Anatema

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Anatema. Palabra proveniente del latín anathema, y este del griego «maldito, apartado», significa etimológicamente ofrenda, pero su uso principal equivale al de maldición, en el sentido de condena a ser apartado o separado, cortado como se amputa un miembro, de una comunidad de creyentes.

Era una sentencia mediante la cual se expulsaba a un hereje del seno de la sociedad religiosa; era una pena aún más grave que la excomunión porque el individuo era desterrado y a su vez era maldecido.

Anatema

La etimología de anatema nos lleva a un vocablo de la lengua griega que puede traducirse como “maldición” u “ofrenda”, de acuerdo al contexto. El término, de este modo, tiene varios usos. La primera acepción mencionada por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia a la excomunión: el acto que consiste en alejar a una persona de una comunidad de fieles, impidiéndole el acceso a los sacramentos.

El anatema, en este sentido, está asociado a una condena: el sujeto es apartado o aislado del grupo al que pertenecía, a modo de castigo. En la antigüedad, el anatema no incluía solo la excomunión del hereje, sino que la persona además era enviada al destierro y era objeto de una maldición.

En el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento

A quien se le aplicaba el anatema le correspondía una condena perpetua. El sujeto anatematizado, en el Antiguo Testamento, estaba condenado al exterminio ya que se lo consideraba como objeto de una maldición de Dios.

En el contexto del cristianismo, el término anatema debe entenderse como alguien que está «maldito», y que debe permanecer «fuera de la Iglesia». Esta forma de condena es la más alta que puede recibir un pecador, ya que no sólo se lo excluye de los sacramentos sino que la sanción dura para siempre, como se menciona en el párrafo anterior.

Ejemplos de anatemas actuales

Aquello que arrastra la reprobación moral también es mencionado como un anatema. El fascismo, por ejemplo, puede considerarse como un anatema en la actualidad. Esta ideología desarrollada por el italiano Benito Mussolini en la primera mitad del siglo XX se basaba en un Estado totalitario, con un fuerte componente nacionalista y el ejercicio de la violencia contra opositores.

La aplicación del fascismo provocó miles de muertes: por eso, hoy en día es un anatema. Si una persona se define como fascista, pronto recibirá críticas por su posición e incluso podría llegar a ser denunciada ante la Justicia si se entiende que, con su conducta, incita a algún tipo de delito.

Varias acepciones

Como se indica al principio del artículo, este término tiene varias acepciones, y no todas tienen connotaciones negativas. En los últimos tiempos, la lengua lo ha vuelto a vincular con cuestiones benévolas, y esto nos lleva a su definición como «ofrenda para los dioses», el significado que supuestamente recibió en un principio según los estudios de la Antigua Grecia.

La desviación del significado de esta palabra comenzó cuando se la usó para traducir herem, un término de origen hebreo que significa «fuera de los límites, olvidado, maldito, tabú». Esto ocurrió a lo largo de la confección de la Biblia Septuaginta, una traducción de los textos arameos y hebreos de mayor antigüedad. En este contexto, se usaba herem para describir ofrendas a Dios u objetos que se hallaran apartados de la religión, y la confusión surgió al usar anatema en ambos casos.

Si nos situamos en la Antigua Grecia, el anatema era cualquier práctica u objeto que se reservara para honrar a los dioses en un templo, o bien que gozara de carácter sagrado. De este modo podemos encontrar el término como sinónimo de «regalos al Señor» y «ofrendas votivas» en algunos textos antiguos.

Dado que la palabra herem posee en su significado la dualidad de «consagrar o entregar con fervor y afecto» y «exterminar», con el tiempo adoptó la idea de «exterminar a las personas idólatras», y este amplio abanico de matices, algunos de ellos contradictorios, pasó a la definición de anatema. De esta manera, el término comenzó a ser usado para describir a los objetos y personas que sin duda se entregaban a lo mundano y que, por ende, debían ser destruidos.

Saca el anatema

Teniendo en cuenta todo lo antes mencionado surge la cuestión de qué hacer con los anatemas, o sea aquellos objetos que no son agradables a Dios, debido al fin con que fueron construidos o diseñados. La casi totalidad de iglesias evangélicas entiende que el tener esos anatemas en sus casas pueden atraer situaciones negativas, por lo tanto deben sacarse de los hogares.

Las Sagradas Escrituras dicen: "...y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema" (Deuteronomio 7:26)

  • Cosas que pueden ser anatemas

Todo lo que lleva al ser humano a pecar contra Dios es considerado como anatema y los cristianos entienden que esto puede atraer cosas negativas para cualquiera, creyente o no creyente, pero aún más para los que son seguidores de Jesús.

  • 1. La música. Por desgracia muchos de los cantantes de la música secular tienen pactos satánicos con el fin de llegar a ser famosos y tener éxito en sus vidas. Por tanto la música de ellos es constituida anatema.
  • 2. Todo lo que entra por la vista y despierte pasiones desordenadas, contenidos de violencia, sexo, drogas, vicios, y otros mensajes subliminales o que corrompan las buenas costumbres puede ser un anatema que está afectando su hogar. Sea películas, libros, series, programas, novelas, consolas o Juegos de video entre otros debes eliminarlo.
  • 3. Todo lo que promueva y enseñe como algo normal o atractivo el homosexualismo, adulterar, fornicar, pornografia, engaño, mentira, robar y toda obra carnal de las que habla Gálatas 5:19-21, no se deben ver ni escuchar.
  • 4. Adornos que pertenecen a naciones no cristianas como los budas, los gatos japoneses, etc. (Josué 6:18), que aparentemente son solo objetos decorativos tienen un trasfondo pagano y religioso que se desconoce pero que afecta al que lo tiene pues desagrada a Dios y atrae esas energías negativas a las que fue dedicado cuando se construyó. Esto incluye los santos e imágenes que promueve la Iglesia Católica (Deut. 7:25).

Fuentes