Oratoria martiana

Oratoria martiana
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Concepto:Capacidad singular para la elocuencia del más grande e importante escritor que ha nacido en la América hispana: José Martí, una de las voces más elevadas, en lo intelectual y en lo ideológico.

Oratoria martiana. Prédica exuberante, cuyos antecedentes alentadores se localizan en el pasado colonial de Cuba, aunque cargada de un espíritu original y en la que se difunden con originalidad y maestría el pasado de Cuba, el proceso emancipatorio de Hispanoamérica y las conquistas de la cultura europea.

Antecedentes

El siglo XIX cubano fue significativo en el campo de la oratoria. Sobresalen los nombres del Padre José Agustín Caballero (en la oratoria sagrada), el Padre Félix Varela y José Antonio Saco (en la política). Estos profesores, desde la conocida Cátedra de Constitución, que radicaba en el colegio Seminario de San Carlos, enseñaban derecho político e impregnaban de doctrinas liberales a los demás patriotas que allí acudían, los que, a su vez, estaban ansiosos de conocimientos y, por lo tanto, recibían aquellas lecciones con mucho interés. Esa Cátedra devino cuna de preceptos políticos con implicaciones separatistas.

Más tarde se revela la personalidad de José de la Luz y Caballero, eminente educador, con una capacidad singular para la elocuencia. Sus sesiones en el colegio El Salvador eran catalogadas como “sermón laico”, una oratoria de calidad, cuyos temas éticos se aplicaban a la realidad colonial y a sus vicios crecientes, no en franca acusación pero sí en sutil desaprobación de los males existentes.

Otros oradores, los autonomistas, enaltecieron la tribuna política en Cuba, y la parlamentaria en España; también la oratoria academicista manifestó en ocasiones intenciones de corte político.

La cuarta manifestación es la separatista, representada en la Isla por Manuel Sanguily y fuera de ella por José Martí, a quien se le atribuye una grandeza ilimitada no sólo en este campo, sino en toda su producción—en verso y en prosa—a tal punto que es considerado por los estudiosos el más grande e importante escritor que ha nacido en la América hispana, una de las voces más elevadas, en lo intelectual y en lo ideológico.

Características de la oratoria martiana

Este “Doctor Torrente” emana de una tradición imbuida de preceptos políticos, de un pasado con circunstancias alentadoras (separatistas y revolucionarias), así su verbo toca fondo excepcional de la naturaleza humana inspirado en la idea y el sentimiento de la libertad. Martí poseía el don de tocar esos fondos y arrastrar a los pueblos a la victoria o al sacrificio.


De José de la Luz hay mucha influencia en el Apóstol, en cuanto a la excelencia de la palabra fluida, rica. Los dos poseían una energía concentrada y la seguridad que se origina de las creencias. El público que los escuchaba descubría esa seguridad, y eso los incitaba, los apasionaba, lo que provocaba que sus voces adquirieran más fuerza y sus expresiones fueran más profundas.

Descuella por su atracción al hablar en público cuando no tenía ni veinticinco años. Es importante destacar su primer arranque oratorio frente al tribunal español que lo condenó a presidio apenas con 16 años de edad, al quitarle la palabra a Fermín Valdés Domínguez. Es decir, que desde temprana edad, comenta Orestes Ferrara:

“[…] se presenta como una excepción a la gran regla porque la palabra fue uno de sus medios, fue un instrumento indispensable, no un fin. Su preocupación no fue despertar admiración sino provocar sentimiento, palpar el efecto de su verbo inflamado […]"

Constituyen sus discursos una zona importante en la que la fuerza de su palabra y su don para expresar las ideas se hallan íntimamente ligadas a la dinámica de la propia existencia, pues para él solo la vida infunde la sabiduría honrada y justa.

Las piezas que se conservan descubren la firmeza y perennidad de su memoria, su fecunda imaginación, el carácter personal en la exposición de conceptos, juicios y razonamientos, un profundo humanismo y un singular sentido de valentía, de heroicidad y de redención; de ahí que su palabra emocione, sacuda, estimule y afiance.

El juicio de Domingo Estrada resume estas cualidades en el siguiente comentario:

"[…] La verbosidad seductora de su plática se volvía grandiosa elocuencia en la tribuna. No conozco en toda la América un orador de su talla; ni creo que pueda olvidarlo jamás quien haya oído uno de sus maravillosos discursos […]".

La autoridad expresiva deviene en el Apóstol modo original e inquebrantable de reaccionar ante los disímiles acontecimientos en que estuvo envuelto. Lo mismo en circunstancias encumbradas que en los más simples sucesos sorprende a los oyentes su palabra ardorosa y enérgica, su argumentación dominadora, preñada de elaboración artística. Nadie escapa al poder de su sinceridad y de su irresistible modo de persuadir, atraer, conquistar. Sus discursos están fundados en una movilidad espiritual incesante, en una originalidad absoluta, en una invención perenne.

Empleó un lenguaje cuya base descansa en su formación de los clásicos, lenguaje significativo de un idioma pleno de registros melodiosos y de firmeza apasionante, de refulgencias repentinas y aromas exquisitos.

Estructura de sus discursos

La genialidad de Martí para edificar el discurso, ha sido enjuiciada por numerosos críticos de su obra. Wanda Lekszycka, al efectuar un análisis minucioso de "Con todos y para el bien de todos", enuncia los elementos que a su juicio, conforman la armazón de sus piezas, a saber:

[…] presentación y desarrollo de los temas que aborda, los cuales se funden y renacen de la masa orquestal; sugerencia de los motivos relacionados con los temas, que se expresan en una variedad de matices sonoros. El conjunto constituye una especie de poema sinfónico de gran poder evocador: descriptivo, a veces lírico, dramático, sorprendente en sus cadencias, arrastrador en su movimiento. Aguzando el oído, nos damos cuenta de que los temas se expresan en oposiciones y los motivos por medio de símbolos. […]

Ese singular entramado se sustenta en una incalculable riqueza espiritual y afectiva que consigue trasmitir al auditorio. En ocasiones se trata de una tonalidad tierna llena de emoción, casi siempre en el saludo introductorio, en otras, lo envuelve la exclamación estrepitosa cargada de pasión, de fuego profético, pero en cualquiera de los casos circunda con su energía enternecedora colmada de rayos repentinos y fragancias suavísimas. Los investigadores Medardo Vitier, Luis Álvarez, Cintio Vitier, Juan Marinello, entre otros, coinciden en aseverar que en Martí es innegable la huella española. Su trascendencia discursiva se asienta, en primer lugar, en su estudio cuidadoso de los clásicos antiguos, aunque también es considerable el análisis profundo que realizó de los oradores latinoamericanos y norteamericanos; sin embargo, resulta altamente significativa la formación académica recibida en la Metrópoli.

Las oraciones concisas en forma sentenciosa, la apretada síntesis para brindar variados argumentos, el uso de giros verbales, la capacidad de observación en relación íntima con el poder de simplificar, la presencia del misticismo, el gozo de la pena, el sabor popular de la expresión, son ejemplos de la influencia de Gracián, de Quevedo y de Santa Teresa, fundamentalmente; aspectos que, sin lugar a dudas, recorren las prédicas martianas y le imprimen a estas un carácter poético que vincula estrechamente a ambos géneros.

Sin embargo, es inútil encontrar los moldes anteriores en los discursos martianos. No se aferra a ninguno, no transcribe a nadie; tampoco introduce novedad en cuanto a la estructura de los textos, a no ser la singularidad de sus escritos. Sobre esta característica, acota Medardo Vitier: “[…] la novedad radica en el aliento de las piezas. Cada una es un caso de tensión ideológica. Se desglosan cláusulas elocuentes, pero la elocuencia se le difunde y lo sentimos mejor en la unidad del conjunto, fenómeno propio de lo vital. Cada pieza suya es creación palpitante, vive entera […]". (VITIER, 2004, 237)

El efecto de las piezas discursivas de Martí era de puro encantamiento, de penetrante sugestión. Con tono profético evocaba la tierra colonizada, aludía a los héroes del 68, al sentido de la dignidad humana, a la convicción de las virtudes de los cubanos; rendía tributo a los emigrados cubanos y latinoamericanos; resaltaba el coraje y la entrega de Bolívar y sus hombres; enaltecía el valor de las mujeres americanas. Tales referencias devienen temas esenciales de sus oraciones y están sustentadas en una gama de preceptos éticos, estéticos y sociales que lo convierten en el hombre mayor del Siglo XIX, en el guía permanente de los pueblos latinoamericanos. Todas estas alusiones se lograban con una encantadora profusión verbal y con el empleo de figuras abundantes que nunca lucirían como simple ornamento sino como florecimiento armónico que convierte su prédica en verdadera creación artística.

Reflexiones martianas acerca del arte oratorio

Además de los temas mencionados, presentes en los discursos de Martí, hay uno muy importante que constituyó línea fundamental de su pensamiento. Se trata de sus constantes reflexiones acerca del arte oratorio. Esto se debe, probablemente, a su estudio profundo de los oradores de la Antigüedad, unido a sus innegables destrezas para hablar y persuadir. Considera Mañach que de él siempre esperaba el público "[…] una catarata de oratoria hirviente […]."Ese conocimiento abarcador del arte discursivo le permitía que sus prédicas fueran espontáneas e improvisadoras.

Según los estudios del Dr. Luis Álvarez, son tres las funciones que Martí le asigna al orador:

  1. El orador es la voz de la especie humana, esa voz que habla con el ardor de un volcán, de los sufrimientos y peligros de la sociedad. Tiene, por tanto, el oficio de representar a los hombres.
  2. No hay que abusar de la oratoria, esta se reserva para las grandes luchas.
  3. El orador es, ante todo, hombre de ética profunda y su palabra tiene que responder a fuertes propósitos e intereses colectivos, de ahí que la oratoria, para su función verdadera y creativa, depende del reclamo social, de la necesidad de los hombres, no es expresión individual, es representación de la sociedad. (ÁLVAREZ, 2010)

Mención destacada requiere la importancia que le concede Martí a los oyentes, es decir, al público que lo escucha, al que califica de “dinámico y participante”, pues el orador debe apelar siempre a aquel para que asuma una postura determinada y, lo que es mejor aún: debe procurar unir a esos hombres con el poder de su palabra, de ahí que considere el acto discursivo un derecho de intervención social, que entronca con sus preceptos democráticos fundados en el sentido ético que defiende la libertad social de todos los hombres.

Y, efectivamente, el público que lo atendía quedaba enardecido, con una exaltación excesiva, pues sus palabras emergían de su palpitante corazón e iban como flechas al de sus espectadores conmovidos, quienes, aunque no siempre comprendían el mensaje, o no podían seguirlo por la rapidez de sus palabras, de todas formas permanecían ensimismados por el tono y la riqueza de imágenes que empleaba, así como por los consejos o advertencias que brindaba.

La reconocida Gabriela Mistral, también presta atención a la reacción del público que escuchaba al maestro. Por eso comenta: “[…] Martí electriza a su público con una palabra encrespada, centelleante de metáforas, que nunca desciende a vulgaridades, y fascina. Es más difícil en su oratoria que en su poesía, pero se le entiende: conmueve. La reacción de los oyentes es fervorosa […]" (MISTRAL,1982,21)

Bibliografía

  • Álvarez , L. Hablar y persuadir: el arte de la oratoria. [Texto inédito]
  • Coloma, L. La oratoria en Martí. En Periódico Patria. No. 6.
  • Ferrara, Orestes. Martí y la elocuencia. En Anuario del Centro de Estudios Martianos Nro. 16, La Habana, 1992.
  • Lekszycka, W. “Con todos y para el bien de todos”. En Anuario del Centro de Estudios Martianos Nro. 6, La Habana, 1990.
  • Mañach, J. Martí, el Apóstol. En Anuario del Centro de Estudios Martianos Nro. 15, La Habana, 1992.
  • Mistral, G. La lengua de Martí. Editora Política, La Habana, 1982.
  • Vitier, M. Lineamientos formales e ideológicos de los discursos martianos. Centro de Estudios Martianos. La Habana, Cuba, 2004.

Fuente

  • Betancourt, Idalmis. Constantes temáticas en los discursos martianos de contenido latinoamericano. Tesis en opción al grado de Máster en Cultura Latinoamericana, Camagüey, 2009.