Andrés II de Hungría

Andrés II de Hungría
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Rey de Hungría
Andres II de Hungria.jpg
Reinado 1205-1235
Nacimiento 1176
Fallecimiento 1235
Bandera de Hungría Hungría
Predecesor Ladislao III de Hungría
Sucesor Béla IV de Hungría
Descendencia Béla IV de Hungría, Santa Isabel de Hungría y Yolanda
Dinastía Dinastía de los Árpád
Padre Béla III de Hungría
Madre Inés de Châtillon

Andrés II de Hungría. Príncipe de Eslavonia y posteriormente Rey de Hungría (1176-1235). Perteneciente a la dinastía de los Arpad, fue el segundo hijo de Béla III.

Síntesis biográfica

Rey de Hungría, nacido en 1176 y fallecido en 1235. Fue llamado el Hierosolimitano por su participación en la organización de la quinta cruzada. Bajo su reinado el país llegó al punto álgido de la anarquía feudal y Andrés II trató de controlarlo mediante la promulgación de la Bula de Oro.

Perteneciente a la dinastía de los Arpad, fue el segundo hijo de Béla III. A la muerte de Bela (1196) le sucedió su primogénito, Emerico I, a quien Andrés, que recibió el título de príncipe de Eslavonia, combatió para apoderarse él mismo del trono; para atacar a su hermano, Andrés utilizó el dinero y las tropas reunidas para la cruzada a la que había prometido partir su padre. No obstante, no pudo ceñirse la Corona de San Esteban en vida de su hermano y tuvo que conformarse con el dominio de Dalmacia y Croacia, otorgado por el papa Inocencio III en 1203. Un año después fue derrotado por los genoveses, que le arrebataron la ciudad de Zara. Volvió a levantarse en armas contra el sucesor de Emerico, su sobrino Ladislao III el Niño y a su muerte en 1205 fue proclamado rey de Hungría.

Fuertemente influido por el Papado, Andrés II emprendió campañas que requerían enormes esfuerzos económicos. En un principio las financió con las posesiones reales, pero cuando éstas se agotaron, recurrió a establecer nuevos tipos de impuestos, aumentó las percepciones por derechos aduaneros y ordenó en varias ocasiones la devaluación monetaria, para lo que estableció varias cecas que produjesen moneda nueva. Dio en arriendo los derechos de acuñación y las minas de sal, que recayeron principalmente sobre los musulmanes y judíos del país. La cuestión de la sal le enfrentó con frecuencia con la Iglesia, que era la que anteriormente había percibido las regalías derivadas. La alta nobleza se vio favorecida durante los primeros años de su reinado por constantes donaciones, mediante las cuales trató de aumentar el número de sus partidarios, pero que menoscabaron el poder central en beneficio de los grandes propietarios.

En 1211 Andrés II arrojó del país a la Orden de los Caballeros Teutónicos, establecidos en Transilvania, a causa de sus desmedidas exigencias. Durante una de las campañas de Andrés II contra Galitzia, su esposa, la reina Gertrudis Merán, fue asesinada por instigación del palatino Bank, lugarteniente del rey, debido al recelo que despertaba el alto número de cargos cortesanos acaparados por los partidarios de la reina. El rey castigó con la muerte a los autores materiales del asesinato, pero perdonó a Bank, que llegó a ser juez supremo de la corte y uno de los autores de la Bula de Oro. Andrés casó en segundas nupcias con Yolanda (o Violante) de Courtenay, de la familia de los emperadores de Constantinopla.

Andrés en la V Cruzada

El rey quiso cumplir la promesa hecha por su padre de partir a la cruzada, y para tal fin reunió un ejército en Espalato; consiguió de los venecianos las naves para el transporte a cambio de la cesión a perpetuidad de la ciudad de Zara; para financiar la expedición recurrió a empeñar hasta los tesoros de la Iglesia. Pero la cruzada húngara (1117-1118) fue un fracaso y el rey tuvo que regresar a su país, debido a una enfermedad. Andrés II concedió a los Hospitalarios grandes rentas a costa de la nación. Los únicos beneficios que obtuvo de la cruzada fue el emparentar con los reyes de Armenia y Bulgaria a través de los matrimonios de sus hijos y el recibir el pomposo título de "Rey de Jerusalén" (al igual que otros monarcas de su tiempo), usado por los reyes de Hungría desde entonces hasta 1918.

Cuando regresó a Hungría se encontró el reino convulsionado por la anarquía. Para controlarlo declaró hereditarias e inviolables las donaciones hechas por sus antepasados. Pero con ello dejó fuera del ejercicio del poder a un grupo de grandes señores, que se levantaron contra él (1222). Estos descontentos estaban apoyados por los servienses, pequeños propietarios que aspiraban a adquirir las diferentes partes de las posesiones reales de los castillos en desintegración, en lo que coincidían con el grupo formado por los siervos de los castillos. Consiguieron que el rey destituyese la administración hasta entonces imperante y promulgase la carta magna conocida como Bula de Oro. Ésta supuso para los servienses y los siervos de los castillos el derecho de hacer testamento. La Bula de Oro prohibió además la donación de provincias enteras y protegía a los siervos contra la Iglesia al prohibir la exigencia del pago del diezmo eclesiástico en dinero (El diezmo, que era la apropiación de la décima parte de los productos, que se repartían entre el rey, el clero y otras autoridades); declaró ilegal la acumulación excesiva de cargos, el arrendamiento de regalías en manos de musulmanes o judíos y la donación de posesiones a los extranjeros. El principal punto en el que la Bula de Oro favoreció a los grandes señores fue el que reconocía su derecho a resistencia contra el rey cuando éste violase las disposiciones de la Bula.

Esta serie de concesiones valieron a Andrés II para que la nobleza le declarase rey hereditario de Hungría, Dalmacia, Croacia, Serbia, Lodomeria y Galitzia (1222). En 1231 Andrés II, presionado por la Iglesia, promulgó la llamada segunda Bula de Oro, cuyas disposiciones fueron más favorables para la Iglesia y que en lugar del derecho de los nobles a resistirse contra el rey, determinó como sanción la excomunión.

Tras la prematura muerte de su segundas esposa, Andrés II contrajo terceras nupcias con Beatriz de Este, de la familia reinante en Ferrara. Pasó su vejez apesadumbrado por el descontento que cundía en torno suyo. Para aplacar los ánimos se vio obligado a asociar al trono a su primogénito, Bela.

Sucesión

Después de su muerte, Andrés II fue sucedido por su hijo Bela IV, que durante el reinado de su padre ya se había ocupado de la administración de una parte del reino.

Descendencia

De su primer matrimonio, además de Bela, Andrés tuvo una hija, Santa Isabel de Hungría, que fue condesa de Turingia por su enlace con el landgrave de aquel país. De su segundo matrimonio, Andrés II sólo tuvo una hija, llamada Yolanda, como su madre, que más tarde casaría con Jaime I de Aragón el Conquistador.

Fuentes