Idiófonos en Cuba

Idiófonos en Cuba
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Concepto:Familia de instrumentos musicales

En la Música folclórico-popular de Cuba proliferan numerosas especies y variantes de instrumentos comprendidos dentro de la clasificación de idiófonos. En esta sección quedan agrupados todos los que participan en la integración de diferentes conjuntos musicales laicos y religiosos, así como los utensilios domésticos y de trabajo que desempeñan funciones musicales. Estos últimos pueden considerarse en su casi totalidad como idiófonos, en tanto la materia constructiva del objeto mismo produce el sonido al entrar en vibración (cucharas, machete, guataca, sartenes y otros).

Descripción y terminología

Entre los idiófonos cubanos, en las subclases de golpe directo e indirecto se concentra la mayor cantidad de ejemplares: Claves, Catá, Guataca, Cencerro, Maracas, Güiro y otros muchos; aunque aparece la modalidad de punteado, sólo está representada en un tipo de instrumento: la Marimba. No existen pruebas documentales ni testimoniales, ni se ha observado en la práctica actual el empleo de idiófonos de frotación y de soplo. En Cuba, las formas de designación de esta clase de instrumentos es polisémica. Generalmente se aplican voces que identifican o han identificado determinados objetos, los cuales constituyen, en algunos casos, los antecedentes del instrumento de música (sartenes, cajones, clavija); y en otros, uno o varios tipos de idiófonos en correspondencia con su forma o apariencia (campanas, maracas). Estos términos se utilizan de acuerdo con las variantes locales o regionales. También hay vocablos que aluden a los materiales de construcción (güiro), y en algunos idiófonos se observa una tendencia marcada a la pérdida paulatina del nombre original o más antiguo, por la asimilación de la voz que identifica la materia prima fundamental empleada en su confección (hierros).

Otras voces se relacionan directamente con la práctica de la música. De esta manera, muchos se reconocen con términos onomatopéyicos en correspondencia con los sonidos que se obtienen durante su ejecución (chachá), o en dependencia de la función que realizan en el desarrollo de un evento musical dado (salidor y quinto en los cajones). Cuando en el discurso musical se emplean idiófonos en parejas, el término genérico aplicado pude aparecer tanto en plural para designar cada parte, como en singular al identificar la unidad que constituyen (las claves o la clave) asimismo existe una tendencia recurrente a la sexualización de las partes del instrumento en cuestión (hembra y macho). En otros casos, cuando se utilizan en grupos de dos o más, se adoptan términos que discriminan aspectos de tamaño, número de percusiones (caja, dos golpes y un golpe, en güiros o agbes), y características relativas al plano de altura que ocupa en relación con los otros instrumentos de su tipo que integran el conjunto.

Así se asimila el modo de denominación de los conjuntos de tambores en los cuales está más generalizado el empleo de dos o más instrumentos de un mismo género. En menor medida se hace alusión directa al antecedente étnico-cultural al cual está relacionado el uso del instrumento en Cuba. No obstante, en todos los casos de designación vinculada con diferentes valores semánticos se hallan ejemplos en los cuales se evidencia la relación de muchos de estos términos con vocablos o raíces de referencia lingüística procedente de varias lenguas africanas (Ogán, Agogo), indígenas, hablantes de las lenguas arauca, caribe y tupi-guaraní, nativos de América (maraca), y del Créole, hablado por los haitianos asentados en Cuba y sus descendientes (Triyang). Dentro de esta vertiente, también existe el empleo de denominaciones que identificaron propiamente al antecedente organológico directo del modelo cubano (Erikundi)

Construcción

Por lo regular los propios tocadores realizan la construcción de los idiófonos, con algunas excepciones dadas por la complejidad de su confección o por el uso en ciertos casos de metales, como materia prima, que requieren conocimientos e instrumentos de trabajo particulares. En los procesos constructivos, cada intérprete y/o artesano aplica los conocimientos empíricos aprendidos por transmisión oral y/o por la simple observación, recreados y perfeccionados en la práctica a nivel individual o colectivo. Por ello, hay muy variados criterios y detalles de confección que varían de un constructor a otro, cuando se exponen de manera pormenorizada las técnicas y materiales constructivos empleados, aunque se detecten rasgos esenciales en la fabricación de cada tipo de instrumento.

Estas peculiaridades han condicionado que la confección de los idiófonos de la Música folclórico-popular cubana, presente diferentes comportamientos en diversas variantes:

1. Construcción por imitación parcial, total o recreada, como consecuencia de una actitud o iniciativa individual arbitraria, y circunstancial. Ejemplos en esta dirección corresponden a un gran sonajero metálico denominado Campanitas chinas, usado muy irregularmente en las chambelonas (Ortiz, 1952-1955, v.II:278), y a una Matraca doble, conocida como chicharra, que se tocó en la chambelonas de Marianao (Ortiz, 1952-1955, v.II:33). De estos ejemplares sólo aparecen referencias en la obra Los Instrumentos de la música afrocubana y fueron observados, por Fernando Ortiz, en la práctica musical cubana de las primeras décadas del Siglo XX.

El idiófono campanitas chinas consistía en “un bastón alto (…) en cuyo extremo hay una sencilla armazón de varillas de la cual penden numerosos trocitos de hierro y campanillas que entrechocan al ser agitados” (Ortiz, 1952-1955, v.II378-279), y marcaba los ritmos de la música de las chambelonas. Por su parte, la llamada chicharra, con función también rítmica, estaba integrada por una rueda dentada insertada “en un pequeño manubrio con dos empuñaduras, que se movían con una o dos manos, y los dientes iban dando sucesivamente en dos lengüetas de dura y algo flexible madera que sonaban fuerte y roncamente al vibrar” (Ortiz, 1952-1955, v.II:33). Otro ejemplo visto más recientemente, durante las investigaciones de campo realizadas en la provincia Pinar del Río, es el idiófono denominado Chiquichaca; cuyo empleo estaba limitado a la agrupación de la Cooperativa de Producción Agropecuaria “Vladimir Ilich Lenin” municipio Mantua. Este chiquichaca es un aro de metal de 270mm de diámetro y 10mm de grosor, al cual se han fijado 16 cuerpos metálicos agrupados y colocados a una distancia aproximada de 6mm uno de otro; cada par entrechoca al sacudirse el aro. Este idiófono cumple una función musical rítmica similar a las de las maracas.

2. A partir de tipos establecidos de idiófonos de la música folclórico-popular de Cuba, se crean “nuevos” instrumentos, los cuales presentan, en la mayoría de los casos, una vida efímera y un uso circunstancial, y no trascienden los pequeños ámbitos grupales.

En ocasiones, estas iniciativas rebasan el ámbito grupal y local, y alcanzan áreas geográficas mayores. Muestra de ello es la fabricación y uso de los grandes sonajeros metálicos del conjunto instrumental de conga de la zona Oriental de Cuba.

3. Confección de “nuevos” idiófonos que sustituyen a otros instrumentos- no necesariamente idiófonos- con funciones musicales especificas dentro de un conjunto instrumental dado.

Éste es el caso de la confección de Cañambuces o Bambuces (bambúes), a partir de secciones de caña de bambú, recortadas en sentido del ancho en una longitud adecuada de acuerdo con el instrumento que suplirá. La ejecución de estos idiófonos se ha observado en sustitución del bongó y de la función de bajo, realizada a lo largo del desarrollo histórico del conjunto de Son, por un instrumento idiófono, Cordófono o Aerófono. Este bongó está compuesto por dos secciones independientes de bambú, una con uno y medios canutos, y la otra con uno, con medidas respectivas y aproximadas de 640mm y 50mm. Ambas partes presentan mangos (construidos también de caña) para asirlos, al sujetar uno en cada mano. La ejecución se realiza al percutir sobre un banco de madera. En el primer caso, el bajo se ejecuta en lo fundamental, mediante el golpe sobre el suelo, aunque de manera eventual puede percutirse con una baqueta sobre el cuerpo. En el segundo, sólo se mantienen las percusiones sobre el suelo. Esta práctica de confección y empleo de los denominados cañambuces, está circunscrita a sólo dos localidades en los municipios San Luis y II Frente Oriental, provincia Santiago de Cuba.

4. Confección de cada tipo de idiófono a partir de una gran variedad de diseños y materiales de construcción, que pueden implicar o no nuevas variantes tipológicas, así como del empleo de instrumentos domésticos y de trabajos diversos, lo cual se relaciona a la vez con el desarrollo económico-social del país y las posibilidades individuales. En la mayoría de las veces, estas características traen como consecuencia una simplificación del proceso tradicional de construcción artesanal, al servirse de objetos de fabricación industrial o sustituir frutos vegetales o tipos de maderas, ampliándose las posibilidades de confección. Cuando esto se acepta, el nuevo material cumple con las características acústicas necesarias que permiten asimilarlo dentro del contexto tradicional y cultural de los grupos humanos que los utilizan. Por lo general, estas variantes conllevan una mayor explotación acústica del instrumento mismo, hacia la búsqueda de una mayor reverberación del sonido o un cambio tímbrico o de intensidad: sobre todo, en los idiófonos en los cuales sus caracteres morfológicos-constructivos no admiten variantes en la técnica de ejecución de los resultados.

En general, los idiófonos de la música folclórica-popular, de acuerdo con las mediciones acústicas realizadas, se caracterizan por la reverberación muy corta y corta del sonido que se obtiene durante la ejecución, con un rango entre 0,09 y 0,86seg., como valores mínimo y máximo, respectivamente. Estos instrumentos presentan los siguientes comportamientos, en cuanto a tiempo de caída del sonido:

a) La reverberación muy corta distingue a todos los idiófonos de golpe directo, cuyos cuerpos están confeccionados de madera o plástico, y a los de golpe indirecto: de respaldo; de golpe y/o sacudimiento, de golpe y /o raspado, pero a esta tipología sólo en las dos últimas formas de ejecución. Estos instrumentos están elaborados a partir de un fruto vegetal, con exopercutientes o no, o de hueso.

b) El tiempo da cada caída corto resulta característico de los idiófonos de golpe directo construidos de metal. Como caso particular y sólo como resultado de la ejecución por golpe, en esta categoría se incluye un Idiófono que presenta varias alternativas de ejecución: éstas son golpe y /o sacudimiento y /o raspado

c) En este último caso, el tiempo de reverberación del sonido es favorecido por las posibilidades vibrátiles y elásticas del sostén de los percutores, que es golpeado. Los formantes del campo espectral de casi todos los idiófonos se encuentran en las frecuencias medias, en las cuales proliferan las medias bajas, propiamente dichas; y, en menor medida se hallan formantes en las bajas frecuencias. Asimismo, la intensidad del sonido se mueve, como regla, en el rango medio (entre 51y 90db), en casi todos los instrumentos.

Funciones musicales y uso social

Las peculiaridades acústicas en cuanto a tiempo de reverberación y espectro, condicionan las funciones musicales de los idiófonos dentro de la Música folclórico-popular cubana. Así, idiófonos con un tiempo de reverberación muy corto y corto, en las frecuencias medias cumplen una función musical eminentemente rítmica en los conjuntos instrumentales en que participan, tanto en la repetición de agrupamientos de relaciones temporales, como en la exposición de diseños rítmicos de carácter improvisatorio, en algunos casos. Dentro de la función rítmica pueden incluirse cambios tímbricos determinados por la morfología o características constructivas del instrumento, los cuales permiten variantes en la forma de ejecución; o por el empleo de distintas modalidades de toques, características(..) de los instrumentos menbranófonos de golpe directo. Además, el tiempo de reverberación largo se aprovecha para sintetizar las funciones rítmica y armónica. En sentido general, una de las funciones rítmico-musicales de mayor presencia se vincula con la exposición de una línea temporal, o guía metrorrítmica, que marca la pulsación básica o inicia un tramo temporal, de función conductora y referencial que se adopta en todos los ritmos en tempo estricto.

Esto no solo personaliza la música africana, como planteara el musicólogo ghanés J.H.Kwabena NKetia, sino también las manifestaciones músico-danzarias cubanas de fuerte antecedente africano. Esta línea conductora que actúa como una pulsación reguladora, “puede ser definida como una pulsación motor en el sentido que puede ser articulada con movimientos corporales- meneo de los hombros, movimiento de los pies, sacudimiento de la cabeza, golpes de los pies en el suelo y además (…)[ y que funciona como] un punto constante de referencia por el cual la estructura de frase de un canto, así como la organización métrica lineal de las frases, son guiadas”(NKetia,1963:78). En la música folclórico-popular cubana, esta línea temporal, interactuante con el resto de los instrumentos de un conjunto instrumental dado y referente en muchas ocasiones, suele reforzarse con la participación de varios idiófonos que realizan líneas complementarias. Solo en casos excepcionales, determinados por el empleo de un grupo de instrumentos idiófonos de una misma especie, se efectúa en uno de ellos una función improvisatoria, sobre la base referencial del resto, como ocurre en los conjuntos de Rumba de cajón y de güiros, o puede aparecer una función rítmica simultaneada con un papel de base armónica, como acontece en las funciones que asume la Marímbula. Los idiófonos participan en un amplio repertorio, y su empleo está diseminado y generalizado a todo lo largo y ancho del país.

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