Maria Helena Viera da Silva

Maria Helena Viera da Silva
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Pintora francesa de origen portugués
Nacimiento13 de junio de 1908
Lisboa, Bandera de la República Portuguesa Portugal
Fallecimiento1992
París, Bandera de Francia Francia
NacionalidadPortuguesa
OcupaciónPintora
CónyugeArpad Szenes
PadresMarcos y Maria Gracia Vieira da Silva
Obras destacadasLe metro (1940); Catálogo razonado de su obra (1994); entre otras.

Maria Helena Vieira da Silva. Pintora francesa de origen portugués cuya obra se inscribe en la corriente pictórica del paisajismo abstracto.

Síntesis biográfica

Nació en Lisboa, Portugal, el 13 de junio de 1908. Siendo hija única del matrimonio compuesto por Marcos y Maria Gracia Vieira da Silva, quienes desde temprano estimularon el interés de la niña por la lectura y la música. Desde su nacimiento y hasta que cumpliera dos años, viajó con su familia por diversos lugares de Europa, entre ellos Inglaterra, Francia y Suiza. En este último país falleció su padre en el año 1911, durante su estancia en Leyssin.

Formación artística

De regreso a Portugal inició su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Lisboa, teniendo como maestro de arte a Armando Lucena. Por este tiempo vinculó junto a su maestro los estudios de arte con las clases de anatomía en la Universidad de Medicina.

En 1928 se trasladó a París. En esta ciudad se interesó por la escultura, lo que la condujo a matricular en la academia de la Grande-Chaumiere. A pesar de haber empezado con la práctica de la escultura varios años antes (desde 1924), da Silva dio un giro a su carrera y se orientó decididamente hacia la pintura. Por ello, al año siguiente, tras asistir a clases de escultura en la Academia Escandinava con Despiau, se proyecta hacia la práctica de la pintura y recibe clases con figuras del arte universal tales como Dufresne, Warokier y Friesz. Su formación académico-pictórica la complimentó con visitas a las academias de Fernand Léger y Bissière.

Influencia del matrimonio para su carrera

En 1930 contrajo matrimonio con el pintor de origen húngaro Arpad Szenes, esta unión se tradujo en la ampliación del círculo artístico en el que se desenvolvió la pintora en el período de entreguerras. El matrimonio produjo obras que abarcaron desde el diseño textil hasta la ilustración de libros. Aunque la carrera de ambos fue en ascenso, la proximidad del conflicto bélico hizo que se embarcasen rumbo a Brasil en 1940, nación donde permanecieron hasta 1947; año este en que retornaron a París.

Durante los siete años que duró la estancia del matrimonio da Silva en Brasil, la casa de los artistas se convirtió en lugar de encuentro para los intelectuales y pintores nativos. En el país suramericano la obra de Maria Helena fue valorada y expuesta tanto en la galería Askanasy de Río de Janeiro como en el Palacio Municipal de Belo Horizonte. El 15 de mayo de 1956 el matrimonio adquirió la nacionalidad francesa, alternando su estancia en París con frecuentes desplazamientos a Lisboa.

Muerte

Murió en París, Francia en 1992; a la edad de 84 años y legando una rica obra plástica que abarcó los más disímiles producciones (pinturas, esculturas, trabajo conel vidrio, etc.)

Sobre su obra

La obra temprana de da Silva denota la influencia de Paul Klee. Al igual que el pintor suizo, la pintora aborda la temática de sus obras desde un punto de vista poético. A la vez, la ejecución de los lienzos se realiza de forma muy parecida a la de Klee; da Silva se sirve de superficies reticulares sobre las que las gradaciones cromáticas y la yuxtaposición de colores complementarios representan su particular universo.

De esta época temprana de su carrera, podemos citar obras representativas como La máquina óptica (1938, Museo Arte Moderno, Nueva York), Habitación ajedrezada (1935), Colección Trevelyan, Londres), La mesa redonda (1940, Colección particular, París) o La partida de ajedrez (1943, Museo Nacional de Arte Moderno, París).

El final de la década de los cuarenta significa un punto de inflexión en la carrera de da Silva. Es de esta época una de sus obras más representativas, pues significó un punto de inflexión en su producción artística, La batalla de los cuchillos (1948, Boymans-Van Museo, Rótterdam). En ella se definen las características de la obra madura de esta singular artista: utilización de perspectivas geométricas complejas, sobre las que se despliegan manchas de color, generando un conjunto irreal ante el que el espectador no puede fijar la vista en un sólo punto. Al igual que su contemporáneo Pollock, la vista vaga por todo el lienzo sin encontrar un punto fijo de vista; pero mientras el dinamismo de Pollock es fruto del azar, el de da Silva se basa en una compleja yuxtaposición entre dibujo y color.

Empezó en esta época a realizar series sobre temas que serán recurrentes hasta el final de su carrera, tales como paisajes, bibliotecas, ajedreces, naipes y, sobre todo, vistas de ciudades. Buenos ejemplos son París de noche (1951, Colección particular, París); La ciudad colgada (1952, Museo de Bellas Artes, Lausana); Las pistas (1953, Colección particular, Lisboa); Los diques inundados (paisaje de Holanda) (1954, Colección Marion Lefebvre, Nueva York) o La biblioteca (1955, Colección particular, París).

En la obras maduras de la pintora portuguesa, se simplifica el dibujo y se reduce la gama cromática de los cuadros, llegando incluso al empleo de uno o dos colores por lienzo, como ocurre en Estela (1964, Museo Nacional de Arte Moderno, París). Otras obras representativas son Roma (1969, Colección particular, Lisboa); Nueva Amsterdam II (1970, Colección particular, Lisboa); El acontecimiento (1973, Colección particular, Suiza) o Colina repartida (1974, Colección particular, Suiza).

Fuentes