Enfermedades de las gónadas

Enfermedades de las gónadas
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Concepto:El sexo comprende los elementos diferenciales entre el varón y la hembra y se puede considerar desde distintos aspectos

Enfermedades de las gónadas. El sexo comprende los elementos diferenciales entre el varón y la hembra y se puede considerar desde distintos aspectos, los cuales se detallan a continuación.

Sexo anatómico

Los genitales externos de la hembra tienen elementos característicos bien precisos con respecto a los del varón.

Sexo cromosómico

La hembra tiene 44 autosomas y 2 cromosomas sexuales (XX). De estos últimos, uno es activo y el otro inactivo. El varón presenta 44 autosomas y 2 cromosomas sexuales (XX). El cromosoma X del varón es activo. En la hembra es necesaria una constitución XX para el desarrollo de los ovarios funcionantes y en el varón una constitución XY para el desarrollo de los testículos.

Sexo genético

Los cromosomas X activos no se visualizan con los colorantes, pero los inactivos sí. Los cromosomas inactivos se observan en las células de la mucosa oral en forma de un corpúsculo plano convexo adosado a la membrana del núcleo, que recibe el nombre de corpúsculo de Barr. En la mucosa oral, la posibilidad la da el hallazgo de un 20% de células con este corpúsculo. Estos cromosomas se ven también en los leucocitos de la sangre periférica, como una prolongación del núcleo en forma de raqueta, conocida en la literatura angloamerica como Drumstick (palillo de tambor). En los leucocitos la probabilidad del hallazgo de células con esta prolongación es de un 12%. La hembra es cromatín positivo y el varón cromatín negativo.

Sexo hormonal

Los ovarios producen estrógenos y progesterona y los testículos, andrógenos.

Sexo hipotalámico

Desde el punto de vista de las hormonas gonadales, el hipotálamo de la hembra es cíclico y del varón acíclico. Esta característica del hipotálamo es adquirida en la vida intrauterina.

Sexo psíquico o mental

Lo constituye el impulso que normalmente debe llevar a la búsqueda del sexo opuesto. Comprende la libido, que expresa la intensidad del impulso.

Sexo social

Es determinado por el medio, y representa la identificación desde el punto de vista sexual que da la sociedad al individuo.

Diferenciación y desarrollo sexuales normales

La diferencia sexual tiene lugar en tres etapas, que incluye la gónada, los conductos genitales y el sexo urogenital (sexo embrionario, que comunica el sistema urinario y el aparato genital), y los genitales externos. Normalmente, las características de todas las estructuras sexuales corresponden al sexo genético, establecido en el momento de la fertilización.

  • Origen de la gónada: Desde la cuarta semana de gestación, los caracteres sexuales comienzan a formarse a partir de los pliegues gonadales y son invadidos en la sexta semana por células germinativas. La gónada embrionaria bipotencial hasta la sexta semana, presenta un componente cortical, uno medular y células germinales bipotenciales. La diferenciación ulterior en ovario y testículos dependerá de la presencia de genes específicos localizados en el cromosoma X o en le Y, según el caso. Cuando la gónada va a ser un testículo comienza a diferenciarse sobre la séptima u octava semana de la vida embrionaria: el componente medular evoluciona y el cortical involuciona. Si la gónada va a ser ovario comienza a diferenciarse con posteridad a cuando va a ser testículo: el componente cortical evoluciona y el medular involuciona.
  • Origen de los genitales internos y externos: En la fase temprana de la gestación se inician los procesos que de manera progresiva van a conducir a la diferencia morfológica y funcional, masculina o femenina, de los caracteres sexuales del feto. Esta maduración ontogénica es bastante compleja, e intervienen en ella numerosos factores de naturaleza hormonal, endocrina y paracrina, dirigidos por genes situados en los cromosomas sexuales y en los autosomas. La estructura embrionaria primitivamente indiferenciada, que es el origen de las gónadas y de los órganos genitales, tiene una tendencia inactiva a la expresión fenotípica femenina; si no existieran ciertos factores que lo impidiesen, las gónadas evolucionarían a ovarios, se desarrollarían las estructuras derivadas de los conductos de Müller (trompas, útero y tercio superior de la vagina) y los genitales externos adoptarían una morfología femenina. Esto siempre sucede así cuando el genotipo es femenino y no hay presencia de cromosoma Y (si bien se requiere la presencia de dos cromosomas X para una completa diferenciación ovárica). El cromosoma Y en los fetos con dotación masculina, contiene los genes que impiden la evolución gonadal y fenotípica femenina.

La evolución a testículo de la gónada indiferenciada se lleva a cabo por el factor determinante testicular (TDF), codificado por un gen situado en el brazo corto del cromosoma Y (SRY), cercano a la región seudoautosómica de este mismo cromosoma, aunque es muy probable que intervengan también otros genes distintos del SRY en la diferenciación testicular. El testículo fetal es el responsable de la diferenciación fenotípica masculina merced a la elaboración de dos productos de secreción: la hormona antimullerina (MIH) y la testosterona. La primera es un dímero de naturaleza glucoproteica sintetizado por las células de Sertoli y fetales, y que como su nombre señala anula específicamente el desarrollo de los conductos de Müller. Su elaboración comienza entre la sexta y la séptima semanas de gestación y actúa por mecanismo paracrino sobre el conducto de Müller ipsilateral.

La testosterona se encarga también de dos misiones fundamentales, la estimulación de los conductos de Wolf para su evolución a estructuras masculinas (epidídimo, conducto deferente, vesícula seminal y conducto eyaculador) y la virilización de los genitales externos. La testosterona es elaborada por las células de Leydig y su producción dependerá de la gonadotropina coriónica humana (HCG) placentaria en el primer semestre del embarazo y posteriormente de la LH hipofisaria fetal.

Los genitales externos (próstata, desarrollo del pene, fusión escrotal de los labios) se forman mediante los andrógenos vertidos en la circulación fetal e indirectamente por su transformación en dihidrotestosterona (DHT), catalizada por la enzima 5-alfa-reductasa en el interior de las células, cuya actividad es detectable a partir de la octava semana del embarazo. En efecto, es este último andrógeno el responsable del desarrollo de los genitales externos. Tanto la testosterona como la DHT, promueven sus acciones a través del mismo receptor específico citosólico (tiene más afinidad para la DHT que para la testosterona) cuyo gen se localiza en el cromosoma X de ambos sexos.

Fuentes

  • Mallea Sánchez, L:¨Diferenciación sexual¨, en Padrón Durán, R.S., Temas de reproducción masculina y diferenciación sexual, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana, 1990.
  • Novoroli Fernández, F., A.J. Machado Curbelo:¨Fisiopatología del eje hipotálamo-hipofisotesticular¨, en Padrón Durán, R.S Temas de Reproducción masculina y diferenciación sexual, Ed. Científico Técnica, La Habana, 1990.