Micosis labial equina

Micosis labial equina
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Micosis labial equina: enfermedad infecciosa, cuyo agente es un hongo banal de la mucosa oral, nasal y gastrointestinal de todos los animales. No es una zoonosis.

Epizootiología

La micosis labial puede presentarse en los primero 30 días de la vida del potrillo, en especial cuando se lo alimenta en forma artificial con mamadera, siendo ocasional en la infección si la lactancia es natural. Candida sp. es de distribución cosmopolita y habitante común de la mucosa oral de todos los animales y de los humanos. También forma parte de la flora digestiva. Los bovinos y las aves son muy susceptibles a este microorganismo sobre todo los animales más jóvenes. La candidiasis orofaríngea puede afectar a bebés recién nacidos. Las personas con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) padecen la infección en forma frecuente y más severa.

Patogénesis

El hongo penetra el epitelio queratinizado y causa engrosamiento de la mucosa lingual. Se forman membranas blanquecinas circulares cubiertas por costras sobre la mucosa bucal, en el paladar, en la base de la lengua y en las encías. Si las lesiones son muy intensas las placas diteroides pueden abarcar la glotis y el paladar blando, interfiriendo la deglución.

Sintomatología

El potrillo no muestra deseos de alimentarse, está decaído y en ocasiones aparece sialorrea.

Complicaciones

Puede verse comprometida la vida del animal ante la aparición de disnea manifiesta y síntomas de asfixia, debiéndose realizar una traqueotomía de urgencia en esos casos.

Diagnóstico

Las lesiones costrosas de color blanco grisáceas son fácilmente detectables. Toda vez que el potrillo tenga dificultades para mamar o deglutir se debe inspeccionar la cavidad bucal y la faringe, donde podrán visualizarse las placas adheridas a la mucosa.

Tratamiento

Se procede a extraer manualmente las placas difteroides de a una. Como el área queda algo sangrante, se lava con una solución de bicarbonato o borato de sodio. Posteriormente se realizan tópicos en los lugares donde asentaban las placas con un hisopo embebido en una solución de iodopovidona y glicerina, con una frecuencia de dos veces al día hasta la total cicatrización de las zonas afectadas. Si las placas son numerosas, el empleo de nistatina, o mejor aún de imidazoles (miconazol o ketoconazol) en forma local, es otra forma efectiva de tratar esta infección.

Fuentes