Anansi y el coco encantado

Anansi y el coco encantado
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Cuento para niños pequeños
Título original=
Autor(a)(es)(as)Pedro Pablo Sacristán
GéneroCuento
Primera edición2011
PaísBandera de España España

Anansi y el coco encantado. Una araña se encontró un coco enorme mientras paseaba por el bosque y pronto descubrió que estaba encantado.

Datos del autor

Pedro Pablo Sacristán nació en Madrid, España en 1973, y es el segundo de seis hermanos. Realizó estudios en el colegio privado en el que su padre trabajaba como profesor de educación física. Proviene de una familia muy modesta, con muchas dificultades económicas, por lo que a sus padres les costó sacar adelante a sus 6 hijos y darles una buena educación, con un sueldo mínimo.

Comenzó a leerles los cuentos que escribía a sus hijos cada noche, nunca pensó que podría dar lugar a algo tan apasionante, ni que creciera tan rápido y con tanto éxito su producción literaria que le permitió conocer gente estupenda, conocerse a sí mismo y profundizar en sus propios valores, y disfrutó plenamente de cada hora que dedicó a esta aventura. Dedicó la mayor parte de su tiempo a escribir libros, a hacer talleres de cuentos, charlas, etc.

Sus cuentos trasmiten valores tradicionales, generosidad, esfuerzo, honestidad, principalmente dirigidos a padres, madres y maestros. Su idea original fue centrarse en las familias con niños de entre cero y once años.

Personajes

Araña, burro, elefante, comadreja y otros animales del bosque.

Cuento

La araña Anansi estaba de paseo por un bosque de palmas cuando de repente se encontró en el camino un coco del tamaño de un hipopótamo. Incrédulo, Anansi se frotó los ojos para asegurarse de que lo que veía era cierto: — ¡Qué coco más grande! —dijo admirado.

¡PLAF! Al terminar estas palabras, Anansi sintió un estupor y cayó en un sueño profundo. Después de una hora, se despertó sintiendo su cabeza dar vueltas.

—¿Qué ha pasado? —se preguntó—. Caminé por el bosque, me encontré este coco, luego dije: ¡Qué coco más grande! ¡PLAF! Al decir estas palabras vuelve a sentir el estupor y cae en un sueño profundo. Al despertar, Anansi dijo:

—Este es un coco encantado, cualquiera que diga las palabras mágicas caerá en un sueño profundo. ¡Debo encontrar la manera de aprovechar mi descubrimiento!

En ese momento, Anansi ideó un plan. Hizo rodar el coco hasta la mitad del camino que conducía al mercado del pueblo. Luego se escondió detrás de un frondoso arbusto y esperó pacientemente. Muy pronto, el burro pasó por el camino cargando en su lomo una bolsa llena de naranjas grandes muy dulces. Al ver el coco gigantesco, se detuvo para decir con asombro: —¡Qué coco más grande! ¡PLAF! Al decir estas palabras, el pobre burro sintió un estupor y cayó en un sueño profundo. Anansi saltó de su escondite mientras el burro dormía y se llevó el saco de naranjas. Después de una hora, el burro se despertó sintiendo su cabeza dar vueltas. Buscó por todos lados, pero no encontró su saco de naranjas. El burro estaba muy triste.

Pero Anansi estaba muy feliz. No podía esperar a poner su plan en marcha otra vez. Una vez más, se sentó a esperar cuando de repente pasó el elefante por el camino. El inocente animal llevaba en su trompa un canasto lleno de deliciosas bananas. Al ver el coco gigantesco, se detuvo para decir con asombro:

—¡Qué coco más grande!

¡PLAF! Al decir estas palabras, el elefante sintió un estupor y cayó en un sueño profundo. Anansi se acercó al elefante y se llevó el canasto de bananas.

Después de una hora, el elefante se despertó sintiendo su cabeza dar vueltas. Buscó por todos lados, pero no encontró su canasto de bananas. El elefante estaba muy triste.

Anansi seguía muy feliz, porque al llegar la tarde, también el perro, la gallina, la rata y el ratón habían caído en su trampa y mientras dormían, él se hizo a la comida de todos los desprevenidos caminantes.

Durante todo este tiempo, la comadreja había estado observando a Anansi. El comportamiento de la araña no la sorprendía, pues Anansi también la había engañado antes. Esta era su oportunidad de darle una lección a la astuta araña.

De esta manera, la comadreja fue al mercado para abastecerse. Pretendiendo no estar enterada de las artimañas de la araña, pasó por el camino sosteniendo una bandeja cubierta de pescados de todos los tamaños y colores. Al ver el coco gigantesco, se detuvo para decir con asombro: —No creo lo que ven mis ojos.

Sin decir las palabras mágicas, la comadreja se quedó parada mirando la fruta por varios minutos. A Anansi se le hacía agua la boca de ver los pescados y no podía esperar más para comérselos. Entonces salió del arbusto y saludó a la comadreja. —Hola amiga, me alegro de verte —dijo Anansi señalando el enorme coco y añadió—: ¿Puedes decirme lo que ven tus ojos? — No sé qué veo Anansi, ¿me lo puedes decir tú? —respondió la comadreja.

Anansi estaba perdiendo la paciencia:

—Se supone que debes decir lo que ves —contestó muy fastidiado. —Está bien Anansi, diré lo que me pides: ¡LO QUE VES! —repuso la comadreja, evitando a toda costa decir las palabras mágicas. —¡NO! — gritó Anansi—. Se supone que debes decir: “¡QUÉ COCO MÁS GRANDE!”

¡PLAF!… Anansi sintió un estupor y cayó en un sueño profundo otra vez más. Después de una hora, Anansi se despertó sintiendo su cabeza dar vueltas. El elefante, el burro y el resto de sus víctimas lo miraban muy enojados.

—¡Anansi, devuélvenos lo que es nuestro! — dijeron al unísono. La comadreja les había contado lo sucedido, pero Anansi tenía un enorme apetito y de los alimentos no quedaba nada. Entonces, los animales idearon un plan para recuperar lo perdido.

—Ve al mercado y vende lo que tengas para pagarnos la comida que te llevaste —dijeron. Y fue así como Anansi terminó en el mercado vendiendo pasteles de coco, agua de coco, leche de coco, harina de coco, puré de coco, coco rallado…

¡Y todo lo que te imagines que se puede hacer con un coco del tamaño de un hipopótamo!

Fuentes

https://arbolabc.com/cuentos-del-mundo/anansi-y-el-coco-encantado

https://www.ecured.cu/Pedro_Pablo_Sacrist%C3%A1n