Kentia

Kentia
Información sobre la plantilla
Kentia.JPG
Nombre Científico:'
Reino:Plantae
Familia:Asteráceas
Género:Howea
Especie:Howea forsteriana
Hábitat:Australia

Kentia(Howea forsteriana). Es una palmera de hoja perenne, en su lugar de origen pueden alcanzar los 18 m de altura.

Origen

Procedente de la Isla de Howe, en Australia, de donde toma su nombre de género, fue nombrada como forsteriana de acuerdo a un conocido senador de Australia (William Foster), muy destacado por defender los derechos de la mujer.

Descripción

Tallos erectos, aislado y con anillos. Hojas de hasta casi 4 m de longitud, verde oscuras por el haz, más claras por el envés; las centrales crecen verticalmente, las laterales más colgantes, pinnadas, con foliolos horizontales colgantes en el ápice. Frutos ovoides de 3,5 cm en racimos colgantes. Sus flores son blancas y estas reunidas en espigas que aparecen unidas en la base formando una inflorescencia que alcanza más de un metro de altura. Para florecer requieren el clima subtropical donde ellas crecen espontáneamente.

Cultivo

Riego

Necesita un riego adecuado, de manera que el suelo nunca debe dejarse secar completamente, lo cual producirá amarillamiento de sus frondas. Por otra parte, debemos procurar que el suelo no se encharque o regarla en demasía, lo que determinaría la aparición de hongos. Prefiere adolecer de riego a sufrir de demasiada humedad, lo que se manifiesta en forma de debilidad general de la planta y ennegrecimiento de la misma. Se debe procurar que la maceta drene correctamente para evitar problemas de encharcamiento. El mejor consejo es introducir el dedo en la tierra y comprobar que hay un grado bastante elevado de humedad sin que el suelo se encuentre saturado de agua. Para conseguir esto los intervalos de riego dependerán de muchos factores como el crecimiento de la planta, el tipo de suelo, la humedad ambiental etc. En ejemplares situados en el interior la incorporación de un macetero con autorregado puede facilitar las cosas. El principal problema de estas palmeras cuando se utilizan en el interior es la sequedad ambiental que producen las calefacciones. Para evitar este problema, dos buenas soluciones son: colocar un plato con agua cerca de la misma para que la evaporación aumente la humedad de la estancia o pulverizar las hojas. Problemas parecidos pueden ocurrir en verano en ambientes muy resecos que pueden inducir a la perdida de las hojas. Un mal riego es la causa principal de la sequedad de las puntas de las hojas, la perdida de las mismas o la muerte de la planta.

Ambiente y exposición

Maceta para decorar interiores

Es una palmera procedente de clima subtropical. En la isla australiana de Howe, donde crece espontáneamente, el clima es subtropical y las kentias forman colonias que se extienden prácticamente desde el nivel del mar hasta casi los 900 m. de altitud.

Proporcionarle un lugar cálido es la manera más adecuada de acercarse a su ambiente natural. La mejor temperatura es aquella que se sitúa entre los 23 y los 35 ºC., aunque puede resistir temperaturas constantes de 37 ºC. Por debajo de los 18 ºC la planta deja de crecer. Llegados a este punto, hay que disminuir la frecuencia de riego o dejar de abonarla. En lugares con un clima más frío, las kentias se cultivan normalmente como plantas de interior, especialmente cuando los ejemplares son jóvenes. Sin embargo, los ejemplares más adaptados pueden resistir ocasionalmente temperaturas por debajo de los -4 C. Puede adaptarse perfectamente en jardines cálidos al exterior. Se utilizan adecuadamente en jardines o patios como palmera central, formando pequeños grupos en una esquina del jardín. Cerca de la mar, resisten muy bien las corrientes de aire salinas o los fuertes vientos.

Condición de la luz

Las kentias adultas prefieren un ambiente con mucha luz, aunque resisten bastante bien las condiciones interiores de una luz relativamente pobre. Los ejemplares adultos necesitan mucha más luz que las plantas jóvenes. Los especimenes con más de 5 años bien adaptados pueden exponerse directamente al sol, pero los ejemplares más jóvenes. No admiten este tipo de exposición y el sol directo debe filtrarse para no resultar dañadas. En interiores el mejor lugar es cerca de una ventana, fuera del sol directo. A pesar de esto, podemos decir que las kentias son muy fuertes y pueden adaptarse a condiciones de luz interior más precarias y son muchos los ejemplares que vemos en oficinas o en casas expuestas a ambientes de muy poca luz, en corrientes de aire o alta sequedad ambiental. Quizás esta resistencia las convierte en una de las plantas más utilizadas de interior.

Propagación y cuidados

En su espacio natural las kentias se reproducen mediante semillas. Sin embargo este proceso reproductivo es muy lento dado que las semillas pueden tardar en germinar hasta 4 años. A partir de la germinación las plántulas obtenidas presentan conductas muy variables y algunas se desarrollan entre los 30 y los 60 días mientras que otras tardan hasta 3 años en ser viables. Todo ello determina que la mejor manera de obtener una kentia es recurrir a los especimenes producidos en vivero donde las semillas son sometidas a un tratamiento especial para conseguir una germinación adecuada. Son plantas a las que no les gustan los cambios de terreno. A ser posible es mejor dejarla en el mismo lugar y, en caso de trasplantarla, hemos de ser muy cuidadosos en no dañar las raíces.

Trasplante

En caso de optar por el trasplante, este deberá realizarse inmediatamente después de la germinación antes de que las raíces comiencen a colonizar el suelo y cuando la plántula haya desarrollado como mínimo una hoja. Es mejor trasplantarla directamente sobre contenedores grandes para evitar los trasplantes frecuentes. El ejemplar trasplantado deberá situarse a la sombra durante unas semanas y, cuando esto no sea posible, se tendrá en cuenta que la tierra mantenga la humedad adecuada para que la nueva planta no se seque. A la hora de trasplantarla hay que tener en cuenta que a las kentias no les gusta que sen plantadas muy profundas. El punto donde comienzan las raíces debe estar situado justo por debajo del suelo cuando se trasplanta la plántula. En caso de ejemplares más viejos hay que tener en cuenta que el lugar donde comienzan las raíces presenta un abultamiento que es el que marca la línea justa por donde enterrarla. Se ha comprobado que algunos ejemplares no han resistido el trasplante tan solo con situarlos 2 o 5 cm más por debajo la superficie. No se deben recortar las raíces que salen del cepellón porque esto podría retrasar o impedir el rebrote de nuevas.

Terreno, abonado y enfermedades

Aunque soporta prácticamente todo tipo de terreno, prefiere los terrenos margosos. El mejor fertilizante es uno especialmente dedicado a palmeras, aunque un fertilizante líquido tipo universal aplicado en el agua de riego desde principios de primavera hasta finales de verano puede ayudar a favorecer su crecimiento, que normalmente es muy lento. Existen en el mercado abonos granulares específicos para palmeras que también resultan muy adecuados en este caso. No debe suministrarse abono foliar porque las kentias, al igual que el resto de palmeras, tienen poca capacidad en las hojas para absorber los nutrientes. Las plantas adultas podrían necesitar un abonado anual extra con adición de potasio y magnesio, dos componentes que suelen ser bastante deficitarios en las plantas más desarrolladas. Entre los síntomas más destacados de la deficiencia de potasio en la kentia se encuentra el amarillamiento del vértice y el ápice de las hojas más viejas con la posterior sequedad de la hoja completa. La planta entera sufre después las consecuencias: todo el follaje disminuye en vigor, las hojas nuevas son más pequeñas, duras y cloróticas. El tallo crece más delgado y la planta entera puede morir. La deficiencia de magnesio se manifiesta en forma de manchas de un color amarillo brillante no tan oscuro como en la falta de potasio. Las plantas que crecen en el interior tienen tendencia a acumular un exceso de minerales en la superficie de la tierra, lo que puede perjudicar la aireación de la misma y sobreexponer a las raíces a un exceso de nutrientes. Es importante realizar un riego mensual con agua clara para limpiar este exceso superficial.

Principales enfermedades

Amarillamiento letal

Es una enfermedad fúngica muy extendida por América que produce el amarillamiento de las hojas empezando por las inferiores y, progresivamente, hacia las superiores. Todo ello produce la caída de todo el follaje y la muerte de la palmera de la cual solo queda el tronco pelado. No se sabe con exactitud que microorganismo produce esta enfermedad aunque se cree que se trata de una bacteria que es inoculada por el insecto saltón de las palmeras (Myndus crudus). No existe tratamiento para dicha enfermedad excepto la utilización de inyecciones de oxytetracyclina, lo cual solo puede detenerla en especimenes adultos muy bien adaptados y resulta muy costoso.

Moteado de las hojas

Es una enfermedad causada por hongos del género Cylindrocladium, especialmente el Cylindrocladium macrosporum, el Cylindroclaudium crotalariae y el Cilindroclaudium theae. Todos ellos atacan las hojas y producen lesiones en forma de manchas de color pardo rodeadas con un borde más claro. El tratamiento de la misma se obtiene mediante el uso de fungicidas cupricos.

Podredumbre de las yemas

Es una enfermedad causada por hongos del género Phytophthora, especialmente la especie Phytophthora palmivora. Aparece fundamentalmente en lugares de clima tropical o lugares templados con lluvias abundantes, dado que es la lluvia el principal agente transmisor. Esta plaga produce la muerte de la yema apical y, posteriormente, la muerte de toda la planta. Se nota que la planta se ha infectado porque la yema apical se pudre y las hojas se van volviendo amarillas y caen. No existe tratamiento específico una vez la planta se ha infectado y el único recurso consiste en eliminar la planta afectada, destruir todo este material y tratar el resto con el fungicida adecuado.

Podredumbre del cogollo

Causada por el hongo Fusarium oxysporum, un microorganismo que se sitúa en el interior de los vasos comunicantes de la planta y que impide el paso de la savia hacia las partes superiores lo que produce el debilitamiento de las hojas que se vuelven amarillas y se marchitan. Los terrenos muy húmedos en ambientes cálidos facilitan su expansión. La infección se produce fundamentalmente a través de suelos contaminados y se expande mediante el uso de herramientas contaminadas o mediante el uso de agua de hierro que contiene esporas de este hongo. El manejo de esta enfermedad se centra en el tratamiento de los suelos y las herramientas contaminadas, la utilización de especies sanas y el control del agua de riego.

Podredumbre rosa

Esta enfermedad apareció inicialmente en Florida aunque se ha extendido a muchas partes del mundo, incluido el continente europeo. Esta producida por el hongo Gliocadium vermoeseni. Este microorganismo produce zonas de madera muerta en los tallos. Posteriormente afecta a las hojas produciendo la muerte de parte de ella y el exudado de goma en el nervio central. Las hojas más viejas son las que primero mueren. Se ha comprobado que este hongo se reproduce con mayor intensidad cuando el clima es frío y la humedad muy elevada. El tratamiento del mismo se basa en la utilización del fungicida adecuado y la eliminación del material contaminado.

Plagas que afectan a la kentia

Trips

Son insectos chupadores fundamentalmente las especies Gynaikothrips ficorum, Heliothrips haemorrhoidalis y Hercinothrips femoralis, que producen lesiones en las hojas al chupar la savia con sus picos. El tratamiento se basa en la utilización del insecticida adecuado.

Taladro

Es la larva de la mariposa Opogona sacchari que produce daños en los tallos al excavar galerías dentro de los mismos que son infectadas con sus excrementos y que facilitan la invasión de otros microorganismos. El tratamiento se centra en la utilización del insecticida adecuado.

Ácaros rojos

Constituyen una de las principales plagas de las kentias, especialmente de las que se cultivan en contenedores en interior. Son pequeños arácnidos del género Tetranychus de color rojo que producen marcas grises sobre las hojas. Se aprecian a simple vista así como las telarañas que originan. La principal opción para eliminarlas consiste en la aplicación de un insecticida general.


Fuentes