Los días del pasado

“Los días del pasado”
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Drama | Bandera de España España
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"Seis años después del fin de la guerra civil, Juana, una chica malagueña, se traslada a un pueblecito del norte como maestra; pero su llegada tiene otra finalidad".
Nombre“Los días del pasado”
Estreno1978
GuiónMario Camus, Antonio José Betancor, Manolo Matji, Miguel Rubio
DirectorMario Camus
Producción GeneralFrancisco Hueva
Dirección de FotografíaHans Burman
RepartoPepa Flores, Antonio Gades, Gustavo Bergés, Antonio Iranzo, Manuel Alexandre
PremiosFestival de Karlovy Vary: Mejor Interpretación Femenina (Pepa Flores)
ProductoraImpala S.A.
PaisBandera de España España

“Los días del pasado”; es un drama español de 1978, sobre la guerra civil; dirigido por Mario Camus, con la actuación de Marisol, Antonio Gades, Gustavo Bergés, Antonio Iranzo, Fernando Sánchez Polack y Manuel Alexandre. El film le mereció el premio a la Mejor Interpretación Femenina en el Festival de Karlovy Vary a la actriz Pepa Flores.

Sinopsis

Seis años después del fin de la Guerra Civil, Juana, una chica malagueña, se traslada a un pueblecito montañoso del Norte para ocupar una plaza de maestra; pero su llegada tiene otra finalidad. Al acabar la guerra, su novio Antonio huyó a Argelia: sin embargo, la muchacha sabe que ahora vive refugiado en las montañas, con la guerrilla antifranquista, y tiene la esperanza de encontrarlo. Cuando se extiende el rumor de que hay una partida de maquis en las montañas de los alrededores, le pide a Gelín, uno de sus alumnos, que la ayude a encontrarlo. El chico le revela que la partida bajará al pueblo, durante la noche, a buscar provisiones.

Actores y actrices

Artículo

  • El haber hecho esta película obedece a la intención de dirigir nuestro recuerdo a unos hombres y mujeres habitantes adultos de este nuestro país en los años que van desde la guerra hasta 1950. A ellos les tocó cumplir un duro destino. Dejaron tras de sí la ciudad o el pueblo, los parientes, la casa, la novia; se enfrentaron con una vida nueva y desconocida que asumieron como pudieron. Primero se les llamaba pobres o humildes, obreros o campesinos. Después oímos calificativos terribles cuando alguien se refería a ellos. Eran las horas desesperadas, culpables de todo cuanto de malo había ocurrido en esta tierra. Entre el tiempo de una denominación y otra habían sido sencillamente los perdedores y durante años fueron los perseguidos. Les tocó el peor de los papeles en una época dura y hostil. Se embarcaron en una guerra que no acabó nunca. Se movieron de país en país, dejando sus mejores años en las trincheras y en los montes, envejeciendo y muriendo sin haber conocido otra vida que la de los caminos, el frío, la manta y el fusil. Hicieron la guerra en alpargatas y siguieron en ella durante largos años porque siempre pensaron que el tiempo les daría la razón y la victoria. Para ellos este recuerdo. Nuestra historia ha intentado hacerles vivir de nuevo, verles desde lejos y, a través de la niebla de la imaginación, acercarse a su lado de la mano de otra persona de su tiempo y, con todo respeto, contar imágenes y emociones de esos años. Hemos elegido como figuras representativas a un hombre y a una mujer que se buscan muchos años después de haberse separado, intentando recomponer una felicidad irremediablemente pérdida. En la década del cincuenta al sesenta varios novelistas, sobre todo en narraciones cortas, nos hablaron de esta gente dura y humilde que llenaba los trenes de madera en busca de cualquier trabajo, parientes cercanos de aquellos perdedores que habían desaparecido o muerto o que envejecían en alguna cárcel. No pretendemos más que recordarles de una manera emocionada. Ni la mujer que intenta enderezar su vida, reconstruyéndola, ni el hombre que ha aceptado un compromiso y lo hace su razón de vivir, orgullosa y digna, hasta el final, son gente notable que saliera en periódicos o en partes de guerra; ni siquiera son personas de las que nadie se pueda acordar con el paso de los años. Nunca mandaron ni dirigieron. Fueron y son apellidos normales, envoltura indiferenciada de unas existencias sufridas, a veces heroicas, siempre cortas y rotas, que tienen encima piedras enormes de silencio y de olvido. De ellos hemos intentado hablar y para ellos este pequeño homenaje en forma de reconstrucción cinematográfica. (Mario Camus) Este artículo apareció en la edición impresa del martes, 28 de febrero de 1978. (Diario elpais.com)

Escenas de la película

Críticas

  • "Los días del pasado"; película que reproduce con fidelidad la dura etapa de la posguerra de la Guerra Civil española y que, a la vez, hace una reflexión bastante inteligente sobre cómo nuestro pasado influye en nuestra vida, en nuestros recuerdos, y a veces nos enseña que nuestra vida es nuestra y que no podemos condenarla por amor o amistad. Todos tenemos derecho a vivir nuestra propia vida y, como dice la película, a seguir nuestros pasos al compás, aunque sea doloroso. La película está considerada como una de las mejores del cine español y la mejor de la posguerra española. Pepa Flores está en estado de gracia creando un personaje, una persona que pasa del amor feroz hasta decidir su propia vida dejando el pasado atrás. Mario Camus crea una película redonda, aunque se vio obligado a cortar más de 1 hora de metraje rodado por exigencia de los productores. Me gustaría que hubiera una copia completa.Todos los elementos (actores, música, cámara, banda sonora...), todo convierte a esta película en un monumento. (Rosario Moreno) (cine.estamosrodando.com)
  • Drama de Mario Camus y pionera de tantas historias insistentes ambientada en la posguerra. Censurada en su momento, el director rodó un film sensible, aunque también con algo de resentimiento por parte de unos personajes que no olvidan. Destaca el buen hacer de los protagonistas, en especial de Marisol, acreditada ya como Pepa Flores, pues hacía tiempo que había dejado atrás sus papeles de niña cantarina de cara angelical. Le da la réplica el bailarín Antonio Gades, que se convertiría en marido de la artista poco después. (decine21.com)
  • Mario Camus, sobre una historia de Manuel Matji y Miguel Rubio, construye una historia de amor marcada por la Historia, una crónica de los silencios del franquismo, un amargo poema visual de miradas y gestos no superados hasta ahora por el cine español posterior a la transición. Protagonizó la película una Pepa Flores ya liberada del yugo que le llegó a suponer su condición de Marisol. Y junto a ella, Antonio Gades, su pareja entonces, un dominador del gesto que murió sin que nuestro cine descubriera en él, salvo precisamente en “Los días del pasado”, que había algo más que un notable bailarín, un actor de amplísimo registro. “Los días del pasado” es hoy, en tiempos de crispación, una película que revela una realidad difícil de rebatir: que las heridas no cicatrizan con el olvido; que pasar página y poner una venda en los ojos no garantiza la resolución de conflictos, muchos de ellos íntimos, todavía abiertos. Es una película emocionante. (rebeldemule.org)

Premios

Año 1978

Fuentes