, pendular, etc.; trascendente área de comunicación a toda la ciudad y el país, desigual en sus comunidades, y más reciente, la Plaza en tanto área concebida como centro urbano de toda la capital, y La Rampa, como máximo punto tradicional de población flotante del país, cubanos y no cubanos (de ahí en sus inmediaciones las diversas “tribus urbanas”, y quienes aquí trabajan como los artistas buscan residir en las barriadas vecinas para vivir “cerca pero no tanto”); por la absoluta imposibilidad de homogeneizarse sino muy relativamente, y por haber protagonizado múltiples acontecimientos esenciales a la vida de la nación.


Archivo:Galileo sat constallation.gif
La animación muestra la constelación de satélites Galileo, cómo orbitan alrededor de la Tierra y cuántos satélites se ven desde un punto de la superficie del planeta.