Ambel (Zaragoza)

Ambel (Zaragoza)
Información sobre la plantilla
Villa de España
EntidadVilla
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaBandera de la Provincia de Zaragoza.png Zaragoza
 • ComarcaComunidad de Calatayud
Población (1998) 
 • Total359 hab.

Ambel (Zaragoza) . Es una villa y municipio español ubicado en la comarca Comunidad de Calatayud, en la provincia de Zaragoza a 72 km. de la capital. Situada en el terciario de la Depresión del Ebro, en la comarca de Borja , a 584 m. de alt. Temperatura media anual, 13°, Precipitación anual, 460 mm. Población: en 1998, 359 hab.; en 1978, 515 hab.; en 1950, 924 hab.; en 1900, 936 hab.

Enciclopédico

Aunque de fundación inmemorial, Ambel, a nueve kilómetros de Borja, adquirió verdadera relevancia histórica a partir del 17-V-1308, ya que se constituyó en encomienda de la orden de San Juan de Jerusalén en virtud del convenio y concordia suscritos entre el pontífice Juan XXII y el rey Jaime II de Aragón. Abundan los edificios nobles, con escudos de caballeros de la orden, si bien es digna de resaltar la mansión de don José María Dusmet por las obras de arte que encierra, entre las que sobresalen un retrato del conde de Casa Sarriá pintado por Vicente López y varios retratos familiares de Esquivel. En Ambel nació María Ana Velillas y Lausana, fundadora del rosario de Cristal de Zaragoza.

Las fiestas patronales son el 29 de septiembre en honor de San Miguel. Luego, en honor de las Santas Reliquias, del 28 al 31 de agosto, tiene lugar, aunque ello no de manera periódica, uno de los dances más antiguos de la región, que cuenta con los personajes clásicos en este tipo de representaciones, además del Cipotegato, que es el encargado de las gracias.

Arte

Fueron muchos y notables los comendadores de Ambel, y uno de sus empeños fue lograr una copiosa serie de Santas Reliquias. A la orden de San Juan corresponde la iniciativa de la construcción de la iglesia parroquial, y debió centrar siempre todas las subsiguientes actividades artísticas de la misma valía. En un cartulario conservado en el Archivo Histórico Nacional hay referencias de Ambel y se habla de la «villa» y del «castillo»; en una donación de 1145 se cita también la iglesia. Es posible que esa iglesia, anterior a la actualmente conservada, estuviese en el lugar que ocupa hoy la llamada ermita, y quizás el castillo corresponda en su emplazamiento con el palacio e iglesia parroquial, actualmente conservado.

El ambiente de Ambel tiene aún mucho de antiguo, y hay abundantes testimonios de los tiempos pasados en portadas de casas, piedras armeras, etc., y una copiosa serie de viejas construcciones de arquitectura muy característica, de tradición casi medieval, pero de más reciente cronología en su mayor parte, edificadas en ladrillo y con claro entronque en la característica arquitectura popular de la región. Incluso se repite reiteradamente un mismo tipo de casa, con puerta en arco de medio punto y estructura de planta y piso.

El interés monumental de Ambel reside fundamentalmente en dos edificios que corresponden a dos estilos y climas artísticos bien diversos: la iglesia parroquial, gótica, y la llamada ermita de Nuestra Señora del Rosario, barroca; constituyen cada una un edificio claramente definido y característico, y conservan ambas una gran unidad en cuanto a lo constructivo, a pesar de añadidos y reformas en la iglesia parroquial, o aprovechamientos de obra anterior, como en el caso de la torre de la ermita. La iglesia parroquial en su exterior tiene más aire de residencia que de templo, pues incluso a lo largo de uno de los costados se tiende una galería corrida; hay también, en lugar de campanario, un gran torreón de planta cuadrada. El interior de la iglesia tiene una sola nave a cuyo lado de la epístola abren capillas, por encima de las cuales una tribuna, por arcos apuntados, da sobre la nave. A los lados de la cabecera las capillas forman un a modo de crucero. El ábside es poligonal, de tres lados con ventanales decorados, que conservan su cerramiento de alabastros traslúcidos, todo en el estilo de un conjunto gótico mudéjar, seguramente de fines del siglo XIV. Las bóvedas son de crucería con claves en relieve, y descansan en los laterales en apoyos de tipo de ménsula; en otras partes, especialmente en algunas capillas, las bóvedas son mucho más tardías, incluso de carácter estrellado en el complejo trazado de sus nervaduras. En la parte de debajo del torreón hay una capilla que pudo ser baptisterio en su origen y ahora es la del Santo Cristo, que queda como desglosada del conjunto de la planta del edificio; encima hay otra sala también con bóveda gótica tardía. El conjunto es de gran severidad y nobleza, a la par que de un cierto ingenuismo y acusada personalidad.

La ermita es una construcción barroca, que sustituye a otro edificio anterior del que subsisten restos de estilo mudéjar, entre ellos la torre. Este edificio barroco, según consta inscrito en su cúpula, fue dedicado el año 1778. La estructura es muy clásica y característica del estilo, de una sola nave de tres tramos, con capillas laterales, y sobre ellas tribunas; la cabecera es de planta cuadrada y ante ella se atraviesa el crucero, con gran cúpula. Espacio, elementos arquitectónicos y decoración están muy equilibradamente dispuestos, resultando un edificio de indudable homogeneidad y decididamente típico de su momento. El retablo mayor forma buen conjunto con el edificio; dicho retablo, de estilo churrigueresco y de fecha indudablemente muy tardía, conserva el color natural de la madera, sin pintura, y, curiosamente, encuadra otro retablo más pequeño, de estilo barroco y fecha sin duda anterior a la dedicación del edificio actual, y que pudo ser el que hubiese en el anterior, que fue aprovechado de este modo y con algunas modificaciones de detalle.

Los dos edificios citados guardan notabilísimo conjunto de obras artísticas, que han ido recorriendo sucesivos destinos, ya que, por las inscripciones dedicatorias de algunos de los retablos, vemos que han cambiado de lugar dentro de la propia iglesia parroquial; y otros que sin duda en ella estuvieron, han pasado después a la ermita. Así ocurre con algunos de los retablitos góticos.

No es lo mejor de la iglesia parroquial su retablo mayor, del tránsito del romanismo al barroco, con pinturas añadidas y restauradas de distintos momentos, y muy poco de su obra original. Más importante es el del Santo Cristo, que en su concepto y disposición más parece un ático de retablo monumental y quizás lo fue, con bellas imágenes y relieves, dentro de la más definida escuela escultórica del renacimiento plateresco aragonés. Pero el gran conjunto lo constituye una serie de pequeños retablos de fines del siglo XV y principios del XVI, relativamente bien conservados: incluso varios de ellos guardan las inscripciones dedicatorias que documentan el encargo y la fecha de la obra; están todavía en la iglesia el de la Magdalena y el del Niño Jesús, y en la ermita el de San Cristóbal y el de San Juan Bautista, este último de 1517. La pieza más importante dentro de este conjunto es el retablo de Santa Lucía, que es seguramente la joya de la iglesia parroquial, el cual conserva su estructura, tablas, mazonería, etc.; las tablas son de un estilo claramente entroncado con lo italiano, pero de indudable influencia germánica, siendo sin duda obras del mismo autor que otras pinturas de la catedral de Tarazona, quien podría ser Juan Fernández Rodríguez, quizás identificable con el que se ha llamado maestro de Ambel. Derivación del estilo de este retablo e imitación local muy curiosa es el retablito de Santa Magdalena, conservado en la ermita.

Hay un gran conjunto de platería de época gótica y renacentista, en su mayor parte con punzones zaragozanos. Y hay también una curiosa arqueta en la que se han aprovechado plaquitas de marfil, francesas muy posiblemente, de temas profanos, escenas cortesanas y de caza. No deja de ser curioso el conjunto de puertas de armarios, pintadas con tono muy alegre, decorativo y popular, con fecha de 1590, que fueron instaladas en la ermita, y ahora de nuevo guardadas en la iglesia.

Entre las casas de la villa es de citar la de Navarro, en la que se han guardado buenos muebles, dos tapices del siglo XVII (probablemente de Brujas) y varios espléndidos retratos entre los que figuran algunos obra de Esquivel y de Vicente López.

Fuentes