Juan Cingolani

Juan Cingolani
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NombreGiovanni Cingolani
Nacimiento22 de enero de 1859
ciudad de Montecassiano,
provincia de Macerata,
península italiana
Fallecimiento23 de abril de 1932 (73 años) 
ciudad de ciudad de Santa Fe,
provincia de Santa Fe,
República Argentina Bandera de Argentina

Giovanni Cingolani (castellanizado como Juan Cingolani). Nació en Montecassiano (provincia de Macerata, Marche, Italia) el 22 de enero de 1859 y falleció en Santa Fe el 23 de abril de 1932.

Se lo consideró uno de los mejores retratistas de su tiempo, y una de sus obras más difundidas fue la realización del retrato del Papa León XIII. Entre sus cuadros más famosos se halla uno de grandes dimensiones que se exhibe en Macerata (Italia): el "Torquato Tasso" Por la calidad de sus trabajos, en 1903 fue designado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Perugia.

Trayectoria

A los once años, este pequeño campesino sin educación dibujaba y coloreaba con trozos de carbón y con mezclas de pinturas que él mismo inventaba y preparaba, sobre muros, paredes y puertas, en los pocos momentos libres que le dejaba el duro trabajo rural. En tres meses cumplió sus estudios primarios en Montecassiano, y fue en esa ocasión que conoció al artista Amadio Iachini, el primero en incentivar el talento innato del pequeño artista.

Poco después, el pintor y profesor de diseño Giuseppe Mancini-Cortesi, tras observar algunos trabajos del jovencito, sugirió al padre del aprendiz la conveniencia de enviarlo a estudiar bellas artes. El padre entonces presentó una solicitud de subsidio al Consiglio Provinciale di Macerata, que le fue otorgado, y que le permitió a Giovanni, primero realizar sus estudios básicos y luego ingresar en la Academia de Bellas Artes de Perugia, donde pasaría cinco fructíferos años.

A inicios de 1880, Giovanni Cingolani parte hacia Roma, donde frecuentaría distintos cursos, aunque lamentándose siempre de la pobreza que le obligaba a perder tiempo trabajando y que le impedía participar en los "estudios y academias privadas a las cuales concurren jóvenes pintores italianos y extranjeros para ejercitarse y perfeccionarse en el arte".

En 1880 fue nombrado restaurador de los frescos de la Capilla Sixtina del Vaticano (departamento Borgia, Cámara de Rafael), cargo que desempeñó durante 20 años.

En el Vaticano

Un hito en la carrera de Cingolani sucede al conocer al capellán privado de León XIII, monseñor Nazareno Marzolini, quien lo introdujo en el Vaticano y quien además lo orientó hacia la pintura religiosa.

Cingolani consigue tener un estudio gratuito en el Palazzo Apostolico in Laterano, y se incorpora al grupo de artistas que se dedican en las galerías y palacios eclesiásticos a las restauraciones de obras del ‘400 y del ‘500.

Su labor como restaurador era precisa: constatar el estado de los frescos y señalar los problemas a la Dirección. Había que examinar, estudiar y "curar" los daños que el tiempo y las vicisitudes habían ocasionado en los frescos pontificios, y para eso se necesitaba acreditar condiciones especiales. "Precisamente, por contar con tales aptitudes Cingolani fue elegido para estos trabajos, que lo pusieron en contacto con los "capolavori’ de la pintura del Renacimiento y le permitieron afinar su propia capacidad técnica, conquistando una experiencia única en la técnicas pictóricas del pasado, especialmente en lo que se refiere a frescos".

Además de esta minuciosa labor de restaurador, Cingolani se destacó en el Vaticano como retratista (de los papas León XIII, Pío X, de cardenales y miembros de la nobleza) y como pintor de motivos religiosos. Trabajó además para encargos en distintas zonas de Italia, especialmente para su tierra natal, Le Marche, donde realizaría la que es considerada su obra maestra: "Torquato Tasso presenta la "Gerusalemme liberata’ all’Accademia dei Catenati in Macerata".

El cruce del océano

En 1909, en medio de una gravísima miseria emigró a la Argentina en la que sobresalió como uno de los mejores pintores de su época. En Santa Fe fundó el Ateneo de Artes y Ciencias. De sus trabajos se destacan los frescos de la bóveda y los medallones de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen, las obras en la Iglesia de Santo Domingo, la tela de la Virgen de los Milagros en la Iglesia de los Jesuitas (todos en Santa Fe), tanto en estas pinturas como en la gran cantidad de obras que se hallan en propiedad de particulares donde sobresale su tríptico Vivere Lieto. Cingolani tuvo una decisiva y perdurable influencia en el ambiente artístico santafesino, e hizo un inestimable aporte del arte religioso italiano-marchigiano al patrimonio cultural de la ciudad de Santa Fe.


En Santa Fe, Cingolani parece haber exacerbado su carácter introvertido, tal como parecen revelan algunas cartas, en las que emergen además de la personalidad de Cingolani, «su sensibilidad, su carácter bondadoso, tímido, modesto, silencioso y la constante nostalgia del pintor por Italia, por sus amigos, sobre quienes pide noticias y a quienes no deja de enviar saludos». También se revela una gran pesadumbre por el ambiente que lo rodea, tal como expresa contundentemente en otra carta: «Aquí, como en Italia, la vida del arte y del artista no es tenida en cuenta, y por eso es poco remunerada. Lo que vale sí es poseer mucho dinero, entonces sí... te hacen hasta presidente, o tal vez te nombran Cavaliere... y así serás un gran hombre y toda la gloria será para ti, pero un pobre pintor, ¡qué quieres que valga!».

Todos estos sentimientos no impiden que Cingolani realice una obra notable, con preponderancia de los temas religiosos y ahondando en su estilo neorrenacimental, y Pallotti se detiene en detallar y estudiar todas las obras que el gran pintor creara en la ciudad de Santa Fe, haciendo hincapié desde luego en los frescos de la basílica Nuestra Señora del Carmen, el óleo titulado "La escena del Sudor Milagroso" (Iglesia Nuestra Señora de los Milagros), los medallones de Santo Domingo y del convento de San Francisco, los retratos y autorretratos.


Fuentes