Bribri (etnia de Costa Rica)

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Bribris
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Grupo de niños Bribris.

Bribris. Pueblo valeroso, que aun habitan las montañas de Talamanca, Costa Rica donde algunas familias viven dispersas por los ríos de la zona y cuya valentía y fuerza le mereció el nombre de "duros", de ahí el nombre Bribri, que es una modificación de Darere "duro" en lengua nativa.

Los Bribris conservan su mundo fascinante a través de la tradición oral, su principal recurso para hacer sobrevivir la historia antigua.

Religión, mitología, historia y medicina son para los Bribris tan importantes como su estructura social, con una jerarquía bien definida, donde el Useköl o suma sacerdote era el mayor jerarquía, seguido por el Biliki o mediador entre el pueblo y el sacerdote, el Bulu, "jefe o rey", los tsökolpa o cantores, y otras jerarquías que han dejado de existir. Entre las jerarquías, el Sia'Tami así como el awa o médico, aun se conservan.

Los clanes

Los bribris han estado organizados en clanes matrilineales. Un clan es un grupo de parientes que trazan su descendencia por el lado de la madre o del padre. Un miembro de un clan no puede contraer nupcias dentro de su propio grupo, ni dentro del grupo de clanes de la otra mitad.

La consanguinidad por la línea femenina es la base del parentesco y es la que determina que la sucesión del cacique no se transmita al hijo, sino al sobrino, hijo de una de sus hermanas.

El cacique está desvinculado de los medios de producción económica y no hay instituciones políticas que institucionalicen el poder; el cacique representa una fuerza que da coherencia y simboliza las obligaciones del parentesco que suponen un poder o autoridad al servicio de la comunidad.


Los ancianos son respetados. Las abuelas tienen un papel muy importante en la transmisión de historias, costumbres y tradiciones. En la cultura bribri la mujer ha tenido libertad y autoridad en asuntos privados. En la separación conyugal, dispone si entregar a los niños a sus padres o que permanezcan con ella. Cultivan sus propios terrenos y lo que producen en ellos se respeta como de su propiedad.

Los símbolos bribris más dominantes, desde el punto de vista sociocultural, son el resultado de las normas de reciprocidad que rigen esta sociedad. Los símbolos representan el dar y el no dar, el ser mezquino y generoso, el cumplir con uno mismo y el grupo propio, y el cumplir con los demás y con los otros grupos.

Los bribris tienen relaciones socioeconómicas estructuradas alrededor de la familia. Su organización es familiarista, entendida por una economía familiarista o la centrada en la familia compuesta, o sea, el grupo social que comprende dos o más familias estrictas, emparentadas consanguíneamente entre sí, y que utilizan viviendas comunales.

La casa comunal es una unidad de trabajo, de colaboración, de ayuda mutua. Es un sistema que obliga al individuo a asumir responsabilidades dentro de su comunidad.

Economía

La economía talamanqueña no constituye un modo de producción aislado, sino que está vinculada con una economía de mercado instaurada por el modo de producción capitalista. En las zonas montañosas predomina la economía de subsistencia, constituida por terrenos difíciles de cultivar que vuelven casi imposible una agricultura extensiva e intensiva. En el valle de Talamanca encontramos lo contrario, abundantes cultivos que se destinan al mercado. En estos lugares se puede observar como el modelo de producción dominante (el capitalista), va desplazando el modelo productivo original.

Lo que se relaciona con autoconsumo y con producción agrícola no comercial se maneja aun con pautas tradicionales, especialmente en lo que se refiere a la división sexual del trabajo. Además, las relaciones de producción se mediatizan por medio de la chichada, es decir, sin que se retribuya con dinero la mano de obra. Lo que se relaciona con comercialización, en cambio, contrasta con la tradición. El cacao es la bebida para la hospitalidad; sirvió antigüamente como moneda. El que el indio no asigne un gran valor al dinero no significa que entre ellos esté ausente el concepto de propiedad personal.

El matrimonio

El acto de casarse (ur: manos; betsuk: unidas) no requiere de una ceremonia o ritual específico entre los bribris. Los cortejos se dan en los lugares donde se sientan a beber chicha. El hombre puede tener varias mujeres; no así la mujer, quien tiene un solo marido. Cuando un joven desea casarse, después de entenderse con su novia, recurre al padre.

El consentimiento se obtiene de antemano, ya que muchos de los matrimonios son arreglados desde el nacimiento de los niños. Sin embargo, la joven puede negarse a ese matrimonio y su decisión ser respetada. Generalmente, el muchacho se casa con las hermanas de la novia, pero la primera esposa actúa como jefe y puede dar órdenes a las demás.

La chichada

En la mitología bribri, Sibú procedió a hacer una chichada para hacer su casa, un rancho cónico o sere, solicitando ayuda. En aquel tiempo mítico aún no había hombres, ni sol, ni mar, ni tierra, el mundo existía bajo la forma de una enorme piedra habitada por seres sobrenaturales semejantes a Sibú, aunque éste era más astuto. Sibú no tuvo más remedio que contratar esta mano de obra para construir su casa.

Pero lo que quería Sibú era disponer de un lugar en el que pudiera crear a los hombres y que éstos no fueran perturbados. Sibú era consciente de que al contratar a aquellos seres sobrenaturales establecía un molesto compromiso: al solicitar su ayuda y celebrar la chichada, no estaría sino reconociendo su deuda para con sus semejantes. Esto no le servía ya que lo que él necesitaba era deshacerse de ellos para que no estorbaran a sus creaturas, entonces Sibú los fue sacando de su casa para que no volvieran a entrar. Estos seres viven en los lugares detrás de donde se pone el sol, fuera de la casa de Sibú.

Durante la fiesta de Sibú se repartió la chicha y se tomó de la misma forma en que lo hacen los talamanqueños; también se bailó sorbn, durante el cual fue pisoteada la niña tierra; éste y otros bailes tienen connotaciones simbólicas importantes ya que fortalecen la identidad social del grupo. La chichada tradicional se construye como reflejo de la creación del mundo. Reproduce las condiciones en que Sibú hizo el mundo, máxime que se desarrolla por lo general en la noche. La chichada, el sorbn, y las actividades ocurridas en la fiesta de Sibú se realizaron en un momento en que aún no exista el sol, en las tinieblas.

Se debe recordar que los bribris fueron creados en la oscuridad. La chichada es más que una fiesta. Se inscribe dentro de todo un contexto socio-económico.

Hay tres tipos de chichada:

Relacionada con un festejo o un rito: cumpleaños, presentación pública de un recién nacido, etc.

El turno: cuando se vende chicha a fin de crear fondos para una organización.

Como forma de pago cuando se contrata fuerza de trabajo fuera del núcleo.

Por lo general se combinan los motivos por los cuales se realiza una chichada.

Cantos profanos

Stone (1993, pp. 154-155) registra una variedad de cantos profanos, por ejemplo:

La danza del mono

Canto para cortar la madera de una casa

Hermana

Canción de cuna

La paloma

El pájaro a cuestas

Jaguar de agua

Canción de la chicha

Canto de batalla

Canto del cementerio

Dioses

En la fase primordial de la mitología bribri, todo estaba en tinieblas, estado latente de la creación del cosmos, habitado únicamente por los srbulus, seres que vivan en cuatro mundos. En uno de estos cuatro mundos, había enormes piedras por todas partes, el suelo todo era de pura piedra.

Sibökomo:el dios creador

El primer ser que surge es Sibokomo (Sibökama: padre dios, kapa, rey, “el que manda") el cual salió de un árbol. Él tenía unas piedritas pequeñas con las que hablaba; con ellas curaba a la gente. Era un gran sukia. Entonces su piedrita vio que se podía hacer el mundo: “Ojalá mi padre me lleve a ver lugares por allá arriba!”.

El lugar en donde estaba Sibokomo era abierto al vacío, no se veía nada, era infinito, infinito como el cielo, donde no hay nada. Estaba el señor ahí sin hacer nada, cuando la piedrita pensó: Allí abajo hay una muchachita; ojalá mi padre se la lleve a examinar lugares con nosotros. La muchacha es la sobrina de Sibokomo. Éste quiso tener relaciones con la sobrina; de ahí sale lo bueno y lo malo.


Ambos se van a otros mundos, en los que Sibokomo piensa crear la tierra, las aguas, el sol, la luna, etc. Una de las piedras mágicas de Sibokomo, el macho, se introduce en el vientre de Sitami, la sobrina, y la embaraza. De este embarazo nace Sibú.


Sibö o Sibú

En cuanto a dioses, espíritus, deidades o diablos, tienen los siguientes: el gran espíritu, o principal ser sobrehumano se llama Sibú. Éste es un espíritu bueno, de quien no hay que temer nada y se le rinde una especie de respeto pasivo, pero no adoración ni culto. Se le considera más bien como el jefe del país feliz, del estado futuro; pero que no se molesta por las cosas mundanas. A pesar de todo, se observa en su teología, toda la familia de las tribus es esencialmente monoteísta, aunque insensiblemente han dado los primeros pasos hacia la pluralidad de dioses.


Sibú es el gran espíritu, omnipotente y omnipresente. Es él quien representa el principio del bien, Sibú es el creador del mundo. Habita en el plano superior. No se conocen representaciones materiales de Sibú, el cual enseñó al hombre a danzar y cantar disfrazado de zopilote. A Sibú se le considera como el gran civilizador indígena, y por ello es considerado como una figura mítica.

Cuando Sibú nació, los srbulus se enteraron de su nacimiento por el canto de un gallo, y desearon matarlo. Cuando Sibú creció, para vengarse de los srbulus los hace abandonar el mundo.

Iriria

La tierra, que surgió como una niña de debajo de la superficie, que era pura roca, sobre la que muere. De su sangre derramada sobre la roca se forma la tierra para la semilla. Antes de que subiera a la superficie, un murciélago le estaba chupando la sangre, y de las deyecciones del murciélago aparecieron diversas plantas. La fiesta con la que se celebra el nacimiento de Iriria es una fiesta funeraria. La madre de la niña tierra fue traída para preparar la bebida de chocolate para la fiesta.

Sula

Espíritu bueno, guardián de la Semilla, o de las almas. Es la dualidad, el principio femenino. Vive en el mundo inferior.

Dular

Es el mensajero de Sibú, puente mítico entre el chamán y el dios supremo y que se manifiesta a través de las piedras mágicas o por medio del bastón. Nadie ha visto a Dular, y sólo los curanderos completos pueden hablar con él.

Espíritus malos

Bonnama

Tigre Be

Kritöm(Kiritum): Diablo, existe en la montaña Aknama. Sibú lo llama /naú/: tío materno.

Alar:duendes

Itso': “La llorona”

Serke

Diköm:es el tigre de agua, no es inmortal.

Buklú:(La palabra también denota falta de limpieza)

Kablapa

Chodawe

Tsaitmi(mar)

Tkërma(trueno)

Sholata

Shulekma:dueño de las enfermedades

Los espíritus malos matan a la gente y se la comen.

En el mundo sobrenatural las deudas se pagan con cacao, y los gustos se satisfacen con esta cosecha. La hermana del creador está a cargo de las almas en el inframundo, y todos los seres sobrenaturales amigos o enemigos, se alimentan de sangre humana que para ellos es chocolate, o de carne humana que para ellos son bayas de cacao , el árbol de cacao doméstico es, en la mitología, una de las esposas del creador.

Concepción bribri del universo

El universo bribri consta de cuatro grandes divisiones cosmológicas:

El mundo de Sibú, del Mar, Trueno y Sol, está arriba; la tierra, el mundo de los hombres, animales, plantas, los dueños de los animales, los diablos y otros enemigos de la Semilla (los que no son bribris), está abajo; el mundo inferior, donde vive SuL, y el cuarto plano, que es el punto de contacto de los otros tres planos, que es el lugar debajo de donde nace el sol, de donde vienen las cosas buenas y malas que pasan en la tierra.

El mundo está gobernado por espíritus buenos, malos y perversos, principios divinos para los cuales no se tienen representaciones materiales, son seres caprichosos y poco tratables, a quienes se les teme pero no se les respeta.

Tanto los espíritus buenos (Sul), como los espíritus malos (Bi), habitan las partes menos frecuentadas del bosque; a veces son invisibles, y otros aparecen bajo la forma de animales tales como dantas, serpientes y otros. Parece que el calificativo de espíritus buenos haya que reservarlo especialmente para los espíritus auxiliares de los chamanes; entre ellos se destaca Dular.

En el principio del bien y del mal, éste está representado por los Bi y los a, nombre genérico de seres sobrenaturales o fuentes de poder sagrado, que llevan a constituir un tabú y cuya violación puede acarrear hasta la muerte. Se trata de no contrariarlos y no puede decirse que no se les rinde culto alguno.

En cuanto al Sol, se dice que “el Sol es como Dwchke (abuelo) lejano por el lado del clan que no es el propio, es un enemigo que deja salir las enfermedades por el este”. Los bribris nacieron en la oscuridad, antes de salir el sol; los blancos nacieron cuando salió el sol. Dios celebró toda la noche el nacimiento de los bribris pero al salir el sol vino el demonio y el sol quemó toda la vida . Estas declaraciones indican que el sol es un pariente político en la cosmología o un particular hostil.

Quizás por esta creencia es que se evita el contacto con el sol en este confinamiento ritual, como un elemento de contaminación e impureza.

Se le atribuye un dueño o wak a cada cosa creada. El creador mismo es el dueño de la gente. La principal disputa del demonio con Dios surge de que éste se considera dueño de las posesiones del creador.

La creación del sol y de la luna

“Sibú ha dejado a la luna como mujer. Sibú no quiso que existieran dos astros iguales uno encima del otro. Tampoco era conveniente que, al igual que el sol, apareciera otro astro que tuviera su mismo movimiento. Entonces Sibú vio que eso no serviría en ese lugar y a la vez Sibú vio que para la semilla humana eso no serviría. En el día, habiendo dos astros, calentarían los dos igualmente, entonces Sibú analizó esto y dijo que no era posible que las cosas fueran así. Era necesario, dijo Sibú, que se enfriara uno, que es el que ahora camina de noche, y que quedara congelado. De tal manera lo resolvió que quedó el sol y ése quedó caliente.”

El otro sol: /Divó/

“…Pero antes, en Ka, el tiempo infinito… Lejos, en Ka, el infinito espacio, Sibú hizo otro sol, enorme, mil veces más grande que este sol de la Tierra; mil veces más caliente. ¡Es un sol terrible! Nadie lo ha visto, nadie sabe dónde está, nadie lo conoce. Rueda por Ka, el espacio infinito; rueda desde Ka, el infinito tiempo. Pero si matas a otro, pero si haces correr la sangre de un hombre, allá serás lanzado. A este terrible sol que no vemos, que no conocemos, que nadie sabe dónde está oculto, y que arde más que mil soles, allá van los asesinos.

Si derramas la sangre de un hombre, cuando te mueras no serás recibido en Suré (entiéndase Sulakoska), el Lugar de la Verdad, que queda al otro lado del sol, en donde vivimos antes de nacer, en donde nos hizo Sula, y Sibú el bueno nos espera. Si asesinas a alguien no podrás ir allí. Irás al lugar terrible que se esconde en las profundidades de Ka, que existe desde Ka, el infinito tiempo…”

La creación de la tierra Iriria

Es la niña tierra, que vivía en uno de los cuatro mundos subterráneos.

Antes de que subiera a la superficie, un murciélago le chupó la sangre, luego subió y de las deyecciones del murciélago en el centro de la casa aparecieron diversas plantas. Sibú pensó que del alimento (tierra) consumido por el murciélago, él podría crear la tierra.

Namaitmi, la danta, madre de Iriria y hermana de Sibú, es invitada por éste a la fiesta de inauguración de la casa cósmica, para que preparara la bebida de chocolate para la fiesta. Cuando Namaitmi se encuentra en la fiesta, Sula, el padre de Iriria, toma a la niña y la lleva a la superficie, que era pura roca, sobre la que muere. De su sangre derramada sobre la roca se formó la tierra para la semilla.

En otra versión, es su abuela Namasia quien la lleva a la fiesta. Una vez allí, Namaitmi, al notar la presencia de su hija, trata de alzarla, pero ésta se le resbala de las manos y es aplastada por los participantes que danzaban en la celebración. Ellos bailaban el sorbn, una danza ritual bribri que conmemora la creación de la tierra y la construcción del universo. La fiesta con la que se celebra el nacimiento de Iriria es una fiesta funeraria.

La creación del mar

Por deseo de Sibú, Shulekma y Tsami se unieron y ésta última quedó embarazada. Habiendo querido salir a defecar, tomó el bastón de Shulekma. A pesar de que Shulekma le había ordenado no soltar el bastón, Tsami lo depositó en el suelo durante un rato. Cuando llegó a buscarlo, el bastón se había convertido en una serpiente, la cual la mordió, provocándole la muerte.

De su vientre surgió un árbol que amenazaba con romper el techo de la casa de Sibú, por lo que éste ordenó a sus ayudantes que lo cortaran. Al caer el árbol, un animal corrió y unió la copa con las raíces, formando de este modo una circunferencia, que se transformó en el mar alrededor de la tierra.

Mitos de origen de los bribris y cabécares

Sibú trajo las semillas de maíz de debajo de donde nace el sol, de las que descienden los clanes bribris y cabécares. Estas semillas son los bribris y sus clanes. En algunas narraciones, Sibú aparece como aire o viento que dispersa las semillas o la gente. Las semillas florecen con la mezcla de la tierra y el aire, SuL y Sibú. Los individuos son inmortales en el sentido de que se mantienen como semillas en el mundo de SuL, de donde vuelven a nacer.

Los bribris y sus vecinos indígenas se originaron en semillas de maíz que Sibú dejó en Sulayom, en el alto Lari (en el Chirripó). Algunas semillas se convirtieron en chanchos de monte y cruzaron la cordillera, y detrás de ellos se fueron los teribles como monos.

Cuando Sibú trajo la semilla nombró cada clan y le dio su trabajo específico. También trajo los clanes divididos en pares, para intercambiar los cónyuges entre uno y otro. Hasta el presente, cuando se le pregunta a alguien en qué clanes puede casarse, se menciona sólo uno en la mitad opuesta, el que está emparejado con el de uno.

Se presupone que los bribris conquistaron militarmente a los cabécares, pero éstos mantuvieron la superioridad religiosa. Según Bozzoli, este supuesto se basa en la división político religiosa de trabajo que los caracterizó en el siglo pasado, en el cual un clan cabécar nombraba al especialista ritual de más alto rango, y algunos clanes de habla bribri nombraban los reyes.

Para Bozzoli, los dos grupos pueden considerarse como uno solo en cuanto a su sistema de creencias y de prácticas bélicas y desde el punto de vista institucional. La divergencia lingüística ocurrió debido a las distancias entre clanes (que se definían territorialmente) y a los rasgos geográficos de los valles de los ríos talamanqueños que los clanes ocupaban, los cuales restringieron la interacción y motivaron que cada grupo estuviera sometido a las influencias de vecinos diferentes.

Origen de las enfermedades

Sibú burló a sus convives. Muchos de aquellos seres que ayudaron a Sibú a construir su casa y a quienes éste robó su trabajo y su propiedad, son los que los sukias hoy llaman dueños de las enfermedades. Burlados por Sibú, todos ellos quieren vengarse y ésta es la explicación que los talamanqueños dan a las enfermedades.

Espíritus de los animales

Todos los animales de caza tienen reyes o protectores de animales, que pueden adoptar la forma de animal o de cualquier cosa que les plazca. Son invulnerables y peligrosos, por lo que algunas veces son la encarnación del espíritu malo o Bi.

Las reglas para tratar con los dueños son: se debe contar con su permiso para tomar algo de ellos, por medio de una cuidadosa negociación; tomar las cosas sin su permiso resulta en peligro, enfermedad o muerte; los dueños están obligados a dar parte de lo que les pertenece; por algunas cosas no deben pedir nada a cambio, y por otras tienen derecho a recibir algo equivalente.

En cuanto a la relación con los animales, nadie tiene derecho de causarles sufrimiento; por el maltrato a los animales domésticos el castigo se recibe después de la muerte, cuando el alma va hacia el inframundo. Los seres humanos son los dueños de los animales domésticos. Los animales silvestres son seres sobrenaturales que habitan en la selva. En relación con los animales comestibles, sean domésticos o silvestres, la regla es distribuir su carne a parientes y conocidos. La mezquindad ha sido el único pecado reconocido; el no compartir la carne con los demás se castiga en el camino al inframundo. Los animales no comestibles se evitan; no causan enfermedad grave ni castigo después de la muerte.

La selva está gobernada por el dueño general de los animales. Este dueño es el awá (médico, sukia) que cada especie animal tiene, y los grupos de animales que tienen algunas características en común tienen su dueño. Estos dueños tienen parientes y sus territorios propios.

El dueño general es amigo de los humanos si las reglas para tomar recursos silvestres se respetan. Sin embargo, los dueños específicos de los animales, quienes viven con el dueño general como parientes, son hostiles a los humanos, porque la gente caza su especie. Como intercambio por los animales que el dueño general le permite a los humanos cazar, los dueños específicos cazan a los seres humanos. Para tratar con estos diablos, la gente puede contar con seres amistosos tales como el dueño del trueno, de los vientos y de algunas plantas, que son algunos de los espíritus protectores.

A fin de engañar al protector de los animales cuando se planea cazarlos, en lugar de su nombre propio se usa el de una planta. Se cree que todos los animales tienen una piedra en la cabeza, que el cazador puede obtener si al matar un animal corre inmediatamente y la recoge. Con esta piedra la caza le es abundante, hasta el día en que el rey de los animales le cace a su vez y lo mate.

Cuando un awá solicita una buena cacería al dueño de los animales, debe intercambiar simbólicamente los vegetales cultivados poseídos por los humanos, por la carne de los animales silvestres. Cada animal silvestre tiene su correspondiente nombre vegetal. El dueño de los animales también ve a sus animales como sus cosechas de esos vegetales. De esta manera al dueño se le paga con la misma moneda. El awá canta su ofrenda de vegetales de acuerdo con los animales que el cazador desea. Ofrece vegetales equivalentes a cada animal; luego el cazador lleva pedacitos de vegetales al lugar que el awá le aconseje. Así los animales aparecen allí.

Los indígenas muestran cautela y respeto hacia la selva. Por ejemplo, deben permanecer silenciosos allí, no cazar muchos animales ni dejarlos heridos. La primera vez que un hombre caza un animal, lo hace cuatro veces, repitiendo esto para cada especie si es la primera vez. La carne de los primeros animales de cada especie se debe distribuir entre familiares y vecinos pero una mujer encinta y su esposo no deben comerla.

La cacería y la pesca requieren previo ayuno y abstinencia sexual. En lugares selváticos no se tocan las flores ni los frutos. El humo de la carne asada de los animales silvestres se considera una ofrenda o pago a la selva. Las sobras de animales cazados se colocan a los pies de un árbol, y no se deben dispersar las partes de un animal.

Dependiendo de los grupos de animales que se cacen y de las técnicas de cacería para cada grupo, así son los modos recíprocos en que los animales conciben a los hombres y sus modos de cazar hombres. Las enfermedades humanas se consideran resultado de la cacería que realizan los espíritus animales y sus dueños. Las enfermedades son mandadas por Ditegla, señor de las enfermedades. La relación entre animales y enfermedades es de suma importancia, porque los espíritus auxiliares de los curanderos adoptan estas formas.

Es prohibido matar los animales domésticos, de la misma forma en que no se debe maltratar a los miembros de un clan. El maltrato equivale al castigo por mezquindad. Cuando se matan para comidas rituales, los animales domésticos se deben ahorcar.

Espíritus de los lugares

Los lugares están custodiados por los espíritus del lugar; se cree que tienen las mismas costumbres que los humanos y que pueden causar la muerte a cualquiera que trate de hacerse de sus dominios. Entre los más importantes espíritus de lugares están los Ujum, considerados como seres etéreos que habitan los picos pelados de las altas montañas y viven en la masa misma de la roca.

Para no contrariarlos hay que guardar silencio al entrar por primera vez a una montaña; de lo contrario se expone el intruso a que se desaten grandes aguaceros, e incluso puede recibir la muerte. Después de la primera experiencia puede hacerse la visita sin miedo alguno. Los novatos se libran de cualquier daño si van acompañados de alguien que ya ha estado en el lugar, porque los protege el calor místico del iniciado. Algunos consideran a los Ujum como restos de la generación anterior a la de los indios.

Números sagrados

En la religión talamanqueña, el número cuatro es uno de los números místicos; este número es básico y se refleja en diferentes ceremonias, como la de la iniciación, funerales y en diferentes elementos dentro de las mismas. El número tres está asociado a las purificaciones, ayunos y las manifestaciones del alma.

Rituales de nacimiento

La preñez es una condición delicada y peligrosa para la mujer y la sociedad, por su papel como puerta entre el sistema cultural y el sistema de la naturaleza. Lo esencial en su forma de pensar es el concepto de /a/ o contaminación que puede transmitir una mujer embarazada.

La mujer tiene /a/ después de dar a luz, y también durante la menstruación. Este concepto de suciedad es compartido con el recién nacido y los cadáveres. El concepto de /a/ tiene sentido de separación, borde, falta de forma y materia desintegrada. Por eso hay que purificar a la madre y al recién nacido para entrar de nuevo en sociedad.

A las mujeres embarazadas y sus maridos se les prohíbe visitar enfermos, tienen que usar utensilios separados y deben seguir una dieta específica. El primer embarazo de una mujer es una condición de /bkLu/. Existe la creencia de que ciertas cosas influyen al niño en el vientre de la madre. Ésta utiliza amuletos como los ojos del alcatraz para que el futuro pescador nazca con la facultad de ver a su presa debajo del agua; dientes de tigre para que salga diestro y fuerte cazador; las crines de caballo lo hacen fuerte para acarrear grandes pesos, y un copo de algodón, colocado dentro del cinturón de la mujer por un blanco, es un modo seguro de que el niño nazca con un cutis más blanco.

Para asegurar que el niño tenga buena salud y cualidades deseables no sólo depende del consumo de ciertos alimentos, sino también de ritos mágicos. Por eso, cuando la mujer está encinta, se puede tocar la espalda o el vientre con las plumas, la piel o parte de un animal para pasar cualidades deseadas al niño, o se pueden esconder partes de un animal en la casa.

Cuando se aproxima el parto, la mujer se separa de la sociedad, es como devolverla a la naturaleza. El padre se va a los bosques y hace un pequeño rancho al cual se retira la mujer al sentir los primeros dolores; sola y sin asistencia da a luz. Después una anciana se acerca a la madre con mucho cuidado para evitar el bucuru o impureza, se le pone al alcance una caña silvestre rajada en una ruda forma de cuchillo. No se le permite ninguna otra forma. Al mismo tiempo se le provee de un poco de agua tibia en una hoja de plátano para bañar al niño. Entierra el cordón umbilical y las secundinas en el lugar preciso donde nació el niño o debajo de un poste de la casa. Se cree que si escoge otro lugar, el niño se separará de la madre y el hogar. Y se encamina a la fuente más próxima a bañarse.

Un awá médico interviene entonces, hace que se vuelva a bañar, introduciendo los dedos en una calabaza con agua, que él bebe inmediatamente, como si se tragara la impureza de la mujer. Enciende después el tabaco de su pipa y sopla sobre ella el humo. Enseguida se purifica, lavándose las manos. Ni la mujer ni el hijo deben ser vistos antes de que termine la ceremonia de purificación, después de lo cual se puede regresar al hogar. Generalmente, el sukia viene la primera noche y canta largamente para liberar al niño y a la mujer de a. El canto también aleja la enfermedad y los malos espíritus.

Rituales de pubertad

Niñas

En el momento de la primera menstruación, la joven debe aislarse del contacto con los demás y comer alimentos escogidos por el chamán que su madre le preparar; debe tener cosas y objetos especiales para ella, ya que la boca se considera impura, por lo que durante la primera menstruación debe triturar una corteza de árbol que tiene un fuerte olor a anís para lavarse la boca.

También se consideran impuras las cosas que la rodean, incluyendo animales y cultivos. El awá le dará una bebida que la previene de la menstruación por dos meses. Cuando termina el período menstrual, debe bañarse en una fuente casi seca.

Varones

El varón pasa por un ritual de iniciación simple pero simbólico. Cuando el chamán coloca la mano del joven sobre el arma de caza, le da su autorización para usarla.

Rituales funerarios

Los rituales funerarios tienen como finalidad conducir al alma a su lugar de origen. Para que esto se cumpla, los parientes y los descendientes deben cumplir con una serie de acciones rituales, en los cuales destaca el papel del chamán. Es evidente que en estas sociedades de clara tendencia agraria, los rituales están relacionados con conceptos de renovación y fertilidad. Se trata de no romper el ciclo de origen y retorno del grupo familiar, pues si esto sucede, los grupos familiares corren peligro, y por extensión, toda la comunidad.

Los rituales funerarios que aquí se describen eran comunes a regiones tan distantes como Guanacaste o Talamanca, según diferentes investigaciones. Fernández Guardia afirma que en el Golfo de Nicoya hay evidencia de un enterramiento secundario; el hecho de que los cuerpos se encontraran con ataduras indica que había una preparación previa y compleja. Gracias a estos hallazgos, dice, se puede afirmar que en Costa Rica hay una tradición funeraria que se remonta al menos a 1500 años, con la participación indudable de especialistas en procedimientos rituales, tal y como se puede comprobar en las prácticas funerarias talamanqueñas de la actualidad.

En cuanto a las ofrendas, éstas reflejan el grado de organización y diferenciación social alcanzado por las sociedades. En los enterramientos de las culturas precolombinas se ha encontrado cerámica, piedra, jade, oro y probablemente materiales orgánicos como la cestería, alimentos y textiles. El sacrificio de objetos formaba parte de esos ritos funerarios en los enterramientos prehispánicos de Costa Rica, en diferentes regiones y períodos, según se ha observado en sitios fechados entre 300 a.C y 1500 d.C.

La vida y la muerte son cíclicas para los bribris. Los seres son como árboles de cacao. Los muertos son bayas de cacao que vuelven al mundo uterino debajo de la tierra. Cuando muere un individuo, se debe purificar el cadáver, así como las personas que han estado relacionadas con él en ese momento. Solamente el chamán puede tocar el cadáver sin exponerse a las fatales consecuencias de la contaminación mágica.

Este ritual funerario era practicado por bribris, cabécares, térrabas, tjares, chnguenes, dorasques y guaymíes, con ligeras variantes entre uno y otro. Comenzaba con el encendido del fuego sagrado, el cual no puede usarse para ningún otro fin y debe arder durante nueve días, al cabo de los cuales el chamán lo apaga con una porción de chocolate. Se cree que al encenderse el fuego, el alma del difunto que ha vagado por los alrededores se incorpora a la sesión entre los cantos del chamán, quien le ayuda a recorrer el camino tortuoso al más allá. Luego se da la purificación del cadáver. Se pinta o embijagua con purras y otras resinas, del mismo modo que se embijaguan en sus fiestas; esta concepción está ligada con el más allá.

Según la tradición bribri, un muerto reciente no puede ser enterrado porque contaminará a la tierra. El cadáver se envuelve en hojas grandes de bijao, en mastate y en una manta o tela de algodón que cosen muy bien para que no quede nada descubierto y no hieda, y por último en su hamaca. Este bulto se suspende por los pies, cintura y cabeza en una vara que corta el km, y se transporta fuera de la casa hasta el monte, donde se coloca bajo un rancho de palma para resguardarlo del agua, colgado de dos horquetas, a fin de evitar su contacto con el suelo e impedir que las aves de rapiña u otros animales lo despedacen. Los dolientes vuelven a la casa del difunto y ayunan por tres días para que los ratones no se coman la manta. Después de un año se realiza el entierro.

La conducción final del cadáver se ajusta a un ritual bastante formal, especialmente en lo que se refiere al orden de los acompañantes y al cuidado que se pone en evitar que el alma se extravíe en el camino, conduciéndolo por medio de los hilos de algodón, para que /wimblu/ pueda ir a todos los lugares que el fallecido visitó en vida y después regresar adonde están los huesos y quedarse allá con ellos permanentemente, o cerrando los malos pasos en el camino final. Junto al fuego que arde en la casa se coloca comida y otros objetos de uso personal para que el alma del muerto se sirva de ellos mientras vaga alrededor en el viaje al más allá.

Tres o cuatro meses después se realiza una ceremonia llamada la extinción del fuego. El ritual consiste en la evaluación de la vida del muerto, en el cual los amigos del difunto se sientan en dos filas, una frente a la otra, con una mesa de por medio, en la que se han colocado astillas de madera de palo de cacique, un gran copo de algodón, algunas semillas de calabaza y a veces una pequeña yuca. Una de las personas principales toma el algodón y, cantando y recitando, cuenta los méritos y las proezas del difunto. Cada evento de su vida es recitado y representado por medio de las semillas o astillas que se van depositando en el algodón. Por último, se enciende otro tipo de algodón en el fuego que se apaga con los objetos enumerados anteriormente.

Una tercera ceremonia llamada la fiesta de los huesos o la exhumación del difunto se fundamenta en la creencia de que el alma humana reside en los huesos. Se realiza con el fin de que el alma se vaya donde Sibú, y se le canta a los huesos para que no se los coma la serpiente. La ceremonia de los huesos se celebra cuando se cree que no tienen nada de carne, aproximadamente después de un año de muerto. Primero se traslada el bulto mortuorio desde el sitio en el que se le había colocado en el monte hasta la casa. Este paquete es abierto por el okub (sepulturero) y sus asistentes, quienes limpian los huesos, los cuales se reúnen en un nuevo paquete con nuevas mantas y hojas. (Bozzoli registra el término km, pl. kpa para enterrador, traducido literalmente como uno que toca o maneja, que quiere decir exceso hemorrágico, y también hacha.) En el caso del enterrador, maneja hachas, pues es quien alista las varas para colocar los cuerpos en la montaña y posteriormente los huesos en el pu (o sepultura comunal de la familia, siempre siguiendo la línea matriarcal). Es aquí donde el alma se une con la osamenta y la tierra, volviendo a ser una misma unidad. Además, el enterrador corta los tablones para forrar y techar los sepulcros.

Se inicia la ceremonia con cantos del isogro que invocan el alma del difunto, mientras dos personas encienden el fuego con un copo de algodón o un montón de leña. En este momento, el alma se incorpora a la sesión y suenan con alegría los instrumentos musicales tambores, pitos, chinchines, cantan y bailan por tres días continuados y sus noches, y beben chicha. Los chamanes efectúan cantos para encaminar el alma del difunto en su viaje al otro mundo. Se realiza también la purificación con agua de las reliquias del muerto. Los actos y las cualidades de una persona se condensan en un pequeño paquete, que luego se divide para colocar la mitad en la mano derecha del cadáver, y la otra mitad sobre la tumba. Contiene las raspaduras de un bastón de madera dura y rojiza, que simbolizan todas las cosas de madera hechas o manejadas por la persona; contiene algodón para representar todas las amarras, semillas de ayote por las distintas cosechas, y otras basurillas o semillas.

Finalmente, el chamán anuncia con un aullido que el difunto ha llegado a salvo a su destino, apagando con chocolate el fuego sagrado. Entonces los isogros muy emplumados cargan el cadáver para conducirlo al respectivo sepulcro de la familia del muerto. Si éste había sido principal o valiente, matan una guacamaya y la entierran con él; cuando tenían esclavos los mataban y los enterraban y encima colocaban los huesos del difunto.

En los rituales funerarios no se debe omitir la comida de los enterradores. La comida y la bebida se intercambian ceremonialmente. Los espíritus de los animales que se sacrifican en los ritos funerarios van en espíritu a acompañar al alma. El alimento lo proveen el fallecido (sus animales domésticos y cosechas) y los parientes del clan al que perteneca. Sin embargo, dice Bozzoli, ellos no lo distribuyen, sino que se desprenden totalmente del alimento; ellos actúan como invitados, y son los repartidores especialmente entrenados, los bikakLa, quienes se encargan de la ceremonia de distribución.

Uno de los pocos pecados de esta sociedad es la mezquindad; en este rito hay que mostrar generosidad y compartir o distribuir especialmente carne y chocolate, que son símbolos de reciprocidad. Los espíritus de los animales sacrificados para esta ocasión le ayudan al alma a comer las enormes cantidades de alimentos que el difunto se negó a compartir en este mundo que le van a ofrecer culebras inmensas. De esta forma se compensan los pecados de mezquindad o tacañería del fallecido.

Destino final del alma

Algunos consideran que, al morir el cuerpo moría el alma, o que el alma de los muertos iba al mar a quedarse quietos en una piedra. Existe también otra idea de que las almas van a otro mundo de goces, abundancia y deleites, donde no se trabaja. Hay quienes creen que todas las almas van donde Sibú, al dominio subterráneo que consta de cuatro mundos: uno, para las enfermedades, otro para el dueño o los protectores de los animales, el tercero para los indios y el último para los espíritus malignos. Para Bozzoli, las almas son como pequeñísimos niños, inactivas, sin emociones, y están separadas en cuanto al sexo.

Por sus condiciones características, a las aves se les confía la tarea de cargar hasta el otro mundo con las almas de los difuntos. De acuerdo con el concepto de pluralidad de las tres almas, una, equivalente a la naturaleza divina del espíritu, va donde Sur, otra alma queda con los huesos (soma) y la tercera parece ser el alma que atormenta a los vivos, que aparece en los cementerios, hace ruidos y molesta a sus víctimas en sueños (éstas son los espíritus de las enfermedades).

Cuando un indígena fallece, su familia mata chanchos y gallinas, cocina palmito de pejibaye y toma chocolate. Todas estas cosas y animales acompañan el alma porque a través del camino que el alma tiene que caminar existen muchos malos espíritus, diablos, que se quieren comer el alma. Pero los acompañantes del alma pelean con los malos espíritus mientras que el alma de la persona fallecida avanza hasta llegar donde está un perro chichi kkl. Esta palabra significa Origen del Perro. Hasta aquí llegan los acompañantes.

Si la persona en vida ha tenido perros, y los ha tratado bien, cuando llega ante el Gran Perro, la nariz del perro gotea agua. Entonces el dueño del perro dobla una hoja y en la hoja recoge el agua que sale de la nariz del Perro y se lo da a beber al alma. Luego le dice: allí va su camino. Este camino es una belleza porque ya no hay malos espíritus ni espinas y de seguro lo conducirá al lugar donde lo esperan sus parientes que fallecieron antes. Al contrario, si la persona en vida fue mezquina con otras personas y trataba mal a los perros, cuando muere y su alma llega donde está el Gran Perro, encuentra su nariz seca, no echa gotas de agua. Su dueño le dice al alma cansada y sedienta: allí va su camino, y el alma se va por el camino. Pero, más adelante, ya no hay camino, sólo espinas de todas clases y abismos; el alma cansada muere, ya no puede llegar a su destino. Por eso debemos vivir como Sibú nos dijo, tanto con los animales como con las personas.

Esta idea de la sed del muerto constituye un proceso de purificación del alma por las faltas cometidas en vida. El agua que brota por la nariz del Perro apacigua esa sed y le restituye energías para continuar su camino; esta misión se complementa con la ayuda que le prestan las almas de los animales.

Los conceptos bribris de la gente como semilla, el cuidado de los huesos después de la muerte y el regreso del alma al mundo de SuL son símbolos de origen y de identidad. Las semillas, los huesos y las almas deben ser guardados, cuidados y purificados. La semilla provee identidad y distingue al clan y a la tribu de otros clanes y de los que no son bribris.

Hay una equivalencia entre el nacimiento y la muerte. Las sepulturas, la tierra y la morada de las almas son símbolos uterinos. El tratamiento de un muerto tiene correspondencia con el tratamiento de un recién nacido: los seres regresan al mismo lugar de donde se originaron y al que vuelven y permanecen en forma fetal o de niño, según como vinieron originalmente.

Las cuatro almas

Se han podido determinar cuatro almas específicas, que se clasifican de la siguiente manera:

Alma del cuerpo exterior

Es una especie de escudo protector que transmite sus mensajes a través del sueño. Se considera un ser independiente de la persona, aunque siempre la acompaña, percibe la dimensión donde todo es verdadero y la cubre totalmente. El escudo sano es invisible a las enfermedades, pero si se rasga, se queda a merced de las mismas. Se puede rasgar por la tensión emocional, la frustración, el incumplimiento de normas sociales o por delitos contra la naturaleza.

Alma de los ojos

Según ciertas creencias bribris, en el cuerpo habitan dos almas, la del ojo derecho, llamada wiköl, y la del ojo izquierdo o wimblu. La primera es la que realiza el viaje al inframundo; y la segunda se queda en el mundo de los vivos rondando y es llamada el alma de los huesos.

El alma del ojo derecho se llama wiköl. Puede ver este mundo y el otro mundo. El ojo derecho es el más fuerte, tiene la capacidad de grabarlo todo. No le gusta este mundo, por eso insta a las enfermedades a que ataquen a la gente para irse lo más pronto posible al otro mundo.

Se dice que wiköl recorre el mismo camino que hace el sol durante el día y luego en el mundo inferior durante la noche. Este viaje da inicio con la salida del sol por el este o uñak, sigue con él hacia el cenit para continuar al poniente o kañak y luego inicia el descenso hasta el inframundo guiada por la ruta solar del otro mundo, con el objeto de concluir su camino en Sulakoska, también llamada Wikolkoska.

En esta versión, Divó, el sol, cumple el papel de guía de las almas, por mandato de Sibú. Con base en esta idea, los indígenas talamanqueños construyen la 'puerta segura' de sus casas al lado oeste, pues el sol jamás regresa por este punto. En cambio la puerta que se ubica al este debe ser protegida, puesto que al salir el sol cada mañana, cabe la posibilidad de que lo acompañen almas que se escaparon del inframundo, o si no, las enfermedades que vienen a llevarse a su reino a una o dos almas más. El guardián de esta puerta recibe el nombre de Orobsa.

A lo largo del recorrido de wiköl por el supramundo y el inframundo, se enfrenta a una gran cantidad de pruebas, acorde con sus malas acciones en vida, representadas por serpientes que tratarán de impedir que lleve a buen término su tarea. Si alguien ha cometido un asesinato, será lanzado al fuego del sol invisible, en las profundidades de Ka, y no será recibido en Sur (Sulakoska). Un alma podría morir y no terminar su recorrido, lo cual indica que esta alma no es inmortal.

El alma del ojo izquierdo wimblu no se entera de nada hasta que wiköl ya se ha marchado.

Alma del hígado

Es la receptora de los mensajes del más allá; está ligada con la comprensión global de las cosas y de los deseos.

Alma de los huesos

Se queda en la tierra acompañando a los huesos. Algunos pueblos consideran los huesos como la residencia del alma. Para otros, las almas van al cielo que está en el cenit; tal vez esto se deba a la creencia de que el alma desciende por el mismo lugar del sol.

La discriminación de las almas es importante, pues los bribris creen que se salvan las almas de los que mueren en la guerra y se condenan las de los que mueren de fiebres, picados de culebra o ahogados.

Ritos bribris sobre objetos y seres maculados

El embarazo supone una condición difícil para la sociedad, condición que empeora si la mujer encinta muere. A las mujeres embarazadas se les prohíbe visitar enfermos. El primer embarazo supone la condición de bkLu para el padre y la madre. Esta condición de bucur es propia de los seres u objetos maculados, como los objetos que han sido abandonados, ya que tienen a, (palabra que también significa heces). por lo que no deben tocarse para evitar quedar manchado o maculado.

Tienen bkLu las mujeres en su etapa de menstruación, la recién parida, el recién nacido, y los cadáveres. Para perder la condición de /bkLu/, las personas que posean esta condición mujeres que dieron a luz, recién nacidos deben pasar por un ritual de purificación, para que puedan reintegrarse de nuevo al grupo social. De igual manera, deben ser purificados los parientes inmediatos de un muerto, y las almas para que puedan entrar de nuevo a su lugar de origen, un mundo uterino debajo de la tierra.

También producen o contaminación las hemorragias fuertes en la menstruación y el parto; causan en las mujeres la sangre de los cerdos, del ganado, del pájaro s (sargento o cacique) y del dl, otra ave de color azul y pecho morado, a la cual podan tocar sólo los cantores. Saltar sobre achiote desparramado en el suelo o sobre huesos de danta, caballos, perros y otros cuadrúpedos también provoca. La Dra. Bozzoli postula que el simbolismo de está ligado al de la sangre de los clanes y al del incesto.

Confinamiento ritual

Guardar dieta, abstenerse del sexo y confinarse en la vivienda o cerca de ella son situaciones que se les impone a los dolientes de un deceso; a la madre al dar a luz, a los cazadores, en la iniciación del púber, de los chamanes, de los sepultureros, cantores fúnebres, etc. Este confinamiento ritual se interpreta como el símbolo supremo del escape y del alivio de las obligaciones para con los demás. Deben confinarse, guardar silencio, no salir de día, no usar sal ni otros alimentos, no mezclar la ceniza con la comida, y evitar algunas veces el fuego, ya que éste es el símbolo de tratos recíprocos. Asimismo, se debe evitar el contacto con el sol en este confinamiento ritual.

Sacrificios humanos

Los sacrificios humanos tenían relación con la guerra. Los talamancas celebraban antiguamente danzas con cabezas, como si fuesen trofeos colgados de los brazos. La cabeza cercenada del enemigo no sólo tiene valor social, sino que es también una práctica de valor mágico.

Todas las lunas sacrificaban algunas personas al demonio, por lo que debe interpretarse como un culto lunar. La otra ocasión para el sacrificio humano formaba parte del ritual funerario. Cuando muere el señor se manda a matar y a sacrificar a los esclavos para entregarlos consigo. Los esclavos eran principalmente las mujeres y los hombres tomados prisioneros en la guerra, u obtenidos por intercambio con otros pueblos.

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