Isolina Vázquez Cruz

Isolina Vázquez Cruz
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Pedagoga Cubana
NombreIsolina Vázquez Cruz
Nacimiento1886
Consolación del Sur, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
FallecimientoNo definida
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónMaestra

Isolina Vázquez Cruz. Educadora ejemplar de la provincia de Pinar del Río, en Cuba. Consagró su labor como maestra en el período neocolonial.

Biografía

Infancia y juventud

Nació en 1887 en Consolación del Sur, asentamiento poblacional próximo a la capital pinareña, de larga tradición cultural y una de las pocas ciudades de la provincia donde la escuela pública y privada había dado muestra de cierto ascenso en algunos períodos de la colonia, con escuelas de reconocido prestigio y maestros de renombres.

Siendo una adolescente de 15 años, pero con grandes inquietudes y vocación por el magisterio, se enrola en los proyectos educacionales que promovían por entonces los ocupantes norteamericanos en Cuba.

Se presenta a exámenes y obtiene el Certificado de primer grado como maestra primaria, ello formaba parte del Plan Maestros de Certificado introducidos por los ocupantes en ese momento, es asignada a la escuela No. 8 de San Luís, pero poco tiempo después pasa a la escuela No.1 de varones de Consolación del Sur, obtiene entre 1903 y 1905 los certificados de 2do y 3er grados respectivamente, dando muestras de gran espíritu de superación y sacrificio, ya que por su condición de mujer joven, su ejemplo era poco frecuente en aquella sociedad.

Durante alrededor de 50 años dedicó sus mayores esfuerzos al desarrollo de incentivar ideas que facilitaran el aprendizaje de los discípulos y a mejorar las condiciones materiales de las escuelas de su municipio. Su obra se consagró al terruño consolareño y no hubo escuela alguna en esa región que no sintiera el influjo de sus acciones creativas, se convirtió en una educadora de elevado arraigo popular, de esas que su pueblo jamás olvida, como maestra destacada de la localidad.

Otra etapa de su vida

Transitó, en su fructífera vida, todo el período de la República Neocolonial.

En esta etapa de la historia cubana fueron múltiples los acontecimientos socios políticos, culturales y educacionales en los que ella tomó parte, siempre a favor del mejoramiento de la labor del maestro y del sistema escolar cubano, y especialmente de su terruño consolareño, lo que reafirmó su arraigo popular y su humilde consagración al magisterio.

Su madurez profesional, alcanzada en los años de la década del 20’, se vio matizada por el contexto sociopolítico y económico de la época, en el cual se insertó con espíritu de lucha y transformador. Tenía plena conciencia de la realidad cubana, y en particular de su territorio pinareño, por lo que se propuso enfrentar todo lo que entorpeciera el trabajo del maestro y el desarrollo escolar.

En 1934, bajo una aguda crisis política, tras la caída del tirano Machado, el movimiento social enardecido se pronuncia por renovar los cambios en el sistema escolar; Isolina encabeza un nutrido desfile en su ciudad natal poniendo la figura del apóstol como bandera a favor de la escuela y del maestro consolareño. Dos años más tarde en 1936, en situaciones poco cambiante, levanta su voz en el Seminario de Renovación Pedagógica, apoyando al llamado de organizaciones políticas, como el Partido Comunista, que incitaban al cambio. Es miembro activa de la Federación de Maestros en defensa del niño, el maestro y la escuela. En tal sentido promovió colectas públicas para levantar monumentos para rendir tributo a nuestro héroe nacional como máximo paradigma de la educación cubana. Esta década de los años 30’ marcó para siempre su espíritu y energía de lucha por la educación.

Su ímpetu renovador no se detiene y en el contexto de la supuesta apertura democrática de los años 40’ se destaca sobre manera en eventos tales como: En el propio año 1940 participa en Camagüey en los Cursillos de Perfeccionamiento Pedagógico, donde como siempre levanta su voz a favor de la escuela para todos, en un espacio dominado por la ideología burguesa envalentonada en ese momento. Los años sucesivos de esta década fueron testigos de su gran creación y dedicación al aula y a los niños, bajo proyectos escolares de cierta mejora pública.

Participó en cuanta actividad patriótica, cultural o política promoviera las instituciones del momento, de las cuales formó parte activa como por ejemplo la Asociación de Maestros. Promovió acciones colectivas en pro de la reparación de escuelas, destacándose la fundación de la Asociación de exalumnos que recaudaban fondos a tales fines. Organizó actividades públicas como funciones de cine, en el Teatro “La Avellaneda”, cuyos fondos destinaba al mismo propósito. Todo ello le valió numerosos reconocimientos por parte de las autoridades educacionales de la época, pero sobre todo de su pueblo consolareño que le agradeció eternamente dichos gestos.

Muerte

No esta definida la fecha de su fallecimiento.

Aportes

Múltiples fueron las generaciones de consolareños educados por esta tierna mujer, desde que comenzara su carrera con el nacimiento del Siglo XX y durante 50 años. La década más prolífera de su actividad magisterial son las comprendidas entre 1930 y 1950, destacándose particularmente la de los años 40. Aunque transitó esporádicamente por otras aulas y escuelas de su municipio, fue la Escuela # 1 de Varones la que la vio actuar durante más de 40 años como maestra; allí realizó múltiples acciones a favor de los niños pobres los cuales ayudaba material y espiritualmente. Su aula era ejemplar en belleza y disciplina, con todos los atributos escogidos, más otros aspectos que ella por iniciativa propia promovía, por ejemplo el Botiquín Escolar, El Ropero, El Sitio de los Mártires, etc. Celebraba cada efeméride patriótica, organizaba actos cívicos y promovía acciones de caridad de los niños ricos hacia los pobres, inculcando siempre el sentimiento de igualdad entre ellos y su solidaridad.

Organizaba excursiones y obras culturales bajo el protagonismo de los niños; celebraba fiestas donde promovía juegos infantiles que hacían a los niños desempeñar roles diversos, independientemente de su posición social. Desarrollaba una profunda actividad formadora de valores patrios, los que apoyaba con una vasta colección fotográfica de mártires y héroes de la patria y latinoamericanos.

Los familiares de sus niños agradecían profundamente la atención que la maestra Isolina les prestaba, sobre todo los pobres, ya que ella se ocupaba no solo del aprendizaje sino de la salud, de la convivencia en la comunidad y los visitaba frecuentemente exigiendo cada detalle de su educación. Promovía actividades para acercar a los familiares de mejor posición económica a los más pobres, incentivando la ayuda y obras de caridad; gracias a estas acciones muchos niños pobres pudieron salir adelante y llegaron a convertirse en personas útiles a la sociedad.

Desde el punto de vista didáctico fue una innovadora e enriquecedora de los métodos y medios de enseñanza en su época; se conoce que combinaba diversos procedimientos didácticos, apoyados en recursos naturales y medios elaborados por ella para promover su aprendizaje objetivo de la aritmética y el español en sus discípulos. Elaboraba una libreta de registro sistemático del progreso de aprendizaje en sus niños, donde tenía una caracterización uno por uno con todos los detalles como un medio eficaz de diagnóstico y pronóstico. Explotaba mucho el método de estímulo y sanción, pero nunca lo hizo para denigrar ni desmoralizar a los niños, sino para promover su crecimiento personal.

El aula de la maestra Isolina era ejemplo de pulcritud, de actividad laboriosa de los niños, de confraternidad y de aprendizaje productivo. No en balde fue reconocida en múltiples ocasiones por importantes autoridades de la época, basta señalar, por ejemplo, al Superintendente Provincial de Escuelas, en los años 40’, Dr. Juan Francisco Sánchez y al insigne pedagogo e historiador Ramiro Guerra Sánchez, quienes en documentos oficiales dejaron constancia de la huella educativa e instructiva de esta maestra destacada de la comunidad consolareña.

Fuentes