Derviche

Derviche
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Derviche. Miembro de un grupo místico musulmán que se considera intermediario entre el cielo y la tierra.

Significado

El término derviche proviene de la palabra persa darvīsh. Este término era habitual para denominar a los mendicantes ascéticos. Esta palabra también es usada para referirse a un temperamento imperturbable o ascético, es decir para una actitud que es indiferente a los bienes materiales.

Historia

Los derviches nacieron en el seno del sufismo, el ala mística del Islam. Bajo las ideas inspiradoras del gran poeta Rumi, los derviches elaboraron una danza donde el adepto se entrega a continuos giros circulares. Este movimiento, el ritmo mismo de la danza, posee una inspiración sagrada; la impulsa el anhelo de unir al hombre con la divinidad. La primera tariqa de la que se tiene constancia es la llamada Qadiriyya que fue creada en 1166 y que fue fundada por 'Abd al-Qádir al-Yilani. Muchos derviches son los ascetas mendicantes que han tomado el voto de pobreza, a diferencia de mullahs. La razón por la que piden dinero es para aprender la humildad pero tienen prohibido pedir para su propio bien por lo que tienen que dar este dinero a otra gente pobre. Hay también varios grupos de derviches, como los sufíes que pertenecen a los ascetas y místicos musulmanes que tienen su origen en algunos santos musulmanes y profesores como Ali Ibn Abi Talib y Abu Bakr as-Siddiq. Varias órdenes han aparecido y desaparecido durante los siglos y cada una tiene su fundador, sus trajes característicos y su ritual, que puede ser la repetición de frases sagradas, la búsqueda de un estado de hipnotismo o danzas giratorias que proverbialmente está asociado con la orden de Mevleví en Turquía y que es utilizado para alcanzar el éxtasis religioso (majdhb, fana), aunque actualmente se ha hecho una atracción turística en el país. El nombre Mevleví proviene de "Mevlana", tratamiento que se le daba al poeta persa Rumi que era un Maestro (Sheyj) de derviches. Otros grupos incluyen los Bektashi, conectados a los Jenízaros y a los Senussi, quienes son más bien ortodoxos en sus creencias.

Prácticas de los Derviches

Al girar simbolizan las órbitas de los astros, repitiendo así, “viviendo” los movimientos de los “habitantes” del cielo, practican así la vieja magia simpática por un lado conocida desde los tiempos inmemoriales de la humanidad, y por otro ejercitan el poder de la danza sagrada que es una de las bases de la visión chamánica de la vida, la primigenia religión humana. Su doctrina, si así puede llamarse a cualquier mística, está basada en el respeto, la tolerancia y el amor. Y en esto sí coinciden con la rama mística de cualquier visión espiritual, que es al mismo tiempo lo que a veces la separa del cuerpo religioso al que en teoría pertenece. El movimiento es la esencia de la vida, es su constante. Desde los átomos a los planetas pasando por la propia vida humana y sus circunstancias. Y ese movimiento suele ser circular, no sólo por la tendencia a completar ciclos sino por su tendencia a lo entero. Por eso si se quiere participar de la energía universal uno de los métodos es girando.

Los derviches usan además el giro de su danza como una forma de meditación en movimiento. Su origen, hace unos siete siglos, unos lo localizan en la ciudad turca de Konya, con la fundación de una orden o grupo de danzantes por Mevlana un gran filósofo y poeta místico del siglo XIII. En esta ciudad se celebra cada año un festival derviche, donde acuden unos 30000 fieles. Llegan a girar a gran velocidad, de 20 a 30 giros por minuto. El secreto de realizar tantos giros sin problemas (sin marearse por ejemplo) está en la figura del Dedé, el maestro, que supervisa a los derviches para conseguir dar vueltas sincronizadas. Una mano alzada hacia el cielo y la otra vuelta hacia la tierra.

Los derviches actúan como auténticos ejes, canalizadores de un flujo de energía desde ellos hacia el universo y del universo hacia ellos. Sus trajes blancos simbolizan la mortaja, es decir el misterio de la muerte y por tanto de la resurrección. La túnica negra es el complemento (energía femenina y masculina presentes por tanto), el mundo material, la materialización de la vida. Se tienen en cuenta cuatro estadios, estaciones, elementos. Un maestro que simboliza al sol. Unos derviches que alcanzan el éxtasis con su danza y se cuenta que hasta algún que otro espectador podría participar de él por el estado hipnótico que puede alcanzarse.

El ritual comienza con la recitación del corán. Luego un coro entona la Faitha. Los versos persas del gran místico y poeta sufí Rûmi no son, generalmente, recitados en lecturas públicas por la supuesta incapacidad de los oyentes para entenderlos. Un signo del jefe de la cofradía marca el ritmo del rito, los derviches se levantan y se acercan a él. Se quitan el manto negro y aparecen con el vestido blanco debajo. Se colocan en el centro del círculo y comienzan a girar lentamente. El ritmo va cambiando con una aceleración cada vez más rápida, pero muy poco a poco. Es necesaria una gran concentración y control tras un largo aprendizaje de los pasos y el equilibrio. Por ello no pueden participar de la danza los impulsivos y los exaltados. Hay dos pausas instrumentales que sirven para que descanse el coro y los danzantes, pero esas interrupciones están calculadas para propiciar la meditación y evitar la exaltación. El rito puede continuar durante mucho tiempo y termina con una señal de jefe. Los derviches vuelven a ponerse su manto negro y sigue otra recitación del corán.

Fuentes