Clase Symphyla

Clase Symphyla
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Clase Symphyla. Incluye esta clase unas 120 especies conocidas. Han despertado estos animales gran interés entre algunos zoólogos por ser miriápodos más estrechamente relacionados con los insectos.

Hábitat

Viven en el suelo y en tierra vegetal. Se encuentran los sínfilos en la mayor parte del mundo, aunque su límite septentrional de distribución está determinado por su incapacidad para tolerar temperaturas inferiores a -9.50C.

Estructura

El tamaño de los sínfilos fluctúa de 2 a 10 mm de longitud, presentando cierto parecido superficial con los centípedos. El tronco posee 12 segmentos provistos de patas, los cuales están cubiertos por 15 a 22 placas tergales. El último segmento (decimotercero) lleva un par de espineretas, o cercos, y un par de largos pelos sensoriales (tricobotrios). El tronco termina en un telson oval diminuto.

Delante de las antenas, situadas lateralmente, se proyectan un epistoma y un labro bien desarrollados. Cada mandíbula sostiene un lóbulo gnatal movible, dentado e independiente, que se encuentra debajo del epistoma y el labro. Las mandíbulas están cubiertas centralmente por un par de largas primeras maxilas. El segundo par de maxilas está fusionado, formando un labio. La similitud aparente de las paredes bucales de los sínfilos y las correspondientes de los insectos se ha citado a menudo como prueba de la supuesta afinidad entre los dos grupos. Sin embargo, Manton (1977) y otros estiman que las partes bucales se parecen solo de manera superficial y que desde el punto de vista funcional son diferentes; rechazan la idea de que los insectos estén relacionados de la manera más directa con los sínfilos.

La estructura del tronco, particularmente la presencia de placas tergales adicionales, que aumenta la flexibilidad dorsoventral, está correlacionada indudablemente con los hábitos locomotores de estos animales. La mayor parte de los sínfilos pueden correr muy rápidamente y son capaces de contorsionarse, voltearse y adaptar sus cuerpos en forma de asa cuando se arrastran por las grietas en el interior del humus. Esta capacidad es probablemente una adaptación para escapar de sus enemigos, pues los sínfilos se alimentan de vegetación descompuesta. Scutigerella immaculata puede atacar vegetales vivos y representar una grave plaga de plantas y flores, sobre todo en un invernadero. El sistema traqueal está limitado a la parte anterior del cuerpo. Existe un solo par de espiráculos que se abren sobre los lados de la cabeza; las tráqueas solamente llegan a los tres primeros segmentos del tronco. Adherido a la pared corporal debajo de la base de cada extremidad, existe un saco coxal susceptible de eversión y un pequeño apéndice (el estilo). Los sacos coxales captan humedad. La función del estilo es desconocida, aunque probablemente sea de índole sensorial. Estos animales carecen de ojos, pero les dos órganos de Tömösvary están bien desarrollados.

Reproducción

Como en los diplópodos y paurópodos, las aberturas genitales están localizadas en el lado ventral del cuarto segmento del tronco. La conducta copulatoria de Scutigerella es bien conocida por demás extraña. El macho deposita 150 a 405 espermatóforos, cada uno de los cuales posee su pedúnculo. La hembra sale al encuentro del mismo y lo ingiere, pero en lugar de deglutir los espermatozoides los almacena en bolsas bucales especiales. Luego, la propia hembra recoge los huevecillos con la boca, tomándolos de su único gonóporo, y los fija al substrato, para después manipularlos igualmente con la boca. En este último proceso, la hembra unta cada óvulo con los espermatozoides y los fecunda.

Los huevos son puestos en grupos de unos 8 a 12 y fijados a las paredes de grietas o hendiduras, al musgo o al liquen. La partenogénesis es frecuente. Se desconoce el papel de los órganos hiladores en la reproducción. El desarrollo es anamórfico; la cría al eclosionar tiene seis o siete pares de patas. Scutigerella immaculata vive unos cuatro años y las mudas se repiten en la misma durante toda su vida.

Fuente

Barnes, Robert D. Zoología de los Invertebrados II. Editorial Revolucionaria, Cuarta edición. 1985. pp. 866 - 867, il